Mackenzie me encontró sentado en una banca fuera de la biblioteca, su bufanda colgaba algo floja en su cuello, deseé que dejara de usarla solo porque se la había regalado.
Y deseé haberme marchado antes de que ella apareciera de nuevo.
Se sentó a mi lado con un suspiro, un algo tembloroso que hizo sentir algo incómodo.
Me ofreció un vaso de té helado que llevaba y yo lo acepté, aunque solo fue por agradecimiento al gesto. Realmente solo quería respirar un poco lejos de ella ahora.
Mackenzie volvió a mirar las notas que sobresalían de mi carpeta verde, algunas de ellas sobresalían de los bordes. Tomó una entre sus manos antes de que yo mismo pudiera impedirlo y la leyó.
Cerré los ojos y me maldecí en mi mente.
Ella sonrió y me mostró la nota.
❁❁❁
“Mackenzie lleva esa bufanda roja de ositos cafés.
Ella parece ser feliz aún con ese regalo.
Ese regalo que simplemente fue una broma mía”.
❁❁❁❁
La nota verde que tomó era sobre la bufanda roja de ositos.
Mi respiración volvió a la normalidad.
Eso ayudó un poco.
Eso hizo que me abrazara con fuerza contra su cuerpo lo cual me tomó por sorpresa, sus labios rozaron con suavidad mi mejilla dejando un suave y cálido beso fugaz. Tomó con cuidado mi mano con la suya y sus ojos oscuros me observaron con ternura.
Mackenzie estaba enamorada de mí.
Odiaba eso.
Aun cuando podía corresponder a sus sentimientos, no quería hacerle daño. Ella no era lo que yo necesitaba.
Y no podía perderla a ella también.
Además, sospechaba que lo hacía solo con una intención y esa era bastante clara para mí. Ella de alguna manera deseaba experimentar conmigo más que desear estar a mi lado. Me estremecí y la alejé de mí con suavidad.
Como si no hubiera notado su cercanía.
Sus labios en mi piel.
—Me iré primero Mackenzie, tengo algunas cosas que resolver en casa – mentí.
—¿En serio?
—Sí… gracias por el té – dije sin realmente mirarla por completo, no podía soportar la forma en que me miraba ahora, cómo si esperara más de lo que yo podía y deseaba darle.
—De acuerdo. Ve con cuidado, Owen – su voz sonaba rota.
Me marché dejándola atrás.
❁❁❁
Encontré a Joseph saliendo del instituto, me sonrió y caminó junto a mí en silencio, fui incapaz de rechazar su compañía, él siempre traía paz a mi vida. Caminé a casa con él.
Joseph no era tan complicado.
Él era lindo y me gustaba.
Joseph estaba enamorado de Mackenzie, desde que éramos niños, aunque normalmente pasaba algunos días conmigo, sabía y entendía sus sentimientos, no tenía nada en contra de ellos.
Aunque podía ver el dolor en sus ojos cada vez que nos veía juntos. Cada vez que ella tomaba mi mano sonreía.
Odiaba eso también.
No podía evitar a Mackenzie, porque también la quería, pero no de la manera que ella deseaba que lo hiciera, jamás de esa manera. Y tampoco podía hacerle daño a Joseph estando con ella.
Mi bisexualidad había sido clara para él desde el principio, al igual que yo había entendido sus deseos de experimentar algo más a diferencia de Mackenzie que aún tenía dudas. Muchas dudas sobre eso.
Jamás había salido con un chico frente a ella, quizá ese era mi error o quizá simplemente no quería aceptar mis gustos como persona, Mackenzie era complicada.
Sin embargo, había tonteado inofensivamente con Joseph más de una vez y Joseph lo aceptaba y no se preocupaba mucho en realidad; él no decía mucho tampoco y simplemente me dejaba ser yo.
Me había visto besar chicas y chicos por igual; incluso dejaba que besará sus labios mientras se reía.
Él era feliz por mí.
Y no importaba mucho que me usara o yo lo usará a él, no había muchos sentimientos de por medio. Nuestra relación era clara y lo sería hasta que terminara. Y los dos tratábamos de no hacernos daño.
Tampoco se lo dijimos a nadie, menos a Mackenzie. Simplemente era un acuerdo silencioso entre los dos.
¿Mi bisexualidad para Mackenzie?
Ella decía que estaba bien, pero no era así.
Ella creía que había esperanza en que pudiesen solo gustarme las chicas.
Ella en específico.
Demasiada esperanza.
Sonreí a la nada.
❁❁❁
Despedí a Joseph.
Lo vi alejarse con una sonrisa en su rostro que hizo que algo dentro de mí se sintiera un poco mejor con la vida.
Sus mejillas sonrojadas y su precioso cabello cayendo despreocupadamente por su rostro; Joseph era hermoso a su manera. Hermoso y no podía ser mío.
