—¿Estás segura de esto? —Zara limpia su nariz a la par que muestra mediante una pantalla alterna que sale en una esquina, varios números, diseños, colores e informaciones que pueden ser usadas para la página web.—Es como la octava vez que preguntas eso ¿Tan raro que pueda llegar a tener una sociedad con mi ex Jefe? Porque, ya está pasando y estoy encantada por eso. No todos los días subo un escalón en la vida.Daniel toca a la puerta, me levanto y abro.—No olvide que aún tenemos un contrato firmado, en el cual se específica que debe de realizar las tareas del hogar para pagar la cuota del alquiler. A menos, que vaya a ceder su parte de las acciones para pagar por completo su estadía en la casa de verano. —Saca pecho como paloma. Este hombre sí qué sabe sacar de quicio a cualquier mujer, ya voy entendiendo porque lo dejaron por otro.Escucho la risa de Zara, entrecortada porque medio ríe medio tose.—Ya vuelvo, —hablo entre los dientes. Mi amiga solo murmura un simple "me llamas" ant
—¡Es muy molesto! ¡Y confuso! A veces es buen onda y otras no, solo se burla de mí y de la nula capacidad que tengo para entender la tonta tecnología por la que vivimos rodeados. —Zara bebé de su 2 té de este día. —¿Oye, dónde está Zeth? Últimamente no aparece por tú habitación.—Debe de estar cosechando o qué sé yo, la verdad, desde que me dijiste que iban a emplearnos para diseñar tú proyecto no he salido mucho de aquí. Solo cuando voy a comer o estirar las piernas y cabe destacar, que es casi siempre de madrugada así que supongo que a esas horas ya está dormido mi hermanito.—Él es mayor que tú, —le recuerdo, pero me saca la lengua.—Por unos minutos, gran cosa. Sigo siendo más alta, más bonita y más inteligente. —La miro sin comprender. Ambos son idénticos lo único que hace que los diferencie es que: Zara tiene vagina, habla como niña y usa el cabello largo cosa que Zeth obviamente no. Y con respecto a la inteligencia, diría que están a la par porque los dos se graduaron al mismo
—No entiendo... —gimo, Daniel con una vara que consiguió en el patio toca mi espalda dando consuelo. —¿Qué es lo que no logras entender? No es tan difícil, mira, somos seres humanos con fecha de caducidad, tarde o temprano vamos a morir. —¡Zeth no está muerto! —Chillo ante su falta de tacto. Él bufa no está muy contento del grito que acabo de emitir. Vuelvo a dejar que el peso de mi cuerpo caiga sobre el sofá y con uno de los cojines tapo mi rostro para gritar con todas las fuerzas que tengo. Escucho que carraspea, pero en este momento, justo ahora me vale un pepino si se enoja porque lo estoy llenando de mocos. ¡Al menos que sea un poco consciente! Yo tuve que fingir que iba a un funeral solo para que él se sintiera bien. Y aparte, ni conocía de nada a la chica ¿Saben que horrible es ir a un funeral de alguien que ni siquiera conoces? ¡Horrible! Para rematar no tenía ni con quien hablar porque yo era la única invitada y la verdad, que existen esas veces donde me caigo mal. Uff. —
Ahora que lo pienso así, me estoy empezando a sentir mal conmigo misma, pero es difícil no sentirse menos ante alguien con esa capacidad. Yo, cuando mucho solo he dirigido un pequeño local que estaba cerca de casa y para colmo solo porque mi amiga está enferma y era ella quien tenía esa ocupación durante los veranos. Entonces, como su familia no conocía a alguien más de confianza optaron por contratarme durante ese periodo.—Ah, ya veo, —Agrega Daniel volviendo a meter su teléfono en el bolsillo. —Sabías que la mayor parte de los hombres exitosos llegan a ese punto porque no tienen una felicidad plena en su vida. —Lo miro, no entiendo nada de lo que está diciendo ahora, —Cuando una persona es feliz, mayormente se concentra en seguirlo siendo, por lo tanto no aspira a más a menos que otra persona que puede ser la causa de esa felicidad, se lo pida o lo necesite.—Ponte a pensar. ¿Tú eres feliz? —niego sin pensarlo dos veces, él chasquea la lengua. —¿Estás segura de qué no lo eres?—¿Me
