Era la cita perfecta con el chico perfecto, Leo es caballeroso y muy gentil, siempre tiene comentarios elocuentes y muy bien pensados.
—¿asi que no piensas celebrar tu cumpleaños? —pregunta Leo de forma incrédula.
—mi familia no... —¿que podía decir? ¡Claro que habrá una celebración, me unire a los vampiros en mi cumpleaños y me convertiré en una sirvienta como obsequio de cumpleaños! Suena ridículo y absurdo.—comprendo, no te preocupes Anne —respondió Leo con una sonrisa compasiva.Leo me tomo la mano minutos después y yo no podía contener la emoción ante tal acto, su piel era muy suave y cálida.
—¿te parece si vemos la nueva película de Aliens? —pregunta curioso.
—claro, suena genial —respondo con una sonrisa.Aliens no es lo mío pero quien sabe y al final sea una buena película.
—¿palomitas o golosinas? —Leo me toma por la cintura para caminar al mostrador y siento como mi corazón da un vuelco.
—palomitas esta bien —digo tratando de sonar tranquila aunque por dentro me este muriendo de la emoción por su tacto.Asiente y pide palomitas con soda extra grande para los dos y caminamos juntos a la sala de cine, Leo me señala los asientos de en medio y me doy cuenta que estamos completamente solos.
Leo me ayuda a sentarme y me toma la mano nuevamente cuando estamos sentados, dirije su mirada hacia mi levemente y me sonríe después de un rato.
—Eres preciosa Anne —sus labios carnosos sonríen y dejan ver sus dientes tan alineados y perfectos, sus ojos color miel me observan con detenimiento y yo solo soy capas de sonreír tontamente mientras humedezco mis labios.
—me gustaría besarte —dice con voz suave y cálida. —¿porque no lo haces? —preguntó con mi corazón palpitando a mil por hora.Se acerca lentamente a mis labios y después de una eterna espera sus labios se unen con los míos, sus labios son suaves y cálidos, su lengua juega con mis labios de forma delicada y segura.
—feliz cumpleaños —dice con una sonrisa mientras se acomoda nuevamente en su lugar.
—es el mejor cumpleaños —respondo con una sonrisa apenada.El asiente y toma mi mano nuevamente para ver la película cuando algo capta mi atención, veo una sombra moverse de forma rápida y me giro para ver de quien se trata pero no hay nadie en el lugar.
—olvidate de ese humano, no lo volverás a ver nunca —su voz era ronca y demandante.
Negue rápidamente y olvide esas palabras, quería disfrutar cada momento, cada segundo con Leo pues para mi era especial y único, si no fuera por mis padres me quedaría en este lugar y haría mi vida... Como una humana y no una sirvienta.
Terminó la película y Leo me preguntó si me había gustado la película.
—claro me gustó mucho, gracias por la película y las palomitas —le dedico una mirada cómplice pues también me gustaría agradecer lo del beso.
—Anne te quiero hacer una pregunta —su mirada se vuelve más seria y penetrante. Oh no, por favor que no sea lo que yo estoy pensando. —¿quieres salir conmigo? Ya sabes, como pareja —su pregunta al contrario de causarme felicidad, rompió mi corazón.Era como un balde de agua fría que me hacía despertar de la realidad, ¿que podía hacer? Era obvio que quería estar junto a él, pero el no sabía la verdad sobre mi vida.
—si Leo, me encantaría —¡estúpida Anne! Que acabas de decir.
Le rompería su corazón y también el mío.
