Capítulo 35 - Qué vergüenza

No iba a mandarme, debe entender que no soy un objeto que puede poner en cualquier parte.

—No iré contigo a ninguna parte.

En dos zancadas llegó a la puerta y la cerró tan fuerte, pensé que la dejaría giratoria. Escuché como volvió a tirar la del apartamento. Las piernas me flaquearon, caí en la cama, no pude contener más las lágrimas, comencé a llorar y llorar temblando de miedo.

Pudo haberme matado en ese estado, con la fama que tenía, sin embargo, no lo hizo, prefirió alejarse. Qué quiso decir con: «¿qué parte de mi vida te cuesta entender?» No conozco nada sobre él, ni de su vida, como pretende que lo conozca si tenemos solo unos días de novios.

Comencé a balbucear, quería irme a mi casa. Pasaron los minutos, el apartamento me pareció tan frío. No lo sentí llegar, me di cuenta de su presencia cuando estaba en los pies de la cama.

—Odio verte llorar Verónica y perdona, jamás pensé que ella se lanzara a besarme, creí que eras tú quien me jaló.

—Te besó por algún motivo. —hablé en un
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