Dalbert Brown
Salí enojado, Olivia no puede dejarme. Esa arpía de Verónica no va a salir ilesa de esto. Me fui a mi despacho a beber, porque la estúpida no se encuentra en la casa, pero ya sabrá lo que le espera.Mi despacho estaba patas para arriba, nada sano no había aquí a excepción de la botella de alcohol que bebía.Tuve miedo de contarle la verdad a Oli y resulta ser que desde un principio confió en mí, pero ¿por qué se quiere marchar?Claro que se quiere marchar porque es orgullosa igual que yo, tiene dignidad. En vez de ser honesto, preferí a Verónica sobre ella y para colmo la encerré. Es obvio que estará furiosa.Ahora es másPasaron las horas y por fin teníamos un plan en mente para atrapar a Ilkai. Es lo único que necesito para que ella viva tranquila, ya luego me encargaré de rogar su perdón. Francisco y Camila se quedarán aquí hasta que se solucione el problema, pues, si se dignó el loco a arrebatarles sus padres, no dudo que ahora vaya detrás de su única familia y se lo importante que son ellos para mi mujer.Estamos cara a cara con Andréi y la verdad, es incómodo, puesto que el siente atracción hacia ella. Solo quiero que deje de mirarla como lo hace, y aunque no es una mirada lasciva, me molesta. - ¿Puedes calmarte? Ya me ha quedado claro que estas con Olivia, no me interpondré en su relación. - Más te vale. – musito. Él rueda los ojos y sonríe. - No negaré que me gusta mucho, y no solo para un polvo, ella es especial. – me ob
Olivia Campbell Despertar con el hombre que quiero es una de las cosas más hermosas que he experimentado en mi vida. Sentirme querida de esta manera es muy bonito. Me levanto evitando hacer movimientos bruscos, del mismo modo evito hacer ruido para no despertarlo. Se ve muy lindo durmiendo, su respiración acompasada, rostro relajado. Definitivamente quiero verlo así siempre.Me doy una ducha y me visto con la ropa que me ha traído, no tan elegante, pero lo suficiente para ir a la oficina. No puedo seguir un día más aquí, y, debo conseguir mis cigarrillos si quiero relajarme.Cuando salgo fuera del sanitario lo encuentro sentado en la cama, me observa y suspira, lo que me hace preocuparme. - Pensé que te marchaste. – frunzo mi ceño en señal de no entender lo que intenta deci
Trabajar bajo presión es mi pasión y últimamente es lo que menos hago. Dalbert parece olvidarse de que soy su asistente y eso me pone furiosa. Lo menos que quiero es dar en que pensar a los compañeros. Subo al ascensor con las carpetas que me había pedido, cuando llego al piso, ingreso sin tocar a la oficina de Dalbert. Este al verme sonríe, se pone de pie y rodea su escritorio para llegar hasta mí, ignorando por completo a la mujer que se encontraba a su lado. - Gracias por venir. – susurra cuando por fin llega hasta donde estoy, toma las carpetas y me pide que lo siga, sin embargo, esto es algo que él debe de solucionarlo por su cuenta. - ¿Desde cuando eres tan sonriente con tu asistente? – y le doy la razón, incluso para mi resulta extraño, especialmente porque estamos en la empresa.- Desde siempre. – responde con simpleza, mi ceño se frunce un poco m&aacu
Tengo puesto un sexy vestido pegado al cuerpo que no deja nada a la imaginación, debajo de ella llevo unas lencerías que en mi vida he utilizado, pero quiero que esta noche sea especial.No tengo idea a donde iremos, solo sigo sus órdenes y visto como sugirió.Cuando bajo las escaleras, lo encuentro al final, esperándome y al verme, el destello de sorpresa no pasa desapercibido. - Te vez, sabrosa. – esto último lo dice coqueto. - ¿Preparada para esta experiencia? Solo acepto a sus palabras y él sonríe, como lo ha venido haciendo desde que salimos. - ¿Puedo hacerte una pregunta? – consulto, mientras caminamos fuera de la casa. - Todas las que quieras.- Antes no sonreías, y ahora, lo haces todo el tiempo. - Antes no tenía motivos, pero ahora te tengo a ti. – sonríe de lado. – Siéntete privilegiada de ser dueña ha
Desde ese momento mis pensamientos con respecto al sexo cambiaron. Mis gustos se ampliaron y he disfrutado al máximo cada encuentro con él.Las noches se han llenado de gemidos orgásmicos, suspiros de placer, maldiciones exquisitas que son generados por el choque de nuestros cuerpos, llenándonos de diversas sensaciones jamás experimentadas.Los días fueron pasando y nosotros lo hacíamos en cada rincón de la casa, del auto, de la oficina. No importaba donde, la necesidad ganaba. Siempre queríamos más. No he descuidado en ningún momento mi trabajo, al contrario, trabajaba de mejor humor, y ni hablar de Dalbert, quien se mostraba tranquilo en todo momento, despertando la curiosidad de todos los trabajadores de su empresa.De Ilkai no hemos tenido noticias, ha desaparecido. Sus secuaces han sido atrapados, y en su mayoría están muertos, todos en manos de Ronin y su gente por t
Dalbert BrownEnterarme de las pérdidas millonarias de mi empresa es algo que nunca creí pasar, puesto que el control masivo aquí es sorprendente. Tengo un equipo de seguridad impenetrable y sistema de control de alta tecnología informática. Todo indica que fue Olivia, pues es la única con acceso a esa área, sin embargo, las transferencias ocurren desde hace dos años, meses antes de que ella ingrese a la empresa lo que le da un punto a favor. Y estos últimos días hubo aviso de dos transferencias de una cantidad considerable y efectivamente ella no fue, porque en ese momento se encontraba conmigo. Existen miles de formas de realizar fraude, pero de algo estoy seguro y es que para que ella teng
Algo que odio de los hospitales es la espera, esperar en un pasillo, esperar respuestas. He vivido eso con mi madre, y lo he hecho con Olivia. No me gustan estos lugares. Cuando por fin alcanza el turno nuestro, me pongo de pie con ella, quien me mira extrañada, mientras camino a su lado, y cuando pretende entrar sin mí, la miro yo con las cejas arqueadas.- ¿Qué? – pregunta. - Yo te obligue a venir, merezco saber las respuestas. – respondo como sin nada, ingresando al consultorio, y oyendo la risita de la enfermera.Por una puerta aparece el medico que atenderá a Oli. - Buenas tardes, soy el doctor Raúl Snow, díganme ¿En para que soy bueno?- La señorita aquí presente no retiene alimento en su estómago hace días. – inicio la conversación - Entiendo. – mira a la mujer sentada a mi lado. – Dime, Olivia. – mirando su carp
Olivia CampbellEnterarme que estoy embarazada fue una cubeta de agua fría, era algo que definitivamente no esperaba. Es inefable, la felicidad no cabe en mi cuerpo.Y ahora estoy temblando de nerviosismo, pues debemos darle la noticia a mi familia, y ciertamente no sé cómo lo tomaría mi hermano, pues nunca le he dicho que tengo una relación con mi jefe. - ¿Preparada? – consulta Dalbert, ingresando a la habitación.- No. – susurro, y éste suelta una risita que lo hace ver adorable con sus hoyuelos.- Todo estará bien, cariño.- Ni siquiera saben que mantenemos una relación. – suelto. - Y ahora lo sabrán. – responde