XIV

Miré al chico que me observaba con atención y le pedí un momento, apartándome de él hablé.

—Pensé que me habías dejado en paz, maldita sea —Traté de sonar lo más dura que podía pero la verdad era que me temblaban las piernas mientras sentía un ansia extraña que nunca había sentido salvo con el enigmático desconocido—, no tienes ningún derecho a pedirme que me aleje de nadie.

—En eso te equivocas dulce Verónica, tú eres mía y si ese bastardo no sale de tu casa ahora mismo algo muy malo pasará.

Me tensé por la contundente amenaza.

¿Él sería capaz de hacerme daño o a Drey?— ¿Me estás amenazando?

Mi voz sonó tan temblorosa que me sentí molesta conmigo misma.

—A ti no, amor —esta vez su voz sonó mucho más suave—. A ti nunca te haría daño, es él quien pagará, has que salga.

Furiosa colgué el teléfono acercándome a Drey, al llegar a su lado sonreí mientras él pareció darse cuenta de inmediato que mi sonrisa era fingida.

— ¿Malas noticias?

—Un poco la verdad.

— ¿Quieres que me vaya? —No había
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo