Capítulo 24

 —¿Cómo amaneció? —Edward la abordó en el pasillo rodeando su cintura con sus brazos.

 —Bien —respondió con una sonrisa—. ¿Usted está bien? —inquirió mirando su rostro con recelo y preocupación. Él sonrió. 

 —Sí. —Besó sus labios.

 —Al parecer sí lo está. —Ella dijo sobre los labios de él. 

 —¿Desayunamos? —Se apartó y tomó su mano. Ella asintió y ambos se dirigieron a la cafetería.

Después de desayunar, decidieron dar un paseo cerca de las montañas. El lugar era hermoso y solitario, pues, no estaban en temporada donde los turistas visitaban, así que había muy pocos visitantes. Caminaron por un largo puente flotante de madera, donde podían apreciar un gran abismo.

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