CAPÍTULO 05

Siento que puedo escuchar de fondo la canción del agente 007 mientras me arrastro por el suelo, tratando de sacar del pantalón de pijama de mi jefe su teléfono.

Por suerte él está tan concentrado en no morir envenenado por lo que cociné, que no repara en que llevo varios minutos caminando en puntas y luego, limpiando el piso con mi franela.

—Oh, no tiene clave.

Digo, al apenas notar que el aparato no pide ni siquiera la huella para poder entrar a su contenido. Mi rostro en este momento tiene una sonrisa de típica de una persona cuando va a realizar la mejor travesura de todas.

Anoto el número de mi hermano como "SexBoy" porque será rápido lo que haré y porque es necesario para guardar el número, en tantos años manteniendo el mismo y yo aún no logro recordarlo.

—Que sea lo que Dios quiera, comento, mientras descargo las fotos más porno que consigo en la internet . Pasan unos largos minutos en los que va descargando, estoy que me hago en los pantalones de los nervios y el bendito aparato nada que se apura es como si supiera que estoy haciendo algo malo.

Que basura de teléfono, será muy avanzado pero hay que ver que es pésimo para meterse en las páginas masculinas... Lo cual me da una vaga idea, pobre hombre seguro que eso lo tiene de mal humor siempre, el tan solo pensar que no puede matar sus ganas porque no es capaz de abrir uno de esos sitios web sin durar una eternidad, espero no se quede congelado esta basura o chocara al suelo si me cansa.

Las palabras "Descarga completa" logran que pueda respirar de nuevo con normalidad, envío rápido las fotos y me encargo de borrarlas. Escucho pasos acercándose y arrojo el aparato a la cama para salir corriendo como alma que lleva el diablo hacía mi habitación.

Cierro la puerta tras de mí, me echo sobre el colchón. Agarro un trozo de pan y atentando contra mi vida le doy un mordisco, luego otro y así hasta que me relajo por completo.

Dejó caer mis piernas luego de haber comido, enciendo la televisión y coloco el primer programa que están pasando.

El cual por alguna extraña razón trata sobre las mil maneras de complacer a una mujer. Me causa gracia ciertos comentarios que hace uno de los entrevistados, porque enserio ¿Quien puede pensar tan siquiera que una mujer puede satisfacer sus necesidades únicamente con un hombre? O sea, ¿Aún nadie capta que existen los consoladores?

Peor aún, ¿Nadie entiende que yo   tendría un orgasmo con mil dólares semanales en mi cuenta? Hey, deberían de pensar un poco.

Me rasco la nariz y es entonces cuando Daniel Mendez, entra con su mejor cara de poker.

Lo miro sin saber que carajo le pasa, él no tiende a entrar así a mi habitación a menos que sea para algo importante.

—¿Se le ofrece algo? —Hace una mueca y la verdad, acepto que se ve lindo haciéndolo.

—¿Me explica porqué mando fotos de usted desnuda por mi teléfono? —Expando mis ojos por la sorpresa y me enderezó de inmediato.

—¿De que habla? —Un escalofrío subir por mis piernas cuando alza una ceja.

—¿Enserio? Porque acá tengo una respuesta de "SexBoy" diciendo: gracias Ada, me encantan. Estás hermosa... —Muestra la pantalla del teléfono en mi dirección y abro la boca en sorpresa.

¡Ese malnacido! ¿Cómo se le ocurrió responder a ese número?

—Eh... Eh... Él es... —No me deja terminar de hablar cuando amplia una sonrisa, llega un mensaje y se esfuma todo rastro de gracia.

—"Eres una perra, consíguete tu propio hombre y deja el mío en paz" —Lee. —Wuao, no pensé que fuera ese tipo de mujer señorita Ada, para ser sincero pensaba en usted como una joven solterona con cientos de gatos y juguetes sexuales.

Respira hondo y hace no sé qué en el aparato.

—Estoy sorprendido, pero ya la librare de esto, —comienza a grabar una nota de voz —"lamento informarle que este número no es de ninguna Ada, así que por favor deje de mandar mensajes amenazante. Por cierto, piense muy bien. ¿Si su hombre la quisiera aceptaría fotos de otras mujeres desnudas? No lo creo, mejor consiga alguien que la valore y mandelo al diablo?"

Dicho eso apaga el teléfono, —Listo. Ya me encargue de eso, ahora le pido no vuelva a poner sus manos sobre mis cosas y para que quede claro... —Suspira— No va a ganar nada metiéndose por la fuerza en una relación, tenga un poco de amor propio. Ningún hombre con mujer la va a querer para otra que no sea sexo y nada más.

—¡Está equivocado! ¡No tengo nada con ese tipo! ¡Lo juro!

Tengo la vergüenza encima y él solo medio sonríe. Esrá disfrutando el momento, yo lo sé.

—Por supuesto, mire no soy quien para juzgarle. Pero no está demás darle uno que otro consejo para que suba su autoestima.

No puede ser, él enserio cree que tengo algo con mi hermano mayor y lo peor, es que no debería ni darme consejos considerando el echo de que lo mandaron al diablo hace nada.

—Es mi hermano mayor. —Comento.

Abre la boca, luego la cierra y por último respira hondo.

—Oh... Eso es un poco más extremo, ¿A considerado ir aún psicológo? Para todo hay una solución, quizás su atracción sea por necesidad de afecto o... —No lo dejo terminar de hablar.

—¿Me puede dejar sola? No estoy de humor para sus juegos ni mucho menos para que me haga sentir menos. —Cruzo los brazos, estoy que le parto la cara de un golpe como siga hablando locuras.

—Esta bien, me iré. Pero recuerde que estoy aquí por si necesita hablar con alguien.

Termina por marcharse y yo, por sacarle el dedo medio mientras por casualidad se abre la puerta y mi jefe, quien no se había terminado de perder en su mundo me observa con la ceja alzada y una cara de pocos amigos.

¡Mierda!

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