(Minela)
<<—No, por favor, Vladlem, no lo hagas, no me hagas daño. —lloro aterrada, su mirada colérica solo me provoca temor por mi vida. Esta loco, su sonrisa me dice que nada estará bien. Miro a mi alrededor, no tengo a donde ir para poder escapar de sus garras. —Entiéndelo Minela, eres mía, Fedrek no tiene ningún derecho sobre ti. — por más que trato de evitar que se me acerque este me toma por mi cabello para tirarme a la cama con todas sus fuerzas. No pongo resistencia, no puedo luchar contra él. Vladlem es un hombre grande estimo que mide algunos dos metros, piel blanca, su cabello y sus ojos tan negros como la noche. Mis miedos se adueñan de mi cuerpo al sentir como este sube a la cama aprisionándome entre el colchón y su cuerpo. —No hice nada, Vladlem, por favor, no me hagas daño, te lo pido. —cómo puedo me arrastro por la cama hasta quedar lejos de él—. Te prometo que no volveré a dirigirme a él, ni a ningún otro hombre, pero no hagas nada de lo que te puedas arrepentir. —este ríe fuerte y hala mis piernas haciendo que quede acostada para él subir sobre mi cuerpo, esta vez pinchando mis brazo con sus rodillas. Siento el primer golpe en mi rostro. Lloro, lloro fuerte, pero nadie me escucha. La música hace eco por todo el club nocturno donde nos encontramos celebrando el éxito del último evento de pasarela de los hermanos Kersakov. Esa es su fachada de hombres empresarios. —Grita perra, grita y llora que esta noche harás lo que yo te pida. —Vuelve a golpear mi rostro y solo puedo asentir esperando que esto lo complazca y deje de golpearme. Lo veo bajar la cremallera de su pantalón y cierro mi boca fuerte. Vuelvo a forcejar en valde no puedo con su peso sobre mí. —No te pienses lista cuando eres una pendeja. Entiéndelo, solo respiras para darme placer, eres mía Minela Santomar, solo a mí me pertenece esa boca, esas tetas, ese coño caliente y ese culo, son solo míos y necesito que lo entiendas. —me da cachetadas con su miembro—. Abre la m*****a boca. —dice tomando con sus mano mi mandíbula para abrirla a la fuerza.>> Despierto con lágrimas en mis ojos. Me arropo de pies a cabeza y comienzo a llorar fuerte. Los recuerdos de esa noche no me dejaran vivir en paz. Solo sirven para recordarme que estoy marcada y m*****a por Vladlem Kersakov. Salgo de mi cama veo que los primero rayos del sol comienzan a salir. Mejor me quedo despierta. Voy a mi bolso de mano para buscar algo de ropa y me doy un reconfortante baño para alejar los malos espíritus de mi pasado. Me miro al espejo y acaricio mi rostro con tristeza. Ya mis ojos no se iluminan, ni mi sonrisa es tan real como lo era antes de que todo pasara. Antes de que tuviera que abandonar todo para poder vivir tranquila. —Cuando te perdiste en ese mundo Minela. ¿Cómo llegaste a ese punto? —tomo unas tijeras que encontré en un cajón y comienzo a cortar mi cabello. Lo llevo a mis hombros. Miro el lavabo lleno y solo puedo sollozar—. Esta —me señalo en el espejo— es tu nueva vida, recuerda que Minela se fue para siempre con este cabello, ahora eres Mikeila, Mikeila Brumint. La vida te ha dado otra oportunidad lejos de los hermanos Kersakov, no lo dañes, no lo arruines. No pienses en ellos. No le des cabida a seguir haciéndote daño. Me arreglo, no entiendo por qué antes de salir había guardado una paleta de sombras pequeña con los colores que tanto me gusta. Me pongo un poco de labial y vuelvo a mirarme en el espejo. No sabía que mi cabello corto se llevaría tan bien con esta nueva vida. Sonrío ante el espejo, aunque mi alma este muriendo del dolor tengo que forzarme a sonreír para que esta carga sea más llevadera. Tomo mi bolso y bajo antes que Martha llegue a mi puerta para avisar que el desayuno está listo. Es la única comida que sirven en las tardes hay que comprar en un restaurante o cafetería. —Buenos días. —digo viendo a la adorable mujer en la recepción. —Señorita Brumint —le sonrío amablemente. —Por favor dígame Mikeila. —esta llega hasta mí y me da un fuerte abrazo. Mi corazón se arrugó. “Dios dame fuerza para no desmoronarme en este momento”— suplico al cielo, mis ojos se llenan de