El llanto de Andrea por comida nos despertó. En dos meses cumplen su primer año, una semana antes de nuestra boda por la iglesia. Hace un par de semanas dejaron el seno y menos mal, ya era hora que ese par de melones regresaran a su dueño, giré a mi Pelinegra, le mordí la teta. —No hagas eso, amor. —dijo entre dormida—. Te toca darle tetero a la niña. —Nos turnábamos, un día ella, un día yo. —¿Y después que me das a mí? Su mano se dirigió a mi verga y la masajeó, esta es la ventaja de estar casado. —Si logras que se duerma rápido y que Milena no se despierte… acá lo sabrás. —devoré esa boca. —Te amo. —dije. —Yo también. Volvió a acurrucarse, salí de la cama, me puse una sudadera, estaba bien templado, pero el escándalo que tenía Andrea amenaza con quedarse sin cuerdas vocales. Me dirigí a su cuarto. Al llegar a su cuna su carita llena de lágrimas me estrujó el alma, la cargué, solo era suspiros, mis hijas son idénticas, pero en personalidades son tan diferentes. Le di un beso
Escucho cómo Diana vomita en el baño, no quiero irme y dejarla en ese estado, ya llamé a Inés para que se quede con ella, mientras trabajo en la finca y cumplo con mis horas de incubadora portátil, aparte de eso, ya Aníbal tiene varios documentos listos, debo verificar que cumplan con todo. Mi mujer salió del baño, estaba pálida mi Pequeña.—Tu hijo me está dando duro. —La cargué, la acosté de nuevo.—Si te sientes muy mal, vamos al médico.—Amor, los primeros tres meses son así, aunque con los gemelos no me dio tan duro.—Diana hasta el agua, la vomitas.—Solo consiénteme.Sonreí, la abracé, comencé a acariciarle el cabello. Inés llegó y mi pequeña estaba dormida en mi pecho.—Ya le dije a Tomasa para que le preparara una sopita, así la bote algo le queda.—Gracias, vieja. Desde las cuatro de la mañana está vomitando, anoche también lo hizo.—Eso es normal. —respondió.—No quiero verla mal.—Miguel, está embarazada, por tres meses más Diana va a botar hasta la bilis, lo que si puedes
Íbamos de regreso al rancho, pasábamos por la calle donde era muy concurrida para tomar cerveza, hay bares…—¡Detente Cebolla! Dije, mi amigo por reflejo estacionó, estaba escamoso, me imagino que pensó que había otros personajes indeseados en Blanco.—¡¿Qué pasa güevon?! Lo miré y señalé donde estaba estacionada la moto de la Renacuaja, él miró, luego con la ceja levantada me miró.—¿Acaso Lupe no puede divertirse?—Es una niña, hace unos meses cumplió los dieciocho años.—Eso fue el año pasado, acabó de cumplir diecinueve.—Y cuál es la diferencia, es una Renacuaja que está fuera de su charco —el granuja se burló en mi cara.—Después dices que no te interesa.—No de esa manera, ella me ha dañado como siete polvos, creo que tengo una oportunidad para joderle la vida.—Mira Arnold ya van a ser casi las doce y mi mujer debe estar mal con el embarazo, necesita de este pechito.—¿No vas a esperarme?—Ni mujer que fueras. —soltó una carcajada—. Te quedas o te vas conmigo, pero por nada
Sonreí ante la mirada indignada.—No, pero estás algo quedada. —No dijo nada, me miró con tristeza, esto se está poniendo algo incómodo—. Préstame tu moto, hoy me quedo en El Oasis, mañana ve por ella. Hasta mañana. —No esperé a que dijera nada, arranqué. Llegué al rancho, dejé la moto de la Renacuaja donde he visto que la deja cuando cuida a Isaac, entré puse los pasadores que a Cebolla le gusta poner en su puerta y me dirigí a la cocina a tomar agua o jugo o lo que encuentre.¿Qué mierda pasó con Lupe? ¿Por qué me miró como si la hubiera ofendido? Abrí la nevera, había jugo, me llené un vaso, en la alacena saqué unos ponqués.—¿Tiene mucha hambre?Sonreí al mirar a la susodicha que me voy a tirar, pero no puede ser aquí, la tengo sentenciada, además Inés se encontraba en esta casa. —¿Sigues en pie? —La atraje hacia mí y la besé.—Nunca me echo para atrás. —Le agarré una teta.—Mañana a las nueve, en la quebrada.—Hecho.La mujer de cabello rubio se fue. Terminé de comer y cuando i
