Tenía a Dante, mi ahijado, cada día se pone más gordo, ni que en esos teteros que le hace Inés o Guadalupe le echaran bienestaria, todos se están soplando. Le di un beso en la frente. En unos días llega la señora Verónica. Iba a bajar a ver qué hay en la cocina, tengo mucha hambre cuando un fuerte olor a podrido me llegó a la nariz, miré al bebé y ese carajito me miraba, ¿no tienen el mes de nacido y ya caga así? —¡Guadalupe!La niña llegó con Victoria entre su pecho. Al ver mi cara supo para qué la había llamado.—Eres su padrino, límpialo. —comentó con picardía.—No sé limpiar mierda.Dije, a mí díganme que dé tiros en la cabeza o en el pecho, nunca he cambiado pañales, ni a mis hermanitas las limpié.—Se aprende.Comentó con una sonrisa socarrona, pero mira que la pelaíta que está jodiendo a Mojón es burlona. En el lugar donde se cambian a los bebés me dejó el pañal, los paños húmedos, la crema para la colita y talco.» No es difícil, si ya el orangután del güerejo aprendió, ¿cóm
Esperaba su respuesta para continuar besándola.—Que eres hombre de una sola mujer y que te amo. —Era la primera vez que me lo decía, el corazón me latía a mil—. Me dijo que decidiera entre dejar el miedo y lanzarme a ser una idiota enamorada para que hagas con mi vida lo que quieras, porque ya estoy perdidamente enamorada a no tenerte nunca más en mi vida.» Gustavo Vargas escojo entregarte mi vida y que hagas lo que quieras con ella.Comprendí más las palabras de la señora Consuelo, Gladis fue sometida por varios años a maltrato psicológico por parte de su esposo, el padre de Enrique, la dejó tan magullada. Sé qué hacer, en tema de tierras áridas, sé cómo devolverles la vida para que sean fértil de nuevo.—Escúchame Gladis, eres mi Reina, soy un tosco campesino, criado en el monte de una bella tierra, aprendí a sembrar, y no voy a parar hasta verte de nuevo florecer y seas consciente de la hermosa mujer que eres.» Quiero ver en ti el esplendor de la mujer santandereana, esa que es
Lo miré y afirmé. Mi padre tuvo una buena vida y quedó devastado con la muerte de mi madre, mi suegra no conoce el amor de un buen hombre y mira que Dios supo cuadrarle a uno excelente, aunque Olafo, pero excelente partido. Porque mi papá era un sesentón bien puesto en su sitio y atractivo.—Dios como ha compaginado todo, ¡ah!—Tú eres un ángel. —sonreí, divisé el rancho. Ya quería tirarme del carro.—Santi tú…—No te lances del carro sin haber frenado. —Le saqué la lengua y soltó una gran carcajada—. Ya tienes cuatro hijos para que sigas teniendo esos actos de niña.Ya todos deben de estar dormidos, Roland tal vez no, debe estar esperando mi llamada. Mi hermano detuvo el auto y yo salí corriendo, la puerta estaba cerrada y me tocó llamar a Inés.—Mi Vero…—Inés, te tengo una sorpresa, no hagas ruido, puedes abrirme la puerta del rancho, me dieron de alta.—¡Ay! Qué bendición, ya mismo bajo.A los minutos esa hermosa mujer me extendía los brazos, mi hermano estaba a mi espalda con las
Volvió a mirarme, me besó la frente—Te di algo en qué pensar, ¿cierto?—Es una teoría, esperaré a la reunión con Rata y Alessandro por Skype, a partir de ahí sabremos qué hacer. No es descabellada tu idea, pero la veo floja, la mafia prefiere irse a muerte antes de demostrar debilidad y dejar su trono.Nos acomodamos mejor y el sueño nos estaba llamando, lo sentí abrazarme fuerte, ya había regresado a casa. El llanto de los niños me levantó, siento que no he dormido nada, pobre Roland, él ha soportado esto todos los días, salí de la cama. En ese momento ingresó Inés, con el termo y los teteros con su primera dosis, Roland estaba profundo.—Mi Vero, se nota que te encuentras de regreso, apenas los niños se quejaban, se levantaba con miedo a que le estuviera pasando algo. Cargué a Liam, e Inés cargó a Enrique, eran los que estaban llorando. —No demoran en despertar los otros.—Me siento tan feliz de volver a casa.—Tu padre ya llegó. Santiago sigue dormido.—¿Te imaginaste alguna vez e
