—¡Entra estúpida maleta! ¡Me vas a hacer llegar tarde! —grito llena de frustración, la maleta de semicuero que tuve que comprar para estar a la par de mis compañeros de oficina, se estaba dando el lujo de no caber en el Uber.
—Creo que deberías sacarle cosas, Ada.
—Yo creo que no debió comprar tanta ropa en primer lugar.
Zeth y Zara, los gemelos con los cuales comparto departamento desde hace 3 años, se miran entre sí mientras se burlan de mis desgracias.
—Hasta te quedaste sin un dólar, no puedes ni pagar la renta. —Zeth comenta con su sabiduría de m****a. Lo miro y le saco el dedo medio, ¿Que no ven que lo que necesito justo ahora es ayuda?
—¡Callen! ¡Cuando consiga el contrato para mí proyecto tendré para comprar uno grande! —vociferó llena de entusiasmo.
Doy una patada a la maleta y entra, uff que suerte.
El conductor que lleva rato mirándome como si fuera un payaso de circo en su show me aplaude.
—¿Para donde llevo el equipaje señorita? —indaga, entrando al auto.
—Para dónde voy ¿No cree?
Me mira sorprendido, está a nada que pega el rostro del volante debido a la cantidad de cosas que hay en la parte trasera.
—¿Usted también va? —uno de mis ojos tiene un tic nervioso en este momento, ¿Cómo se le ocurre preguntar eso?
—Nooo, ¿Cómo crees? Si metí el equipaje para darle un viaje por lo grande por toda la ciudad. —el sarcasmo recorre mis venas, que no se lo tome a pecho. —¡Por supuesto que voy! ¡Échate pa' allá! —digo al empujar una maleta y poner mi huesudo trasero en el asiento.
—Dios, me voy a quedar sin cauchos. —Murmura y me dan unas ganas inmensa de propinarle un madrazo en la cabeza, no lo hago solo por no ser descortés.
—¡Que te vaya bien Ada! ¡Recuerda traernos algo lindo! —grita Zara.
—¡Me mandas fotos desnudas de tus compañeras! —Zeth haciendo que su hermana gemela lo golpeé en la cabeza.
—¡No ves que hay personas afuera! —Miro alrededor y compruebo que lo que dice Zara es verdad, hay muchos chismosos fuera de sus casas mirando el espectáculo que hasta hace unos momentos daba.
—¡Ya vámonos! —grito para que el chófer se ponga en marcha, murmura algo que no logro escuchar y se pone en marcha. —¡Prometo escribirles cuando me acuerde!
Zara y Zeth me sacan el dedo medio, cuánto amor el nuestro.
Repasó mentalmente cada línea, frase y palabra que debo decir cuando esté ante todos en la fiesta. Tengo que agradar para que el idiota del 30 añero me note y acepte mi proyecto porque sí.
De no ser por las buenas, pues entonces tendré que usar mi lencería de encaje color rojo pasión, diría Zara rojo putón. Pero bueno cada quien con su cada cual, aquí lo importante es que ese hombre apruebe el tema luego será un paseo.
—Oiga, ¿Le gustaría conversar? Digo es para calmar los nervios y—el viejo hijo de su mamá le subió todo el volumen a la radio y empezó a cantar a todo pulmón para ignorarme.
¡Viejo puto!
Saco mi teléfono y le mandó un mensaje a mi madre, donde le explicó las buenas nuevas. Ella me responde con un emoji de corazón que arroja besos.
Envío el mismo mensaje, pero esta vez a papá quien me responde con su sabiduría, dónde afirme que seré pronto mi propia jefa si me lo propongo.
Cómo los amo.
Recibo un mensaje de mi hermano mayor, Eskar quien me habla acerca de unas cuentas que dejaron a su nombre y que no tengo idea de quién sería esa desgraciada que lo endeudó comprando ropa y zapatos de verano.
Le coloco un ¿Quien sería vale?
Y él responde con la foto del nombre de la susodicha.
—Que malvada esa Ada, yo que tú pagaría su cuenta y luego me haría el que no sabe nada para no tener conflictos hermano. —Le envío la nota de voz y no tarda en responder.
