Matthew
El eco de mis pasos resuena en la enorme sala vacía mientras camino de un lado a otro, esperando. He estado en muchas situaciones incómodas a lo largo de mi vida, pero esta... esta supera cualquier cosa que haya imaginado. Pedirle a una camarera que finja ser mi novia. Suena ridículo incluso en mi cabeza, pero no tengo opción. La puerta se abre, y la veo entrar. Isabella. Su cabello rizado enmarca su rostro de forma casi desordenada, pero hay algo en su porte que me llama la atención. Camina con la cabeza en alto, segura, como si estuviera entrando a cualquier lugar excepto la mansión Carrington. No puedo evitar admirar su confianza, su determinación, incluso cuando sé que está enfrentando dificultades. "Gracias por venir", le digo, tratando de sonar casual. Ella asiente, pero no dice nada al principio. Sus ojos me observan con cautela, como si estuviera midiendo cada palabra que digo. No puedo culparla. "¿Por qué estoy aquí?", pregunta finalmente, cruzando los brazos frente a su pecho. La franqueza en su tono me toma por sorpresa, pero decido que es mejor ser directo. "Necesito tu ayuda", le respondo. "Quiero que te hagas pasar por mi novia en una boda." La incredulidad cruza su rostro por un segundo, y por un momento creo que va a reírse en mi cara. Pero no lo hace. En cambio, su mirada se vuelve más intensa, como si tratara de leer entre líneas. "¿Por qué yo?" Su pregunta corta el aire entre nosotros. "No tienes otra opción... o es solo porque me viste peleando aquella noche?" Sus palabras me hacen retroceder. No lo había pensado de esa manera, pero ella tiene razón. Tal vez lo que vi en ella esa noche, su valentía, su decisión de defenderme sin esperar nada a cambio, fue lo que me empujó a hacer esto. "Hay algo en ti", confieso, sin mirar directamente a sus ojos. "Tu determinación, tu coraje. Quiero que me ayudes a mantener una fachada, pero sé que no eres como las demás mujeres que conozco. Tú no te conformas." Isabella frunce el ceño, claramente incómoda con lo que acabo de decir. "No sé qué piensas que soy, pero no soy parte de tus juegos, Matthew." Le devuelvo la mirada, sorprendido por la fuerza en su voz. "Esto no es un juego para mí. Créeme, si pudiera hacerlo de otra manera, lo haría. Pero mi familia espera que aparezca en esa boda con alguien, y no puedo confiar en nadie más para esto." Por un momento, el silencio nos envuelve, pesado y lleno de preguntas sin respuesta. Finalmente, ella suspira y toma asiento en una de las sillas cercanas, sin dejar de observarme. "Si voy a aceptar esto, necesito saber más. No voy a entrar a ciegas en tu mundo de ricos y falsedades." Me siento frente a ella, dispuesto a ser tan sincero como sea posible. "¿Qué quieres saber?" Isabella me mira directamente, sus ojos oscuros reflejan un cansancio que no había notado antes. "¿Por qué estás tan desesperado como para pedirle esto a alguien como yo? ¿Por qué no a alguien de tu círculo?" Respiro hondo, sabiendo que la verdad no será fácil de digerir, ni para ella ni para mí. "Mi hermano va a casarse con mi ex. La mujer que se supone que iba a ser mi esposa decidió que mi hermano era mejor opción. Y ahora, todos esperan que yo me presente solo, derrotado, mientras ellos se burlan de mí a mis espaldas. No puedo permitirme eso." Ella no dice nada al principio. Solo me observa, como si intentara procesar todo lo que acabo de confesar. Finalmente, habla, su voz más suave de lo que esperaba. "¿Y qué gano yo con esto? Porque no soy la chica que solo aparece para ayudarte a mejorar tu imagen." Sonrío. Era justo lo que esperaba de ella. "Dinero. Puedo pagarte lo suficiente como para cubrir el semestre de la universidad, y más. Y sé que necesitas el dinero." Isabella desvía la mirada, claramente molesta de que yo sepa tanto de su vida. Pero no lo niega. Ambos sabemos que estoy en lo cierto. "No quiero tu caridad", dice, pero su tono es más vacilante. "No es caridad, Isabella. Es un trato. Me ayudas, y yo te ayudo. Solo será por unos días. Solo tienes que fingir que somos algo que no somos." Ella se queda en silencio por unos minutos, considerando la propuesta. Veo cómo su mente trabaja, evaluando los pros y contras. Finalmente, se vuelve hacia mí de nuevo, con una expresión firme. "Está bien. Acepto. Pero quiero dejar algo claro: esto es un acuerdo de negocios. Nada más. No pretendas que soy una de esas chicas a las que puedes manipular." Asiento, respetando su postura. "Lo entiendo." La tensión en el aire parece aliviarse un poco, pero sé que aún queda mucho por discutir. Le paso un vaso de agua y, por primera vez, Isabella parece relajarse un poco. "Vamos a necesitar conocernos un poco más", dice, con una media sonrisa que casi parece una broma. "Si vamos a engañar a tu familia, al menos debemos tener una historia coherente." La