—¡Papá!, ¿Ya has visto a mi Madre? —dijo lo primero en cuanto llegara a ver a su papá en la cárcel.—No, esa mala esposa....no ha venido a ayudarme.—bufó Mainor Lumbi.—Está pensando seriamente en divorciarse de ti —la cara del hombre se endureció al escuchar tal noticia.—Tu Madre es una inútil, no podría ni sobrevivir unos días sola.—Pues ya lo está haciendo, y sin ti y sin mí. —Micaela había venido a confagularse con su padre, pero nunca pensó que lo decepcionaría así, lo encontró mucho más cruel, miserable y déspota que antes, él le dijo:—Deja a todas esas traidoras —dijo el hombre —solo ve y acuéstate con ese árabe, y cuando te paguen con ese dinero me contratas a un buen abogado y podré salir de aquí para poner a tu Madre en su lugar. El señor Mainor estaba demasiado enojado que no se detuvo a ver la cara de insatisfacción que mostraba su hija, siguió despotricando a la madre de esta.—¿Que se ha creído esa vieja, está arrugada y fea. —Mica cada vez se puso mas enojada al ver
Todas tenemos ese sueño creado en nuestras mentes acerca de lo ideal, me refiero a todo. En la vida puedes ser pasiva o activa o un poco de ámbos. Mi nombre es Gabriela Lumbi, llámame chica provinciana o como desea si eso los hace feliz, a mi no me importaba en nada la etiqueta.En mis escasos catorce años murieron mis padres, ellos fueron tremendamente joviales, me mostraban la vida tal cual era, nada de santa Claus vendrá si te portas bien, o los tres reyes magos vendrán siguiendo la estrella en el Oriente, ¡no! Ellos eran muy realistas, me decía mi padre cuando cumplí ocho años, los niños no lo traen un pajarraco para ser entregados a los nuevos supuestos padres, panflinas, eso es falso. "Los niños nacen de nosotros los adultos, tenemos esa capacidad de procrear, pero debe haber amor entre el hombre y la mujer, me había dicho mi Padre, cuando cumplí doce años, así mi mente estaba abierto a una enseñanza que a algunos les podría parecer cruda, pero la realidad es que así mísmo er
Mientras él reía de mí, a mi poco me importó sus burlas, rápidamente empecé a devorar la comida sin ningún tapujo. Después de todo, él no me impresionaba para nada, era alguien gélido y frío, apático y grosero, además que era un completo desconocido para mi.Cuando me sentí satisfecha de haber llenado mi estómago le dije: —¡Gracias!—¿Gracias por qué, por la comida?—Gracias por todo —dije entre dientes — Por el descanso que estoy tomando, por la buena comida que estoy disfrutando. —Me seguía mirando con asombro.Me acomodé en el amplio asiento suave y bien forrado de seda suave y me dormí. Seguro estarían pensando lo peor de mi, no me importó un zacatal de mierda, ese hombre prácticamente me secuestró pensé. Dormí enseguida.Cuando desperté más tarde había turbulencias que hacían sacudir a la avioneta que no era tan grande, todos volvieron a verme a mi, como si me culparan de lo que dije antes de que despegara.Yo me puse pálida por la situación y me arrodillé temblorosa orando a
Cuando se torció mis pies, él me cargó en su espalda, la espalda del hombre se sentía suave a la vez fuerte, entramos a la tienda y allí estaba los más hermosos vestidos que mis ojos podía ver. Corrí de un lado a otro, hasta elegir un vestido de mi agrado, ceñido arriba volante abajo. Rápidamente me lavé la cara y parte el cuerpo y me enganché el vestido, la joven dependienta de la tienda me miró y sonrió, dijo:—No es que diga esto para complacerte, pero te ves como un hada. Yo le sonreí con discreción y le dí las gracias por ser tan amable. —¿Ahora ¿podrías ayudarme con el maquillaje? Pregunté a la joven, a lo que ella asintió de buena gana. Media hora después salí de adentro, cuando el hombre me miró, sentí que por un momento sus ojos me miraron con aturdimiento. Tenían un brillo especial. Casi podría jurar que lo había sorprendido con mi atuendo, cuando le tocó pagar se dio cuenta que no era casi nada comparado con la ropa insípida de la tal Pepa, yo le pregunté.—¿Está bie
