3 de junio a las 13: 45 p.m en Dallas
Durante aproximadamente 3 horas estuve bastante ajetreada. Llamadas por un lado, mensajes por el otro, algunas lágrimas entre medio, mientras terminaba de empaquetar todo a tiempo para la llamada de papá.
—¡Eleonorah!
Dios, cómo odiaba que dijera mi nombre completo y creo que por eso lo hacía, aún podía escuchar su risa amortiguada.
—Ya voy —dije bastante seca.
Normalmente solía serlo, pero ese día me superé. Como era de obviar, estaba de mal humor.
—¡Qué dulzura, cariño! —y, ¿cómo no? Su característico sarcasmo no podía faltar.
—No estoy de humor —dije una vez que me encontré pié de la escalera con mis dos maletas. Necesitaba muchas cosas, ¿vale?
—No me había percatado de ello, fíjate —dijo con una sonora carcajada, que lejos de provocarme la risa, me irritó aún más.
—¿Podrías dejarte de tomarte todo a risa? Esta situación no es graciosa, ni se le asemeja —dije intentando señalar lo dramático de la situación, pero en vano...
—Vamos Norah, déjalo estar ¿vale? —dijo con un hilo de cansancio en la voz.
Seguro que estaba harto de hablar este tema una y otra vez, pero es que estaba indignada. ¿Por qué no podía Jonas venir? ¿Qué perdería unos meses de castidad? Yo, en cambio, lo perdía todo.
—Déjalo estar... ¿cómo no? —sollocé con la esperanza de que se apiadara de mí, pero como era evidente, no surgió el efecto deseado.
—Vamos cariño, el tiempo pasará rápido y cuando menos te lo esperes, estarás de vuelta en casa, riéndote a carcajadas por nimiedades, metiéndote con el vecino porque liga contigo... o simplemente pasarás todo la tarde en el parque de skate con tus amigos, te lo prometo. Sólo te pido que seas paciente, ¿vale? —dijo con tanta dulzura que no pude, ni quise resistirme a darle un abrazo, se lo merecía, ¡cómo lo iba a echar de menos!— ahora mi vida, el coche te está esperando fuera.
Y tras decir eso, cogimos mis pertenencias y las metimos en la maleta de aquel destartalado taxi, que parecía como si se fuera a estropear a medio camino, la pintura estaba desgastada y bastante oxidada, bueno y por dentro olía a inmundicia, si no hubiera visto el maletero pensaría que llevaba un muerto dentro ¡qué olor tan nauseabundo!
Así que con ese hedor, tuve un trayecto de pura agonía que duró aproximadamente 8 horas. Horas en las que veía todo lo que dejaba atrás, mis vida, mis amigas, mi casa, mi padre y Aiden. Mi novio. ¡Cómo lo extrañaba!
Conocí a Aiden cuando tenía 15 años y estaba 4 nivel del Liceo. Yo siempre me sentaba en las últimas filas del aula, pese a sacar unas notas sobresalientes, pero un día... el 14 de enero del 2017, un chico nuevo se sentó a mi lado, a pesar que media aula estaba vacía, y no dijo absolutamente nada, comportamiento que se mantuvo a lo largo de la semana. Hasta que un día, se sentó donde siempre, pero cogió un papel en el que garabateó 9 cifras y un nombre.
Así que yo hice lo mismo, cogí un papelito y escribí nueve cifras y mi nombre.
