Capítulo 2

Me mire en el espejo por un largo rato, escudriñando cada rincón de mi, tengo cabello largo y rojizo, ojos color verde oscuro, piel blanca y tersa, piernas largas y cintura definida, pechos un poco grandes y trasero firme, sonreí de lado mientras me decía a mi misma que estaba siendo muy pretensiosa.

Salí de la ducha y me gire bruscamente al sentir una mirada penetrante sobre mi, pero no había nadie en toda la habitación, convertí mis manos en puño y negué con la cabeza seguro fue solo mi imaginación.

Hoy es el día que saldré con Leo, no pude evitar sonreír como una tonta al recordar su sonrisa tan perfecta, salte en toda la habitación como una adolescente enamorada al pensar en las posibilidades de este gran día. Pero el sonido brusco del teléfono rompió esa felicidad al ver la persona que me llamaba.

—hola mamá —contesté de mala gana. 

—prepara tus maletas esta noche Anne, la ceremonia se a adelantado y te iras mañana mismo —sentenció mi madre.

Sus palabras fueron como un balde de agua fría, ¿mañana?

—ese no fue el acuerdo —logré decir apenas. 

—la familia Vintag adelantó la ceremonia, son órdenes directas Anne tu boleto ya esta listo, te espero mañana —y sin decir más corto la llamada.

Vaya forma de arruinar mi día, mire el teléfono en mis manos y lo arroje furiosa mientras gritaba histérica, 

¡Porque! No quería terminar mi vida así, no estaba lista para... Ser una esclava.

La familia Vintag, la familia de vampiros más poderosas del mundo, la familia Brown siempre a sido sus sirvientes, eso nos da cierto poder y cierto prestigio entre la sociedad de vampiros y sirvientes pero yo quería algo más que eso, quería poder elegir mi vida.

Flashback

—madre por favor, no quiero ir ala escuela de sirvientes —suplique.

Sus ojos color azul me miraron furiosa mientras que sus labios formaban una fina línea, mi madre se llama Ivet Brown, tiene más de 250 años.

—Anne, no está en discusión aceptalo y ya, no seas dramática —suspiro y me miro con cierta tristeza, seguramente soy una decepción para mi madre.

Mire el reloj y me apresure a tomar la ropa que había elegido, pantalones color negro y una camisa color blanco, con vuelos al rededor, me maquille con cierta ansiedad pues quería lucir perfecta.

Tome mi bolso y me senté en la sala con cierto nerviosismo esperando que Leo llegara por mi, pero algo captó mi atención, sentía una mirada penetrante detrás de mi y me gire bruscamente pero no había nada... Tenía un aroma peculiar, como pinos del bosque.

—quién anda ahí —me levante con las manos convertidas en puño y trague saliva armandome de valor.

Pero un sonido me distrajo inmediatamente, el auto de Leo podía escucharlo afuera de casa, sonreí como niña pequeña y corrí a la puerta pero antes de abrir solté un pequeño suspiro.

Leo toco la puerta y yo mordi mi labio inferior y abrí la puerta despacio.

—hola —dije nerviosa. 

—Anne, te ves perfecta —contesto Leo con una mirada sorprendida y con una sonrisa tierna.

Me tendió su mano y yo la tomé sin dudarlo.

—¿lista para un día perfecto? —me pregunto con una ceja arqueada y yo asentí con las mejillas sonrojada.

Pero toda esa emoción se esfumó rápido, pues ahora sería el último día que estaría en este lugar y después tendría que decir adiós...

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