Namar llegó al despacho de Alfa Caleb, inhaló hondo para darse valor y golpeó la puerta. El joven lobo le permitió entrar. Sentado en su escritorio, la observó caminar, hasta estar frente a él; ella se mantuvo de pie inmóvil y seria.-Estás muy seria… parecías muy divertida y vivaz hace un momento – dijo Alfa Caleb, burlándose de ella. Namar no respondió – respóndeme algo – dijo fingiendo una risa - ¿Qué es lo que planeas, esclava?-Una esclava no puede planear nada… - le dijo seriamente.-Entonces dime… hace un día decías que no te convertirías en una ramera para un Alfa, ¿Y ahora das espectáculos en par con Astrid? -Haré todo lo que esté en mi para conseguir mi libertad…-¿Y crees que así la conseguirás? – dijo con tentación de risa – ¿Ahora crees esa mentira? Todas las cortesanas esperan que algo así suceda… Que un Alfa se enamore de alguna, la compre y convierta en su Luna. Pero lo cierto es, que nunca he escuchado que algo así haya pasado alguna vez – Namar permaneció e
Hasú salió rápidamente de la habitación del Alfa y fue hasta el cuarto de Namar; el encargado abrió sin dificultad la puerta, pues poseía las llaves y entró a despertarla. Al acercarse a Namar, Hasú le habló exaltado.-¡Arriba esclava!Namar despertó exaltada, sin reconocer al encargado de los esclavos, sosteniendo con fuerza un cuchillo que guardaba bajo la almohada y amenazó a Hasú, quien dio un gran y agudo grito. Namar al despertar y verle, bajó su mano aliviada.-Hasú eres tu… -¿Hasú eres tu? – dijo el encargado, ofuscado – ¿Es lo único que tienes que decir después de que me apuntas con un cuchillo? -Ya me han agredido dos veces esta semana, Hasú. No me culpes por estar preparada.-Tu de verdad eres una loba muy extraña… - dijo peinando su cabello con las manos – levántate ya.-¿Qué es lo que ocurre?-Nuestro Alfa quiere verte – explicó Hasú. El corazón de Namar se llenó de miedo. Hasú la reprendió, ante su lentitud para acatar su orden – ¿Qué esperas? ¡Vamos! Debo
En el momento en que Alfa Caleb llegó a su climax de placer abrió sus labios para pronunciar un nombre en particular.-… Oh… Mariam…Namar podía comprender la situación sin problemas: Alfa Caleb, en su mente y su corazón, había hecho el amor con su amada pareja y no con ella. Al terminar, el lobo se recostó sobre su cama, dándole la espalda a la joven loba; Namar se levantó en silencio, se vistió y luego observó a aquel Alfa que ya dormía recostado desnudo sobre su lecho. Pensó en lo desvalorada que era la vida de una cortesana; ella, si quisiera, podría sin mayor esfuerzo, cortarle el cuello de lado a lado; ese sería un método muy acertado para conseguir un cambio radical en su vida; ya que, de ese modo, conseguiría su libertad – en caso de lograr escapar – o su muerte, si era sorprendida. De cualquier modo no volvería a ser una cortesana. La idea pasó por su cabeza y se desvaneció de inmediato; aquel lobo era tan víctima de su padre como lo fue ella; sintió mucha lástima por el so
Namar se exaltó al escuchar a Alfa Caleb, se volteó de inmediato e hizo una leve reverencia. Sonaron las trompetas anunciando la llegada del Alfa.-Ya sabes que esto no puede salir mal, esclava… - dijo Alfa Caleb y luego corrigió sus palabras – Namar… espero que sepas comportarte como una princesa, como has mencionado. No olvides el pañuelo, Hasú – Ante sus palabras, el encargado de los esclavos corrió a cubrir el cuello de Namar.Alfa Caleb salió de la habitación y la joven lo siguió, junto a Hasú. Llegó hasta el salón de reuniones y se sentó en un gran trono. El lugar era muy grande y decorado con bellos pilares de marmol, oro y rubíes. Uno de los sirvientes del Alfa, puso una gran corona sobre su cabeza. Namar se mantuvo de pie en el lugar de la audiencia, pero en primera fila, allí donde la “nobleza” estilaba estar y esperó pacientemente y guardando la compostura a que el Alfa invitado llegara hasta allí. Alfa Caleb observó a la joven, muy inmersa en su papel, su vista firme y se
