Dalbert Brown
En estos momentos me encontraba embelesado por tanta belleza, obsesionado por protegerla y enamorado por esta cosita diminuta.Juntos salimos de la habitación de hospital una vez obtenemos el alta, con mi hija en brazos y Olivia a mi lado, disponemos a subir un piso más para llegar a la habitación de mi padre.Por alguna razón me encuentro muy tranquilo, sin embargo, Olivia parece más nerviosa de lo normal, y me irrita, porque el motivo es absurdo. Teme no caerle bien.¿Por qué rayos se preocupa en caerle bien a alguien a quien ni siquiera considero familia?Me abstengo a decir algo y solo caminamos a pasos demasiado lentos para mi gusto hacia la dichosa habitación. Ya he ceLos días fueron transcurriendo y nuestra hija crecía rodeada de amor. Ronin y su gente tuvieron que viajar para atender algunos asuntos importantes. Cree que no sé qué Andréi contrató gente que cuiden de mi mujer, pero me he dado cuenta y agradezco que lo hagan. Saben hacer su trabajo. Nos encontramos conduciendo hacia la clínica, para el primer control de nuestra princesa. Si, ya han pasado un mes, y no aguanto más las ganas que le tengo a esta mujer a mi lado, es por eso que he estado planeando castigarla, por vestirse provocativamente en la casa. La respete como dijo la doctora, pero ella era la que quería estar conmigo de cualquier forma, y no soy de piedra. Mi mujer me pone duro con solo escuchar su voz. ***Ya estamos en casa, ella en la habitación de la niña y yo tirado en la cama de la nuestra. No sé en qué momento me he quedado dormido, solo siento cosquillas, b
Me encuentro en el despacho, trabajando de una manera tranquila. Mi felina, me trajo el desayuno y se marchó. Las marcas que dejé en su cuerpo los exhibe sin vergüenza y eso me hace sentir más tranquilo. - Buenas marcas. – habla su hermano, recordándome lo que hicimos anoche. – Y por lo que veo no le molesta. - Soy su esposo. ¿Por qué le molestaría?- Porque tiene una reunión con tus socios. – mi ceño se frunce. - ¿No lo sabías?- No me dijo nada, y se acaba de marchar. - Entonces te avisará sobre la hora. En ese momento ingresa Paulo en el lugar, sonriente como siempre, pero la sonrisa se le borra cando ve la seriedad en mi rostro. - ¿Qué sucede? – pregunta.- ¿Vienes para la reunión? – pregunta esta vez Francisco. - Si, Olivia me citó para hoy. Es un negocio grande, una construcción perfecta para sacar a flote. Esos árabes quedaran encantados. - ¿De qué mierdas están hablando?- ¿Acaso no lo sabes? Olivia consiguió que los árabes escuchen su
Luego de todo el ajetreo, por fin se fueron los musulmanes, Paulo se marchó con su cita y Franci se fue a su departamento para estar con su hija. Subo las escaleras de manera tranquila, y cuando pienso ingresar a mi habitación, la desvío para ir directo a la de mi hija. Se encuentra balbuceando cosas sin sentido, con las manitas al aire y una sonrisa que derrite el corazón a cualquiera. Definitivamente es hermosa, y como dijo mi padre, es igual de bella que su madre, tiene sus mismos ojos y su mismo color de piel. La tomo en brazos y le lleno de besos, mientras le empiezo a hablar de mi día a día, de que será la futura heredera de todo nuestro imperio. Me siento en la mecedora que suele usar Oli para alimentarla, y sin darme cuenta, me he quedado dormido cantándole una canción de cuna. Su aroma me relaja. Siento que me mueven, lentamente y gruño porque no me dejan descansar.- Cariño.
