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Misterios, Secretos y Amor
Misterios, Secretos y Amor
Por: GabyCRS
Cuento 1: El Misterio de los Dragones parte 1

         

                            1

     Un extraño joven de ojos ambarinos se encuentra oculto tras los árboles de un parque. Observa como alrededor los niños jugan y corren, mientras sus madres hablan entre ellas y otras pasean a sus bebes. Aunque le prohibían estar en aquel lugar, no lo podía evitar, le gustaba todo ese movimiento. Siguió mirando a toda aquella gente, prestando mas atención; y  muy cerca de él, notó a una bella chica de ojos grises y cabello castaño, que se encontraba sentada  a los pies de un árbol, concentrada en su lectura.

El joven sintió una fuerte tentación de acercarse a ella, pero estaba prohibido, y su lado rebelde pensaba 

— «¿Por qué estaba prohibido?»

     Al pensar un poco recordó las leyes de su tribu que debía seguir estrictamente; normas que habían impuesto algunos miembros de la comunidad, a los que las personas consideraban sabios y, aunque el chico era uno de esas personas, había cosas en las que no estaba desacuerdo. Así que, por un minuto no le importó la prohibición. Sin embargo al erguirse, su pierna tropezó con alguien parado detrás de él. Era otro chico mayor, quien lo miraba con una de sus cejas claras levantada, sus ojos azules entornados y los brazos cruzados. El muchacho volteó lentamente, con los hombros encogido,  lo observó y bajó su mirada hacia el suelo para que el otro no notara su expresión culpable.

— ¿Qué crees que haces Drake?—le preguntó el recién llegado en un susurro.

— Yo, nada—respondió con tono inocente  Drake—, Sólo estoy Observando

— Sabes que lo tenemos prohibido—añadió el muchacho-hablar con alguno de estos seres e incluso venir aquí—continuó—, no podemos confiarnos.

— Lo se, lo se, pero ¿porque lo prohibieron?—preguntó Drake rascándose la cabeza.

—Aquí no hay nadie de fiar hermano—repitió impaciente el chico—además hay fuertes sospechas de que estas personas han sido los causantes de las muertes de los miembros  de nuestra comunidad— terminó  el chico mayor.

—Pero, Dragus, hermano ¿cómo puedes estar seguro de eso?—preguntó fastidiado Drake— ¿has tenido o entablado amistad con ellos? —continuó y señaló en un círculo a los visitantes del parque.

—No, pero eso dice el sabio Drick y bueno…—Dragus hizo una pausa—Es por eso que es un sabio ¿No? —Dragus miró a su hermano menor y le dio unas palmadas en la espalda para animarlo—. Descuida hermano, no le diré a nadie que estuviste aquí, pero ya debemos irnos.

     Drake dio un paso al frente, pero antes de irse, miró hacia atrás para ver a la chica de cabello castaño que tanto le había llamado la atención. Esta aún seguía leyendo su libro. El joven sonrió y, su hermano y él se perdieron entre los árboles sin que ninguna de las personas en el parque se percatara de su presencia.

***

     Cecilia había terminado de leer el capítulo nueve de su novela y se levantó estirando sus brazos, sujetó bien su libro y siguió el camino que daba hacia  la salida del parque; antes de llegar al portón, una voz conocida la llamó.

— ¡Espera Cecilia!

     La joven volteó y vio a su amiga del colegio, Daniela, corría hacia ella y traía puesta ropa deportiva. cuando la chica llegó, Cecilia la saludó con un hola y un beso en la mejilla.

— ¿Haciendo ejercicio? —le dijo Cecilia a su amiga.

— Si un poco, me ayuda a relajarme y ¿tu?—respondió e interrogó  la chica

— Bueno — Cecilia bajo la cabeza miró su libro sostenido por su mano derecha y levantándolo  respondió—. Tengo otra forma de relajarme- y bajó la mano.

— Siempre con un libro—sonrió Daniela, volteo su cabeza a un lado miró la portada y leyó en voz alta—. «El Verdadero Misterio de los Dragones» —sonrió ampliamente y moviendo la cabeza de un lado a otro dijo— ¡ay! Ceci siempre investigando sobre esos seres mitológicos.

— ¡No lo puedo evitar Dani me encantan, son tan interesantes!—contestó Cecilia en tono soñador.

— De tanto que has leído sobre ellos solo falta que conozcas a uno —bromeó Daniela riendo.

— Son seres mitológicos amiga— refutó Cecilia— aunque...admito que estaría genial conocer uno.

— Si, no lo dudo y,  ya te ibas ¿no?, ¿Quieres que te lleve?—preguntó Daniela.

— Si, claro —respondió Cecilia.