Una vez ya avanzada la reunión, varios directivos de otras empresas se acercaron a nosotros, los dos franceses no se alejaron, vi en la cara del señor Ji que estaba bastante inconforme con algo, pensé ¿Sería conmigo? ¿Será que hice algo indebidamente? No quería hacerlo irritar después de todo, él había contratado mis servicios para fingir que era su novia.Enseguida lo mire, me miró, me acerqué discretamente a su oído, resoplé y dije: —¿Hice algo mal? ¿Por qué estás tan irritado?El me miró y luego vio para otro lado y respondió. —Confias demasiado, no todo el mundo es bueno o tiene buenas intenciones. Al oír sus palabras en vez de agradecer hice un comentario sarcástico.—¡Oh lo dices por ti! Tienes razón vine aquí contigo como si conociera bien tus intenciones —el Sr. Ji me miró y endureció su mandíbula, tenía una expresión de matar a alguien, yo me reí un poco bajo, le dije:—¡Calma, estoy bromeando contigo! ¡Por que eres tan serio, ríete un poco. —ví dibujarse una sonrisa casi
Desde hacía mucho, siendo yo, Ji Yasuf, mi vida era asi de monótona.Mis empleados siempre hablaban a mis espaldas, yo siempre los dejaba pasar por alto, porque me gustase o no, algo de cierto había en esos comentarios, yo era un hombre aburrido.Algo de verdad mezclado con maldad y mentira podías percibirlo, entre tantos dichos, el punto uno era que sí, yo era un hombre solitario en todo sentido, y antes de encontrarme a esta mujer, creía que nada me hacía falta de las demás personas, incluyendo a mi familia, casi no iba a visitarlos.Creyéndome lo suficientemente listo para encarar la vida sin nadie a mi lado, creía todo este tiempo que no necesitaba de nadie, no me gustaba tener lazos con alguien y me decía a mi mismo que no me complicaría la vida con romances baratos, a lo dicho, yo siempre minimizaba lo que no quería conmigo.Pero esas ideas cambiarían después de encontrarme con esta mujer joven, ella tenía un aura brillante que me hacía sentir cómodo, y no presisamente lo cómodo
Mainor Lumbi era un hombre vago e irresponsable, siempre se apoyó en sus padres para vivir de lujos y comodidad sin ganarse nada, lo cierto era que no solo era haragán, también era vicioso e injusto.La Empresa que montara con capital tomado de los recursos monetarios de los abuelos de Gaby no era la primera vez, esa era por enésima vez en que venía ante sus Padres y le salía con el cuento de que tenía una idea brillante., para luego decir que todo le había salido mal por culpa de terceras personas.La cantaleta ya se lo sabían todos, el abuelo, apoyado por la abuela de Gabriela, se decían entre sí, llegando a la conclusión de que ellos como padres debía ayudar siempre, " a un hijo se le apoya en todo momento." "no, no siempre ha de ser así, a veces era necesario dejar caer al fango de lo más bajo, dejarlo embarrarse salpicar de lodo, sufrir y encontrar sus soluciones por su propio esfuerzo, porque así se aprende en la vida." si no ahí estaba de ejemplo el tío Mainor.Mainor y Felipe L
—¡Mica, ya sabes! estamos necesitando dinero en casa —Micaela sabía que su padre no estaba buscando para nada el dinero para ayudar a la familia, si no que lo que quería era dinero para los juegos al azar.También, lo que le preocupaba a Micaela era que ella ya ni siquiera era virgen. Anticipando la verguenza en su cara, ella le dijo a su Padre sollozando para que desistiera de su idea, reclamando si por que la trataba como si ella fuera un objeto sin valor.Viendo que no lograba cambiar la actitud ilógica de su padre, Micaela pensó en una segunda idea, pasar el dardo a su prima Gabriela. Esta vez ella tendría éxito si su padre se obsesionara en vender a su sobrina que a ella misma.—Papá, soy tu hija, ¿no te doy pesar como hija tuya que soy? —el padre respondió diciendo que total eso era un acto sin tanto rodeo, que era mucho mejor sacarle provecho sacando una buena tajada de dinero por hacerlo con la persona indicada.—Papá... ¿y por qué no vendes la primera vez de Gaby? Sácale prov