Sentía que mis ojos pesaban demasiado como para abrirlos, murmullos se comenzaban a escuchar en el lugar.
—señor Vintag, lamento las molestias que Anne a causado —podía reconocer esa voz, era de mi madre.
Me levante con dificultad y observe la habitación en la que me encontraba, era inmensa con una gran cama con sábanas negras, las paredes eran de color blanco con pequeñas decoraciones rojas, había una mesa de noche junto a la cama y un escritorio cerca de la ventana, había un armario espacioso y un balcón precioso. La habitación se miraba realmente lujosa sin duda tenía que estar en un lugar importante.
Salí al balcón con paso lento para no hacer ruido pero en el fondo sabia que era inútil, los vampiros podían escuchar aún el mínimo movimiento, abri la puerta y la luna iluminaba todo el lugar, era un castillo reforzado con murallas.
—genial —murmure entre dientes.
No podría salir sin esquivar a los guardias.
—¿disfrutando de la vista? —un pequeño grito ahogado salió de mis labios mientras me giraba con rapidez.
Era el vampiro que había visto antes en casa de Kent... Un momento.
—¡¿donde esta Kent?! —pregunte asustada.
—el esta bien, no tuvo más elección que cooperar así que no hubo problemas —dijo con semblante tranquilo.Ahora podía ver perfectamente su rostro, era angelical como casi todos los vampiros, tienen un encanto seductor que utilizan muy bien para cazar a sus presas, sus ojos carmín me observaban con serenidad lo cual me abrumaba, llevaba puesto un traje elegante y su cabello estaba muy bien arreglado pero algunos mechones rebeldes caían en su frente, su rostro tiene facciones muy finas que lo hacen ver aún más atrayente, pómulos marcados y pequeños oyulelos en sus mejillas.
—¿porque estoy aquí? —pregunté con temor mientras desviaba la mirada.
Se acerco con paso lento y eso solo me ponía más nerviosa, sentía que mi corazón saldría de mi pecho en cualquier momento y mi respiración se agitaba cada ves más, el vampiro Sonrió por un momento y cerró los ojos mientras elevaba su rostro.
—me gusta —comentó con agrado, y yo solo lo observaba confundida.
—su sonido —aclara mientras ponía su dedo en mi pecho.Negue rápidamente y di un pazo atrás temerosa pero el no cambio su mirada tan pasiva.
—estas aquí porque serás mi sirvienta, soy Neferet Vintag —sus palabras me dejaron congelada.
Nuestro mundo era gobernado por 4 familias reales, las únicas en su clase, la familia Vintag era la primera al mando con el señor Raziel Vintag, Neferet es hijo de Raziel Vintag heredero al mando, la segunda familia Antonio, tercera familia Megalos y la última familia Sanna.
Si una familia gobernante solicita una sirvienta está no puede negarse, pero ¿porque el me eligiria a mi? Hay sirvientas con mucha más experiencia y docilidad.
—¿porque? —pregunté torpemente.
—lo sabrás luego, estableceremos reglas que deberás seguir —comenta el con seriedad.Niego con las manos convertidas en puño mientras pienso en las cosas que e dejado atrás, Leo y Regina... Mi vida.
—quiero regresar a casa —levante la mirada pero no podía descifrar la mirada de Neret, ¿era enojo? ¿decepción?
—no podrás regresar, queda prohibido todo contacto con los humanos, puedes exponer nuestra existencia y eso es penado contra la ley —lose, es penado con muerte. —pero... —Leo... No pude decirle adiós. —eso no está en discusión, me perteneces ahora en adelante y tengo que cuidar de ti —parpadee sorprendida por sus palabras.¿Protegerme? Porque el haría algo así, solo sería su alimento diario o quizás su alimento ocasional si el así lo decidía, pero yo no deseaba algo así.
—¿que pasará conmigo? ¿Iré a la escuela de sirvientes? —no me agradaba la idea, la rivalidad por tener a un vampiro poderoso como tu dueño.
—si es lo que deseas, puedes asistir —Neferet se encogió de hombros desinteresado y camino en dirección a la salida. —¡espera! ¿Entonces puedo recibir clases aquí? —pregunte sorprendida. —si, si eso te complace puedes hacerlo —se giro brevemente y me dedico una mirada llena de tranquilidad.Su rostro no expresaba ningún tipo de emoción y eso me frustaba, no podía saber si la idea de verdad le agradaba o no, simplemente tenía su expresión serena como si todo estuviera en orden, pero en sus ojos habían pequeños destellos de emoción que no se lograba ver en su rostro.
—tengo muchas preguntas —confesé en susurro.
—las tendrás todas en su momento Anne —me dedico una leve sonrisa y salio de la habitación dejándome sola en aquel lugar.Mi cabeza era un nudo de pensamientos, ¿porque yo? ¿Porque buscarme personalmente? ¿Entonces el era quien me había observado estos últimos días? Eso explicaría el porque sentía como si alguien me observará en los últimos días, sin duda era algo que iba a tener que averiguar.