     Las dos chicas salieron del parque y subieron al auto de los padres de Daniela. Las jóvenes eran amigas desde pequeñas y sus casas quedaban a solo unas cuadras de distancia. Se habían conocido en la escuela y ya con 16 años eran casi hermanas. Aunque  pronto  se graduarían, y cada una tomaría caminos distintos.

***

En otro lugar muy lejos de allí un aburrido Drake, lanzaba contra las paredes de su cueva una pelota de hilo que había tomado del parque, su hermano Dragus había salido a reunirse con el consejo de su tribu. donde sólo los hombres de la comunidad mayores de 18 años  podía estar, y como el aún tenía 16 años no podía participar. 

Drake era un muchacho alto erguido, con nariz perfilada y ojos con forma almendrada de color ámbar, su tez era morena y su cabello rubio cenizo.

 Mientras este lanzaba la pelota, pensabaa en el parque que había visitado; en los niños jugando y divirtiéndose, en la gente tirada en la grama  y en esa chica que leía. 

— «Era hermosa»— pensó en voz alta.

— ¿Quién era hermosa, hermano?— preguntó Dragus que había llegado justo cuando el chico expresaba su pensamiento.

— Una chica que vi hoy en el parque —contestó el joven un poco sonrojado pero tratando de actuar normal—ella estaba leyendo un libro, pero como me interrumpiste no pude ver de qué se trataba — explicó Drake aunque un poco a manera de reclamo, luego, se levantó del suelo de piedra caliza, miró a su hermano en cuyo rostro se veía su agotamiento y preguntó— ¿Y a ti como te fue?

—Bien—contestó con un suspiro Dragus—parecer que encontraron muerto a uno de los nuestros junto al lago, otra vez—Dragus bajo la cabeza y la movió negando—tenía varias heridas redondas, el sabio curandero sacó de su cuerpo cuatro cilindros largos y puntiagudos y afirmo que: 《parece que hay alguien que nos está cazando—pero aún desconoce la razón.

— Pues, deberían  investigar o enviar a alguien a hacerlo— propuso Drake.

— No, es Peligroso, Drake —refutó Dragus— además no sabemos quien o quienes hacen tales actos, por eso se tomaron ciertas medidas…— el muchacho hizo una pausa, miró a su hermano y continuó—y no quieren que salgamos de nuestros dominios, por seguridad.

— ¿¡Que!?, y no piensan hacer nada— gruño Drake alzando la voz, que retumbó como un rugido en la cueva.

— ¡NO PODEMOS HACERLO, SE CORRERIA UN GRAVE RIESGO HERMANO ENTIENDELO, NO PODEMOS — Grito Dragus y otro rugido resonó.

— PUES NO VOY A PASAR MI VIDA ENCERRADO CON MIEDO—Grito Drake— si, el consejo no va a hacer nada, yo puedo ir y averiguar — dijo el chico calmando su cólera.

—Sabes muy bien hermano, que esa, no es decisión mía— repuso Dragus también calmando su ira— Sin embargo puedo conseguirte una audiencia con el consejo y ver que dicen ellos...—continuó— recuerda que el consejo es quien tiene la última palabra de nuestras acciones. 

— Sí, lo se—admitió impaciente Drake—y eso me gustaría, ya que las normas no me permiten solicitarlo yo mismo—Aceptó Drake. el joven se volvió a acostar sobre una cama tallada en piedra, que tenía encima un colchón y dándole la espalda a su hermano dijo — seguramente  me darán la razón.

     Dragus lo observó ceñudo, negó con la cabeza. Fue hasta la entrada de la cueva y mirando la profunda oscuridad, pensó que la terquedad  de su hermano era infinita. No obstante, el joven Drake, tenía razón y Dragus lo sabia. No queria aceptar que con tan solo 16 años su hermano menor fuera mas maduro que él.

     El pequeño Drake de quien; tras la muerte de sus padres, o más bien el asesinato, se había hecho responsable de cuidar y proteger. Había  crecido mucho y tenía una mente muy abierta y mucho valor. A diferencia de él que con 21 años, no podía concebir la posibilidad de que el consejo de la tribu, aceptará que alguien investigará los asesinatos. Esto le aterraba y aún más si el designado para la misión era su único hermano. Mientras pensaba en eso y en como abordaría ese tema ante el consejo del día siguiente; La luna llena hizo su aparición, tras las nubes y dibujo con su luz tenuemente la silueta del joven resaltando sus musculosos brazos, destacando su cabello Dorado e iluminando sus ojos azules como el cielo y con forma de almendra, su rostro tenía un color bronceado más claro que el de su hermano y brillaba con  el radiante satélite. 

    Luego se fue a dormir aunque con un poco de miedo recorriendo por sus venas. No obstante se dijo a sí mismo mentalmente que debía descansar para poder exponer al día siguiente las locuras de su hermano

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