La reunión culminó y Alfa Kadir y su hija hicieron una leve reverencia y salieron del salón. Alfa Caleb se levantó de su trono y caminó hacia su alcoba en silencio; Hasú, junto a Namar caminaron tras él. Al llegar a la habitación, Hasú cerró la puerta y quedaron los tres solos.-Alfa, ¿Qué ocurrió? – preguntó Hasú, muy preocupado. El joven Alfa se sentó sobre la cama y tomó su rostro entre sus manos. Hasú comprendió qud las cosas se habían complicado – oh, por la diosa. Esto está muy mal… ¿Qué haremos?Hasú empezó a exaltarse. Alfa Caleb puso una mano apoyada sobre su muslo y la otra haciendo movimientos circulares en su frente y cien, como intentando aliviar un fuerte dolor de cabeza. El encargado de los esclavos no paraba de gritar y correr por la habitación; al ver que su reacción no ayudaba en nada a la situación, Namar se acercó a él y le dio una fuerte bofetada, para hacerle reaccionar.-¿Qué crees que haces, esclava? – dijo el encargado de los esclavos sobándose la mejilla ar
La joven loba entró a los aposentos del Alfa, y este se sorprendió ante este hecho. -Princesa Rhada… -Alfa Caleb – dijo, muy coquetamente, haciendo una suave reverencia, sin despegar su vista del imponente Alfa.Hasú aun permanecía en la habitación y al ver que la joven esperaba tener una conversación a solas, hizo una reverencia en silencio y salió rapidamente del cuarto. Namar, al ver que Hasú se retiraba del lugar corrió a hablarle.-¿Qué ocurre, Hasú? ¿Alfa Caleb la ha llamado? -¿Qué modales son esos, esclava? – dijo en tono de secreto – las princesas no corren de ese modo, conserva la compostura, alguien podría verte.-Lo siento… -¿Por qué ese interés en saber lo que ocurre en la habitación, Namar? – dijo Hasú, queriendo indagar en los sentimientos de Namar. Ella se sintió acorralada.-Yo solo quiero saber qué ocurrirá conmigo.-Las cosas ya están de un modo; nada puedes hacer… hasta donde sé, si lo que buscabas era irte de este lugar, me temo que no podrás hace
En la sala de las concubinas, el alboroto estaba empezando a resonar alrededor del resto del castillo.-¡No, no, no! – gritaba Varinia, completamente enloquecida al enterarse de que Namar caminaba por palacio vestida de princesa - ¡Arrg! Esa sucia zorra… ¡Es sabido que las lobas pelirrojas son unas brujas! Ha hechizado a nuestro Alfa. ¡Ya casi era mío! – Hasú entró a la sala horrorizado.-Por el amor de nuestra diosa… ¿Qué son esos gritos?-¡Hasú! – dijo Varinia ardiendo en furia – ¡Tú! Infeliz… ¡Tú la ayudaste!-¿Qué le ocurre a esta loba… hasta que al fin se volvió completamente loca… ¡Guardias!-¡No estoy loca!... es Namar. La han visto pavonearse por el castillo vestida como una princesa y con un pañuelo de nuestra fallecida Luna en su cuello… ¿Quieres que ella sea la nueva Luna, no? ¿Cómo te ha comprado para que la ayudes?-Espera… un momento, lobita tonta – dijo Hasú, moviendo sus manos delicadamente – estás muy equivocada… ella es una princesa, y camina por el castil
Alfa Caleb recostó a la joven loba en su lecho y, y se posó junto a ella, observó sus intensos ojos verdes. En su interior existía una lucha, su lobo la deseaba y amaba intensamente, pero su parte humana aun sentía un fuerte rechazo hacia su sangre, a pesar de saber que Namar era inocente de todo lo que Alfa Drago había urdido en su contra. La joven loba, por su parte, solo observaba, sin lograr descifrar lo que ocurría en la mente del joven Alfa ¿Cómo debía actuar ante tal situación? Todo lo que estaba ocurriendo jamás lo pidió ni estuvo en sus más remotos pensamientos. De ser una esclava, luego una fugitiva, se transformó en la concubina y, ahora, en la pareja del Alfa de la manada Luna Cristal.El joven Alfa sacudió los pensamientos de su cabeza y le permitió a su lobo tomar el control. Su lobo Cemil, lamió con deseo los pechos de la joven loba; cuan diferente era poder poseer a su pareja predestinada por la Luna; más aun, que privilegio tenía él, al haber encontrado a su mate y po