—Yo que tú, empezaría a buscar los diseños de urnas. Digo, por si te encuentro hermanita.
Responde muy enojado.
Apagó el teléfono para que no me rastree. Tener un padre que nos enseñará acerca del servicio técnico tiene sus beneficios, pero no deseo que los use conmigo.
—¡Llegamos! —grita eufórico el chofer, se baja rápido sin siquiera dejarme reaccionar y toma todas mis maletas para arrojarlas en frente de la puerta de la casa de verano.
Luego me abre la puerta y con un cariño extraño sacó mi trasero de su Uber.
—Le enviaré la cuenta a su amiga, chao cheo dijo este viejo.
Sube al auto y arranca a toda marcha.
—¿Qué carajos acaba de pasar?
Comento al encaminarme a la puerta, tocó el timbre y mi desgracia no puede ser más grande. Puesto que el mismísimo Daniel Mendez es quien abre con cara de pocos amigos.
—Pase. Al parecer mis otros empleados están por ser despedidos al igual que los de servicio. —Dice con amargura, tomo mis maletas ya que el muy bestia no me ayuda, y con toda la fuerza que poseo las meto dentro.
Miro a mi alrededor, todo está muy bien decorado y limpio. Hay mesas amplias y llenas de comida, el decorado está precioso y ni hablar de los ventanales con vista a la piscina.
Dios mío, gracias Señor por esta bendición. Pienso.
El hombre de traje camina de un lugar a otro con teléfono en mano.
—¿Cómo que tampoco puede venir? —grita. —¡Es solo una gripecita, ¡No sea llorona! ¡Venga Marta! ¡Pues está despedida!
Dejo mis maletas a un lado y cierro la puerta. No quiero que me despidan por tan siquiera existir.
—¿¡De qué estás hablando Chad!? ¿Eh? —hace una mueca y se gira para encender el pantalla plana que es inmenso. Lo sigo colocándome a una distancia prudente.
"El virus se está propagando cada vez más rápido, recomendamos seguir las instrucciones dadas y mantener las medidas de seguridad"
"Recuerda, si te cuidas me cuidas y si me cuido, te cuido"
Suspiro, de qué estarán hablando.
Entonces enciendo mi teléfono para informarle a los gemelos que he llegado con bien y es cuando recibo varios mensajes de mi familia, de mis amigos. Voy por el de mamá "hija por favor no salgas de casa, está muy feo eso del covid 19" luego escucho el de papá. "Amor haz caso no salgas, compra las cosas por internet y mantén una distancia prudente al recibirla"
—¿Qué está pasando?
"El país ha sido declarado en cuarentena radical a partir de este momento, si estás en tu hogar procura no salir y si es necesario toma todas las medidas de seguridad necesarias para evitar el contagio, recuerda que tú seguridad va primero"
Miro la televisión con los ojos bien abiertos, el Jefe me mira luego a la pantalla y por último sale corriendo escaleras arriba.
Dura unos minutos antes de bajar y con un control remoto diferente comienza a marcar los botones, haciendo que poco a poco las cosas en el lugar se vayan cerrando. Primero las ventanas, luego las puertas y así hasta que al final hasta el aire acondicionado es apagado.
—Bien. Creo que con eso será suficiente. —Dice y tragó con dificultad. —Llamaré a alguien para que nos saquen de aquí, usted a su casa y yo a la mía.
Dicho eso coloco el teléfono en su oreja y lo siguiente que escuche fue un grito de frustración seguido de un "¿CÓMO QUE NADIE PUEDE?"
—Creo que vamos a tener que compartir casa... —murmuró por lo bajo, antes que él me mire y gruña.
—Espero que la cantidad de ceros en su cuenta pague la estadía en mi casa de verano.
Trago grueso y le doy una sonrisa nerviosa.
—¿No le sirve que pueda lavar platos y vasos?
—No. Puede. Ser.
Es lo último que dice antes de dejarse caer sobre el sofá.
