NUESTRO AMOR EN PANDEMIA
NUESTRO AMOR EN PANDEMIA
Por: Jhoi Páez
CAPÍTULO 01

—¡Entra estúpida maleta! ¡Me vas a hacer llegar tarde! —grito llena de frustración, la maleta de semicuero que tuve que comprar para estar a la par de mis compañeros de oficina, se estaba dando el lujo de no caber en el Uber.

—Creo que deberías sacarle cosas, Ada.

—Yo creo que no debió comprar tanta ropa en primer lugar.

Zeth y Zara, los gemelos con los cuales comparto departamento desde hace 3 años, se miran entre sí mientras se burlan de mis desgracias.

—Hasta te quedaste sin un dólar, no puedes ni pagar la renta. —Zeth comenta con su sabiduría de m****a. Lo miro y le saco el dedo medio, ¿Que no ven que lo que necesito justo ahora es ayuda?

—¡Callen! ¡Cuando consiga el contrato para mí proyecto tendré para comprar uno grande! —vociferó llena de entusiasmo.

Doy una patada a la maleta y entra, uff que suerte.

El conductor que lleva rato mirándome como si fuera un payaso de circo en su show me aplaude.

—¿Para donde llevo el equipaje señorita? —indaga, entrando al auto.

—Para dónde voy ¿No cree?

Me mira sorprendido, está a nada que pega el rostro del volante debido a la cantidad de cosas que hay en la parte trasera.

—¿Usted también va? —uno de mis ojos tiene un tic nervioso en este momento, ¿Cómo se le ocurre preguntar eso?

—Nooo, ¿Cómo crees? Si metí el equipaje para darle un viaje por lo grande por toda la ciudad. —el sarcasmo recorre mis venas, que no se lo tome a pecho. —¡Por supuesto que voy! ¡Échate pa' allá! —digo al empujar una maleta y poner mi huesudo trasero en el asiento.

—Dios, me voy a quedar sin cauchos. —Murmura y me dan unas ganas inmensa de propinarle un madrazo en la cabeza, no lo hago solo por no ser descortés.

—¡Que te vaya bien Ada! ¡Recuerda traernos algo lindo! —grita Zara.

—¡Me mandas fotos desnudas de tus compañeras! —Zeth haciendo que su hermana gemela lo golpeé en la cabeza.

—¡No ves que hay personas afuera! —Miro alrededor y compruebo que lo que dice Zara es verdad, hay muchos chismosos fuera de sus casas mirando el espectáculo que hasta hace unos momentos daba.

—¡Ya vámonos! —grito para que el chófer se ponga en marcha, murmura algo que no logro escuchar y se pone en marcha. —¡Prometo escribirles cuando me acuerde!

Zara y Zeth me sacan el dedo medio, cuánto amor el nuestro.

Repasó mentalmente cada línea, frase y palabra que debo decir cuando esté ante todos en la fiesta. Tengo que agradar para que el idiota del 30 añero me note y acepte mi proyecto porque sí.

De no ser por las buenas, pues entonces tendré que usar mi lencería de encaje color rojo pasión, diría Zara rojo putón. Pero bueno cada quien con su cada cual, aquí lo importante es que ese hombre apruebe el tema luego será un paseo.

—Oiga, ¿Le gustaría conversar? Digo es para calmar los nervios y—el viejo hijo de su mamá le subió todo el volumen a la radio y empezó a cantar a todo pulmón para ignorarme.

¡Viejo puto!

Saco mi teléfono y le mandó un mensaje a mi madre, donde le explicó las buenas nuevas. Ella me responde con un emoji de corazón que arroja besos.

Envío el mismo mensaje, pero esta vez a papá quien me responde con su sabiduría, dónde afirme que seré pronto mi propia jefa si me lo propongo.

Cómo los amo.

Recibo un mensaje de mi hermano mayor, Eskar quien me habla acerca de unas cuentas que dejaron a su nombre y que no tengo idea de quién sería esa desgraciada que lo endeudó comprando ropa y zapatos de verano.

Le coloco un ¿Quien sería vale?

Y él responde con la foto del nombre de la susodicha.