Tenía a Dante, mi ahijado, cada día se pone más gordo, ni que en esos teteros que le hace Inés o Guadalupe le echaran bienestaria, todos se están soplando. Le di un beso en la frente. En unos días llega la señora Verónica. Iba a bajar a ver qué hay en la cocina, tengo mucha hambre cuando un fuerte olor a podrido me llegó a la nariz, miré al bebé y ese carajito me miraba, ¿no tienen el mes de nacido y ya caga así? —¡Guadalupe!La niña llegó con Victoria entre su pecho. Al ver mi cara supo para qué la había llamado.—Eres su padrino, límpialo. —comentó con picardía.—No sé limpiar mierda.Dije, a mí díganme que dé tiros en la cabeza o en el pecho, nunca he cambiado pañales, ni a mis hermanitas las limpié.—Se aprende.Comentó con una sonrisa socarrona, pero mira que la pelaíta que está jodiendo a Mojón es burlona. En el lugar donde se cambian a los bebés me dejó el pañal, los paños húmedos, la crema para la colita y talco.» No es difícil, si ya el orangután del güerejo aprendió, ¿cóm
Esperaba su respuesta para continuar besándola.—Que eres hombre de una sola mujer y que te amo. —Era la primera vez que me lo decía, el corazón me latía a mil—. Me dijo que decidiera entre dejar el miedo y lanzarme a ser una idiota enamorada para que hagas con mi vida lo que quieras, porque ya estoy perdidamente enamorada a no tenerte nunca más en mi vida.» Gustavo Vargas escojo entregarte mi vida y que hagas lo que quieras con ella.Comprendí más las palabras de la señora Consuelo, Gladis fue sometida por varios años a maltrato psicológico por parte de su esposo, el padre de Enrique, la dejó tan magullada. Sé qué hacer, en tema de tierras áridas, sé cómo devolverles la vida para que sean fértil de nuevo.—Escúchame Gladis, eres mi Reina, soy un tosco campesino, criado en el monte de una bella tierra, aprendí a sembrar, y no voy a parar hasta verte de nuevo florecer y seas consciente de la hermosa mujer que eres.» Quiero ver en ti el esplendor de la mujer santandereana, esa que es
Lo miré y afirmé. Mi padre tuvo una buena vida y quedó devastado con la muerte de mi madre, mi suegra no conoce el amor de un buen hombre y mira que Dios supo cuadrarle a uno excelente, aunque Olafo, pero excelente partido. Porque mi papá era un sesentón bien puesto en su sitio y atractivo.—Dios como ha compaginado todo, ¡ah!—Tú eres un ángel. —sonreí, divisé el rancho. Ya quería tirarme del carro.—Santi tú…—No te lances del carro sin haber frenado. —Le saqué la lengua y soltó una gran carcajada—. Ya tienes cuatro hijos para que sigas teniendo esos actos de niña.Ya todos deben de estar dormidos, Roland tal vez no, debe estar esperando mi llamada. Mi hermano detuvo el auto y yo salí corriendo, la puerta estaba cerrada y me tocó llamar a Inés.—Mi Vero…—Inés, te tengo una sorpresa, no hagas ruido, puedes abrirme la puerta del rancho, me dieron de alta.—¡Ay! Qué bendición, ya mismo bajo.A los minutos esa hermosa mujer me extendía los brazos, mi hermano estaba a mi espalda con las
Volvió a mirarme, me besó la frente—Te di algo en qué pensar, ¿cierto?—Es una teoría, esperaré a la reunión con Rata y Alessandro por Skype, a partir de ahí sabremos qué hacer. No es descabellada tu idea, pero la veo floja, la mafia prefiere irse a muerte antes de demostrar debilidad y dejar su trono.Nos acomodamos mejor y el sueño nos estaba llamando, lo sentí abrazarme fuerte, ya había regresado a casa. El llanto de los niños me levantó, siento que no he dormido nada, pobre Roland, él ha soportado esto todos los días, salí de la cama. En ese momento ingresó Inés, con el termo y los teteros con su primera dosis, Roland estaba profundo.—Mi Vero, se nota que te encuentras de regreso, apenas los niños se quejaban, se levantaba con miedo a que le estuviera pasando algo. Cargué a Liam, e Inés cargó a Enrique, eran los que estaban llorando. —No demoran en despertar los otros.—Me siento tan feliz de volver a casa.—Tu padre ya llegó. Santiago sigue dormido.—¿Te imaginaste alguna vez e