13 de junio a las 10:30 a.m en Dallas
—¡Ni hablar! —protesté con resistencia.¡Aquello era increíble! ¿Acaso era una broma? Porque no tenía ninguna gracia...
—¡Norah, basta ya! —tronó la voz de mi padre, retumbando por cuatro paredes de color negro
—. No seas egoísta...
—¿Egoísta, yo? ¿De verdad te parece que la que está siendo la egoísta aquí soy yo? — decía mientras notaba como las lágrimas se me acumulaban tras los ojos, entorpeciendo mi visión
—. Me quieres alejar de todo lo que amo. Mis amigos, mi escuela, ¡incluso mi novio! —
¿Ya empezamos otra vez con eso? — notaba con la facciones se le endurecían rápidamente.
— ¡Tengo que trabajar, Norah! Y a ti lo que te preocupa es no ver Aiden durante un tiempo...
—¡No sólo es Aiden, papá! Es Mia, es Hannah, ¡es todo! Y no es que sea precisamente poco tiempo es casi un año —gritaba en medio de un rabieta, pese a que nunca había sido una chica conflictiva ni caprichosa, pero es que esto me tocaba de lleno...
—Norah, te quedarás con tu hermano, como ya habíamos hablado, y ya no se discute más acerca de mi decisión —dijo con tal templanza que me dejó descolocada.
—Papá, ¿me estás pidiendo que deje mi vida entera aquí y que me vaya a mi vivir con Jonas a Nueva Orleans, mientras tú te vas a trabajar a Regina en Cánada? —dije estupefacta, no comprendía como me pedía tal barbaridad... Ya sé que papá debía de trabajar para traer dinero a casa, ya que andábamos algo escasos. Sé que se estaba sacrificando, pero yo también lo estaba haciendo... y además está el hecho de que no he visto a Jonas desde que tenía 14 años y ya han pasado 4 años... lo he llamado, hemos intercambiado mensajes casi a diario, pero no es lo mismo.
—Así es, sabía que eras inteligente —dijo agrio, algo que era bastante aberrante en él y me... ¿molestó? Él siempre había sido cariñoso con nosotros, SIEMPRE. —
¿Y por qué te tienes que ir a trabajar tan lejos?¿Por qué no te quedas aquí? —dije con una agonía que no soportaba y estaba formando un nudo en mi garganta.
—¡Por qué no hay trabajo, Norah! Ya sabes que me han ofrecido el mismo puesto que tenía aquí pero con el doble de sueldo...
—Papá, tengo 18 años, ¿no puedo quedarme aquí? —dije con un hilo de esperanza en la voz, que tan pronto como asomó, desapareció.
—Pensé que eras más lista, así que te lo voy a explicar mejor. Tú y Jonas vais a vivir juntos —dijo haciendo pausas en cada palabra y dando por finalizada la discusión, dejándome en aquella habitación, mi habitación, la que perdía como muchas otras cosas. Así que con lágrimas bañando mis mejillas, comencé a meter en cajas las cosas y a llamar a todos aquellos de los que me quería despedir.
3 de junio a las 13: 45 p.m en DallasDurante aproximadamente 3 horas estuve bastante ajetreada. Llamadas por un lado, mensajes por el otro, algunas lágrimas entre medio, mientras terminaba de empaquetar todo a tiempo para la llamada de papá.—¡Eleonorah!Dios, cómo odiaba que dijera mi nombre completo y creo que por eso lo hacía, aún podía escuchar su risa amortiguada.—Ya voy —dije bastante seca.Normalmente solía serlo, pero ese día me superé. Como era de obviar, estaba de mal humor.—¡Qué dulzura, cariño! —y, ¿cómo no? Su característico sarcasmo no podía faltar.—No estoy de humor —dije una vez que me encontré pié de la escalera con mis dos maletas. Necesitaba muchas cosas, ¿vale?—No me había percatado de ello, fíj
Tras mis ojos podía ver todo lo que me dejaba atrás, los parques que dejábamos, eran los de mi infancia. Los foodtrucks en los que tantas veces había comido junto a Aiden. La fuente del lago Ray Hubbard en la que besé a Aiden por primera vez, el café del 7&11 (¡cómo adoraba ese café!). Las orillas del río Bravo, en el que tantas veces me había sentado junto a Mia y Hannah, mis mejores amigas, mientras cotilleaban lo que veíamos, desde una pareja de enamorados, hasta el chico que siempre se sentaba con el portátil a plasmar todo lo que su mente encubría.Y al igual que dejaba todo eso atrás, empezaba a presentir muchos de esos cambios, como un sofocante y agobiante calor que se colaba por la ventanilla de aquel horrendo coche, o un hedor constante que se instalaba en el aire, pero en cambio, me gustaba bastante el maravilloso alumbrado que adornaba las calles, los músicos que interpretaban obras de jazz o los bailes callejeros... Así que como ya he dicho
...no merezco vivir, el dolor se está instalando en mi cuerpo y no puedo librarme de él. Me encuentro en un pozo oscuro y profundo del que no puedo salir, siento como si todo fuera culpa mía, siento como si el mundo se volviera en mi contra, y ya no puedo más. No quiero ni puedo seguir viviendo en este mundo. Lo siento, pequeña no puedo seguir en este mundo. Recuerda que te quiero más que a mi vida...Con las lágrimas anegándome la visión, tocaba el rostro sin vida de Jason, Jake , que se encontraba en medio de un descomunal charco de sangre...—Jake, despierta, por favor —susurraba con el dolor que tenía en el alma.Se me había abierto una herida enorme en mi corazón y no había forma de cerrarla —Sé que solo estás dormido, ¡despierta! ¡Mamá, papá!—Ey Norah, no pasa nada, tranquilízate...Escuchaba una voz que me sacaba de aquella p