Podría sonar complicado, todo mundo podría pensar que aquello que estábamos haciendo era una locura y quizá lo era, pero, ¿complicado? Realmente no lo era.
Estar con Joseph era sencillo y tranquilo, era simplemente estar y sentirse bien, no tenía que ocultar muchas cosas, nada realmente.
Pero aun cuando me dejaba tocarlo desde que él se enteró de mis preferencias sexuales, yo no podía estar con él y él no podía estar conmigo, eso sí era complicado a su manera.
Lo vi alejarse sin voltear atrás me fui a casa.
Con un sabor amargo en mi boca, con una expresión confundida y un caos que empezaba a crecer en mi interior.
❁❁❁
Mi madre preparó la cena y yo la ayudé tanto como pude, amaba ver a mi madre cocinando para nuestra familia, amaba ver el amor y cariño que ponía en ello y la sonrisa que me regalaba cada vez que me miraba, la forma en que sus manos acariciaban mi mejilla y alejaba mi cabello de mi rostro.
Ella me dio un beso en la mejilla.
—Te amo Owen – susurró, yo la abracé con fuerza contra mi cuerpo.
Pero, ¿Por cuánto tiempo? ¿por cuánto tiempo me amaría? ¿Hasta qué descubriera lo que era realmente? ¿Hasta que le dijera cómo me sentía respecto a mi sexualidad?
Aunque era algo obvio para Joseph desde siempre y desde que empecé a pasar días junto a él; para Mackenzie no tanto, pero al final ellos lo sabían. Se los había dicho aun cuando parte de mí me pedía que cerrara la boca, pero había sido casi imposible hacerles eso, al final lo entendieron o trataron de hacerlo. No me sentí tan solo después de eso, aunque había conseguido que Mackenzie quisiera estar conmigo y a Joseph estando realmente conmigo, absurdo ¿no? Al final no entendía si había hecho algo bueno o malo al hacerlo, trataba de creer que algo de ambas.
Con mis padres y mi hermano, todo era diferente. ¿Por qué? Porque ellos creían que era tan normal como el resto. Deseaban verme casado con una linda chica y tener mis propios hijos y podría suceder, chicas y chicos por igual eran de mi agrado, sin embargo, ¿Quién podría garantizar que me quedaría con una chica? ¿Quién podría decir incluso que me podría quedar con un chico? Nadie, ni siquiera yo.
Claro que lo era para mí, ser bisexual no me hacía menos normal que el resto.
Simplemente tenía miedo, tenía mucho miedo al saber su reacción sobre esto, sobre mí.
Tenía miedo de que me despreciaran, se alejaran de mí y dejaran de ser mi familia. Me dejaran solo, como siempre había temido estar.
No podía imaginarlo y no quería hacerlo tampoco.
Sam en ocasiones bromeaba sobre eso, conocía demasiadas personas en la universidad que eran abiertos con su sexualidad, incluso tenía amigos en esas circunstancias, sin embargo, en ocasiones sus bromas eran dolorosas, muy dolorosas y él parecía no darse cuenta de nada.
¿Tan mala comunicación tenía con mi familia? ¿O quizá ellos no veían lo mucho que sufría por ocultarles una parte de mí?
Trataba de enorgullecer a mis padres tanto como fuera posible. Pero, decir cómo me sentía… Lo que era, me asustaba.
Había llevado novias a casa, desde que estaba en la secundaria, pero, no algún novio. Jamás novios. Y los había tenido también, no muchos de ellos, pero estaban ahí en mi pasado.
Fue claro para mí, saber y entender que los chicos y las chicas me gustan, incluso ahora no tengo dudas. Entendía lo que quería.
Pero mi temor siempre sería por mis padres y mi hermano, jamás fue fácil ocultar algo, pero, esto… Esta parte de mí desde que lo entendí había sido solo mía.
Ellos quizá no lo aceptarían o tal vez sí, aún no quería arriesgarme y perder todo. Aún no estaba preparado para eso.
Probablemente creería que tenía algo mal y querrían corregirme antes de que todos lo supieran.
Tal vez creerían que era una fase o que estaba experimentando como todos los chicos de mi edad.
Pero, tenía claro eso.
Me gustaban las chicas tanto como los chicos también.
No era algo relacionado al género.
Era la persona.
Eran sus ojos.
Su sonrisa.
Su olor.
El suave gesto de acariciar su mejilla.
Recorrer su piel con mis manos y explorar diferentes lugares.
El besar los labios de alguien por primera vez.
Todas esas primeras veces.
Todas.
Era sencillo para mí.
Demasiado que asustaba.
Lo tuve claro desde siempre.
Yo era feliz con la persona que era, pero en ocasiones me sentía solo y encerrado en la oscuridad.