Recogió el papelito y se marchó, así que pensé que había hecho algo mal, hasta sopesé que mi atrevimiento lo había visto con malos ojos, pero... mis dudas quedaron mitigadas en cuestión de segundos con sólo un mensaje:
" Joder , eres hermosa "
Tras mis ojos podía ver todo lo que me dejaba atrás, los parques que dejábamos, eran los de mi infancia. Los foodtrucks en los que tantas veces había comido junto a Aiden. La fuente del lago Ray Hubbard en la que besé a Aiden por primera vez, el café del 7&11 (¡cómo adoraba ese café!). Las orillas del río Bravo, en el que tantas veces me había sentado junto a Mia y Hannah, mis mejores amigas, mientras cotilleaban lo que veíamos, desde una pareja de enamorados, hasta el chico que siempre se sentaba con el portátil a plasmar todo lo que su mente encubría.Y al igual que dejaba todo eso atrás, empezaba a presentir muchos de esos cambios, como un sofocante y agobiante calor que se colaba por la ventanilla de aquel horrendo coche, o un hedor constante que se instalaba en el aire, pero en cambio, me gustaba bastante el maravilloso alumbrado que adornaba las calles, los músicos que interpretaban obras de jazz o los bailes callejeros... Así que como ya he dicho
...no merezco vivir, el dolor se está instalando en mi cuerpo y no puedo librarme de él. Me encuentro en un pozo oscuro y profundo del que no puedo salir, siento como si todo fuera culpa mía, siento como si el mundo se volviera en mi contra, y ya no puedo más. No quiero ni puedo seguir viviendo en este mundo. Lo siento, pequeña no puedo seguir en este mundo. Recuerda que te quiero más que a mi vida...Con las lágrimas anegándome la visión, tocaba el rostro sin vida de Jason, Jake , que se encontraba en medio de un descomunal charco de sangre...—Jake, despierta, por favor —susurraba con el dolor que tenía en el alma.Se me había abierto una herida enorme en mi corazón y no había forma de cerrarla —Sé que solo estás dormido, ¡despierta! ¡Mamá, papá!—Ey Norah, no pasa nada, tranquilízate...Escuchaba una voz que me sacaba de aquella p
Noté un cosquilleo en mi rostro aquella mañana, como si alguien se hubiera estado entreteniendo en recorrer con un dedo todo mi rostro. Era una sensación extraña, pero agradable a la vez, así que abrí lentamente los ojos. Ese alguien era Axel.—Joder, Axel, no me mires mientras duermo, pareces un jodido acosador —dije algo somnolienta, acto que produjo una bonita carcajada de su parte, una que me pareció encantadora.—Norah, tenemos que hablar... —dijo de repente con un tono de voz serio, que me incomodó. Además, provocando que todo el buen rollo que se había creado desapareciera en cuestión de segundos.—No me apetece hablar de ello, Axel —dije mientras notaba como el agobio se apoderaba de mí. No me gustaba hablar de la muerte de Jason, era un dolor insoportable. No me gustaba que supieran como me sentía respecto al tema en cuestión y lo que es peor no quería que me comprendieran ni ayudaran. Cuando murió Jason, decidieron llevarme al psic
—Ey, ¿qué ha pasado ahí dentro? —me preguntaba una voz, después de haber salido de aquella habitación. Isaak, que se encontraba apoyado en la encimera de la cocina. Sin camiseta, ¡qué bueno que estaba!—Ehh... ¿qué? —¡Céntrate, Norah!Joder, sé que tengo novio y lo quiero mucho, pero soy humana. Y por mirar no va a pasar nada...—Que qué le has hecho a Axel —me preguntó mientras se iba tomando su taza, que supuse que era café, tranquilamente.—Nada, ¿por qué? —dije algo despistada.Por dios, Isaak, ponte una camiseta. Te lo pido por favor...—Porque al salir por poco no tira la puerta abajo y supongo que le habrás dicho algo, ¿no crees? —dijo mientras dejaba la taza en la encimera y se ponía derecho— espera, me voy a poner una camiseta y ahora me cuentas —menos mal, suspiré aliviada, y en cuestión de segundos reapareció con una playera negra que le sentaba bastante bien—
