—No lo sé, has llegado a no caerme tan mal y eso que pensaba que solo eras una de esas flojas que buscaba el trabajo para salir de la falda de sus padres.Tengo un tic nervioso en el ojo derecho y unas ganas inmensa de noquear a ese ridículo que hace el papel de mi jefe.—Que sincero. ¿No quiere que lo aplauda por lo que acaba de comentar? Es más, le voy a dar el premio al hombre del año por ser el más atento y humano que he conocido.Daniel echa una miradita rápida a dónde estoy, para después disimular a la perfección una sonrisa. Le está divirtiendo la situación al muy canalla, pero como siga haciendo esos comentarios hirientes va a terminar con un ojo morado y sin dientes. Tengo límites para todo incluído para que alguien me falte el respeto de la forma en que él lo hace.—Es broma, no te tienes que enojar por todo lo que digo. —Bosteza, —la primera vez que te ví con sinceridad pensé que no durarias una semana, eras torpe y te caíste como unas... ¿7 veces? Sí, lo recuerdo bien, tuv
—Ya, tranquilo. —Daniel frota el tabique de su nariz. —He estado mucho tiempo encerrado aquí con ella como para saber todo eso que adviertes.—Supongo, —Agrega Ezkar, —por cierto... —Daniel ve la pantalla atento, esperando no sé qué. —Mi sentido pésame amigo, —El rostro de Daniel se vuelve un tanto sombrío y agacha la cabeza. —Ustedes llevaban 9 años de relación, —carraspea. —Pensé que volverían a estar juntos luego de aclarar eso de la infidelidad.—¿Quién te dijo? —Mi jefe se acerca lo suficiente a la televisión como para verse enorme en el cuadro superior del lado derecho.—Gertrudis, —responde Ezkar. ¿No que no se lo llevaba bien con sus compañeros? ¿Cómo está eso eh?—Ella todo el tiempo de lengua larga, —comenta Daniel. —¿Aún te sigue molestando? ¿Cómo en los viejos tiempos?Ezkar hace una línea fina con los labios.—Falleció hace una semana... —Los ojos de Daniel se abren al igual que su boca. —Este virus no es un juego, Dan, muchos de los que una vez llegamos a conocer ya no e
De nuevo los gritos, le hago señas con las manos porque me las ha dejado libres, él suelta su agarre y camina hacia la cocina para sacar un cuchillo.Todas mis alarmas se encienden de repente. —¿Qué haces? —siseo. Se acerca lo suficiente para que solo yo pueda escuchar. Aunque, no sé para qué, si aquí solo estamos los dos.—Se activó la alarma de seguridad, —dice. —La mujer viene acompañada de tres hombres armados. —Saca el teléfono y me muestra el vídeo de la cámara que está en la entrada.En efecto, es una mujer joven. Y al parecer es cómplice de los otros tres, quienes le dan instrucciones y ella asiente entre risas.De la nada, ella se echa al suelo y empieza a pedir ayuda como toda una actriz, los hombres se esconden entre los arbustos.—¿Vienen a robarnos? ¿Enserio? ¿En plena pandemia? —Daniel bufa.—Sabes muy bien que puede estar pasando la peor catástrofe de la historia, —hace una pausa, la mujer vuelve a gritar, pero parece fastidiada. —Y aún así existirán personas que quier
—¿Qué dicen? —Me acerco tanto a la pantalla que Daniel con su mano empuja de mi cabeza hacía atrás, para que quite mi rostro de ahí porque cubro por completo la imagen.—Si hicieras silencio, tal vez podríamos saberlo ¿No crees? —Sisea, no muy feliz de tenerme a su lado.—"¿Estás seguro?" —uno de los invasores le pregunta a otro. —No logro dar con las máquinas, la señal debe estar siendo rebotada desde alguna otra parte.—"Te digo que es de aquí, ¿No ves?" —Le muestra lo que es una pequeña tablet con varios puntos rojos y unas rayas verdes en movimiento.—"Empiezo a creer que todo esto es una trampa," —La chica habla por primera vez, saliendo de mi habitación mientras se prueba una de mis blusas de jeans favoritas.—Ay no, —chillo— esa es mi favorita. —Daniel, da un golpecito en mi hombro.—Con lo que vamos a ganar este mes gracias a la aplicación y la página web, vas a poder comprarte tantas como quieras de esa, no te preocupes. —Asiento, secando una lágrima de mi cara. Si supiera qu
