Isabella. Dias después. El sonido del motor del auto de Matthew era casi relajante mientras recorríamos las calles de la ciudad. Mis pensamientos iban y venían, y no podía evitar preguntarme cómo había llegado hasta este punto. De ser una simple camarera con sueños de ser modelo, ahora estaba a punto de enfrentarme a la familia Carrington, fingiendo ser la novia de Matthew. Todo parecía tan surrealista. —Mañana es la cena —dijo Matthew, rompiendo el silencio—. Necesitamos estar bien preparados. —¿Qué quieres decir con "bien preparados"? —pregunté, girando mi cabeza para mirarlo. —Es importante que conozcas a mi familia. Te contaré quién es quién. Así no te sentirás perdida. —Su tono era serio, como si estuviera planeando una estrategia militar. Asentí, tratando de mostrarme más tranquila de lo que realmente estaba. A pesar de ser un acuerdo estrictamente profesional, la idea de conocer a su familia y mantener esta fachada me ponía los nervios de punta. —Para empezar, está mi
Isabella Al bajar del auto me quedé viendo la casa frente a mi, si es que esto se podía llamar casa, más parecía una mansión. Hacia estado antes aquí, como mesera, ahora venía como la novia de Matthew. Es por esa razón que me sentía completamente diferente y muy nerviosa, aunque me ordenaba no demostrarlo. Matthew tomó mi mano y sentir la calidez de la misma, me dió un poco de más seguridad, además la sonrisa que me brindaba se me hizo imposible no ser recíproca. Al pasar el umbral ya todo fue diferente, díez ojos estaban fijos en nosotros, bueno, más bien en mi. Por lo que no bajo la cabeza ni la mirada y sonrío gozando el momento, aunque por dentro parezca gelatina de lo nerviosa que estoy. El ambiente en la casa de los Carrington estaba tenso, y no podía decir que fuera solo por mí. Apenas habíamos cruzado el umbral, y ya sentía las miradas de todos posarse sobre nosotros. Matthew me sostenía del brazo con una mezcla de seguridad y algo más que no podía identificar del todo
Isabella. Mi teléfono no ha dejado de sonar desde la cena familiar. Las noticias sobre mi supuesto noviazgo con Matthew Carrington se esparcieron como el fuego. Apenas han pasado unos días, pero ya no puedo caminar por la calle sin sentir las miradas sobre mí. Y lo peor es que no soy solo yo quien lo siente. En la universidad, en las clases de danza, incluso en el orfanato, todos parecen estar enterados, y no hay forma de evitar las preguntas. Esta mañana me levanté temprano como siempre, dispuesta a concentrarme en mis estudios. Sin embargo, cuando entré a la sala de clases, noté enseguida que algo estaba diferente. Un par de chicas cuchicheaban entre ellas y, al verme, se callaron de inmediato. Intenté ignorarlo. Me senté en mi pupitre y saqué mis apuntes, pero apenas había abierto mi cuaderno cuando sentí una mirada fija. —¿Es verdad? —preguntó una chica desde el otro extremo del aula. Era Mariana, una de las chicas más sociables del grupo. Su tono no era agresivo, pero había
Isabella.El mensaje de la madre de Matthew llegó en un momento inesperado. Apenas había tenido tiempo de recuperarme de la conversación con Sarah cuando mi teléfono vibró, y al ver el nombre "Sra. Carrington" en la pantalla, supe que las cosas no se iban a calmar pronto. No me había esperado una invitación tan directa y menos para un plan que parecía tan casual.“Isabella, me encantaría que me acompañaras a hacer unas compras esta tarde. Será una buena oportunidad para conocernos mejor. Te recogeré a las tres.”El tono formal de su mensaje no dejaba lugar a dudas: esto no era una simple salida. Iba a ser una prueba, un interrogatorio disfrazado de compras. A pesar de todo, no podía negarme.A las tres en punto, un auto negro apareció frente a mi casa. La señora Carrington estaba sentada en la parte trasera, impecablemente vestida, con gafas de sol y un aire de elegancia que parecía natural en ella.—Isabella —dijo cuando me subí al auto—, qué gusto verte de nuevo.—El gusto es mío, s