Noté un cosquilleo en mi rostro aquella mañana, como si alguien se hubiera estado entreteniendo en recorrer con un dedo todo mi rostro. Era una sensación extraña, pero agradable a la vez, así que abrí lentamente los ojos. Ese alguien era Axel.—Joder, Axel, no me mires mientras duermo, pareces un jodido acosador —dije algo somnolienta, acto que produjo una bonita carcajada de su parte, una que me pareció encantadora.—Norah, tenemos que hablar... —dijo de repente con un tono de voz serio, que me incomodó. Además, provocando que todo el buen rollo que se había creado desapareciera en cuestión de segundos.—No me apetece hablar de ello, Axel —dije mientras notaba como el agobio se apoderaba de mí. No me gustaba hablar de la muerte de Jason, era un dolor insoportable. No me gustaba que supieran como me sentía respecto al tema en cuestión y lo que es peor no quería que me comprendieran ni ayudaran. Cuando murió Jason, decidieron llevarme al psic
—Ey, ¿qué ha pasado ahí dentro? —me preguntaba una voz, después de haber salido de aquella habitación. Isaak, que se encontraba apoyado en la encimera de la cocina. Sin camiseta, ¡qué bueno que estaba!—Ehh... ¿qué? —¡Céntrate, Norah!Joder, sé que tengo novio y lo quiero mucho, pero soy humana. Y por mirar no va a pasar nada...—Que qué le has hecho a Axel —me preguntó mientras se iba tomando su taza, que supuse que era café, tranquilamente.—Nada, ¿por qué? —dije algo despistada.Por dios, Isaak, ponte una camiseta. Te lo pido por favor...—Porque al salir por poco no tira la puerta abajo y supongo que le habrás dicho algo, ¿no crees? —dijo mientras dejaba la taza en la encimera y se ponía derecho— espera, me voy a poner una camiseta y ahora me cuentas —menos mal, suspiré aliviada, y en cuestión de segundos reapareció con una playera negra que le sentaba bastante bien—
—Gracias por contármelo Norah —dijo Isaak mientras me abrazaba.Hablar con Isaak de Jason, me hizo sentir mejor. Hizo que el dolor se aliviara un poco, pero a la vez, sentía como si lo hubiera traicionado, como si hubiera desvelado su secreto...—En serio, significa mucho.—Quiero irme a casa, Isaak —dije lo más rápido posible.Quería acostarme en mi cama y llorar durante horas. Quería llorar por mi hermano. Quería llorar por lo egoísta que había sido Jason al quitarse la vida. Quería llorar por mi misma, lo necesitaba.—Sí, claro...—Isaak, sé que está feo preguntártelo pero, no se lo dirás a nadie, ¿no? —le pregunté algo apurada.No quería que la gente supiera lo de Jason, se lo conté a Isaak en un momento de desesperación pura, y no pretendo que nadie más sepa de este tema.—No te preocupes por eso, ¿vale?—Vale, gracias... Ahora llévame a casa, por favor...—Espera —dijo mirando el móvil.&nbs
Después de habernos pasado casi 15 minutos de trayecto para volver al piso, nos encontrábamos en el salón escuchando una competición de gritos en los dormitorios entre Axel y Jonas. No sabría decir quién de los dos iba ganando. Y se qué está mal pero aunque Jonas es mi hermano y lo quiero más que a mi misma, por la única persona que me podía preocupar era Axel.—¿Por qué no me lo dijiste , Jonas? —decía un Axel ebrio. Durante todo este tiempo que conocía a Axel, jamás lo ha visto ebrio. Lo había visto cuando se caía de la bicicleta y se raspaba las rodillas. Lo vi cuando se partió un brazo la primera vez que montó en el skate. O cuando le dieron un premio por el mejor jugador del año. Lo había visto cuando se fumó su primer cigarillo. Cuando besó a una chica por primera vez. O cuando se hizo su primer tatuaje. También cuando se hizo su primer piercing y lo había visto cuando se marchó de mi lado para irse con Jonas... pero nunca lo había visto ebrio. Y en cierto modo, me a
Un abismo se abría bajo mis pies. Un abismo en el que me caería de lleno."Norah no te va a amar de la noche a la mañana", aquellas palabras no hacían más que retumbarme en la cabeza. ¿Axel estaba enamorado de mí? Eso no tenía sentido. Dios, necesitaba irme a mi habitación, necesitaba sentarme o me caería. Mientras recorría el salón en dirección a mi dormitorio. La puerta del dormitorio de Jonas se abrió dejando a ver un Axel ebrio.—Norah... —dijo sorprendido al verme, mirándome con aquellos ojos turquesas, que me habían empezado a gustar más de lo normal—. ¿Cuánto tiempo llevas aquí?—Poco, acabo de llegar —mentí, necesitaba irme a mi habitación— voy a mi dormitorio.—Espera Norah...—Axel, ahora no ¿vale? —esquivé a Axel como pude y me adentré en mi dormitorio. Cerrando la puerta detrás de mí y derrumbándome. Las lágrimas caían a borbotones y no había forma de pararlas. Sólo necesita