miro, sorprendido de lo rápido que se está adaptando a la situación. "Tienes razón. ¿Por dónde quieres empezar?" Ella se encoge de hombros. "Supongo que lo básico. Nos conocimos en la fiesta, pero... ¿cómo seguimos viéndonos? ¿Cómo empezamos esta relación?" Pienso por un segundo. "Podemos decir que te busqué después de aquella noche. Que no podía sacarte de mi cabeza. Lo cual, honestamente, no está tan lejos de la realidad." Isabella rueda los ojos, pero sonríe. "Está bien. Supongo que eso puede funcionar. Pero tenemos que ser más específicos." Y así pasamos la siguiente hora, hablando de nuestras supuestas vidas juntos, armando una historia que sea lo suficientemente creíble. Descubrimos que no tenemos mucho en común. Ella es una luchadora, una soñadora. Yo... bueno, soy lo que soy. Pero, a pesar de nuestras diferencias, no puedo evitar admirarla más con cada palabra que dice. En un momento, mientras ella habla sobre su vida, menciona algo que me deja en silencio por un instante. "Soy huérfana", dice, sin drama, pero con una sinceridad que me golpea. "Cuando cumplí 18, decidí que no podía seguir esperando que alguien viniera a salvarme. Así que me fui, empecé desde cero." La miro fijamente, sintiendo una mezcla de admiración y respeto. ¿Cómo alguien como ella, que ha tenido tan poco, puede ser tan fuerte? Es un contraste brutal con mi vida, donde todo me ha sido dado sin esfuerzo. —Te admiro - digo sin pensar. Ella me mira sorprendida, pero no responde. Solo asiente ligeramente, como si estuviera aceptando mis palabras a regañadientes. Y en ese momento, me doy cuenta de que este trato es mucho más que una fachada. Isabella no solo va a ser mi novia falsa. Va a desafiar todo lo que creía saber sobre las personas, sobre la vida, y sobre mí mismo. Gracias por leer este capitulo.Días atrás. IsabellaLa alarma suena a las cinco de la mañana, como todos los días. La apago de un golpe y me quedo un segundo más bajo las mantas. La cama es incómoda, el colchón está gastado, pero es mi refugio, al menos por unos minutos más antes de enfrentar el día. Respiro hondo y, mientras estiro los músculos doloridos, pienso en cómo llegué aquí. Las deudas, el alquiler atrasado y las cuotas de la universidad me golpean la cabeza como si fueran una segunda alarma.No tengo dinero para pagar el último semestre. Me duele admitirlo, pero es la verdad. Cada centavo que gano en el catering se va en comida y en mantener este pequeño departamento que comparto con más gente de la que debería. No me quejo. Hay gente que la tiene peor. A veces me pregunto si lograré algo más que sobrevivir, si podré algún día estudiar actuación como lo soñé desde niña. Ser actriz, estar en una pantalla grande, o al menos en una pasarela. Ese es mi sueño más profundo, pero los días pasan, y sigo atrapad
Matthew. La mirada de Isabella lo decía todo. Estaba confundida, pero también había algo más, como si a pesar de lo absurdo de la situación, hubiese cierto alivio en saber lo que se le estaba pidiendo. No sé si era por la promesa de un respiro económico o si estaba acostumbrada a enfrentar la vida con la cabeza en alto, pero lo que sí sabía era que esto no iba a ser fácil para ninguno de los dos.Estábamos en una cafetería a las afueras de la empresa, ella había llegado puntual y eso me agradaba, la impuntual idas me enojaba muchísimo. Cuando entró por la puerta vi que vestía unos jeans negros y una blusa blanca básica, su cabello rizo estaba suelto y llamaba la atención por lo frondoso qué es, así que disfrute viendo como Isabella caminaba segura hacia mi mesa, ignorando las miradas de todos. —¿Y cómo planeas que hagamos esto? —preguntó finalmente, rompiendo el silencio que había llenado el lugar por varios minutos.—Nos conoceremos lo suficiente para que no haya dudas cuando estem
Isabella. Hoy es el gran día. ¡Finalmente puedo pagar el último semestre! El último escalón en la montaña que he estado subiendo durante tantos años. Con la carpeta de mis papeles en mano y la pequeña bolsa con el dinero exacto para la matrícula, entro en la universidad con una sonrisa que no puedo ocultar. El aire parece más ligero, más fresco, como si el universo supiera lo que significa este momento para mí. Me tomo un segundo para apreciar el edificio que tantas veces me ha recibido, lleno de retos y oportunidades. Mi esfuerzo finalmente está rindiendo frutos.—¡Hola, Isabella! —me saluda una de mis compañeras de clase, con una sonrisa que refleja algo de admiración.—¡Hola! —respondo con entusiasmo, mientras camino rápidamente hacia la oficina de administración.Todo en mí vibra de emoción. Después de tanto trabajo, tantos sacrificios y noches de preocupación, he logrado llegar a este momento. A veces pensaba que no lo lograría, que quizás tendría que dejar mis sueños a un lado.
