Eli cabalgaba a toda prisa. Por lo menos ellos estaban más cerca de Jeng y el príncipe conocía un atajo que les acortó el camino.
Temía lo peor. Llegaron al escalofriante lugar y Eli vio al príncipe saltar por encima de una gran roca. Se tiró del caballo y Bruno la siguió. Entonces desde arriba pudo apreciar como Ulises caía hacia el vacío. Su pecho estaba lleno de sangre, su piel pálida y su mano aferrada a la cadena que llevaba puesta. Iba a saltar cuando fue atrapada por Bruno. Su amigo la aferró a su cuerpo, abrazándola con fuerza desde atrás. Un alarido de dolor estremeció el lugar.
—¡¡Ulises!! —Las lágrimas caían como torrentes y su cuerpo perdió fuerza, así que no pudo luchar contra los brazos que la sostenían—. Ulises, ¿por qué? —Sus llantos y sollozos conmovían
Leela estaba suspendida en el aire, sufrimiento y goce se mezclaban en su ser. Diferentes sensaciones, emociones y sentimientos. Hasta que todos sus recuerdos se completaron, incluyendo los cinco meses que vivió como Nora.—¿Qué haces, Dimitri? —La voz de Ileana se escuchó con reclamo.—Me abro paso —respondió decidido—. Ayudaré a Leela en el otro mundo y me daré el placer de matar a Deon con mis propias manos.—Es arriesgado ahora —Eli refutó—. Iremos todos juntos cuando el maestro Chan logre abrir la brecha.—No, querida Eli. Yo no esperaré algo incierto. Si me uní a ustedes fue para completar mi venganza. Ya los he ayudado demasiado, es hora de ir por ese maldito y ayudar a Leela.—¡Dimitri, no! —Leela escuchó como las dos chicas gritaron al unísono y luego
Leela recibió una carta de Odiel."Hablé con el maestro Chan. Dimitri nos está ayudando, así que trabaja junto a él para conseguir el diamante. El maestro y yo estaremos trabajando en otra misión".—¿Estás seguro de que el mismo Odiel te la dio? —Leela cuestionó a Jeff.—Si por Odiel te refieres a Marcos, sí, él mismo me la dio. —Entornó los ojos.Leela respiró profundo, pues sería difícil trabajar junto al causante de todos sus males.—Nos mudaremos fuera de la ciudad todos juntos. —Jeff advirtió—. Tenemos que mantenernos oculto; bueno, sé que hemos estado ocultos, pero, ya no es seguro estar de hotel en hotel.—Bien, como digas. —Leela sintió náuseas al saber que viviría bajó el mismo techo que Dimitri.<
—¿Dónde estabas? —Dimitri la estaba esperando frente a la puerta. Era de madrugada y la oscuridad inundaba el lugar.—No es tu asunto. —Leela contestó de mal gusto y se dirigió a la puerta. Él se puso delante de ésta, obstaculizando el paso—. ¡Muévete! —Leela le reclamó frunciendo el cejo.—Hueles a él. —Dimitri la miró con reclamo—. ¿Cómo te atreviste?—Dimitri, deja de meterte en mi vida. —Lo confrontó con la mirada. Él puso una mano sobre su cintura y con la otra peinó su cabello de la rabia.—Somos un equipo, lo que hagas nos afecta a todos.—No te preocupes, fui cuidadosa y nadie me siguió. —Trató de entrar, pero él se lo impidió.—Te acostaste con él, ¿cie
—¿Me esperarás? —preguntó ansioso.—Sí —dijo con alegría. Ulises quitó una de sus pulseras y la puso en la muñeca de ella. La pulsera era dorada y fina, con algunas piedrecitas rojas. Eli miró la joya con una sonrisa de felicidad y tomó un anillo que su padre le había regalado y que era muy especial para ella—. Que tanto la pulsera, como este anillo sean un símbolo de nuestra promesa. —Ella dijo con una sonrisa y Ulises colocó el anillo en una cadena que tenía en el cuello, pues no le servía. Él besó sus labios con ternura y los guardias tocaron la puerta avisando que debían irse. Se besaron con más intensidad y se aferraron en un fuerte abrazo donde ambos se mojaron con sus lágrimas.—Espérame, Eli. —Secó su rostro con ternura&mdas
