Han pasado quince días desde la llegada de nuestros hijos. Quince días con el trajín más grande del mundo, pero nunca había sido tan gratificante. Mañana ingresa mi mujer a la yodoterapia, no la veré por ocho días y a la casa vendrá en quince días, la doctora nos dijo que era lo mejor, debemos erradicar cualquier radiación por los niños.A todas las personas que nos han ayudado solo tengo gratitud hacia ellos, mientras el Padre, Gustavo y Arnold regresaron a Colombia, llegó Raúl, Santiago y Luz Marina y los relevaron. Gladis también vino por unos días y se sumó a la maratón de darle calor a mis hijos.Para la doctora fue sorprendente ver a personas tan dispuestas a ayudarnos, eso solo le decía que éramos seres con calidad humana, algo que le agradaba demasiado. Dante y Enrique alcanzaron en una semana el peso faltante.A ellos los sacaron de la incubadora, podíamos llevárnoslos a casa y eso hicimos, aunque debíamos de seguir dándoles calor, dormían en nuestro pecho, cambiamos cada vez
Esperé a que mi mujer se arreglara, el vestido evidenció lo delgada que estaba, tomé el monitor para escucharlos, también le había puesto una cámara a la cuna, enlacé la IP al celular de Verónica, los primeros ocho días no tendrá celular, después si y podrá ver a los niños, yo también tengo la misma imagen. Estaremos desayunando y ellos se quedan durmiendo. Verónica se quedó mirándolos. —Roland cuídalos, por favor. —Hermosa, ¿por qué crees que me quedo? —acuné su rostro y la besé—. Vamos a que desayunes. Al bajar en el inmenso comedor estaban todos mis amigos, Raúl y Santiago. Teníamos el tiempo contado, Carmela había hecho un desayuno delicioso. A cada momento mi mujer miraba el celular viendo a nuestros hijos, le tomé la mano. Miguel se levantó de la mesa. —Vero, debes llegar al aeropuerto, anda vamos, es hora de comenzar a despedirte. Con nostalgia mi mujer se despidió de Luisa, Diana, mi madre, Inés, Guadalupe, cuando llegó a Gustavo le dijo algo, lo mismo hizo con Arnold, Dan
Todos me miraban, él sin sabor de no tener aún el control de lo que sucede era la sensación que menos me gusta, por eso debo darle vuelta al problema, seguía inexpresivo, miraba las cinco fotos de los cabecillas de las mafias más peligrosas del mundo, yo tenía un cartel, pero ellos manejan la mafia.¿Por qué quieren saber cómo desmantelé todo? Hicimos negocios de toneladas de coca, siempre nos mantuvimos en la palabra, Colombia solo los surtía de la mejor calidad… ¿Me enorgullece? Claro que no, en lo absoluto, quisiera eliminar esa parte de mi existencia, pero no puedo hacer nada. Solo enmendar el daño…Piensa Roland, piensa… ¿Qué quieren de ti? Siempre cumplí con las entregas a tiempo, ellos pagaron correctamente, aparte de eso no teníamos ninguna relación, tan así que ellos no hacían parte del gremio que viajó a Santa Marta. Por los lados los investigamos, sí, gracias a Rata y Cebolla. Sigue pensando… tu tarea era atar cabos, mételos en tu juego, hazle creer que llevan el control, p
Debíamos poner a los muchachos de manera estratégica.—Mueco, Zombi y Cuajao solo saben inglés.—Sencillo, Cebolla, Mueco sabe artes marciales, se va para Japón a meterse en el mundo de Hideaki Akimaya, que aprenda el idioma, luego que haga una especialización, es ingeniero mecánico o qué haga otra carrera.» Que la misión les deje estudios y nuevos conocimientos, volverán a ser estudiantes. Sabemos que tiene una hija adulta y ella tiene dos niños pequeños, son sus nietos, el mayor debe tener tres años y el otro está de brazos. Ya tiene a su heredero.—Zombi va a Corea del Sur y Cuajao se va a Turquía, a realizar lo mismo que Mueco, debemos tener controlado tanto a la cabeza como a su familia, mirar cómo podemos entrar, apenas veamos oportunidad, la aprovechamos.» En las organizaciones de Joon Kim en Corea del Sur y Onur Aslan en Turquía todo es posible. —Me miraron—. Informaciones generales y tareas de cada uno. —Toda mi gente es atlética, entrenan cuerpo y mente, perece mentira, ni