Isabella. Después de mi salida con la madre de Matthew, pensé que las cosas se calmarían por un tiempo. Me había enfrentado a preguntas difíciles, y aunque había salido bien parada, estaba agotada emocionalmente. Había imaginado que la salida sería incómoda y hasta hiriente para mi, pero después del interrogatorio, lo habíamos pasado bien, conversamos y hasta reímos de algunas cosas. No pensé que con la madre de Matthew la pasaría tan bien y la verdad me había gustado. Sin embargo, no contaba con lo que vendría después. Logan.Todo comenzó de manera inocente. Un mensaje apareció en mi teléfono mientras terminaba una clase de baile.“Hola, Isabella. Soy Logan. Solo quería agradecerte por venir a la cena familiar. Fue un alivio verte manejar todo con tanta elegancia. Ojalá podamos hablar más la próxima vez. ¿Café algún día?”Fruncí el ceño al leer el mensaje. Aunque Logan había sido cortés durante la cena, no esperaba que se pusiera en contacto conmigo directamente. ¿Por qué querría
Isabella. Los pasos resonaban en la casa mientras me dirigía al estudio del señor Carrington. Matthew me había advertido que su padre era un hombre difícil de impresionar, y sabía que esta conversación sería un desafío. Aún así, no podía dejar que el miedo me dominara. Respiré hondo antes de tocar la puerta.—Adelante —se escuchó una voz profunda al otro lado.Empujé la pesada puerta de madera y entré. El estudio era elegante, con estantes llenos de libros que cubrían las paredes y una gran ventana que dejaba entrar la luz del atardecer. Detrás de un escritorio imponente estaba el señor Carrington, con el ceño fruncido, observándome con una mezcla de curiosidad y desconfianza.—Isabella, siéntate —dijo, sin levantar la vista de unos papeles.Me senté frente a él, sintiendo el peso de su presencia. El silencio en la sala era abrumador, y podía escuchar mi propio corazón latiendo con fuerza.—Matthew me ha hablado mucho de ti —empezó, finalmente levantando la mirada—. Pero antes de con
Isabella. No podía dejar de sentirme emocionada cuando vi mi rostro en la pantalla. El comercial finalmente había salido. No era gran cosa, solo unos segundos de mí sonriendo, usando un vestido de verano mientras la cámara me seguía en un parque lleno de flores, pero verlo en la televisión era algo surrealista.“Es solo el comienzo”, me repetí, como un mantra. Había aceptado el trabajo sin pago, sabiendo que abriría puertas, y ahora, comenzaban a tocar a la mía.La primera llamada llegó temprano al día siguiente. Una importante revista de moda quería hacer una sesión de fotos conmigo. Al principio, pensé que era una broma, pero cuando el editor en jefe me llamó directamente, supe que las cosas estaban tomando un giro serio.—Queremos trabajar contigo, Isabella. Tu imagen encaja perfectamente con el concepto que buscamos para nuestra próxima edición. Será una sesión importante, con algunas otras modelos. ¿Puedes estar en nuestro estudio mañana a las 9 am?Acepté sin dudar, aunque mi c
Isabella. Estas dos semanas han sido una locura. El ruido de los flashes me cegaba cada vez que intentaba salir del auto. La prensa estaba aglomerada afuera del restaurante donde me encontraría con Sarah. Desde que el comercial se había estrenado, mi cara estaba por todas partes, y ahora, ser vista en público con la hermana de Matthew solo aumentaba el interés. Intenté mantener la calma mientras los reporteros gritaban mi nombre, queriendo saber cómo me sentía acerca de mi "nuevo estilo de vida". La verdad, me sentía abrumada.—¡Isabella, por aquí! —gritó una voz femenina desde la esquina, y apenas giré la cabeza, varios fotógrafos dispararon sus cámaras. Me aferré a mi bolso y avancé, pero no sin sentirme bajo una lupa gigante.Al entrar al restaurante, el bullicio exterior quedó amortiguado. Sarah ya me esperaba en una mesa apartada, con una sonrisa cálida en los labios. Parecía genuinamente feliz de verme, lo que me ayudó a relajarme un poco.Me había llamado ayer a invitarme a c