—Debe mantener todo en perfecto estado, está usted a cargo de la limpieza. Eso incluye, el lavado de la piscina y de los ventanales así que no se vaya a hacer la payasa y crea que no me daré cuenta.Respiro hondo.Hace más de media hora que el estúpido de mi Jefe da vueltas y vueltas en el mismo lugar. Explicando cosas que ya sé que debo hacer, no entiendo porque tuvo que despedir a su mucama si se veía que era la única que podía soportar limpiar todo este lugar.No me cabe la duda que la mujer seguro estaba buscando excusas para largarse de aquí, es que nada más de ver lo inmensa que es dan unas ganas de largarse corriendo.—¡Y no entre a mi habitación sin permiso! — Culmina con su ridículo discurso. Si supiera que lo menos que quiero es verlo, yo solo vine para que aprobará mi proyecto y nada más.¡Estúpida cuarentena!—¿Está usted de acuerdo con el trato? —asiento, él saca si tablet y me la muestra. —Firme aquí para dar por cerrado el trato.—¡Wuo! ¡¿En qué momento escribio esto!?
—¡Apúrese! Necesito que lave también mi pijama.Murmuro una maldición y continúo en lo mío. Lavar las pantuflas de mí Jefe, las cuales llene de suficiente líquido estomacal como para no querer volver a su color y ni hablar de que le eché tanto blanqueador que perdió el color azul cielo que tenía.—¿Cómo le explicó esto ahora? —digo tomándola por una parte, miro a los alrededores y al notarlo sentado mirando su tablet no lo dudo ni un segundo antes de meterlas en el basurero.Me escabullo con cuidado, sino mal recuerdo está mañana al limpiar descubrí que tiene unas cinco iguales arriba.Trato en lo más posible de no hacer ruido y llego a su habitación, por suerte Eno tiene seguro. Empujo la puerta con suavidad, y entro en puntillas.Tomo las pantuflas nuevas, dándole una pequeña pasada por el jabón seguro parecerán usadas.—¡Genial! —susurro.Doy media vuelta y me enredó con mi pies, cayendo justo sobre la cama.—¡Ay! Estúpida portátil me vas a quebrar la columna. —La observo por todos
No puedo más, enserio.¡Quiero salir de aquí!Con el vaso de hierro tocó la puerta repetidas veces, en un vano intento de parecer una prisionera.—¿Puede dejar de hacer eso? —Mi jefe me observa como si hubiera perdido un tornillo, la verdad me da igual, yo sigo en lo mío. Golpeando la puerta con el vaso de metal como en las películas viejas que papá solía poner todos los domingos por la televisión.—Enserio va a hacer que la eche. —Dejo el vaso de lado. Un mosquito me pica y de inmediato lo ataco, logrando que me quedé un morado en el brazo y que el muy desgraciado se vaya volando con cierta burla.—¿Va a continuar con su estrategia? ¿No me va a hablar?Ignoro de forma olímpica al hombre que me mira con una expresión de burla en el rostro.¿Un resumen de lo que pasa? Sencillo, por la mañana me desperté muy alegre, hice mis quehaceres y prepare la comida, ¿Cómo no hacerlo? Si hoy se estrenaba en Netflix la nueva serie de las gotas en verano.Pase toda la semana hablando de ello y Dani
Siento que puedo escuchar de fondo la canción del agente 007 mientras me arrastro por el suelo, tratando de sacar del pantalón de pijama de mi jefe su teléfono.Por suerte él está tan concentrado en no morir envenenado por lo que cociné, que no repara en que llevo varios minutos caminando en puntas y luego, limpiando el piso con mi franela.—Oh, no tiene clave.Digo, al apenas notar que el aparato no pide ni siquiera la huella para poder entrar a su contenido. Mi rostro en este momento tiene una sonrisa de típica de una persona cuando va a realizar la mejor travesura de todas.Anoto el número de mi hermano como "SexBoy" porque será rápido lo que haré y porque es necesario para guardar el número, en tantos años manteniendo el mismo y yo aún no logro recordarlo.—Que sea lo que Dios quiera, comento, mientras descargo las fotos más porno que consigo en la internet . Pasan unos largos minutos en los que va descargando, estoy que me hago en los pantalones de los nervios y el bendito aparat
