Llevaba un par de días encerrada en la habitación; realmente las comodidades eran pocas, únicamente una cama, sin más muebles, o un espejo.
La luz entraba únicamente por una pequeña ventana con gruesos barrotes, por donde se podía observar lo que ocurría frente a palacio; aquello se convirtió en la única entretención para Namar.Una tarde de aquellos días, que para ella transcurrían de la misma manera, vio como la gente frente a palacio se agolpaba y, a lo lejos, un séquito se acercaba.Al entrar en la ciudad, sonaron trompetas y los lobos recibieron con vítores al grupo de recién llegados.Namar desconocía el motivo de tal agitación, podía escuchar cómo, dentro de palacio, los lobos también corrían, sin embargo, un sentimiento de temor llenó su corazón…Caía ya la noche, cuando el grupo de lobos entró a Palacio y el encargado de los esclavos irrumpió de golpe en la habitación.- Muévete – dijo sin dar más explicaciones.Namar no comprendió la orden y lo observó con rostro de duda. – ¡Vamos! Rápido. Debo prepararte, Alfa Caleb te espera.El temor recorrió todo su ser, el momento que tanto temía al fin había llegado.Rogaba para que la diosa de la Luna de hiciera tropezar y morir en ese instante.No sabía que esperar, probablemente, Alfa Caleb era un lobo de la edad de su padre y ella tendría que darle placer.Y si aun así no fuera, odiaba la idea de tener que entregarse a un lobo por obligación y saber que así sería su vida para siempre, inclusive, si este Alfa Caleb deseaba venderla o entregársela a cualquier otro lobo, ella tendría que obedecer.Madre Tabita siempre le enseñó que el ser sumisa alargaba los días de vida de un esclavo; pero, ¿De qué vale la vida de un esclavo? ¿Qué es vivir, para un lobo que no puede correr ni decidir a donde ir? ¿Era una vida digna de ser vivida?Tal vez, era más valioso un segundo como un lobo libre a mil años como un esclavo.Caminó por los pacillos, fue llevada a los baños, donde fue, nuevamente, minuciosamente examinada y limpiada.Esta vez, el encargado de los esclavos no la dejó sola ni un solo segundo; puso una cadena alrededor de su cuello que impedía su transformación, vestida con telas traslúcidas, propias de una meretriz y conducida a los aposentos del Alfa.El encargado golpeó la puerta y Alfa Caleb le permitió pasar.En el momento en que el encargado entró a la fastuosa habitación, Namar intentó correr en la dirección contraria; sin embargo, los guardias la detuvieron antes de que pudiera siquiera alejarse del lugar.Pusieron una correa sujeta a la cadena de su cuello y la hicieron entrar a la habitación a la fuerza; la obligaron a arrodillarse y agachar la cabeza, evitando que pudiese ver al Alfa que se imponía frente a ella.- ¿Quién te crees, esclava, para desobedecer una orden de tu Alfa? – La gruesa voz de aquel lobo hizo temblar el suelo de la habitación.Namar sintió gran temor, percibiendo, en su corazón, que el final se acercaba.- Esta, Alfa Caleb, es la esclava de la que he hablado – dijo el encargado de los esclavos – es una perra salvaje. Pero es una cortesana virgen de las montañas frías, su piel y su cabello así lo revelan. De seguro, con el tiempo, se convertirá en una concubina digna para usted. Si así lo desea, ordenaré que le den cincuenta azotes por su osadía.- No será necesario… - dijo el Alfa – yo mismo le enseñaré. Pueden salir.Los guardias y el encargado de los esclavos salieron de la habitación dejando a Namar sola con el Alfa.- Muéstrame tu rostro – ordenó el Alfa con su voz firme.Namar en rebeldía no levantó la vista.- Tu Alfa te ha dado una orden – habló nuevamente con enojo- Tú no eres mi Alfa – le dijo Namar con desdén.Alfa Caleb se exasperó, tiró de la correa y Namar cayó de espaldas en el suelo, luego la tomó por los brazos y la lanzó sobre la cama y la sostuvo con sus fuertes manos por las muñecas.Namar sintió gran temor y levantó la mirada, para ver directamente a los ojos del irritado Alfa.Se trataba de un lobo joven, de cabello largo hasta los hombros, color negro ébano y ojos color avellana. Intentó mostrar fortaleza y no permitir que aquel Alfa notara que todo en ella temblaba producto del miedo que le producía su mirada.- ¿Quién te crees que eres, esclava, para hablarme así? ¿Una Luna, una princesa? No eres nadie.- Soy una princesa – dijo sin demostrar su miedo – soy hija de Alfa Drago.La miró a los ojos y luego esbozó una sonrisa, burlándose de sus palabras.- Lo que dices no es cierto, esclava.- Estoy diciendo la verdad – dijo con firmeza – mi nombre es Namar, hija de Alfa Drago.