En ese momento ingresó mi mamá y Guadalupe sonriendo, Verónica preparó los teteros, nos lo entregaba y tomábamos a uno para alimentarlo, ella cargó a Victoria, fue la última.—Amor, aunque no lo quieras, mañana buscamos dos niñeras, Lupe en menos de quince días ingresa a la universidad y no nos puede ayudar.—Pero si los fines de semana me puedo repartir entre las tres casas. —dijo, le daba el biberón a Enrique.—¡Muchacha! Nada de eso, tú debes enfocarte en tu carrera. —Le dijo mi mamá—. Puedes venir a consentirlos a todos, no como trabajo, debes hacer trabajos en la universidad, ya no es lo mismo.—Necesito el trabajo, señora Consuelo. Voy a estudiar pedagogía infantil aparte y administración, mi padre me costeará una carrera y yo tengo reunido una parte para costearme la segunda. Eso sí, en vacaciones me encargaré de todos los niños, en una sola casa. Que me los traigan desde la mañana, así ustedes descansan y yo reúno dinero para el próximo semestre.—Es admirable de tu parte Lupe
Siento que no he dormido nada, con lo que pasó la semana pasada nos tocó doblar trabajo para dejar todo listo para este fin de semana que nos reuniremos. Estiré el brazo para abrazar a mi repollito y me fui en blanco. Miré el reloj, eran las cuatro de la mañana, solo he dormido cuatro horas, ayer pasé el informe completo de Corea del Sur, no falta ninguno.Gustavo, Gladis y Arnold llegaron hace cuatro días, aunque el descerebrado de Mojón se regresa en dos y nosotros en cuatro días. Salí de la cama, mientras buscaba a mi mujer ingresé a la habitación de mi hija Melisa, mi muñequita dormía sin cobija, la arropé, le di un beso, pronto deben levantarse para ir al colegio.Mi casa fue el regalo de bodas por parte de Roland hace seis años. Era inmensa, lujosa y hermosa. Nada que veo a Clari, ingresé al cuarto de Sebastián y ese duerme como Sid el perezoso de la era del hielo. Parece contorsionista, verifiqué, estaba bien. ¿Dónde estará Clari?Caminé sutilmente, la vi en la sala mirando al
Contadas han sido las veces que impongo algo en nuestro matrimonio. Tengo el lema, «mujer feliz, matrimonio feliz». —El labio le tembló, sus ojos marrones se llenaron de lágrima, sé cuál era su temor.—No… siempre has dicho que las mujeres con silicona no te gustan. —Ahí tienes, como dice Inés, el pez muere por la boca—. Y si me quitan el seno, no vas a mirarme como siempre, mientras que la quimio…—Te acabará todo. —Le acaricié el rostro—. Siempre me reclamas por no ser detallista, ni meloso, sabes lo que siento por ti y te lo demuestro. Pero si debo recurrir a convertirme en cursi con esas maricadas, lo haré. —arrugó su frente, intentó hablar.» Si con flores, chocolates, serenatas, detalles, viajes te garantiza que solo seguiré mirando tu cuerpo y disfrutando de él, aun sin tetas que tocar o tocando silicona lo hago.—¿Me estás chantajeando Daniel Bermúdez?—Tómalo, como quieras, yo solo garantizo que sigas viva y de paso sigo respirando para así no dejar huérfano a nuestros hijos.
La miré por un momento.—¿Te queda tiempo?Afirmó, miré a mis hijos, estaban profundos en la cama, ya debíamos dejar que pasaran más tiempo ellos solos. Le hice señas, salimos al balcón que daba a los establos. Roland vacunaba a unas reses, estaba haciendo mi trabajo.» ¿Ves a ese hombre? —Ella me miró.—Es su esposo. —sonreí.—Guadalupe, él era el capo de capos en Colombia, si no lo sabías, era un narcotraficante. Se acostaba con ocho mujeres a la semana y no repetía. —El rostro de Lupe me confirmó lo asombrada que estaba—. Su pasado no es digno de enmarcar.—¿Qué lo hizo cambiar?—Dios y el amor, aunque llegó a Dios porque encontró el amor. No hice nada para llamar la atención de ese impenetrable, hermético y egocéntrico hombre, solo fui yo. Espero que entiendas.» La experiencia la dan los años, el tiempo, no hagas cosas que no te enriquezcan como persona, si esa persona a la que quieres demostrarle no ve la gran mujer que eres, no vale la pena. —bajó la mirada. Su pregunta es por