No puedo más, enserio.
¡Quiero salir de aquí!
Con el vaso de hierro tocó la puerta repetidas veces, en un vano intento de parecer una prisionera.
—¿Puede dejar de hacer eso? —Mi jefe me observa como si hubiera perdido un tornillo, la verdad me da igual, yo sigo en lo mío. Golpeando la puerta con el vaso de metal como en las películas viejas que papá solía poner todos los domingos por la televisión.
—Enserio va a hacer que la eche. —Dejo el vaso de lado. Un mosquito me pica y de inmediato lo ataco, logrando que me quedé un morado en el brazo y que el muy desgraciado se vaya volando con cierta burla.
—¿Va a continuar con su estrategia? ¿No me va a hablar?
Ignoro de forma olímpica al hombre que me mira con una expresión de burla en el rostro.
¿Un resumen de lo que pasa? Sencillo, por la mañana me desperté muy alegre, hice mis quehaceres y prepare la comida, ¿Cómo no hacerlo? Si hoy se estrenaba en N*****x la nueva serie de las gotas en verano.
Pase toda la semana hablando de ello y Daniel dijo que podría verlo siempre que culminará con todo lo que está específicado en el contrato.
Eso hice, ah... Pero como nada puede ser perfecto, el hombre con el que vivo le dió por probar un aparato nuevo que consume luz lo que llevo a qué hubiera un corto circuito y nos quedamos sin luz por más de tres horas y media.
Llamo a los técnicos y los muy bestias, no quieren salir de sus casas por miedo a contaminarse.
Y aquí estamos en la dulce espera de que el super genio de Daniel Mendez repare todo siguiendo las instrucciones que dan en la internet.
—¿Acaso es tan importante esa serie? Hasta donde tengo entendido solo será un spin-off de una que de verdad valió la pena ver.
Gruño.
—¿Acaso era tan importante que probará su aparatito ese? ¿Qué sentido tiene una enorme cosa de metal? —digo, pateando la máquina, ¡Aush! Me va a dejar un dedo hinchado.
Salto en un pie mientras el moreno se ríe de mí dolor. ¿Desde cuándo se ha creído con la libertad de burlarse de mí?
Ah, sí, desde el momento que me quedé encerrada en su estúpida casa de verano sin dólar en mi bolsillo.
Lo detesto.
—Para que te quede claro, ese aparatito que pateaste es una planta eléctrica capaz de generar suficiente luz como para un pueblo. —Ñiñi ñiñi ñi ñiñi, repito para mí mientras busco una bolsa de hielo. —Y aunque en tu mente se encuentren jugando dos cucarachas al poker, estoy seguro que cuando se les vaya la luz, hay también podrán alumbrar ese espacio gracias al aparatito ese...
—Hay si tú... Porque a de ser que las tuyas cuentan dinero. —El moreno se gira para verme con una ceja alzada y enmudesco.
Pensé que lo había dicho dentro de mis pensamientos, pero al parecer no fue así porque con una sonrisa tétrica se acercó a mí.
—Yo no tengo esos asquerosos insectos en mi cabeza, porque no tengo tiempo para ello. Pues, sino te has dado cuenta mi cerebro está en completo uso cada día mientras cuento la cantidad de ceros que tengo en mi cuenta bancaria.
Uh... Eso dolió, mucho.
—Ahora, sino es mucha molestia. Necesito que intentes encender la bombilla que está en la cocina a ver si ya llegó la luz.
No lo pienso ni un segundo antes de salir corriendo a dónde me ha mandado. Esto de pasar mucho tiempo encerrados juntos me está haciendo daño.
Enciendo la bombilla que ha dicho y la misma hace un sonido, seguido del estallido dentro de la misma.
Grito, porque por supuesto soy una cobarde de primera y porque pude morir si hubiera estallado quebrándose.
—¿¡Que sucede!? —grita eufórico el moreno, pero como no se ve nada me lleva por delante haciendo que caiga de cara al suelo. —¿Estás bien? —Tantea a los lados y es cuando siento algo tocarme el culo.
Carraspeo.
—Quite su mano de mi culo, por favor. —Lo hace de inmediato.
—¿Cuál? —chistosito él,— Digo, disculpe. —Se excusa de inmediato.
Ahora soy yo quien tantea alrededor, primero chillo porque me cortado el dedo con un cuchillo, luego me asqueo porque tocó algo viscoso.
—¿Que huele así? —indaga mi Jefe, no logro verlo, pero no le cabe la duda que está por llegar a la puerta por el sonido de su voz.
—¿A qué huele? —pregunto.
Enciendo un palillo de fosforo y con una sonrisa en mi rostro busco la linterna que tiende a estar guardada en la segunda gaveta de la cocina.
Mi jefe es un poco paranoico y guardo una en sitios estratégicos que es casi en todo el lugar. Me da miedo un día despertar y que haya guardado una en mis entrañas para tenerla segura.
—¡El pavo! —chillo, olvide por completo que lo había dejado en el horno, esa era la cena sorpresa.
