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Deslumbrante mujer

Cuando se torció mis pies, él me cargó en su espalda, la espalda del hombre se sentía suave a la vez fuerte, entramos a la tienda y allí estaba los más hermosos vestidos que mis ojos podía ver.

Corrí de un lado a otro, hasta elegir un vestido de mi agrado, ceñido arriba volante abajo.

Rápidamente me lavé la cara y parte el cuerpo y me enganché el vestido, la joven dependienta de la tienda me miró y sonrió, dijo:

—No es que diga esto para complacerte, pero te ves como un hada.

Yo le sonreí con discreción y le dí las gracias por ser tan amable.

—¿Ahora ¿podrías ayudarme con el maquillaje? Pregunté a la joven, a lo que ella asintió de buena gana.

Media hora después salí de adentro, cuando el hombre me miró, sentí que por un momento sus ojos me miraron con aturdimiento. Tenían un brillo especial.

Casi podría jurar que lo había sorprendido con mi atuendo, cuando le tocó pagar se dio cuenta que no era casi nada comparado con la ropa insípida de la tal Pepa, yo le pregunté.

—¿Está bien la ropa que elegí? —él garraspeó su garganta antes de darme una respuesta. Después de un momento dijo:

—¡Te queda muy bien! Impresionarás a más de una persona! —me respondió.

—¡No quiero impresionar a nadie en especial! —dije, no me daba cuenta de la nostalgia en mi voz y en todo mi rostro.

Él me miró con sus ojos que ahora mismo tenía un brillo reluciente. Lo tomé del brazo y le dije:

—¿Entonces, vamos? —lo inducí metiendo mi brazo al suyo y caminamos hacia el auto. Él se dejó llevar.

Una vez en el auto, sacó un estuche pequeño y alargado de su saco y cuando lo abrió me dejó deslumbrada, era un collar de diamantes y una Gema en medio, dijo entonces.

—¡Voltéate! —Obedecí y él me puso el collar en mi cuello. El cual estaba reluciente. Dijo entonces.

—"Es tuya, parece estar hecho para ti" —yo quedé asombrada, pues a leguas se veía que era algo de mucho valor monetario.

—¡Lo siento! —dije.

—¡No puedo aceptarlo, es algo que cuesta mucho dinero, no puedo aceptarlo, podrías obsequiarle a tu novia. —le dije, lo cual lo irritó mucho, por que empezó a respirar pesado.

—¡Si no lo aceptas lo tiraré a la calle! —Siseó el irreverente hombre, su intención era que yo me quedara con el obsequio, pero mi padre siempre me decía desde mi temprana edad, "nada es gratis en la vida" así que si alguien te da algo, en retrospectiva esa persona esperará algo de ti a cambio.

Me reí para mi misma, que querrá él de mi, no tengo nada que ofrecerle.

Al fin llegamos, mis ojos se desorbitaron en su lugar, desde el momento en que bajé del auto, era un hotel enorme y de primera.

Todo era lujoso, incluso el chico que se encargaba de aparcar los vehículos de los invitados, estaba vestido de esmoquin, muy elegantes, sin darme cuenta apreté sus brazos mostrando mi nerviosismo, él me volvió a ver y me dio unas palmaditas en mis manos que las tenía sobre las suyas.

Entramos y casi todos los que nos topaban saludaban con esmero y respeto al hombre que iba a mi lado, por un momento sentí mucha admiración por él, lo que ocurrió con anterioridad se esfumó, refiero al incidente en el avión, todo desapareció, solo tenía horas de estar junto a él y sentía que habíamos estado siempre juntos, mi incomodidad como con otros hombres que no conocía, no había malestar con él.

Creo que nos entendíamos de forma tácita, me dije a mi misma, bueno Gabriela, disfruta tus cinco minutos de fama, sólo sé tu misma y disfruta tu noche.

Caminé del brazo de un hombre exitoso y rico, no estaba loca por estar allí, él me pidió, y no entiendo como alguien como él querría la compania de alguien como yo para esta noche, estoy segura que él está siempre rodeada de mujeres tan hermosas y relucientes, ¿por que yo? No lo sé, y creo que eso no importaba ya.

Al irnos adentrando a la enorme sala de recreación, había aperitivos como nunca las vi, soy buena al diente y no había tenido tiempo de sentarme a comer bien, a excepción de cuando venia en el avión que también arrasaba con la comida, ahora mismo me desprendi de su brazo y fui directo a probar los diferentes aperitivos.

No me daba cuenta que tanto él como los dos hombres de negocios al otro extremo, me miraban comer con tanta pasión, él carcajeó, yo sentí algo de verguenza al darme cuenta que todos me miraban, los dos hombres eran franceses, uno de ellos habló primero, y dijo:

—¡Votre fille est assez particulière, aucunne fille accompagnée d'un ne mange sans se soucier de la regader.

Lo que dijo, fue lo siguiente: ¡Que chica tan peculiar te acompaña hoy, no le importa que la veas comer, ella no le importa fingir que no come, como otras lo hacen. El segundo hombre, también francés habló:

—¡Oujours q'its ne respirent même pas pour vous impressionner. Je dèteste qu'ils fassent ça, je les préfère authentiques, come elle.

Dijo el segundo hombre.

—¡Sí odio á las que fingen que ni respiran cuando están a tu lado, todo para impresionarte, detesto esa actitud de las chicas, las prefiero auténticas como ella.

Para sumar a los comentarios de sus acompañantes, el hombre con el que vine dijo también, el tenía un francés bien fluido.

—¡J'aime aussi la façon dont elle est, très authentique en tout.