Isabella. Dias después. El sonido del motor del auto de Matthew era casi relajante mientras recorríamos las calles de la ciudad. Mis pensamientos iban y venían, y no podía evitar preguntarme cómo había llegado hasta este punto. De ser una simple camarera con sueños de ser modelo, ahora estaba a punto de enfrentarme a la familia Carrington, fingiendo ser la novia de Matthew. Todo parecía tan surrealista. —Mañana es la cena —dijo Matthew, rompiendo el silencio—. Necesitamos estar bien preparados. —¿Qué quieres decir con "bien preparados"? —pregunté, girando mi cabeza para mirarlo. —Es importante que conozcas a mi familia. Te contaré quién es quién. Así no te sentirás perdida. —Su tono era serio, como si estuviera planeando una estrategia militar. Asentí, tratando de mostrarme más tranquila de lo que realmente estaba. A pesar de ser un acuerdo estrictamente profesional, la idea de conocer a su familia y mantener esta fachada me ponía los nervios de punta. —Para empezar, está mi
Isabella Al bajar del auto me quedé viendo la casa frente a mi, si es que esto se podía llamar casa, más parecía una mansión. Hacia estado antes aquí, como mesera, ahora venía como la novia de Matthew. Es por esa razón que me sentía completamente diferente y muy nerviosa, aunque me ordenaba no demostrarlo. Matthew tomó mi mano y sentir la calidez de la misma, me dió un poco de más seguridad, además la sonrisa que me brindaba se me hizo imposible no ser recíproca. Al pasar el umbral ya todo fue diferente, díez ojos estaban fijos en nosotros, bueno, más bien en mi. Por lo que no bajo la cabeza ni la mirada y sonrío gozando el momento, aunque por dentro parezca gelatina de lo nerviosa que estoy. El ambiente en la casa de los Carrington estaba tenso, y no podía decir que fuera solo por mí. Apenas habíamos cruzado el umbral, y ya sentía las miradas de todos posarse sobre nosotros. Matthew me sostenía del brazo con una mezcla de seguridad y algo más que no podía identificar del todo
Isabella. Mi teléfono no ha dejado de sonar desde la cena familiar. Las noticias sobre mi supuesto noviazgo con Matthew Carrington se esparcieron como el fuego. Apenas han pasado unos días, pero ya no puedo caminar por la calle sin sentir las miradas sobre mí. Y lo peor es que no soy solo yo quien lo siente. En la universidad, en las clases de danza, incluso en el orfanato, todos parecen estar enterados, y no hay forma de evitar las preguntas. Esta mañana me levanté temprano como siempre, dispuesta a concentrarme en mis estudios. Sin embargo, cuando entré a la sala de clases, noté enseguida que algo estaba diferente. Un par de chicas cuchicheaban entre ellas y, al verme, se callaron de inmediato. Intenté ignorarlo. Me senté en mi pupitre y saqué mis apuntes, pero apenas había abierto mi cuaderno cuando sentí una mirada fija. —¿Es verdad? —preguntó una chica desde el otro extremo del aula. Era Mariana, una de las chicas más sociables del grupo. Su tono no era agresivo, pero había
Isabella.El mensaje de la madre de Matthew llegó en un momento inesperado. Apenas había tenido tiempo de recuperarme de la conversación con Sarah cuando mi teléfono vibró, y al ver el nombre "Sra. Carrington" en la pantalla, supe que las cosas no se iban a calmar pronto. No me había esperado una invitación tan directa y menos para un plan que parecía tan casual.“Isabella, me encantaría que me acompañaras a hacer unas compras esta tarde. Será una buena oportunidad para conocernos mejor. Te recogeré a las tres.”El tono formal de su mensaje no dejaba lugar a dudas: esto no era una simple salida. Iba a ser una prueba, un interrogatorio disfrazado de compras. A pesar de todo, no podía negarme.A las tres en punto, un auto negro apareció frente a mi casa. La señora Carrington estaba sentada en la parte trasera, impecablemente vestida, con gafas de sol y un aire de elegancia que parecía natural en ella.—Isabella —dijo cuando me subí al auto—, qué gusto verte de nuevo.—El gusto es mío, s
Isabella. Después de mi salida con la madre de Matthew, pensé que las cosas se calmarían por un tiempo. Me había enfrentado a preguntas difíciles, y aunque había salido bien parada, estaba agotada emocionalmente. Había imaginado que la salida sería incómoda y hasta hiriente para mi, pero después del interrogatorio, lo habíamos pasado bien, conversamos y hasta reímos de algunas cosas. No pensé que con la madre de Matthew la pasaría tan bien y la verdad me había gustado. Sin embargo, no contaba con lo que vendría después. Logan.Todo comenzó de manera inocente. Un mensaje apareció en mi teléfono mientras terminaba una clase de baile.“Hola, Isabella. Soy Logan. Solo quería agradecerte por venir a la cena familiar. Fue un alivio verte manejar todo con tanta elegancia. Ojalá podamos hablar más la próxima vez. ¿Café algún día?”Fruncí el ceño al leer el mensaje. Aunque Logan había sido cortés durante la cena, no esperaba que se pusiera en contacto conmigo directamente. ¿Por qué querría