El llanto de Andrea por comida nos despertó. En dos meses cumplen su primer año, una semana antes de nuestra boda por la iglesia. Hace un par de semanas dejaron el seno y menos mal, ya era hora que ese par de melones regresaran a su dueño, giré a mi Pelinegra, le mordí la teta. —No hagas eso, amor. —dijo entre dormida—. Te toca darle tetero a la niña. —Nos turnábamos, un día ella, un día yo. —¿Y después que me das a mí? Su mano se dirigió a mi verga y la masajeó, esta es la ventaja de estar casado. —Si logras que se duerma rápido y que Milena no se despierte… acá lo sabrás. —devoré esa boca. —Te amo. —dije. —Yo también. Volvió a acurrucarse, salí de la cama, me puse una sudadera, estaba bien templado, pero el escándalo que tenía Andrea amenaza con quedarse sin cuerdas vocales. Me dirigí a su cuarto. Al llegar a su cuna su carita llena de lágrimas me estrujó el alma, la cargué, solo era suspiros, mis hijas son idénticas, pero en personalidades son tan diferentes. Le di un beso
Escucho cómo Diana vomita en el baño, no quiero irme y dejarla en ese estado, ya llamé a Inés para que se quede con ella, mientras trabajo en la finca y cumplo con mis horas de incubadora portátil, aparte de eso, ya Aníbal tiene varios documentos listos, debo verificar que cumplan con todo. Mi mujer salió del baño, estaba pálida mi Pequeña.—Tu hijo me está dando duro. —La cargué, la acosté de nuevo.—Si te sientes muy mal, vamos al médico.—Amor, los primeros tres meses son así, aunque con los gemelos no me dio tan duro.—Diana hasta el agua, la vomitas.—Solo consiénteme.Sonreí, la abracé, comencé a acariciarle el cabello. Inés llegó y mi pequeña estaba dormida en mi pecho.—Ya le dije a Tomasa para que le preparara una sopita, así la bote algo le queda.—Gracias, vieja. Desde las cuatro de la mañana está vomitando, anoche también lo hizo.—Eso es normal. —respondió.—No quiero verla mal.—Miguel, está embarazada, por tres meses más Diana va a botar hasta la bilis, lo que si puedes
Íbamos de regreso al rancho, pasábamos por la calle donde era muy concurrida para tomar cerveza, hay bares…—¡Detente Cebolla! Dije, mi amigo por reflejo estacionó, estaba escamoso, me imagino que pensó que había otros personajes indeseados en Blanco.—¡¿Qué pasa güevon?! Lo miré y señalé donde estaba estacionada la moto de la Renacuaja, él miró, luego con la ceja levantada me miró.—¿Acaso Lupe no puede divertirse?—Es una niña, hace unos meses cumplió los dieciocho años.—Eso fue el año pasado, acabó de cumplir diecinueve.—Y cuál es la diferencia, es una Renacuaja que está fuera de su charco —el granuja se burló en mi cara.—Después dices que no te interesa.—No de esa manera, ella me ha dañado como siete polvos, creo que tengo una oportunidad para joderle la vida.—Mira Arnold ya van a ser casi las doce y mi mujer debe estar mal con el embarazo, necesita de este pechito.—¿No vas a esperarme?—Ni mujer que fueras. —soltó una carcajada—. Te quedas o te vas conmigo, pero por nada
Sonreí ante la mirada indignada.—No, pero estás algo quedada. —No dijo nada, me miró con tristeza, esto se está poniendo algo incómodo—. Préstame tu moto, hoy me quedo en El Oasis, mañana ve por ella. Hasta mañana. —No esperé a que dijera nada, arranqué. Llegué al rancho, dejé la moto de la Renacuaja donde he visto que la deja cuando cuida a Isaac, entré puse los pasadores que a Cebolla le gusta poner en su puerta y me dirigí a la cocina a tomar agua o jugo o lo que encuentre.¿Qué mierda pasó con Lupe? ¿Por qué me miró como si la hubiera ofendido? Abrí la nevera, había jugo, me llené un vaso, en la alacena saqué unos ponqués.—¿Tiene mucha hambre?Sonreí al mirar a la susodicha que me voy a tirar, pero no puede ser aquí, la tengo sentenciada, además Inés se encontraba en esta casa. —¿Sigues en pie? —La atraje hacia mí y la besé.—Nunca me echo para atrás. —Le agarré una teta.—Mañana a las nueve, en la quebrada.—Hecho.La mujer de cabello rubio se fue. Terminé de comer y cuando i