—Gracias por contármelo Norah —dijo Isaak mientras me abrazaba.Hablar con Isaak de Jason, me hizo sentir mejor. Hizo que el dolor se aliviara un poco, pero a la vez, sentía como si lo hubiera traicionado, como si hubiera desvelado su secreto...—En serio, significa mucho.—Quiero irme a casa, Isaak —dije lo más rápido posible.Quería acostarme en mi cama y llorar durante horas. Quería llorar por mi hermano. Quería llorar por lo egoísta que había sido Jason al quitarse la vida. Quería llorar por mi misma, lo necesitaba.—Sí, claro...—Isaak, sé que está feo preguntártelo pero, no se lo dirás a nadie, ¿no? —le pregunté algo apurada.No quería que la gente supiera lo de Jason, se lo conté a Isaak en un momento de desesperación pura, y no pretendo que nadie más sepa de este tema.—No te preocupes por eso, ¿vale?—Vale, gracias... Ahora llévame a casa, por favor...—Espera —dijo mirando el móvil.&nbs
Después de habernos pasado casi 15 minutos de trayecto para volver al piso, nos encontrábamos en el salón escuchando una competición de gritos en los dormitorios entre Axel y Jonas. No sabría decir quién de los dos iba ganando. Y se qué está mal pero aunque Jonas es mi hermano y lo quiero más que a mi misma, por la única persona que me podía preocupar era Axel.—¿Por qué no me lo dijiste , Jonas? —decía un Axel ebrio. Durante todo este tiempo que conocía a Axel, jamás lo ha visto ebrio. Lo había visto cuando se caía de la bicicleta y se raspaba las rodillas. Lo vi cuando se partió un brazo la primera vez que montó en el skate. O cuando le dieron un premio por el mejor jugador del año. Lo había visto cuando se fumó su primer cigarillo. Cuando besó a una chica por primera vez. O cuando se hizo su primer tatuaje. También cuando se hizo su primer piercing y lo había visto cuando se marchó de mi lado para irse con Jonas... pero nunca lo había visto ebrio. Y en cierto modo, me a
Un abismo se abría bajo mis pies. Un abismo en el que me caería de lleno."Norah no te va a amar de la noche a la mañana", aquellas palabras no hacían más que retumbarme en la cabeza. ¿Axel estaba enamorado de mí? Eso no tenía sentido. Dios, necesitaba irme a mi habitación, necesitaba sentarme o me caería. Mientras recorría el salón en dirección a mi dormitorio. La puerta del dormitorio de Jonas se abrió dejando a ver un Axel ebrio.—Norah... —dijo sorprendido al verme, mirándome con aquellos ojos turquesas, que me habían empezado a gustar más de lo normal—. ¿Cuánto tiempo llevas aquí?—Poco, acabo de llegar —mentí, necesitaba irme a mi habitación— voy a mi dormitorio.—Espera Norah...—Axel, ahora no ¿vale? —esquivé a Axel como pude y me adentré en mi dormitorio. Cerrando la puerta detrás de mí y derrumbándome. Las lágrimas caían a borbotones y no había forma de pararlas. Sólo necesita
No pensé ni quiera si que Aiden viniera era buena idea. No me planteé si esto podía tener consecuencias. No me cuestioné nada, sólo quería sentir la seguridad que Aiden me proporcionaba.Tras hablar con él me empecé a cuestionar todo. Mi llegada aquí, papá, Jonas y Axel. Joder Axel, pese a que me enteré de tiene sentimientos por mí, no me siento incómoda ni nada, es más... me siento algo especial. Pero sí me siento mal por como dejé las cosas con él esta mañana. Así que me levanté, abrí la puerta y me decidí a ir al dormitorio de Axel, necesitaba hablar con él. Y al entrar me encontré a un Axel dormido, se veía tan en paz, se le veía tan joven y... aunque esté mal decirlo, estaba muy sexy.Su camiseta se le había subido un poco por el torso y dejaba a ver parte de sus abdominales. ¿Cómo es que no me había dado cuenta de lo bueno que estaba?Porque nunca te habías fijado en él —añadió mi subconsciente. Claro que no me había fijado en él, y