Su boca se encontró en los lugares más íntimos, descubriéndole un mundo desquiciante de lujuria interminable que la motivaban a pedirle entre susurros apagados por lo enronquecido de su voz, que no parara, que continuara con aquel martirio que tanto le estaba gustando y del que nunca se imaginó que pudiera existir.
El dique de su recato se había desbordado, dando paso a la mujer libre, temperamental e intensa que no conoce límites, que sabe luchar por lo que quiere y que no desmaya hasta que se siente plenamente satisfecha en sus anhelos.
Cuando sus cuerpos se unieron en uno solo, ambos lo disfrutaron intensamente. Amanda se estaba convirtiendo en mujer en los brazos expertos de él. Andrés se daba cuenta que ella le estaba entregando la flor de su virginidad, ese tesoro guardado por largo tiempo, ese tributo que sólo se otorga por amor.
Se portó tierno y cariñoso, dulce y su
—He sido un estúpido, por un momento pensé que podía estar equivocado, ahora me convenzo de que sólo me engañaba a mí mismo. Te juro que esto me está doliendo más que las otras veces, sobre todo porque se trataba de algo más maduro, más bello —dijo Andrés al momento mismo en que cerraban la puerta de su habitación.—Pues sí, pero la olvidaras pronto, al fin y al cabo, no es sino una mujer más en tu vida. Si quieres mañana mismo nos vamos de aquí, de esa forma ya no pensaras más en ella.—No, no nos iremos mañana, nos vamos ahora mismo, las cosas hay que arrancarlas de raíz y para siempre, prepara tus cosas, iré a despedirme de don Francisco —respondió Andrés con determinación.Al día siguiente Rojas les informo que de la Ronda y Néstor se habían marchado
Nunca se imaginó que la tuvieran en ese concepto, porque nunca le importo lo que se hablara de ella. Ahora todo sería diferente, Amanda le había enseñado un mundo diferente, grato, amable en el que se sentía bien, él que se merecía, como se lo dijera su prima, y al que tenía pleno derecho.Esa noche durmió plácidamente, pensando en todo lo que debía cambiar, no sólo de su persona, sino de su comportamiento en general, ahora ya estaba convencida y no actuaba por imposición.El insistente sonar de su teléfono celular la despertó del grato sueño que tenía, se incorporó molesta pensando que de seguro era su prima la que llamaba para controlarla, ya no le molestaba aquello, por el contrario, si se preocupaba por estarla supervisando era porque le interesaba.Le gustaba saber que había una persona en el mundo que la amaba y buscaba su bi
—No… no quiero que te sientas presionado por mi presencia —dijo Elena, pensando más en los consejos de su prima sobre “lo más deseado, es lo más valorado”— no obstante, llámame y platicaremos, así te podrás desenvolver como siempre lo has hecho.—Te mentiría si te dijera que no me presionaría tu presencia, el sólo saber que estás sola y que yo estaré ocupado, me pondría inquieto —dijo él sujetándole la mano— gracias por tu comprensión y sí, te voy a llamar todas las noches para que no te olvides de mí.—¿Cómo podría si te voy a estar extrañando todo el tiempo? Cuídate mucho y piensa en mí.—Será imposible no hacerlo.Horas más tarde, en la intimidad de su recámara, comenzó a extrañarlo.Al
Tuvo que hacer un esfuerzo supremo para no levantarse y correr a refugiarse entre sus brazos.Simplemente se puso de pie y volteó a verlo. Se veía más varonil y atractivo que nunca.—¿A qué se debe tu regreso…? ¿Olvidaste algo aquí…? —preguntó tratando de ser indiferente—No creí que tuvieras ganas de volver.—Perdóname, Amanda, he sido un perfecto imbécil, ahora lo comprendo. Me alejé porque creí que lo que se decía de ti era cierto tenía mis dudas para amarte. Néstor sabiéndolo me puso una trampa para demostrarme que si eras homosexual como se decía, por lo que no tenía ninguna esperanza contigo, ya que tú tenías tus preferencias bien definidas.Tu prima lo ayudó para enredarme y lo que escuché aquella noche, me convenció, mucho fue lo que me
Arreglada de manera juvenil, con un ligero vestido de minifalda y un discreto escote que resaltaba su hermosura, con la bolsa de piel colgada a su hombro izquierdo, Amanda, después de agradecerle al conductor del taxi, por su servicio, descendió del auto que la había llevado a su cita, dejando tras de sí un delicado y agradable aroma.El chofer del carro por aplicación, que ella había solicitado, se mantuvo en su lugar por unos minutos y la vio alejarse, caminando con porte, elegancia y categoría, desbordando una sensualidad tan natural que atraía las miradas de aquellos con los que se cruzaba en el camino.Se veía preciosa, era como una muñequita, luciendo sus agiles y esculturales piernas, sus diseñadas y formadas caderas al vaivén de su cintura y la candencia de sus pasos, dejando que su sedosa melena se agitara libremente con el aire, lo que le daba un toque poético a su cami
—¡Eres una desgraciada…! ¡Frígida…! —le gritó entre gemidos de dolor— no sé por qué no hice caso cuando me dijeron que eras lesbiana… ¡maldita!Todavía medio aturdida y confundida, Amanda se enfureció mucho al escuchar aquellas palabras, estaba segura de que ese infeliz, algo le habían puesto en su bebida y eso era lo que la tenía en ese estado, no obstante, tomó su bolso y se acercó hasta donde Jorge buscaba reponerse del intenso dolor que sentía en su dañada virilidad.Sin que él se lo esperara, un fuerte puñetazo se estrelló contra su boca reventándole los labios y botándolo hacia atrás, con fuerza, hasta hacerlo caer pesadamente al suelo.—¡Imbécil…! —le dijo Amanda con coraje.Con pasos tambaleantes e inseguros, buscó la salida de a
—“¿Por qué me tienen que pasar estas cosas a mí?” —pensaba con cierta tristeza y dolor mientras elegía lo que se iba a poner —“Es la tercera vez que me tratan y me ofenden de esa manera” “¿Por qué?” —y comenzó a recordar.«La primera vez fue con Horacio, aquel atlético y guapo estudiante de la carrera de Economía que conocí en la Universidad, él era hijo de un importante banquero y yo con 19 años lo vi cómo a mi príncipe azul.» Pese a tener buena posición social y económica, Horacio era sencillo, amable y muy simpático, lo que lo hacía popular y querido en la facultad, él quería estudiar Economía para seguir los pasos de su padre, el cual era como su ídolo.» Nos hicimos novios a los tres meses de conocernos y comenzamos a salir a va
Fue entonces cuando recibió una llamada de Olga, una excompañera de la Universidad con la que había hecho muy buena amistad y aunque tenían amigos en el mismo círculo social, no era muy dada para andar con chismes.Olga siempre había rechazado aquellas intrigas y aunque tenía muchos amigos y conocidos en el círculo social que ambas frecuentaban, ella procuraba mantenerse al margen, convivía si era necesario, más no lo hacía de manera habitual como la mayoría de todas aquellas sanguijuelas.A ella si le contestó el teléfono ya que podía tratarse de algún asunto urgente, cuando Olga le contó el motivo de la llamada, Amanda, casi enloquece del coraje.Su excompañera le había dicho que estaba circulando el fuerte rumor de que la heredera del señor Vértiz vivía en secreto una relación lésbica con una e