—No lo sé, has llegado a no caerme tan mal y eso que pensaba que solo eras una de esas flojas que buscaba el trabajo para salir de la falda de sus padres.Tengo un tic nervioso en el ojo derecho y unas ganas inmensa de noquear a ese ridículo que hace el papel de mi jefe.—Que sincero. ¿No quiere que lo aplauda por lo que acaba de comentar? Es más, le voy a dar el premio al hombre del año por ser el más atento y humano que he conocido.Daniel echa una miradita rápida a dónde estoy, para después disimular a la perfección una sonrisa. Le está divirtiendo la situación al muy canalla, pero como siga haciendo esos comentarios hirientes va a terminar con un ojo morado y sin dientes. Tengo límites para todo incluído para que alguien me falte el respeto de la forma en que él lo hace.—Es broma, no te tienes que enojar por todo lo que digo. —Bosteza, —la primera vez que te ví con sinceridad pensé que no durarias una semana, eras torpe y te caíste como unas... ¿7 veces? Sí, lo recuerdo bien, tuv
—Ya, tranquilo. —Daniel frota el tabique de su nariz. —He estado mucho tiempo encerrado aquí con ella como para saber todo eso que adviertes.—Supongo, —Agrega Ezkar, —por cierto... —Daniel ve la pantalla atento, esperando no sé qué. —Mi sentido pésame amigo, —El rostro de Daniel se vuelve un tanto sombrío y agacha la cabeza. —Ustedes llevaban 9 años de relación, —carraspea. —Pensé que volverían a estar juntos luego de aclarar eso de la infidelidad.—¿Quién te dijo? —Mi jefe se acerca lo suficiente a la televisión como para verse enorme en el cuadro superior del lado derecho.—Gertrudis, —responde Ezkar. ¿No que no se lo llevaba bien con sus compañeros? ¿Cómo está eso eh?—Ella todo el tiempo de lengua larga, —comenta Daniel. —¿Aún te sigue molestando? ¿Cómo en los viejos tiempos?Ezkar hace una línea fina con los labios.—Falleció hace una semana... —Los ojos de Daniel se abren al igual que su boca. —Este virus no es un juego, Dan, muchos de los que una vez llegamos a conocer ya no e
De nuevo los gritos, le hago señas con las manos porque me las ha dejado libres, él suelta su agarre y camina hacia la cocina para sacar un cuchillo.Todas mis alarmas se encienden de repente. —¿Qué haces? —siseo. Se acerca lo suficiente para que solo yo pueda escuchar. Aunque, no sé para qué, si aquí solo estamos los dos.—Se activó la alarma de seguridad, —dice. —La mujer viene acompañada de tres hombres armados. —Saca el teléfono y me muestra el vídeo de la cámara que está en la entrada.En efecto, es una mujer joven. Y al parecer es cómplice de los otros tres, quienes le dan instrucciones y ella asiente entre risas.De la nada, ella se echa al suelo y empieza a pedir ayuda como toda una actriz, los hombres se esconden entre los arbustos.—¿Vienen a robarnos? ¿Enserio? ¿En plena pandemia? —Daniel bufa.—Sabes muy bien que puede estar pasando la peor catástrofe de la historia, —hace una pausa, la mujer vuelve a gritar, pero parece fastidiada. —Y aún así existirán personas que quier
—¿Qué dicen? —Me acerco tanto a la pantalla que Daniel con su mano empuja de mi cabeza hacía atrás, para que quite mi rostro de ahí porque cubro por completo la imagen.—Si hicieras silencio, tal vez podríamos saberlo ¿No crees? —Sisea, no muy feliz de tenerme a su lado.—"¿Estás seguro?" —uno de los invasores le pregunta a otro. —No logro dar con las máquinas, la señal debe estar siendo rebotada desde alguna otra parte.—"Te digo que es de aquí, ¿No ves?" —Le muestra lo que es una pequeña tablet con varios puntos rojos y unas rayas verdes en movimiento.—"Empiezo a creer que todo esto es una trampa," —La chica habla por primera vez, saliendo de mi habitación mientras se prueba una de mis blusas de jeans favoritas.—Ay no, —chillo— esa es mi favorita. —Daniel, da un golpecito en mi hombro.—Con lo que vamos a ganar este mes gracias a la aplicación y la página web, vas a poder comprarte tantas como quieras de esa, no te preocupes. —Asiento, secando una lágrima de mi cara. Si supiera qu