Sentía que mis ojos pesaban demasiado como para abrirlos, murmullos se comenzaban a escuchar en el lugar.—señor Vintag, lamento las molestias que Anne a causado —podía reconocer esa voz, era de mi madre.Me levante con dificultad y observe la habitación en la que me encontraba, era inmensa con una gran cama con sábanas negras, las paredes eran de color blanco con pequeñas decoraciones rojas, había una mesa de noche junto a la cama y un escritorio cerca de la ventana, había un armario espacioso y un balcón precioso. La habitación se miraba realmente lujosa sin duda tenía que estar en un lugar importante.Salí al balcón con paso lento para no hacer ruido pero en el fon
—¿¡tienes idea de los problemas que causaste!? —gritaba mi madre con enojo y decepción.—y tu, ¿tienes idea de todo lo que deje por estar aquí? Yo no quiero el poder mamá, ¡quiero una vida normal! —¿era tan difícil entender eso?Mi madre suspiro con decepción mientras que caminaba en dirección a la silla frente a mi.—no puedes escapar de esto Anne, entiendelo de una ves y resignate —murmuró entre dientes con desdén.—eso ya lo veremos —la mire desafiente y ella se levantó de golpe para caminar a la salida.
Me sentía nerviosa y ansiosa por discutir con Neferet sobre mi estadía en este castillo, no esperaba que fuera permanente, tenía la esperanza de salir y visitar a Leo... Saber que esta bien y poder darle una explicación sobre lo que pasó.—¿estas bien? Te veo muy nerviosa —comentó Esmeralda con expresión divertida.—supongo que lo estoy, Esmeralda ¿tu crees que el señor Neferet me deje ir en unos meses? —la expresión de Esmeralda se vuelve seria y me mira de reojo por un momento, parece incomoda y sorprendida por mi pregunta.—no será algo tan sencillo Anne, el... Espero mucho por ti —dijo al cabo de un rato.
Neferet después de ese día, no me dejaba sola ningún momento, a pasado una semana y me comienza a poner nerviosa, sus ojos carmín siempre me observaban sin expresión alguna.—¿el siempre es así? —pregunto curiosa.—¿como? —Responde Esmeralda mirándome con una sonrisa.—no lose, ¿sobre protector? —digo encogiendome de hombros.Esmeralda suelta una pequeña risa y niega rápido.—el jamás a tenido una sirvienta, tu serias la primera —susurra mirando a los lados.
La azafata me sonrió con cortesía mientras me guiaba a mi asiento, observe la ventana y no podía evitar sentir un nudo en el estómago, esto no estaba bien pero no podía evitarlo solo necesitaba saber que Leo estaba bien, que Regina estaba bien. Seguro Neferet lo entendería, no era la sirvienta ideal.El avión aterrizó horas después, pedí un taxi y me dirigí a casa pues es sábado por la mañana, las ansias recorría cada poro de mi piel, de camino a casa vi un pequeño grupo caminar con pequeño ánimo por su vestimenta diría que estuvieron en una fiesta pues eran dos chicas con vestidos muy cortos y tres chicos con ropa casual, al mirar el rostro de ellos me quede helada.—espere, deténgase un momento —pedí de golpe.
Mis ojos pesaban pero tenía una extraña sensación así que los abrí con dificultad mientras me sentaba con poco ánimo, frote mis ojos para aclarar mi visión y solté un grito ahogado mientras me sujetaba a mi cama, la adrenalina y el miedo comenzaron a hacerse presentes tan solo milésimas de segundos después.Neferet estaba frente a mí con cara de pocos amigos, su rostro denotaba furia... ¿Odio? ¿Decepción? Era una mezcla completa y sus ojos rojos no dejaban de mirarme como si quisiera matarme en un chasquido. Eran de un rojo intenso que nunca había visto en el, sus manos estaban convertidas en puño y yo solo podía escuchar mi respiración entre cortada, estaba aterrada, el miedo no dejaba que articulará ninguna palabra.—Nefer
Neferet se encontraba sentado junto a mí en el avión y yo solo podía mirarlo de reojo, su vista estaba fija en la ventana absorto en sus pensamiento y Dios sabe lo que está pensando pues nunca demuestra emoción alguna.—dime algo Anne —dijo con voz suave casi en susurro.—¿si? —respondí nerviosa.—¿porque escapaste? ¿Porque volviste aquí? —su gesto era frío, parecía molesto y dolido.—yo... Me sentía atrapada, nunca quise ser una sirvienta, me gustaba mi vida como una humana y solo quería ver... —&iqu
Esmeralda esta conmigo todo el tiempo posible, seguramente Neferet le pidió que me tuviera vigilada, pero no me incomoda, Esmeralda es amable y siento como si fuera mi amiga.—¿enserio lo crees? —me pregunto esmeralda por quinta ves mirándose al espejo.—¡claro! Tienes un cabello muy hermoso, suelto se ve mejor —respondí con una sonrisa.—gracias Anne —dijo con pena y yo hice un guiño en respuesta.—mañana el señor Vintag tendrá visitas de las familias gobernantes, me ordenó que estuvieras lejos del castillo mientras están aquí —Esme