Sus palabras hicieron vibrar mi corazón, pero luego recordé que sólo estábamos fingiendo estar de novios, así que aporté algo de palabras a su conversación. Dije lo que pensaba:

—¡Excusez-moi messier urs, puiswu'ils parlent demoí oui j'aime manger et plus encore si j'ai faim, je déteste aussi impressioner les autres, je n'aime pas m' è puiser à prètende ce suis pas.

—Me disculpan caballeros, por meterme en su conversación, pero tenía mucha hambre y a mi tampoco me gusta fingir y tratar de impresionar a otros, es muy desgastante.

El más impresionado por mi ávida manera de hablar francés fue él.

Volví para seguir comiendo, mientras ámbos hombres, franceses se pusieron a mi par para también degustar de la comida, empecé a dar una guía de la comida que estaba presente en el largo estante, era todo tipo de comida y bocadillos de primera calidad, también les hablé acerca del origen de cada receta y cómo era que llegó a las lenguas degustativas.

A ellos les pareció muy interesante la información que yo estaba proporcionando, al cabo que llevé unos trozos de bocadillos a la boca de mi disque novio, no tuvo más opción que aceptarlos, enseguida al no darle más de dos veces, él mismo me pidió más, ¡hombres, parecen niñatos! ¿Acaso no podía tomar solo si quería?

¡Que no confunda la realidad de la mentira! Acá nada es cierto cuando se trata de decir que somos novios o algo más. El señor mou messier Franco, pregunto:

—¿Cómo es que una chica tan joven como tú sabe tanto de temas culinarios?

—¡Ohh! Sonreí He trabajado de camarera en varios restaurantes de primera calidad!, y siempre aprendo a detalle acerca de lo que hago, sea que mi trabajo sea por algo temporal.

—¡Oh! ¡Wow! Es increíble. —Dijo el segundo francés, la conversación fue tan divertida y cómoda que el único que mantenía una cara seria era el susodicho.

No tuve ninguna vergüenza en decirles abiertamente que yo tenía varios trabajos, los franceses volvieron a ver a su contraactual para ver con escrutinio, el por qué siendo yo su novia, me dejaba tener varios trabajos, no aguantó en preguntar al Sr. Ji si por que no me había sacado de los trabajos tan sufribles.

—Lo siento Sres. Yo no lo veo así —dije antes de que mi patrón abriera la boca para defenderse.

—El sueldo es para mi subsistencia y el cuido de mi abuela, además ayudo con los gastos del hogar, donde vivo, aparte de eso, aprendo sobre artes culinarias, no es malo después de todo.

—Y alguna vez cuando me case, llenaré el estómago de mi esposo con comida sabrosa y nutritiva —lo dije de la manera más sincera e inocente, yo no esperaba que los tres hombres estaban casi en una ensoñación y sus caras risueñas, en particular el señor Ji tenía una sonrisa sutil en su cara de Póker usual.

—¡Así que si trabajas, de varios tipos de trabajos, ¿por qué no lo haces de traducción de francés? —dijo uno de los franceses, el estaba más que creído que yo sufría mucho teniendo varios trabajos, a lo que respondí.

—¡Si, lo intenté! Pero requería viajar y pasar de una ciudad a otra y mi tiempo sin excepción 24/7. No podía trabajar en ese estándar de tiempo, cuido de mi abuela que está en silla de ruedas, no puede moverse. —Finalicé.

—¡Es precaria tu vida! —dijo uno de ellos. le respondí.

—¡No lo creo! Hay muchas personas que están en peores condiciones que yo, si es cansado y la mayoría de las veces yo no tengo tiempo para mi misma, o para salir de diversión, como ir de compras con una amiga o salir a conversar, por que estoy trabajando para ganar un poco más de dinero para el mes. Esos son gajes de oficio de ser pobre. —me reí de mi misma, pero con una sonrisa amplia.

—Y pues si ser pobre es malo, ¿entonces estoy mal?

—¿Será así? —dije como esperando que me respondieran ellos. Alguien de los tres se destacó y dijo:

—¡No!, ¡no estás mal! Si tu quisieras esos problemas se acabarían con solo casarte conmigo! Dijo el hombre y para estar fingiendo tenía los ojos brillantes y la mirada excitada.

—¡¿Qué?! —dije, pues sus palabras me sacaron de mis casillas.

—No me casaré para aliviar mi situación económica —dije tajantemente.

—Cuando me case alguna vez, será por admirar a esa persona delante de mi, para compartir lo mucho o lo poco que podamos ofrecernos entre sí, siempre amándonos y respetándos.

En todo este tiempo nuestra conversación era en el idioma francés y los cuatro podría decirse manteníamos una conversación satisfactoria e interesante.

Increíblemente en el resto de la noche, ya nadie habló acerca de negocios si no que estaban enfocados a hablar solo de mi y de lo que yo contaba, no me percaté de ese punto hasta tiempo después. Franco, el francés, dijo:

—Usted es una chica interesante, también deslumbrante, si un hombre te vuelve a ver, no será sólo por tu hermoso cuerpo, también tienes una hermosa personalidad.

Yo sonreí, mientras los ojos del Sr. Ji me miraban con profundidad. El otro francés dijo algo con sarcasmo.

—No vayas a dejar atrás a esta mujer, por que estaré pendiente y si así lo haces yo le propondré matrimonio. —dijo de manera sonriente.

El Sr. Ji se acercó a mí y dijo:

—¡No hay esa clase de oportunidad para otros, ella es mía. Mi chica deslumbrante. —Parecía que no quería darme esa oportunidad de ganarme un novio francés.

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