- Alfa Drago no tiene hijas, ese cretino tenía solo dos hijos, a los que yo acabo de asesinar – dijo Alfa Caleb.Namar abrió los ojos sin lograr disimular el temor.- No puede ser…Alfa Caleb se levantó de la cama y caminó hacia un cofre en el rincón de la habitación.- Tengo este paquete que enviaré al que dices que es tu padre – abrió el cofre y allí se encontraban las dos cabezas de los hijos del Alfa Drago, hermanos de Namar.- Por la diosa… - Namar se cubrió el rostro afectada por la terrible visión. Sus ojos se llenaron de lágrimas.- Estás muy afectada por estos traidores. Esto es lo que pasa cuando alguien no conoce su lugar y me traiciona.- ¿Qué estás esperando entonces? – dijo Namar cerrando los ojos – ve y acaba con mi vida también.- ¿Crees que soy un idiota? Eso es lo que esperas que yo haga desde que entraste a estos aposentos ¿Qué crees que dirá tu padre cuando se entere que el lobo que mató a sus queridos hijos, también se folla a su hija.- Eso… a él jamás le importará- ¿A no? Eres una m*****a esclava llena de mentiras. Pero ahora que has mostrado afecto por estos traidores, no puedo sino sentir asco – pateó el cofre y este se cerró – La muerte no será tu fin, esclava, sería demasiado fácil. Lamentarás haber dicho el nombre de ese desgraciado en esta alcoba.Alfa Caleb se abalanzó sobre Namar y rasgó su vestido, dejándola totalmente desnuda y entró en ella con su pene erecto, con gran fuerza. Namar se aferró a las muñecas del lobo, para contener el dolor que le produjo el rompimiento tan brusco y violento de su himen. Apretó sus ojos para evitar que las lágrimas se agolparan y brotaran libremente, cuando aquel Alfa se movía dentro y fuera de su coño que escocía de dolor. Parecía que jamás se detendría. Levantó las piernas de Namar por sobre sus hombros, para entrar con su enorme polla aún más dentro de ella, en ese momento, la joven loba no resistió más y rogó que se detuviera. - Basta… por favor, Alfa…. Haré lo que me pidas, pero por favor… no más – dijo entre lágrimas. - Comprenderás tu posición, esclava. Jamás volverás a negarte a una orden de tu Alfa – le dijo aun moviéndose dolorosamente dentro de ella.- No lo volveré a hacer… lo siento, Alfa Caleb – dijo.El Alfa se detuvo, sujetó a Namar del cabello y la introdujo en su boca
A la mañana siguiente Namar despertó como de costumbre, tendió su cama y se sentó junto a la pequeña ventana a observar el ir y venir de los lobos en el pueblo, esperando a ver si alguien recordaba que ella se encontraba aun en aquella habitación/celda, y le llevaba algún pedazo de pan para aplacar su hambre. Aun sentía el fuerte agarre de aquel Alfa en sus brazos y muslos, y el dolor entre sus piernas. Jamás imaginó que el sexo sería algo tan terrorífico y desagradable, como ha tenido que experimentarlo ella. Realmente la muerte sería mucho más llevadera que ser la esclava o la concubina de ese sanguinario Alfa. Hasú, el encargado de los esclavos, llegó hasta la habitación de Namar y abrió la puerta, ella se encontraba meditando en sus desventuras y volteó para verlo, al darse cuenta que se trataba de él, su rostro se llenó de temor, pensando en que sería llevada nuevamente con el Alfa. - Que mal aspecto tienes… - dijo el encargado – andando, esclava. Muévete. Namar se quedó in
-Alfa Caleb, cuánto lo siento – dijo Hasú, muy asustado.-Hasú… - Alfa Caleb se levantó y observó seriamente a la joven – puedes continuar con lo que hacías… El Alfa dio media vuelta y caminó por el pacillo, alejándose.-Si mis hermanos murieron… quiero morir yo también, Alfa – dijo Namar. Alfa Caleb se detuvo.-Ese miserable de Alfa Drago, asesinó a mi Luna, y luego te envía a ti… Tu eres una mentirosa, no hay registros de que ese viejo lobo infeliz haya tenido una hija. Tu eres una nueva trampa que ha planeado para destruirme… y, por la diosa, descubriré que es lo que pretende. No mereces la muerte… sería demasiado fácil ¡Llévatela, Hasú!-Sí, mi Alfa – dijo el encargado, agachando su cabeza.-¡No! ¡Alfa! Por piedad… acabe ya con mi vida… - dijo Namar. Alfa Caleb no volteó nuevamente a ver.Namar fue llevada a una pequeña plaza de concreto en el interior del castillo. Allí, en el centro se erguía un alto pilar, del que colgaba una fuerte cuerda. Namar fue sostenida allí,