—Que bonito dedo señorita Ada, dígame, ¿Con esos mismos va a lavar los baños? —Hace una mueca de burla antes de dar media vuelta y volver por dónde vino.No puede ser. Con tantas personas que pude pasar por esta maldición y tengo que venir a quedar con ese hombre tan amargado, detestable y pedante.Hago el esfuerzo máximo para retener las ganas de vomitar cuando levanto la tapa del inodoro. Mi jefe camina de un lado a otro, esperando quizás el momento en que caiga de boca al mismo y me ahogue con el agua sucia. Un minuto... ¿Por qué huele como si alguien se hubiera hecho... —¡Wuacala! —Un bonito barco color marrón sale del agujero y chillo. Daniel Mendez empuja la puerta con fuerza sin darse cuenta de que estoy detrás del pedazo de madera, lo cual hace que caiga dentro del inodoro de cara.—¿Qué sucede? —Saco la cara y el une de inmediato los puntos. Coloca los labios como la boca de un pato y de pronto se comienza a reír.—Usted. Es. Despreciable. —Tiro la puerta del baño luego de sa
¿Por qué tiene que ser un tipo tan raro? Abro con lentitud la puerta de su habitación, metiendo en primer lugar mi hermosa nariz de pinocho. Después la mitad de la cara, ya debo de parecer la niña del aro pero es que tengo que saber que sucede con este súper hombre todo macho que hasta ahora me estaba haciendo la vida imposible.Por muy extraño que pueda llegar a ser, veo al mismo Daniel de siempre solo que está vez tirado en el suelo de rodillas llenando de moco un suerte de color lila.Maldigo en mis adentros haber sido criado de una buena manera porque eso es lo que justo ahora me está llevando a frotar su espalda.Cosa que hizo que volteara a verme con muy mala cara. Lo que me faltaba, va a creer que estoy aprovechando el momento para ser más cercanos.—Ya, no me ponga esa cara, me largo. —Tira de mi brazo y nos envuelve en un fuerte abrazo. ¡Asco! No es por ser mala no nada, pero es que sus fluidos nasales están cubriendo mi bonita pijama. Esto me pasa por andar de buena gente, q
Y aquí estoy, a mitad de un funeral imaginario. Porque, eso es lo que es, totalmente imaginario. Qué se creo el loco que vive conmigo, hay que ver qué cada día sale uno nuevo y el que lo agarre, es suyo, pues a mí me tocó este, que más le voy a hacer.Mientras mi jefe está de rodillas en frente de una caja de cartón a la que le colocó rosas plásticas de navidad, yo tengo que fingir que hay más personas en el lugar y hacer como que recibo el pésame. Lo bueno del caso es que, como soy la única persona real puedo comer todas las veces que quiera de los bocadillos y el café que hice para este trágico día. Nótese aquí mi sarcasmo, sigo sin entender cómo es que una persona como él, a la que su prometida le fue infiel decida hacerle un funeral en su honor por haber muerto de COVID—19 entiendo que duele, que los años que pasaron juntos no van a regresar y que en este momento debe de sentir un vacío mucho más grande que el que sintió al darse cuenta de que ya ella no lo quería.Porque, ¡Hey!
-¿Aló? Yo aquí ¿Quien allá? -PRegunto, acomodandome a la perfección en la cama.Zara tose. Se ve falta, esa gripe si que la está atacando duro.-Oye, deberías de ir al médico. No te ves muy bien, amiga. -Le resta importancia con una mano, a la par que le da sorbor a una bebida caliente.-Ya mi madre nos ha enviado una de esas posimas que suele hacer con hierbas, -Sorbe. -Sabes muy bien que no hay nada que esa doña no pueda curar con cosas de la naturalez. -Suspira, se limpia la nariz y vuelve a hablar- cuentame, aún sigues con vida -tose- así que supongo que tú jefe o te tolera más que antes o lo eliminaste con el veneno para las ratas.-¿Se vale hacer eso ultimo? -Zara, me echa una mirada de ¿Estás bromeando? -¿Qué?-Como hagas eso te va a llevar comida tú mamá a la cárcel, eh, porque nadie te tiene quedandote ahí junto a él. -Me cruzo de brazos. Zeth pasa en pelotas por detrás de su hermana.-Zara ¿Has visto mis calzones morados? no los consigo.-Bonito trasero. -Se sobresalta al es