—No entiendo... —gimo, Daniel con una vara que consiguió en el patio toca mi espalda dando consuelo. —¿Qué es lo que no logras entender? No es tan difícil, mira, somos seres humanos con fecha de caducidad, tarde o temprano vamos a morir. —¡Zeth no está muerto! —Chillo ante su falta de tacto. Él bufa no está muy contento del grito que acabo de emitir. Vuelvo a dejar que el peso de mi cuerpo caiga sobre el sofá y con uno de los cojines tapo mi rostro para gritar con todas las fuerzas que tengo. Escucho que carraspea, pero en este momento, justo ahora me vale un pepino si se enoja porque lo estoy llenando de mocos. ¡Al menos que sea un poco consciente! Yo tuve que fingir que iba a un funeral solo para que él se sintiera bien. Y aparte, ni conocía de nada a la chica ¿Saben que horrible es ir a un funeral de alguien que ni siquiera conoces? ¡Horrible! Para rematar no tenía ni con quien hablar porque yo era la única invitada y la verdad, que existen esas veces donde me caigo mal. Uff. —
Ahora que lo pienso así, me estoy empezando a sentir mal conmigo misma, pero es difícil no sentirse menos ante alguien con esa capacidad. Yo, cuando mucho solo he dirigido un pequeño local que estaba cerca de casa y para colmo solo porque mi amiga está enferma y era ella quien tenía esa ocupación durante los veranos. Entonces, como su familia no conocía a alguien más de confianza optaron por contratarme durante ese periodo.—Ah, ya veo, —Agrega Daniel volviendo a meter su teléfono en el bolsillo. —Sabías que la mayor parte de los hombres exitosos llegan a ese punto porque no tienen una felicidad plena en su vida. —Lo miro, no entiendo nada de lo que está diciendo ahora, —Cuando una persona es feliz, mayormente se concentra en seguirlo siendo, por lo tanto no aspira a más a menos que otra persona que puede ser la causa de esa felicidad, se lo pida o lo necesite.—Ponte a pensar. ¿Tú eres feliz? —niego sin pensarlo dos veces, él chasquea la lengua. —¿Estás segura de qué no lo eres?—¿Me
—No lo sé, has llegado a no caerme tan mal y eso que pensaba que solo eras una de esas flojas que buscaba el trabajo para salir de la falda de sus padres.Tengo un tic nervioso en el ojo derecho y unas ganas inmensa de noquear a ese ridículo que hace el papel de mi jefe.—Que sincero. ¿No quiere que lo aplauda por lo que acaba de comentar? Es más, le voy a dar el premio al hombre del año por ser el más atento y humano que he conocido.Daniel echa una miradita rápida a dónde estoy, para después disimular a la perfección una sonrisa. Le está divirtiendo la situación al muy canalla, pero como siga haciendo esos comentarios hirientes va a terminar con un ojo morado y sin dientes. Tengo límites para todo incluído para que alguien me falte el respeto de la forma en que él lo hace.—Es broma, no te tienes que enojar por todo lo que digo. —Bosteza, —la primera vez que te ví con sinceridad pensé que no durarias una semana, eras torpe y te caíste como unas... ¿7 veces? Sí, lo recuerdo bien, tuv
—Ya, tranquilo. —Daniel frota el tabique de su nariz. —He estado mucho tiempo encerrado aquí con ella como para saber todo eso que adviertes.—Supongo, —Agrega Ezkar, —por cierto... —Daniel ve la pantalla atento, esperando no sé qué. —Mi sentido pésame amigo, —El rostro de Daniel se vuelve un tanto sombrío y agacha la cabeza. —Ustedes llevaban 9 años de relación, —carraspea. —Pensé que volverían a estar juntos luego de aclarar eso de la infidelidad.—¿Quién te dijo? —Mi jefe se acerca lo suficiente a la televisión como para verse enorme en el cuadro superior del lado derecho.—Gertrudis, —responde Ezkar. ¿No que no se lo llevaba bien con sus compañeros? ¿Cómo está eso eh?—Ella todo el tiempo de lengua larga, —comenta Daniel. —¿Aún te sigue molestando? ¿Cómo en los viejos tiempos?Ezkar hace una línea fina con los labios.—Falleció hace una semana... —Los ojos de Daniel se abren al igual que su boca. —Este virus no es un juego, Dan, muchos de los que una vez llegamos a conocer ya no e