-Soy hija de Alfa Drago… pero él no sabe que existo – respiró un momento para recobrar el aliento – Alfa Drago me maldijo y ordenó mi muerte cuando nací, pero una esclava me escondió y crio como suya – respiró una vez más – Si estoy aquí, es porque escapé de mi manada, ya que mi padre quería volverme una de sus concubinas.Alfa Caleb se frotó la barbilla, analizando las palabras de Namar.-¿Cuál es tu nombre, esclava? -Namar…-No pareces una namarita… - dijo observándola.-La esclava que me crio, me dio ese nombre… ella era namarita. -¿Cómo puedo saber que lo que dices es cierto?-Busque en el registro de concubinas de Alfa Drago el nombre de mi madre. Ella era una loba de las montañas frías, llamada Selene.Alfa Caleb se sentó en su escritorio, frotándose la barbilla.-No es necesario indagar demasiado… todos los lobos de la región conocen quien fue Selene… ella sería la Luna de Alfa Drago. Después de todo su bebé sobrevivió… ese Alfa maldito, no es solo un cretino con
Al día siguiente Namar despertó con una extraña sensación. Aunque no estaba del todo conforme con su situación actual, se sentía extrañamente agradecida de seguir con vida y, sobre todo, de haber podido dormir en esa cama nuevamente, después de haber pasado el calvario en el pilar. Se miró al espejo y sus cicatrices habían desaparecido casi por completo; su condición de loba ayudó mucho a que eso sucediera, sin mencionar las hierbas y ungüentos que la anciana curandera puso en su espalda. Todo indicaba que, en muy poco tiempo, ya no quedarían indicios de los latigazos que rasgaron su piel el día anterior.Hasú, el encargado de los esclavos abrió la puerta y fue a buscarla. Esta vez, Namar obedeció sin reclamos, ni rebeldía. Fue a los baños y se aseó, y luego, a comer. Varinia la observaba con gran recelo; el resto de las concubinas no comprendían la razón del mal humor de Varinia aquella mañana, sin embargo, el hecho de ver a Namar en el salón, comiendo como una más de ellas, provocó
Namar llegó al despacho de Alfa Caleb, inhaló hondo para darse valor y golpeó la puerta. El joven lobo le permitió entrar. Sentado en su escritorio, la observó caminar, hasta estar frente a él; ella se mantuvo de pie inmóvil y seria.-Estás muy seria… parecías muy divertida y vivaz hace un momento – dijo Alfa Caleb, burlándose de ella. Namar no respondió – respóndeme algo – dijo fingiendo una risa - ¿Qué es lo que planeas, esclava?-Una esclava no puede planear nada… - le dijo seriamente.-Entonces dime… hace un día decías que no te convertirías en una ramera para un Alfa, ¿Y ahora das espectáculos en par con Astrid? -Haré todo lo que esté en mi para conseguir mi libertad…-¿Y crees que así la conseguirás? – dijo con tentación de risa – ¿Ahora crees esa mentira? Todas las cortesanas esperan que algo así suceda… Que un Alfa se enamore de alguna, la compre y convierta en su Luna. Pero lo cierto es, que nunca he escuchado que algo así haya pasado alguna vez – Namar permaneció e
Hasú salió rápidamente de la habitación del Alfa y fue hasta el cuarto de Namar; el encargado abrió sin dificultad la puerta, pues poseía las llaves y entró a despertarla. Al acercarse a Namar, Hasú le habló exaltado.-¡Arriba esclava!Namar despertó exaltada, sin reconocer al encargado de los esclavos, sosteniendo con fuerza un cuchillo que guardaba bajo la almohada y amenazó a Hasú, quien dio un gran y agudo grito. Namar al despertar y verle, bajó su mano aliviada.-Hasú eres tu… -¿Hasú eres tu? – dijo el encargado, ofuscado – ¿Es lo único que tienes que decir después de que me apuntas con un cuchillo? -Ya me han agredido dos veces esta semana, Hasú. No me culpes por estar preparada.-Tu de verdad eres una loba muy extraña… - dijo peinando su cabello con las manos – levántate ya.-¿Qué es lo que ocurre?-Nuestro Alfa quiere verte – explicó Hasú. El corazón de Namar se llenó de miedo. Hasú la reprendió, ante su lentitud para acatar su orden – ¿Qué esperas? ¡Vamos! Debo
En el momento en que Alfa Caleb llegó a su climax de placer abrió sus labios para pronunciar un nombre en particular.-… Oh… Mariam…Namar podía comprender la situación sin problemas: Alfa Caleb, en su mente y su corazón, había hecho el amor con su amada pareja y no con ella. Al terminar, el lobo se recostó sobre su cama, dándole la espalda a la joven loba; Namar se levantó en silencio, se vistió y luego observó a aquel Alfa que ya dormía recostado desnudo sobre su lecho. Pensó en lo desvalorada que era la vida de una cortesana; ella, si quisiera, podría sin mayor esfuerzo, cortarle el cuello de lado a lado; ese sería un método muy acertado para conseguir un cambio radical en su vida; ya que, de ese modo, conseguiría su libertad – en caso de lograr escapar – o su muerte, si era sorprendida. De cualquier modo no volvería a ser una cortesana. La idea pasó por su cabeza y se desvaneció de inmediato; aquel lobo era tan víctima de su padre como lo fue ella; sintió mucha lástima por el so