Capítulo 37 - De nuevo en un yate

Ingresamos al auto, ¡qué delicia!, por el aire acondicionado, fue tan agradable. El calor era abrumador y sofocante. Cebolla y Simón nos llevaron hasta una bahía, ahí nos esperaba una lancha para llevarnos a altamar, miré al horizonte, vi el yate.

Roland tomó la maleta, se alejó con Rata, hablaron en privado, mientras esperaba con mis pies metidos en la arena de playa, estaba tibia. Me había distraído tanto recordando cada situación desde que lo conocí, no me di cuenta en qué momento se fueron sus hombres de confianza. Un beso en mi cuello me trajo a la realidad.

—¿Qué piensas? —Me tomó de la mano.

—En muchas cosas, pero te has ganado, por este día, que no haga la pregunta de la cual rehuelles desde ayer.

Soltó una carcajada, era tan bello, se veía tan joven al hacerlo. No podía ocultar que era un adorable diablillo.

—¡Quiero que me quites el castigo! —acarició mis labios—. No había besado a una mujer por muy absurdo que te parezca, y ahora solo deseo hacerlo a cada rato. —Nos miramos
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