ADA.-¿Están seguros de eso? -indago una vez más, tengo un extraño malestar en la barriga de tan solo pensar que debo pararme frente a Daniel esta tarde, en su hogar. Todo debido a que Zara y Zeth, quieren hacer unos pequeños cambios en la aplicación antes de la fiesta para dar buenas noticias. -Sí, Ada. -Zeth toma mi mano y besa la palma con ternura. -¿Por qué tanto miedo? Ustedes se la llevan bien, -le doy una mirada rápida y él sonríe. -Al menos te dejo vivir en su casa de verano, siendo tan insoportable como eres yo no...-Zara le arroja una muñeca que da justo en su nuca y lo hace chillar de dolor. -Solo ve hasta allá, dile lo que queremos hacer y si dice que sí, le muestras el contrato en donde se especifica que somos dueños de la mitad que los cambios que se realicen a partir de ahora. -Zara frota sus manos de una manera que hace dudar de verdad en los que tienen en mente. -Está de nuevo imaginando una villa a las afueras de la ciudad con caballos corriendo libres por el terr
ADA."Padre, dame paciencia porque te aseguro que si me das fuerza voy a matar a la madre de Daniel, enserio" Respiro por decima vez en lo que va del minuto con pesar. Estoy dentro de su auto, tratando de no saltar sobre ella y ahorcarla. Pues, a la señora perfecta le ha dado por rocear mi cuerpo con lo que ella llama un perfume más llevadero, ya que, mis ropas no la dejan tranquila. -Dime por favor que ya vamos a llegar, -miro a Daniel, quien lleva la vista fija en su telefono del año. Él lo mira y sonríe. Este quiere que lo golpee, a que sí. -Calma, llegaremos a la dirección que nos han dado antes de lo previsto. -Me cruzo de brazos, miro por la ventana y noto que el paisaje está cambiando. Estamos dejando atrás las grandes casas y estamos entrando cada vez más a los barrios bajos de la ciudad. Trago grueso, me está asustando enserio todo.-¿Con qué tipo de hombre se metio está mujer? -Chilla alarmada la repugnante mujer rica. -Amor... -Le dice la que va manejando. Uh, ese toni
—¡Entra estúpida maleta! ¡Me vas a hacer llegar tarde! —grito llena de frustración, la maleta de semicuero que tuve que comprar para estar a la par de mis compañeros de oficina, se estaba dando el lujo de no caber en el Uber.—Creo que deberías sacarle cosas, Ada.—Yo creo que no debió comprar tanta ropa en primer lugar.Zeth y Zara, los gemelos con los cuales comparto departamento desde hace 3 años, se miran entre sí mientras se burlan de mis desgracias.—Hasta te quedaste sin un dólar, no puedes ni pagar la renta. —Zeth comenta con su sabiduría de mierda. Lo miro y le saco el dedo medio, ¿Que no ven que lo que necesito justo ahora es ayuda?—¡Callen! ¡Cuando consiga el contrato para mí proyecto tendré para comprar uno grande! —vociferó llena de entusiasmo.Doy una patada a la maleta y entra, uff que suerte.El conductor que lleva rato mirándome como si fuera un payaso de circo en su show me aplaude.—¿Para donde llevo el equipaje señorita? —indaga, entrando al auto.—Para dónde voy
—Debe mantener todo en perfecto estado, está usted a cargo de la limpieza. Eso incluye, el lavado de la piscina y de los ventanales así que no se vaya a hacer la payasa y crea que no me daré cuenta.Respiro hondo.Hace más de media hora que el estúpido de mi Jefe da vueltas y vueltas en el mismo lugar. Explicando cosas que ya sé que debo hacer, no entiendo porque tuvo que despedir a su mucama si se veía que era la única que podía soportar limpiar todo este lugar.No me cabe la duda que la mujer seguro estaba buscando excusas para largarse de aquí, es que nada más de ver lo inmensa que es dan unas ganas de largarse corriendo.—¡Y no entre a mi habitación sin permiso! — Culmina con su ridículo discurso. Si supiera que lo menos que quiero es verlo, yo solo vine para que aprobará mi proyecto y nada más.¡Estúpida cuarentena!—¿Está usted de acuerdo con el trato? —asiento, él saca si tablet y me la muestra. —Firme aquí para dar por cerrado el trato.—¡Wuo! ¡¿En qué momento escribio esto!?