Pero en todo momento pensaba en ellos, mi familia. Mi madre, su hermosa sonrisa y sus palabras tiernas. Mi padre algo callado y preocupado, pero buena persona. Sam, mi hermano mayor, algo idiota, pero lo quería.
Estaban ellos… y luego el mundo entero.
Sus reglas.
Sus prejuicios.
Su maldad.
Me aterraba.
❁❁❁
Subí a mi habitación después de la cena, con las miradas algo preocupadas de mis padres clavadas en mi espalda. Sabía que habían decidido darme mi espacio por un rato o por esta noche, posiblemente mañana sería algo totalmente distinto. Arrastré los pies hasta mi habitación y tomé un baño con agua fría lo que ayudo a relajarme solo por unos cuantos minutos, luego mi ansiedad, una vieja amiga, volvió.
Hice mis tareas.
Y traté de olvidar esa sensación de necesidad.
Traté de olvidar su nombre.
La taché de mis notas.
TANNER
Luego volví a escribirlo.
En 10 notas más.
En 10 notas de diferentes colores.
Con diferente tinta.
Con diferente caligrafía.
Yo era un asco.
TANNER. TANNER. TANNER. TANNER. TANNER.
TANNER. TANNER. TANNER. TANNER. TANNER.
Ni siquiera puedo entender lo que estaba haciendo ahora mismo.
Tan tonto que era.
Arroje las notas a la papelera.
Luego volví a colocarlas en mi carpeta, con una sonrisa cansada y mis manos temblorosas.
Una vez más a la papelera.
Fue ahí donde se quedaron toda la noche.
¿Cómo podía enamorarme de esta manera tan caótica, tan absurda?
No tenía sentido.
No lo tenía.
Me maldije a mí mismo.
Me obligue a pensar en alguien más.
¿Joseph?
No demasiado arriesgado ahora.
Aunque lo medité durante algunos minutos.
¿Mackenzie? ¡Jamás!
¿Alguna ex novia o ex novio?
Sin decidirlo me fui a dormir.
Pensando en que exageraba, nadie podría enamorarse de una forma tan absurda. Probablemente simplemente tenía sentimientos encontrados respecto a mi familia y mis amigos, y él al mirarme simplemente me había hecho sentirme miserable más que enamorado. Podía manejar eso, ¿amor? No lo sé. Ni siquiera había pensado desde la última vez que me enamoré de alguien. Desde que alguien me rompió el corazón y me dejó atrás por alguien más.
La semana transcurrió sin detenerse para que pudiera pensar en algo más que mi propia estupidez. Fui de clase a clase y de seminario a seminario sin demasiada prisa, tomando mi tiempo y tratando de seguir mi propio camino.Buscándolo sin encontrarlo. Sintiéndome triste y desesperado por ello.Comencé a evitar a Mackenzie, inventando excusas, poniendo demasiados pretextos, ella dejó pasar cada uno de ellos en silencio al menos fue lo que quise creer en ese momento.Vi a Joseph y caminé con él entre sonrisas y juegos tontos de nuestra parte. Amaba pasar mi tiempo a su lado más que con cualquier otra persona. Tal vez porque la sensación de irrealidad y de soledad desaparecían cada vez que él sonreía o su mirada se encontraba con la mía, no lo sé.Fui a casa caminando solo y en ocasiones con Joseph…Las cenas con mi familia eran tranquilas,
Mi mamá me miró del otro lado de su taza, sus ojos verdes como los míos eran cálidos, pero algo fríos también, me encogí de hombros y a parte la mirada hacia el desayuno que ahora trataba de comer con demasiado esfuerzo. Mi padre leía el periódico como todas las mañanas y Sam había salido de casa hacía 10 minutos para tomar el autobús hacia la universidad.Fue mi madre la primera en romper el silencio de aquella mañana algo gris, desee que todo aquello hubiese seguido de la misma manera. No tuve tanta suerte.—¿No irás a la escuela hoy, Owen? – preguntó mi madre al verme vestido aún con la pijama azul, sus manos apretaron con fuerza la taza de té que sostenía entre sus manos, me moví incómodo en mi asiento y mi padre alzó la vista de su lectura, su mirada se encontró con la mía a
"Estúpido Tanner""Estúpido Joseph""Estúpido Owen, estúpido"Esa fue la nota que escribí cuando volví a casa.No ayudaba en nada, sin embargo, me calmó un poco. La observé un largo momento antes de arrugarla y tirarla al suelo de madera de mi habitación.Mi segunda nota fue un poco más triste.▪︎¿Me gustaría cambiar?¿Me gustaría ser diferente, ser normal? ¿Me gustaría tener a alguien a quien amara y que amara de nuevo?▪︎La tercera fue solo su nombre…"Joseph"Escribí un par más.Luego simplemente me quedé observándola en silencio.Era absurdo.Era demasiado absurdo que me sintiera de esa manera, cansado, triste, ansioso.No quería complicar las cosas con Joseph, pero de
“¿Es tu novio?”Esas tres palabras golpearon mi rostro una y otra vez.Sus ojos azules ya no eran cálidos.Sus ojos azules eran fríos.Demasiado fríos.Él…¿Qué diablos sabía él?—¡Oh por dios Owen! es una broma – su risa levanto ecos en mi mente, quería vomitar, quería llorar, quería alejarme de él. Sus ojos seguían siendo tan fríos.Es… es mi hermano – murmuré, mi voz era apenas un susurro, él inclinó un poco el rostro para escucharme — es mi hermano — repetí.— ¿En serio? No se parecen – dijo, mientras miraba a mi hermano que aun sonreía escuchando a la chica.— Supongo – mis manos temblaron, el vaso de té helado cayó de lado, Tanner me observo con detenimiento.