—¡Ay tienen! ¡Para que sigan metiéndose en casa ajena! —Grito desde adentro de la habitación mientras veo por la pantalla como se llevan a los invasores dentro de tubos plásticos, aunque gritan que están bien y en perfectas condiciones, los paramédicos y autoridades a los alrededores parecen importarles poco, pues igual mencionan que deben de hacerle los exámenes correspondientes para saber si lo que están diciendo es verdad o no.—¿Estás conciente de que, también cerrarán esas partes de la casa en caso de qué puedan dejar el virus alojado? —Daniel masajea sus sienes, dejo caer los brazos como peso muerto para voltearme a verlo directo a los ojos.—¿Qué... —me tiembla la voz nada más de pensar en la respuesta. —¿Qué quieres decir con eso?—Quiero decir, que pasaremos un largo tiempo aquí, los dos, juntos. —Sentencia.Corro a la puerta y empiezo a patearla frenética, lo menos que quiero es quedarme aquí a su lado, él no es una persona muy tratable que digamos además a veces se le mete
—A la de una, a la de dos, a la de ¡Ya! —Corro como una niña pequeña haciendo una travesura, por toda la habitación siendo perseguida por Daniela, quien logra atraparme cuando se cansa del juego y tira de mi pierna para que caiga al suelo.—Listo, se acabó. —Dice, poniéndose en pie y dejándose caer sobre la cama.—¿No que querías hacer algo diferente? —Indago.Y es cierto. Él, al llegar la noche comenzó a decir que debíamos planear con claridad días de diversión diferente para ambos aunque no nos toleramos, solo para parecer normales y no llegar a la locura misma a la que han llegado muchos otros.—Sí, pero no estaba en mi pensamiento que fueras a escoger este tipo de juegos digo, —hace una pausa, el teléfono está cargando apagado así que lo enciende supongo que para saber qué está pasando fuera de estas cuatro paredes. —Existen los juegos de mesa, como el de cartas y el domino, también los virtuales como los que se ven en la televisión donde usan controles y eso, pero no. Tuviste que
—¿Puedo hacer otra llamada? —Preguntó, Daniel está arrodillado y tiene la cara escondida entre sus piernas, pero aún así responde con un bajo "si" le está comenzando a afectar que hable de la enfermedad que se llevó al amor de su vida, pero con sinceridad si no pregunto no sabremos qué es lo que en realidad pasa fuera de estás paredes y para ser sincera, no quiero buscar en las noticias para terminar en depresión después de ver fuertes imágenes que es posible que logren traumarme. —Gracias.Esta vez marco el número de mi madre. Al segundo tono responde y escucho como le pregunta a papá "Cariño, ¿Dónde se le da para ver a la niña?" niña... Ella aún sigue viéndome como una chiquilla indefensa, genial y seguro que a Ezkar lo trata como a todo un adulto.La cara de mis progenitores se ve a unos cuantos minutos de iniciar la videollamada.—¡Ada! ¡Mi amor! ¿Por qué no habías llamado? Nos tenías tan preocupados. —Dice, limpiando una lágrima, papá aparece detrás de ella con una bonita sonrisa
—Oye, ¿Crees que los animales también se enfermen de COVID? —Tomo asiento a un lado de Daniel. Quien hace menos de una que se despertó, cepillo, duchó y se volvió a tirar sobre la cama a esperar que ese tal Red envié el desayuno y la merienda del día de hoy.—No lo sé, Ada. Y para ser sincero, espero que no —suspira,—¿Sabes lo grave que llegaría a ser el mundo sí eso pasa? Digo, una gran parte de la población come carne animal. ¿Imagínate que se contagiarán por este medio también?—Un caos total, —agrego. Suena la alarma que tiene el dron y me levanto para colocarme unos guantes y agarrar las cosas que ha traído hoy. Desinfecto con el alcohol y el antibacterial la caja para luego hacer lo mismo con lo de adentro. Mucho protocolo impuesto por Daniel, la verdad no sé qué sentido tiene si al final estoy dejando entrar los gérmenes de afuera al abrir la ventana y meter dentro la caja. Pero en fin, solo hago caso a lo que dice y ordena para no tener que verlo en su estado de "Soy el manda