—Ni voy a comentar nada acerca de eso, —busca la otra linterna que está cerca de la televisión y la enciende. —Terminare con el cableado, busque una bombilla cambie la que se quemó y por favor, haga una cena decente.
Dicho eso se marcha.
Gracias a Dios, no soportaría más con ese tipo por estos lados. ¡Que le den!
—Por cierto, —grito asustada y dejó caer la linterna en su pie, haciendo que gruña y maldiga. —¿Por qué no puede ser normal? ¿Que hice para merecer esto?
—Que voz... —Murmuro para mí, o eso creo.
—Mejor cállese, —me da la linterna y se da media vuelta. —Siga con lo suyo que yo voy a seguir con lo mío.
Cojea cada que camina, trato de no reírme. Mi teléfono suena y soy capaz de escucharlo, voy en su búsqueda para saber quién es y me sorprende cuando noto que es de nada menos que de mi hermano.
—El número que usted marco no está disponible por favor intente más tarde. —Sueno como la contestadora y él de inmediato se ríe.
—Ada, sé que eres tú. No te preocupes no voy a cobrar aún lo que gastaste de lo cuenta.
—Oh, que generoso. —Y si que lo es, algo debe de querer para perdonarme tan fácil. —¿Que quieres?
Sé que está sonriendo, puedo sentirlo, no sé cómo, pero sé que lo hace.
—Hermanita, como bien sabrás no puedo salir de la Empresa porque al parecer han puesto todo en cuarentena... Y para mí desgracia eso ha agarrado hasta mi sitio de trabajo.
—No des tanta vuelta que me aburro, —comento. Tengo una cena que hacer y un jefe molesto que posiblemente me este maldiciendo.
—Bien, necesito que me mandes fotos de mujeres desnudas desde un número diferente al tuyo.
Siento que puedo escuchar de fondo la canción del agente 007 mientras me arrastro por el suelo, tratando de sacar del pantalón de pijama de mi jefe su teléfono.Por suerte él está tan concentrado en no morir envenenado por lo que cociné, que no repara en que llevo varios minutos caminando en puntas y luego, limpiando el piso con mi franela.—Oh, no tiene clave.Digo, al apenas notar que el aparato no pide ni siquiera la huella para poder entrar a su contenido. Mi rostro en este momento tiene una sonrisa de típica de una persona cuando va a realizar la mejor travesura de todas.Anoto el número de mi hermano como "SexBoy" porque será rápido lo que haré y porque es necesario para guardar el número, en tantos años manteniendo el mismo y yo aún no logro recordarlo.—Que sea lo que Dios quiera, comento, mientras descargo las fotos más porno que consigo en la internet . Pasan unos largos minutos en los que va descargando, estoy que me hago en los pantalones de los nervios y el bendito aparat
—Que bonito dedo señorita Ada, dígame, ¿Con esos mismos va a lavar los baños? —Hace una mueca de burla antes de dar media vuelta y volver por dónde vino.No puede ser. Con tantas personas que pude pasar por esta maldición y tengo que venir a quedar con ese hombre tan amargado, detestable y pedante.Hago el esfuerzo máximo para retener las ganas de vomitar cuando levanto la tapa del inodoro. Mi jefe camina de un lado a otro, esperando quizás el momento en que caiga de boca al mismo y me ahogue con el agua sucia. Un minuto... ¿Por qué huele como si alguien se hubiera hecho... —¡Wuacala! —Un bonito barco color marrón sale del agujero y chillo. Daniel Mendez empuja la puerta con fuerza sin darse cuenta de que estoy detrás del pedazo de madera, lo cual hace que caiga dentro del inodoro de cara.—¿Qué sucede? —Saco la cara y el une de inmediato los puntos. Coloca los labios como la boca de un pato y de pronto se comienza a reír.—Usted. Es. Despreciable. —Tiro la puerta del baño luego de sa
¿Por qué tiene que ser un tipo tan raro? Abro con lentitud la puerta de su habitación, metiendo en primer lugar mi hermosa nariz de pinocho. Después la mitad de la cara, ya debo de parecer la niña del aro pero es que tengo que saber que sucede con este súper hombre todo macho que hasta ahora me estaba haciendo la vida imposible.Por muy extraño que pueda llegar a ser, veo al mismo Daniel de siempre solo que está vez tirado en el suelo de rodillas llenando de moco un suerte de color lila.Maldigo en mis adentros haber sido criado de una buena manera porque eso es lo que justo ahora me está llevando a frotar su espalda.Cosa que hizo que volteara a verme con muy mala cara. Lo que me faltaba, va a creer que estoy aprovechando el momento para ser más cercanos.—Ya, no me ponga esa cara, me largo. —Tira de mi brazo y nos envuelve en un fuerte abrazo. ¡Asco! No es por ser mala no nada, pero es que sus fluidos nasales están cubriendo mi bonita pijama. Esto me pasa por andar de buena gente, q
Y aquí estoy, a mitad de un funeral imaginario. Porque, eso es lo que es, totalmente imaginario. Qué se creo el loco que vive conmigo, hay que ver qué cada día sale uno nuevo y el que lo agarre, es suyo, pues a mí me tocó este, que más le voy a hacer.Mientras mi jefe está de rodillas en frente de una caja de cartón a la que le colocó rosas plásticas de navidad, yo tengo que fingir que hay más personas en el lugar y hacer como que recibo el pésame. Lo bueno del caso es que, como soy la única persona real puedo comer todas las veces que quiera de los bocadillos y el café que hice para este trágico día. Nótese aquí mi sarcasmo, sigo sin entender cómo es que una persona como él, a la que su prometida le fue infiel decida hacerle un funeral en su honor por haber muerto de COVID—19 entiendo que duele, que los años que pasaron juntos no van a regresar y que en este momento debe de sentir un vacío mucho más grande que el que sintió al darse cuenta de que ya ella no lo quería.Porque, ¡Hey!