—Que malvada esa Ada, yo que tú pagaría su cuenta y luego me haría el que no sabe nada para no tener conflictos hermano. —Le envío la nota de voz y no tarda en responder.

—Yo que tú, empezaría a buscar los diseños de urnas. Digo, por si te encuentro hermanita.

Responde muy enojado.

Apagó el teléfono para que no me rastree. Tener un padre que nos enseñará acerca del servicio técnico tiene sus beneficios, pero no deseo que los use conmigo.

—¡Llegamos! —grita eufórico el chofer, se baja rápido sin siquiera dejarme reaccionar y toma todas mis maletas para arrojarlas en frente de la puerta de la casa de verano.

Luego me abre la puerta y con un cariño extraño sacó mi trasero de su Uber.

—Le enviaré la cuenta a su amiga, chao cheo dijo este viejo.

Sube al auto y arranca a toda marcha.

—¿Qué carajos acaba de pasar?

Comento al encaminarme a la puerta, tocó el timbre y mi desgracia no puede ser más grande. Puesto que el mismísimo Daniel Mendez es quien abre con cara de pocos amigos.

—Pase. Al parecer mis otros empleados están por ser despedidos al igual que los de servicio. —Dice con amargura, tomo mis maletas ya que el muy bestia no me ayuda, y con toda la fuerza que poseo las meto dentro.

Miro a mi alrededor, todo está muy bien decorado y limpio. Hay mesas amplias y llenas de comida, el decorado está precioso y ni hablar de los ventanales con vista a la piscina.

Dios mío, gracias Señor por esta bendición. Pienso.

El hombre de traje camina de un lugar a otro con teléfono en mano.

—¿Cómo que tampoco puede venir? —grita. —¡Es solo una gripecita, ¡No sea llorona! ¡Venga Marta! ¡Pues está despedida!

Dejo mis maletas a un lado y cierro la puerta. No quiero que me despidan por tan siquiera existir.

—¿¡De qué estás hablando Chad!? ¿Eh? —hace una mueca y se gira para encender el pantalla plana que es inmenso. Lo sigo colocándome a una distancia prudente.

"El virus se está propagando cada vez más rápido, recomendamos seguir las instrucciones dadas y mantener las medidas de seguridad"

"Recuerda, si te cuidas me cuidas y si me cuido, te cuido"

Suspiro, de qué estarán hablando.

Entonces enciendo mi teléfono para informarle a los gemelos que he llegado con bien y es cuando recibo varios mensajes de mi familia, de mis amigos. Voy por el de mamá "hija por favor no salgas de casa, está muy feo eso del covid 19" luego escucho el de papá. "Amor haz caso no salgas, compra las cosas por internet y mantén una distancia prudente al recibirla"

—¿Qué está pasando?

"El país ha sido declarado en cuarentena radical a partir de este momento, si estás en tu hogar procura no salir y si es necesario toma todas las medidas de seguridad necesarias para evitar el contagio, recuerda que tú seguridad va primero"

Miro la televisión con los ojos bien abiertos, el Jefe me mira luego a la pantalla y por último sale corriendo escaleras arriba.

Dura unos minutos antes de bajar y con un control remoto diferente comienza a marcar los botones, haciendo que poco a poco las cosas en el lugar se vayan cerrando. Primero las ventanas, luego las puertas y así hasta que al final hasta el aire acondicionado es apagado.

—Bien. Creo que con eso será suficiente. —Dice y tragó con dificultad. —Llamaré a alguien para que nos saquen de aquí, usted a su casa y yo a la mía.

Dicho eso coloco el teléfono en su oreja y lo siguiente que escuche fue un grito de frustración seguido de un "¿CÓMO QUE NADIE PUEDE?"

—Creo que vamos a tener que compartir casa... —murmuró por lo bajo, antes que él me mire y gruña.

—Espero que la cantidad de ceros en su cuenta pague la estadía en mi casa de verano.

Trago grueso y le doy una sonrisa nerviosa.

—¿No le sirve que pueda lavar platos y vasos?

—No. Puede. Ser.

Es lo último que dice antes de dejarse caer sobre el sofá.

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