Olivia CampbellLa noticia fue un golpe duro, y aunque Dalbert quiere ocultar lo que siente, se perfectamente cuan afectado se encuentra por la partida de su padre. Ahora somos dos huérfanos practicando en ser padres. Quizás no somos perfectos, pero haremos lo mejor para que a Lúa no le falte nada.Enciendo el televisor, que solo sirve de adorno en la habitación y los reportes son una bardeada con la familia Brown. Ya los medios dan aviso de la muerte del padre de mi esposo, e imagino como deben estar indagando en su vida. Me visto de manera casual con unos tenis y salgo a ver a mi niña, se encuentra despierta en su cuna, balbuceando y sonriendo. La cargo en mis brazos para poder alimentarla. Minutos má
Dalbert Brown Ver a lo lejos el humo espeso de un color oscuro me ponía los pelos de punta. Sólo quería llegar y encontrar a mi familia sanos y salvos, pero todo deseo se desvanecía poco a poco mientras más me acercaba al lugar que llamaba hogar. Los escombros a la par que llegaba eran muchos, todo estaba derrumbado y mi corazón latía a gran velocidad al no ver en ninguna parte a mi esposa. Las sirenas me desesperaban, los curiosos me molestaban y la falta de visión me aturdía. No me importaba nada, solo quería saber que estaban bien.Los bomberos y paramédicos hacían su trabajo, mientras yo me abría paso entre ellos en busca de una señal, hasta que mis ojos captaron una silueta conocida y mi corazón se desgarró al escucharlo gritar por ayuda. Luis se encontraba
En la mirada de la platinada pasaban una serie de sentimientos, entre sorpresa, temor, enojo, frustración. Sí. Así te quería ver, temiendo por tu vida. - ¿Quién ríe ahora Jess? – musito con burla, mientras sus ojos siguen clavados en el cuerpo que se encuentra inerte a en mi espalda. – Tu amiga perdió la vida por tus juegos. – susurro, mientras me acerco a ella. Sus ojos al fin están puestos en los míos. Con miedo. - Estas de suerte. – confieso, mientras una sonrisa ladeada coloco en mi rostro. Le acaricio el rostro con el arma y puedo ver como su piel se eriza y su cuerpo empieza a temblar. – Yo no te voy a matar, porque sabes que no soy un asesino. – he de parecer un psicópata con mi manera de hablar. Tan inocente. – Por ende, no puedo ensuciarme las manos. Pero. – río – Hay alguien que estaría encantado de hacerlo.
Los días pasan y todo se vuelve agobiante, trabajaba desde el hospital, con mi hija presente, aunque a tener en cuenta, Cam solía venir a llevarla con su sobrina para distraerla. Su hermano venía a quedarse con ella, cuando me tocaba salir a reuniones o a darme una ducha en casa. Ellos se habían mudado conmigo a la casa, me ayudaban en lo que podían respecto a Lúa, quien cada vez estaba más inquieta. Al principio era muy difícil, pues cuando Olivia cayó en cama, nuestra hija aún era alimentada por ella, sin embargo, acostumbrarla al biberón fue uno de los desafíos más difíciles por lo que pase, aunque la enfermera decía lo contrario.En este tiempo he aprendido a vestir a mi niña de manera más femenina, aunque si fuese por mí, la vestiría como niño, pues mis gustos son tan diferentes. He sacado a flote nuevamente la empresa y el
Ingreso a la clínica, conociendo de memoria los pasillos que conducen a la habitación de mi esposa. Ya me conocían a la perfección aquí, especialmente porque era muy exigente con los cuidados que le brindaban, especialmente en el aseo. Trataba de darle lo mejor a mi esposa y así sería hasta que abriera los ojos y viera con ellos que siempre estuvimos aquí, esperando por ella.Me adentro a su habitación, en donde había una enfermera realizando los chequeos en su carpeta, la misma que al verme, rápidamente se marchó del lugar temerosa de mi presencia. - Siguen temiéndome. – susurro, iniciando mi conversación con ella. Estoy seguro de que ella me oye. – Llegaron chismes a sus oídos, creen que tengo contactos con la mafia. – río. – No están tan locos, sabiendo que Ronin es nuestro amigo. – tomo su mano. – El idiota de Andr&