-¿Aló? Yo aquí ¿Quien allá? -PRegunto, acomodandome a la perfección en la cama.Zara tose. Se ve falta, esa gripe si que la está atacando duro.-Oye, deberías de ir al médico. No te ves muy bien, amiga. -Le resta importancia con una mano, a la par que le da sorbor a una bebida caliente.-Ya mi madre nos ha enviado una de esas posimas que suele hacer con hierbas, -Sorbe. -Sabes muy bien que no hay nada que esa doña no pueda curar con cosas de la naturalez. -Suspira, se limpia la nariz y vuelve a hablar- cuentame, aún sigues con vida -tose- así que supongo que tú jefe o te tolera más que antes o lo eliminaste con el veneno para las ratas.-¿Se vale hacer eso ultimo? -Zara, me echa una mirada de ¿Estás bromeando? -¿Qué?-Como hagas eso te va a llevar comida tú mamá a la cárcel, eh, porque nadie te tiene quedandote ahí junto a él. -Me cruzo de brazos. Zeth pasa en pelotas por detrás de su hermana.-Zara ¿Has visto mis calzones morados? no los consigo.-Bonito trasero. -Se sobresalta al es
—¿Es enserio? —Chillo con pesar, jalando mis cabellos. No puede ser peor esto, ah, pero claro porque nada más de pensarlo como que lo atraigo. El estúpido de mi jefe toca a la puerta reclamando que no haya hecho la cena y que ya tiene hambre. Entre lágrimas me levanto y camino hacía el pedazo de madera para colocar la mejor cara que tengo de "Lo quiero matar" Daniel Mendez se echa hacía atrás con miedo plasmado en el rostro.—¿Y a usted que le ha pasado? Está vez no le he hecho nada en absoluto.—Claro, nada, eres un dulce ángel caído del cielo y tal. —Refunfuño a la vez que camino en dirección a la cocina para montar un caldero para agua y buscar el café en polvo que nos queda.—Échate a un lado—dice, —haré hoy la cena, de igual forma no tengo nada mejor que hacer. Las empresas están en pausa y los correos parece que no los revisan últimamente. —Hace una pausa y frunce el ceño. Cómo que ya se dió cuenta que habló más de lo que es debido.Suspiro, —Nadie le va a responder, la gran par
—¿Estás segura de esto? —Zara limpia su nariz a la par que muestra mediante una pantalla alterna que sale en una esquina, varios números, diseños, colores e informaciones que pueden ser usadas para la página web.—Es como la octava vez que preguntas eso ¿Tan raro que pueda llegar a tener una sociedad con mi ex Jefe? Porque, ya está pasando y estoy encantada por eso. No todos los días subo un escalón en la vida.Daniel toca a la puerta, me levanto y abro.—No olvide que aún tenemos un contrato firmado, en el cual se específica que debe de realizar las tareas del hogar para pagar la cuota del alquiler. A menos, que vaya a ceder su parte de las acciones para pagar por completo su estadía en la casa de verano. —Saca pecho como paloma. Este hombre sí qué sabe sacar de quicio a cualquier mujer, ya voy entendiendo porque lo dejaron por otro.Escucho la risa de Zara, entrecortada porque medio ríe medio tose.—Ya vuelvo, —hablo entre los dientes. Mi amiga solo murmura un simple "me llamas" ant
—¡Es muy molesto! ¡Y confuso! A veces es buen onda y otras no, solo se burla de mí y de la nula capacidad que tengo para entender la tonta tecnología por la que vivimos rodeados. —Zara bebé de su 2 té de este día. —¿Oye, dónde está Zeth? Últimamente no aparece por tú habitación.—Debe de estar cosechando o qué sé yo, la verdad, desde que me dijiste que iban a emplearnos para diseñar tú proyecto no he salido mucho de aquí. Solo cuando voy a comer o estirar las piernas y cabe destacar, que es casi siempre de madrugada así que supongo que a esas horas ya está dormido mi hermanito.—Él es mayor que tú, —le recuerdo, pero me saca la lengua.—Por unos minutos, gran cosa. Sigo siendo más alta, más bonita y más inteligente. —La miro sin comprender. Ambos son idénticos lo único que hace que los diferencie es que: Zara tiene vagina, habla como niña y usa el cabello largo cosa que Zeth obviamente no. Y con respecto a la inteligencia, diría que están a la par porque los dos se graduaron al mismo