Nos conocíamos desde siempre.No recuerdo un día sin que ella estuviera ahí o algún día sin que Joseph estuviera a mi lado.Sabía que Mackenzie estaba enamorada de mí desde que entramos a la escuela secundaria, y también sabía que Joseph la amaba a ella desde que estábamos en primaria.Y estúpidamente creí que ella se cansaría y me dejaría tranquilo, al final solo podíamos ser amigos y nada más, pero jamás habíamos hablado al respecto. También imagine que con el tiempo y mientras crecíamos Joseph le diría que estaba enamorado de ella y me dejaría, sin embargo, aun seguíamos viéndonos, besándonos o teniendo sexo en su casa, y ahora, ahora Mackenzie hacia algo como eso.Había caminado en silencio a casa desde ese momento.Con un Joseph molesto que había preferido irse antes
Desperté cuando la luz del sol cayó directamente sobre mi rostro, restregué una mano contra mi rostro y gruñí cuando mi cuerpo protestó al moverme, me sentía tan cansado.Pasé una mano por las cobijas y entonces lo noté, la calidez de un cuerpo contra la palma de mi mano, cerré los ojos y traté de recordar, ¿Qué diablos había hecho la noche anterior? ¿Dónde diablos se supone que estaba?Miré a la izquierda y vi a Cole aún dormido.Lancé un suspiro, de todas las personas que había pensado encontrar esa mañana a mi lado jamás pensé que sería realmente Cole quien estaría ahí, realmente aquello apestaba.Tomé mi ropa y me vestí en silencio, aún con el dolor sordo avanzando por todo mi cuerpo, Cole me llamó.—¿Te vas? — volteé a verlo y me puse la camisa azul que la noche anterior había llevado y el par de pantalones negros, asentí en su dirección. Lo vi ponerse de pie aun desnudo y admiré lo hermoso que era; lo mucho que ahora dolía recordar que no lo tenía
Llegamos a la tienda de conveniencia donde anteriormente había visto entrar al grupo de chicos con los que iba, ahora el lugar estaba vacío salvo por nosotros dos y la chica castaña de la caja registradora. Vi a Tanner caminar dentro mientras yo me quedaba de pie en la entrada como un idiota, la chica le dio una mirada a él y luego a mí, después volvió la vista hacia la revista de moda que estaba leyendo. — ¿Té helado o café? — preguntó Tanner cuando volvió a mi lado, sostenía dos bebidas en las manos.— Tomaré el té, gracias.— De nada — me dio una de las pajitas y yo la tome con una mano temblorosa, Tanner me miró, mis mejillas se sonrojaron de inmediato.¿En serio? Caminamos hasta una de las bancas de picnic cercanas a la tienda y nos sentamos en silencio de nuevo; no es que tuviera mucho que decirle a Tanner o que preguntar. Realmente su compañía era cálida, pero me atormentaba un poco aun no podía dejar de pensar en que él estaba enamorado de Mack al ig
—¿Qué fue lo que sucedió, Owen? — la voz de Mackenzie me hizo voltear a verla, estaba sentada de manera rígida mientras su mirada repasaba mi rostro, yo dejé a un lado el té que me había llevado y suspiré, mis ojos volvieron a mirar la puerta donde esperaba ver ya a mi padre.—Creí que no ibas a hablarme en mucho tiempo — murmuré, la escuché moverse incómoda en el asiento a mi lado, tocó con suavidad mi mano y yo la aparté rápidamente, lo menos que deseaba era que empezara a hacer aquello de nuevo.—Owen…—¿Qué es lo que quieres, Mack?—Yo…—Mira, en serio, no estoy de humor para tratar de adivinar qué es lo que necesitas o quieres de mí. Me he pasado el fin de semana tratando de comunicarme contigo y Joseph, sin embargo, ninguno de los dos hizo alg