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5. El amor es de débiles

Noté un cosquilleo en mi rostro aquella mañana, como si alguien se hubiera estado entreteniendo en recorrer con un dedo todo mi rostro. Era una sensación extraña, pero agradable a la vez, así que abrí lentamente los ojos. Ese alguien era Axel. 

 —Joder, Axel, no me mires mientras duermo, pareces un jodido acosador —dije algo somnolienta, acto que produjo una bonita carcajada de su parte, una que me pareció encantadora.

—Norah, tenemos que hablar... —dijo de repente con un tono de voz serio, que me incomodó. Además, provocando que todo el buen rollo que se había creado desapareciera en cuestión de segundos. 

 —No me apetece hablar de ello, Axel —dije mientras notaba como el agobio se apoderaba de mí. No me gustaba hablar de la muerte de Jason, era un dolor insoportable. No me gustaba que supieran como me sentía respecto al tema en cuestión y lo que es peor no quería que me comprendieran ni ayudaran. Cuando murió Jason, decidieron llevarme al psicólogo y jamás dije una palabra del tema, no quería traicionar a Jason. 

 —Norah... 

 —Axel, tengo hambre... —dije rápidamente en un pésimo intento de cambiar de tema, pero Axel, como siempre era insaciable.  

—¿Desde cuándo las tienes? 

 —No lo sé... —mentí.¿Por qué no podía dejar el asunto tranquilamente? ¿Por qué no podía darle igual? Y lo más importante, ¿por qué no podía dejarme en paz?

 —Norah... —Desde que no duermo con Aiden —le solté de sopetón. Esa era una de las razones por las que necesitaba a Aiden a mi lado. Él ahuyentaba mis pesadillas. 

 —¿Aiden? —me preguntó confuso, cosa que no me sorprendió lo más mínimo. No quise que Axel se enterara, tiene el maravilloso poder de estropear todo lo que toca.

 —Y... ¿Quién es Aiden?

 —Es mi novio. La transformación de sus rasgos a la seriedad fue brutal. Atrás se quedó el chico que me despertaba con caricias y bienvenido el Axel de siempre. 

 —¿El qué? —dijo con un tono de reproche que ya me estaba dando jaqueca. No soportaba no saber todo de mí, y lo cabreaba, pero a mi me cabreaba más el hecho de que se comportara siempre como un auténtico gilipollas.

 —Joder Axel, otra vez no... ¿Por qué siempre haces eso? Cambias drásticamente de humor... por eso dejé de llevarme contigo. Pasas de ser amable y cariñoso, a ser un borde y un capullo, Axel... me das dolor de cabeza. —¿Por qué no tienes pesadillas cuando duermes con él? - Pero... ¿cómo es que cambia así? No lo entiendo...

 —Tú es que eres mucho... —dije bastante cansada de la situación, simplemente no me gustaba el rumbo que estaba cogiendo aquella situación. —¿Por qué no las tienes ? —preguntó por segunda vez aquella mañana. Como era propio de Axel, me sacaba de quicio. 

 —Porque con él me siento segura, ¿vale? — dije mientras ya me daba igual que me viera vulnerable— siento que a su lado nada malo podría pasarme, que me protegerá. Él es el único que con un solo abrazo, ahuyenta todas mis pesadillas. Simplemente lo quiero. 

 —El amor es de débiles, Norah —sentenció logrando que aquella frase se quedara en el aire segundos más tarde de haberla pronunciado . 

 —No, Axel... el amor te hace fuerte, hace que te sientas como si pudieras contra todo y todos, hace que lo demás no importe. Estar con él es lo que hace que cada mañana me levanté con una sonrisa entre los labios. Él es el único capaz de hacer que cuando estoy con él, no quiera que el tiempo pase. En cambio, cuando no lo estoy, lo ansío con todas mis ganas. Él es capaz de provocar sensaciones en mí que jamás pensé que pudiera experimentar.Él simplemente es mi imperfección más perfecta. ¿No te has enamorado, Axel? Deberías hacerlo, hace que seas mejor persona . 

—Lo hice una vez, pero ella nunca se dio cuenta de lo que sentía. Jamás se dio cuenta de que tan sólo mirarme o tocarme, mis latidos aumentaban considerablemente. Tampoco supo que tenía tal poder sobre mí, que con una sola palabra podía convertirme en el hombre más feliz de la faz de la Tierra o hundirme en la miseria. Yo le di el poder sobre mí. Y ella me hundió. Así que... sí, Norah, el amor es una m****a, créeme y cuanto antes te enteres mejor.

—¿Conocía a la chica? 

 —Sinceramente, ya no lo sé. 

 —¿Quién era la chica, Axel?

 —No te interesa. Me voy, he quedado con Madison...


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