Leo me dejo en casa y camino conmigo hasta la puerta, sus manos me sujetaron de la cintura con cuidado y sus bellos ojos color miel me miraban con Ternura.—a sido un día increíble gracias Anne —Sonrió y acerco sus labios a los míos y nos fundimos en un profundo beso, sus labios eran tan suaves y adictivos que no quería separarme de ellos, pero tenía que pensar sobre lo que haría después.—gracias por traerme a casa, adiós Leo —dije con un nudo en la garganta.—nos vemos el lunes en clase —esas palabras rompieron mi corazón, no podía... No lo vería.—fue una cita perfe
Sentía que mis ojos pesaban demasiado como para abrirlos, murmullos se comenzaban a escuchar en el lugar.—señor Vintag, lamento las molestias que Anne a causado —podía reconocer esa voz, era de mi madre.Me levante con dificultad y observe la habitación en la que me encontraba, era inmensa con una gran cama con sábanas negras, las paredes eran de color blanco con pequeñas decoraciones rojas, había una mesa de noche junto a la cama y un escritorio cerca de la ventana, había un armario espacioso y un balcón precioso. La habitación se miraba realmente lujosa sin duda tenía que estar en un lugar importante.Salí al balcón con paso lento para no hacer ruido pero en el fondo sabia que era inútil, los vampiros pod
Sentía que mis ojos pesaban demasiado como para abrirlos, murmullos se comenzaban a escuchar en el lugar.—señor Vintag, lamento las molestias que Anne a causado —podía reconocer esa voz, era de mi madre.Me levante con dificultad y observe la habitación en la que me encontraba, era inmensa con una gran cama con sábanas negras, las paredes eran de color blanco con pequeñas decoraciones rojas, había una mesa de noche junto a la cama y un escritorio cerca de la ventana, había un armario espacioso y un balcón precioso. La habitación se miraba realmente lujosa sin duda tenía que estar en un lugar importante.Salí al balcón con paso lento para no hacer ruido pero en el fon
—¿¡tienes idea de los problemas que causaste!? —gritaba mi madre con enojo y decepción.—y tu, ¿tienes idea de todo lo que deje por estar aquí? Yo no quiero el poder mamá, ¡quiero una vida normal! —¿era tan difícil entender eso?Mi madre suspiro con decepción mientras que caminaba en dirección a la silla frente a mi.—no puedes escapar de esto Anne, entiendelo de una ves y resignate —murmuró entre dientes con desdén.—eso ya lo veremos —la mire desafiente y ella se levantó de golpe para caminar a la salida.
Me sentía nerviosa y ansiosa por discutir con Neferet sobre mi estadía en este castillo, no esperaba que fuera permanente, tenía la esperanza de salir y visitar a Leo... Saber que esta bien y poder darle una explicación sobre lo que pasó.—¿estas bien? Te veo muy nerviosa —comentó Esmeralda con expresión divertida.—supongo que lo estoy, Esmeralda ¿tu crees que el señor Neferet me deje ir en unos meses? —la expresión de Esmeralda se vuelve seria y me mira de reojo por un momento, parece incomoda y sorprendida por mi pregunta.—no será algo tan sencillo Anne, el... Espero mucho por ti —dijo al cabo de un rato.
Neferet después de ese día, no me dejaba sola ningún momento, a pasado una semana y me comienza a poner nerviosa, sus ojos carmín siempre me observaban sin expresión alguna.—¿el siempre es así? —pregunto curiosa.—¿como? —Responde Esmeralda mirándome con una sonrisa.—no lose, ¿sobre protector? —digo encogiendome de hombros.Esmeralda suelta una pequeña risa y niega rápido.—el jamás a tenido una sirvienta, tu serias la primera —susurra mirando a los lados.
La azafata me sonrió con cortesía mientras me guiaba a mi asiento, observe la ventana y no podía evitar sentir un nudo en el estómago, esto no estaba bien pero no podía evitarlo solo necesitaba saber que Leo estaba bien, que Regina estaba bien. Seguro Neferet lo entendería, no era la sirvienta ideal.El avión aterrizó horas después, pedí un taxi y me dirigí a casa pues es sábado por la mañana, las ansias recorría cada poro de mi piel, de camino a casa vi un pequeño grupo caminar con pequeño ánimo por su vestimenta diría que estuvieron en una fiesta pues eran dos chicas con vestidos muy cortos y tres chicos con ropa casual, al mirar el rostro de ellos me quede helada.—espere, deténgase un momento —pedí de golpe.
Mis ojos pesaban pero tenía una extraña sensación así que los abrí con dificultad mientras me sentaba con poco ánimo, frote mis ojos para aclarar mi visión y solté un grito ahogado mientras me sujetaba a mi cama, la adrenalina y el miedo comenzaron a hacerse presentes tan solo milésimas de segundos después.Neferet estaba frente a mí con cara de pocos amigos, su rostro denotaba furia... ¿Odio? ¿Decepción? Era una mezcla completa y sus ojos rojos no dejaban de mirarme como si quisiera matarme en un chasquido. Eran de un rojo intenso que nunca había visto en el, sus manos estaban convertidas en puño y yo solo podía escuchar mi respiración entre cortada, estaba aterrada, el miedo no dejaba que articulará ninguna palabra.—Nefer