De nuevo los gritos, le hago señas con las manos porque me las ha dejado libres, él suelta su agarre y camina hacia la cocina para sacar un cuchillo.Todas mis alarmas se encienden de repente. —¿Qué haces? —siseo. Se acerca lo suficiente para que solo yo pueda escuchar. Aunque, no sé para qué, si aquí solo estamos los dos.—Se activó la alarma de seguridad, —dice. —La mujer viene acompañada de tres hombres armados. —Saca el teléfono y me muestra el vídeo de la cámara que está en la entrada.En efecto, es una mujer joven. Y al parecer es cómplice de los otros tres, quienes le dan instrucciones y ella asiente entre risas.De la nada, ella se echa al suelo y empieza a pedir ayuda como toda una actriz, los hombres se esconden entre los arbustos.—¿Vienen a robarnos? ¿Enserio? ¿En plena pandemia? —Daniel bufa.—Sabes muy bien que puede estar pasando la peor catástrofe de la historia, —hace una pausa, la mujer vuelve a gritar, pero parece fastidiada. —Y aún así existirán personas que quier
—¿Qué dicen? —Me acerco tanto a la pantalla que Daniel con su mano empuja de mi cabeza hacía atrás, para que quite mi rostro de ahí porque cubro por completo la imagen.—Si hicieras silencio, tal vez podríamos saberlo ¿No crees? —Sisea, no muy feliz de tenerme a su lado.—"¿Estás seguro?" —uno de los invasores le pregunta a otro. —No logro dar con las máquinas, la señal debe estar siendo rebotada desde alguna otra parte.—"Te digo que es de aquí, ¿No ves?" —Le muestra lo que es una pequeña tablet con varios puntos rojos y unas rayas verdes en movimiento.—"Empiezo a creer que todo esto es una trampa," —La chica habla por primera vez, saliendo de mi habitación mientras se prueba una de mis blusas de jeans favoritas.—Ay no, —chillo— esa es mi favorita. —Daniel, da un golpecito en mi hombro.—Con lo que vamos a ganar este mes gracias a la aplicación y la página web, vas a poder comprarte tantas como quieras de esa, no te preocupes. —Asiento, secando una lágrima de mi cara. Si supiera qu
—¡Ay tienen! ¡Para que sigan metiéndose en casa ajena! —Grito desde adentro de la habitación mientras veo por la pantalla como se llevan a los invasores dentro de tubos plásticos, aunque gritan que están bien y en perfectas condiciones, los paramédicos y autoridades a los alrededores parecen importarles poco, pues igual mencionan que deben de hacerle los exámenes correspondientes para saber si lo que están diciendo es verdad o no.—¿Estás conciente de que, también cerrarán esas partes de la casa en caso de qué puedan dejar el virus alojado? —Daniel masajea sus sienes, dejo caer los brazos como peso muerto para voltearme a verlo directo a los ojos.—¿Qué... —me tiembla la voz nada más de pensar en la respuesta. —¿Qué quieres decir con eso?—Quiero decir, que pasaremos un largo tiempo aquí, los dos, juntos. —Sentencia.Corro a la puerta y empiezo a patearla frenética, lo menos que quiero es quedarme aquí a su lado, él no es una persona muy tratable que digamos además a veces se le mete
—A la de una, a la de dos, a la de ¡Ya! —Corro como una niña pequeña haciendo una travesura, por toda la habitación siendo perseguida por Daniela, quien logra atraparme cuando se cansa del juego y tira de mi pierna para que caiga al suelo.—Listo, se acabó. —Dice, poniéndose en pie y dejándose caer sobre la cama.—¿No que querías hacer algo diferente? —Indago.Y es cierto. Él, al llegar la noche comenzó a decir que debíamos planear con claridad días de diversión diferente para ambos aunque no nos toleramos, solo para parecer normales y no llegar a la locura misma a la que han llegado muchos otros.—Sí, pero no estaba en mi pensamiento que fueras a escoger este tipo de juegos digo, —hace una pausa, el teléfono está cargando apagado así que lo enciende supongo que para saber qué está pasando fuera de estas cuatro paredes. —Existen los juegos de mesa, como el de cartas y el domino, también los virtuales como los que se ven en la televisión donde usan controles y eso, pero no. Tuviste que