Olivia Campbell
Mi respiración esta errática. Fue el mejor orgasmo, pero cuando volví en mí, me encontré con sus ojos. Pude ver su erección a través del pantalón y con la mirada que me daba sabía que quería más, pero como ya volví, no podía avanzar, no podía darle el gusto de ser una más.
Lo empuje hacia atrás y no opuso resistencia. El solo sonreía.- Fue un error. – dije, mientras trataba de arreglarme.- Eres cruel, Oli. – dice, y sé que se refiere a la erección que lleva entre sus piernas.Y cuando intentaba acercarse nuevamente, sin dudarlo me aparté y hui como la cobarde que soy, pero antesLa noche fue pésima, no pude dormir en toda la noche y el apetito se me fue. El estrés en mi cuerpo es notable, las bolsas bajo mis ojos son pruebas de ellos. No puedo sacar de mi cabeza el rostro de Ilkai. Ese psicópata está obsesionado conmigo. Nunca pude entender su locura con mi persona, mucho menos porque se empeñaba en acosarme, eso no era amor. No lo conozco. No sé nada de su vida, simplemente un día apareció y empezó a hostigarme a tal punto de secuestrarme y jugar conmigo. Sufrí más de veinte días, encerrada, manoseada y violentada por él, humillada y burlada. Lloré más de lo que lloré en toda mi vida. He perdido mucho en esta vida como para que vuelva a joderme ahora que por fin estoy superando. Pero ¿Cómo huir? Tan solo ver su rostro, todo lo que viví alguna vez volvieron a mortificarme. El hecho de tan solo salir a l
- Debemos aceptar hermana. Es una buena oportunidad para protegerte, de lo contrario debemos irnos. – no quiero aceptar, pero tampoco quiero seguir huyendo. - Necesito saber toda la historia. – habla después de mucho mi jefe. – Quiero escucharlo de tu boca. – Había salido junto a Paulo y cuando volvió tenía el rostro rojo, estaba furioso. En sus manos llevaba una carpeta, que estaba presionando hasta el punto de arrugarlo por la presión que ejercía. Su cuero estaba tenso. Inhalo una bocanada de aire. Recordar mi pasado y hablar de ello me poner realmente muy mal. Me pongo de pie y empiezo a caminar de un lado a otro, como muestra de lo incomoda y nerviosa que me encuentro.Si no quieres, no lo hagas. – dice mi hermano. Lo miro y le brido una sonrisa que no llega ni a los ojos. - Cuando tenía veintiún años, recién cumplidos, era aún estudiante universitari
Dalbert Brown ˃˃ Usado, prostituto ˂˂ - Pensaba seriamente, recordando las palabras de su amiga o quien sea que estuviese hablando con ella en ese momento. Nunca me puse a pensar en que dirían las personas, pues siempre intentaba cuidar mi imagen, pero ella sabía con exactitud lo que hacía, nunca lo vi de ese modo y por increíble que parezca, sentí vergüenza de que me tildara de esa manera. Normalmente a las mujeres se la menosprecia por tener un pensamiento diferente, tener la mente más abierta, incluso por disfrutar su vida de una manera libertina, pero a los hombres se los aplaude y eso me lleva el recuerdo de aquella noche que ofendí a Oli y me dijo que ya estaba acostumbrada. Me comporté como un machista, solo por vestirse con algo diferente.