—¡Apúrese! Necesito que lave también mi pijama.Murmuro una maldición y continúo en lo mío. Lavar las pantuflas de mí Jefe, las cuales llene de suficiente líquido estomacal como para no querer volver a su color y ni hablar de que le eché tanto blanqueador que perdió el color azul cielo que tenía.—¿Cómo le explicó esto ahora? —digo tomándola por una parte, miro a los alrededores y al notarlo sentado mirando su tablet no lo dudo ni un segundo antes de meterlas en el basurero.Me escabullo con cuidado, sino mal recuerdo está mañana al limpiar descubrí que tiene unas cinco iguales arriba.Trato en lo más posible de no hacer ruido y llego a su habitación, por suerte Eno tiene seguro. Empujo la puerta con suavidad, y entro en puntillas.Tomo las pantuflas nuevas, dándole una pequeña pasada por el jabón seguro parecerán usadas.—¡Genial! —susurro.Doy media vuelta y me enredó con mi pies, cayendo justo sobre la cama.—¡Ay! Estúpida portátil me vas a quebrar la columna. —La observo por todos
No puedo más, enserio.¡Quiero salir de aquí!Con el vaso de hierro tocó la puerta repetidas veces, en un vano intento de parecer una prisionera.—¿Puede dejar de hacer eso? —Mi jefe me observa como si hubiera perdido un tornillo, la verdad me da igual, yo sigo en lo mío. Golpeando la puerta con el vaso de metal como en las películas viejas que papá solía poner todos los domingos por la televisión.—Enserio va a hacer que la eche. —Dejo el vaso de lado. Un mosquito me pica y de inmediato lo ataco, logrando que me quedé un morado en el brazo y que el muy desgraciado se vaya volando con cierta burla.—¿Va a continuar con su estrategia? ¿No me va a hablar?Ignoro de forma olímpica al hombre que me mira con una expresión de burla en el rostro.¿Un resumen de lo que pasa? Sencillo, por la mañana me desperté muy alegre, hice mis quehaceres y prepare la comida, ¿Cómo no hacerlo? Si hoy se estrenaba en Netflix la nueva serie de las gotas en verano.Pase toda la semana hablando de ello y Dani
Siento que puedo escuchar de fondo la canción del agente 007 mientras me arrastro por el suelo, tratando de sacar del pantalón de pijama de mi jefe su teléfono.Por suerte él está tan concentrado en no morir envenenado por lo que cociné, que no repara en que llevo varios minutos caminando en puntas y luego, limpiando el piso con mi franela.—Oh, no tiene clave.Digo, al apenas notar que el aparato no pide ni siquiera la huella para poder entrar a su contenido. Mi rostro en este momento tiene una sonrisa de típica de una persona cuando va a realizar la mejor travesura de todas.Anoto el número de mi hermano como "SexBoy" porque será rápido lo que haré y porque es necesario para guardar el número, en tantos años manteniendo el mismo y yo aún no logro recordarlo.—Que sea lo que Dios quiera, comento, mientras descargo las fotos más porno que consigo en la internet . Pasan unos largos minutos en los que va descargando, estoy que me hago en los pantalones de los nervios y el bendito aparat
—Que bonito dedo señorita Ada, dígame, ¿Con esos mismos va a lavar los baños? —Hace una mueca de burla antes de dar media vuelta y volver por dónde vino.No puede ser. Con tantas personas que pude pasar por esta maldición y tengo que venir a quedar con ese hombre tan amargado, detestable y pedante.Hago el esfuerzo máximo para retener las ganas de vomitar cuando levanto la tapa del inodoro. Mi jefe camina de un lado a otro, esperando quizás el momento en que caiga de boca al mismo y me ahogue con el agua sucia. Un minuto... ¿Por qué huele como si alguien se hubiera hecho... —¡Wuacala! —Un bonito barco color marrón sale del agujero y chillo. Daniel Mendez empuja la puerta con fuerza sin darse cuenta de que estoy detrás del pedazo de madera, lo cual hace que caiga dentro del inodoro de cara.—¿Qué sucede? —Saco la cara y el une de inmediato los puntos. Coloca los labios como la boca de un pato y de pronto se comienza a reír.—Usted. Es. Despreciable. —Tiro la puerta del baño luego de sa