En el conglomerado de árboles; ayudado por la oscuridad de la noche, con sigilo y expectativa, un guerrero se ocultaba y esperaba su señal. Se esmeraba cada vez que se le solicitaba, pues aún no estaba oficializado y todas sus batallas eran pruebas para obtener su cargo.Sus enemigos estaban tomando ventaja, pues de la nada, una multitud de guerreros rudos y poderosos los rodearon. Esa fue su señal.Como ave nocturna con su vestuario negro de pies a cabeza se mantuvo por los aires; su espada afilada cegando las vidas de sus enemigos. Los demás guerreros de su equipo suspiraron con alivio, entonces el ánimo regresó a ellos y pudieron avanzar en aquella tosca batalla.***—Príncipe, ¿dónde está la fuente de energía y cómo la protegemos? —La chica de cabello ondulado preguntó con curiosidad; dado que siempre se hab&i
Aquel gran palacio se erguía majestuoso en la parte rural de Zafiro. Rodeado de un gran bosque y el campamento de guerreros no reales; estos eran los guerreros que no pertenecían a la realeza y, por lo tanto, estaban en un rango menor.Ella estaba oculta detrás de un gran árbol, entre la entrada del campamento y el gran jardín que rodeaba la entrada al palacio. Desde allí podía admirarlo, él estaba recostado en uno de los tantos balcones del palacio; junto a él, tres guerreros conversaban entre risas.El príncipe siempre llamó su atención, pese a que él le era inalcanzable. Le gustaba como su cabello lacio y negro caía sobre su espalda, ciertamente, era una herencia de su madre. Sin embargo, los ojos miel, los sacó de su padre: el Rey Mikel Patrick.La reina era oriunda de la región Jeng, donde la mayoría de sus habitantes tenían los mism
Se levantó temprano para su entrenamiento confidencial con el príncipe Jing. Era una práctica exclusiva y confidencial entre ella y él; solo el maestro Lee y Ulises estaban enterados, claro, este ultimo no debía saberlo.Él la entrenaba una vez a la semana en un dojo oculto a las alturas de una montaña. Para ella ese entrenamiento era todo un reto, ya que, pasaría dos horas a solas con su amor platónico sin mencionar todos los roces que por obligación debían tener. Leela vestía un pantalón lycra negro con una blusa blanca, holgada y larga hasta la cadera; su cabello estaba recogido en un moño que dejaba salir algunos flecos que caían sobre su rostro y llevaba unos zapatos negros de tela cómodos.Entró con recelo al lugar y encontró al príncipe sentado sobre sus rodillas en medio del dojo, tuvo que respirar al ver su pecho descubiert
Él se levantó temprano como de costumbre y se miró en el espejo satisfecho de su vestimenta. Esta vez, a diferencia de todas las mañanas, vestía informal. Llevaba unos pantalones negros ajustados con una camiseta blanca y una chaqueta del mismo color del pantalón y unos tenis sencillos negros. Había peinado su cabello hacia atrás como de costumbre. Trataba de no dejárselo crecer como quisiera por causa de su trabajo, puesto que su madre vivía al acecho de su apariencia. El largo del cabello le cubría el cuello, y pese a que siempre se los peinaba, terminaba con varios flecos sueltos, gracias a que tenía una cabellera abundante. Tomó su bulto cinturón y lo puso sobre su cuerpo. Allí llevaba todo lo que necesitaba para su salida, incluyendo sus lápices de carboncillo, borra, cuchilla y libreta de dibujo, en caso de que la inspiración lo atacase de repente, como sol&ia