Lo primero que hice cuando me enteré que la condenada mujer que me roba los suspiros se marchó sin sus guardaespaldas, fue llamarla. Pero no atendió. Obvio que no contestaría porque soy yo, pero,¡maldición! Hay un puto loco afuera acechándola y ella se hace la loca y huye.¿Es que acaso no es consciente del peligro que corre? Que existen personas que nos preocupamos. Que yo me preocupo. ¡Claro que no! A la gatita altanera se le ocurre huir por miedo, cuando el verdadero peligro está afuera.Salgo disparado de la empresa ya que en definitiva no contestaría mis llamadas, y eso es demasiado extraño viniendo de ella. Quiero creer que le intimido, pero antes igual contestaba, esta no es una excusa. Pido al chofer que me lleve hasta su casa y a medida que avanzamos por las calles de la ciudad insisto en comunicarme, pero nada, ahora ya me da a buzón.Fuimos interceptados por una camioneta. Al principio me alarmé, pues creí que fuese el tal Ilkai, pero al ver al sujeto bajar de su
No entablamos conversación, la lleve directo a mi casa para que pueda descansar de este traumático evento. Mi casa está totalmente custodiada y ya los hombres de Ronin se encuentra también.Nos estacionamos y cuando planeo bajar para posteriormente ayudarla a ella, sus manos me detienen. Su mirada está fija en los hombres de afuera y se le ve sumamente nerviosa.- ¿Qué hacemos aquí? – pregunta, y yo caigo rendido cuando sus ojos azules como el cielo se clavan en los míos. ¿Ahora entiendo porque Andréi la llama así?- Aquí estarás más segura. – le confieso, acariciando su cabello. - Mi hermano. - Ya lo saben y están de acuerdo. – solo asiente. Y con esta respuesta espero haber sido claro y no me arme alguna escena.- En serio no quiero incomodar.- Cariño, jamás me incomodarías. – susurro, adm
Olivia Campbell Llevo aproximadamente quince días viviendo aquí. Aquella noche fue un caos, no cabía en mi cabeza vivir bajo el mismo techo que mi jefe y mucho menos que mi hermano estuviese de acuerdo con tan idea descabellada. La incomodidad era demasiado, al menos para mí, la tensión sexual ni que decir. Viajar hasta la empresa era muy raro, del mismo modo regresar a la casa con él. Aunque el lado bueno es que no llegaba los cinco minutos tardes como antes. Los empleados nos observaban raro, igualmente Gabriella de vez en cuando lanza su ponzoña. No puedo fumar, así ya se imaginar mi ansiedad ante momentos de estrés e incomodidad.Es muy bonito todo, es muy atento y detallista. Todos los días siguen apareciendo rosas y chocolates sobre mi escritorio. Ha
Luego de aquel bebo, no volvimos a hablar, y es que en realidad no necesitábamos palabras para definir la atracción que sentíamos. Además, se mostró muy relajado, y sonreía al celular en todo momento mientras me observaba de vez en cuando.En estos momentos estamos frente a mi casa, solo paso a saludar y llevar algunas de mis pertenencias para poder cambiar un poco de trapos en mi trabajo. Milagrosamente no h**o tanto, sin embargo, eso no quiere decir que no me haya explotado. - Vuelvo enseguida. – es lo último que digo, para después salir del coche, al fin y al cabo, él es muy fino para ingresar en mi casa. Sin perder tiempo, entro a la casa y lo primero que ven mis ojos es a mi hermano tendido en el suelo jugando con Fiorella.- ¡Tía Oli! - grita mi sobrina, dando un salto para caer a mis brazos.- Princesa de Franci. – habla mi hermano, uniéndose al abrazo junto a su hija. Y, por último, de la cocina sale corriendo Cam, con el delantal y secándose las manos c
Los rayos de luz me empezaron a molestar, quería dormir un poco más. Al abrir mis ojos, vi un cuerpo a mi lado, empecé a levantar un poco más la mirada y lo encontré allí, acostado de un lado, sosteniendo su peso con el brazo y estaba sonriéndome. Ésta ha de ser una de las maravillas del mundo, porque estoy presente ante la sonrisa más hermosa, y mi cuerpo se estremece ante su cercanía.-Buenos días, gatita. – saluda, con esa voz ronca, de recién levantado.-Hola. – es lo único que sale de mí.-¿Cómo amaneciste? – dice sonriente, y estoy segura que es porque mi rostro esta roja de la vergüenza que siento en estos momentos. -¿Sucedió? – pregunto, mientras me cubría totalmente con las sabanas. -Si. – susurra, y de un momento a otro siento su peso sobre mí. – Oficialmente ere