lágrimas, no recuerdo desde cuando no recibía un abrazo tan cálido como ese. En mi ciudad solo deje a una amiga, Lourdes, de cariño le decíamos Lulú. Ella y Fedrek fueron quienes me ayudaron a escapar esa m*****a noche que no me deja en paz. —Estas hermosa. —dice la mujer mayor y le sonrío agradecida—. Ahora ve a desayunar ya están por servirlo. Asiento y voy directo al comedor donde tomo café y algunas tostadas. Vuelvo a mi habitación para lavarme la boca y darme el ultimo retoque para empezar mi primer día de trabajo. Estoy nerviosa, nuca he trabajado en una oficina. Antes de llegar aquí trabajaba como modelo de ropa interior de la fábrica de los hermanos Kersakov. No tengo familia, esta murió en un accidente de tránsito, me crie con mis abuelos que murieron de vejes dejándome totalmente sola. Mi única amiga me habló de las buenas regalías que me daba trabajar de modelo para la compañía de los Kersakov. Sin saber a lo que me estaba exponiendo. Era una red de narcotraficantes y mafiosos que lavaban su dinero con diferentes fábricas. Además, realizaban subastas y secuestraban chicas para sus fines. A muchas como a Lulu y a mi nos llevaron engañadas con la oferta de regalías por modelar. Y fue asi hasta que Vladlem se obsesionó conmigo. Sus hermanos Bustrel y Jaclob son sus socios en ese sucio negocio. Suspiro al recordar todo ese pasado que tanto dolor me causa. —Vamos Minela tienes que olvidarte de tu pasado. —me digo frente al lujoso edificio del señor Jarist. Trato de poner mi mejor sonrisa, soy una mujer feliz o al menos eso debo aparentar para ganar este trabajo. Me encuentro con un hombre vestido de guardia de seguridad. —Disculpe, estoy buscando a Hiram Flory, el señor Jarist me dijo que pasara hoy a firmar un contrato. —el hombre asiente y me deja pasar. —Suba directamente al quinto piso, allí encontraras a Flory. —Asiento. Tomo el ascensor, estoy nerviosa. No puedo evitarlo. Espero que no sea nada complicado lo que me toque hacer. Es cuando me arrepiento de no haber estudiado una profesión de oficina. Yo me conformaba con limpiar pisos y baños. La caja de metal se abre dejándome ver el lujoso piso. Encuentro a una mujer muy hermosa. —Buenos días, busco a Hiram Flory. —digo tímida, no quiero causar mala impresión mi primer día. —Claro, ya le aviso que lo busca … —la chica me mira esperando que concluya su oración. —Mikeila, Mikeila Brumint. —digo rápido, no saben el trabajo que me ha costado acostumbrarme a mi nuevo nombre, pero, aunque no es más bonito que el que me pusieron mis padres, va bien conmigo. —Bien, Mikeila, soy Sofia la secretaria de Flory. —le sonrío a pesar de ser una hermosa mujer es muy accesible. Se de muchas que se creen que tienen le cielo merecido y hay que rendirle pleitesía. —Un placer —contesto con una sonrisa más relajada. Esta avisa a Flory que estoy aquí y este no me hace esperar. —Buen día señorita Brumint, ya Kolen me informó de su contrato, por favor siéntese. – me señala la silla frente a mí. Después de que este me explica mis deberes que no son tantos como pensé subo directamente al piso del señor Jarist. Veo a una pelinegra que contrario a Sofia es muy creída. —En que te puedo ayudar. —dice sin dejar de mirar la pantalla de la computadora. —Soy la nueva asistente del señor Jarist. —esta al fin me mira de arriba abajo y sonríe, pero no era una sonrisa cortes. No, para nada, su sonrisa se me pareció a la de Samantha, la bruja, como le decimos Lulú y yo. —No sabía que tendría ayudante. —dijo y asiento, me imagino que ella pensó que como la otra se había ido de maternidad pues se había quedado sola con su trabajo. —Sí, el señor Flory me dijo que subiera a ponerme a disposición del señor Jarist. —digo y la veo hacer una mueca. Ella va a decir algo más, pero en ese momento escuchamos el tono del ascensor. Miro hacia allá y lo veo salir con una sonrisa encantadora. Ese hombre es muy sexy, su mirada picara, su sonrisa que derrite el corazón más frio. Su caminar tan seguro de sí. Y su forma de vestir, tan única. —Kolen —dice la pelinegra tomando la agenda en su mano. Pues es cierto que los empleados lo llaman por su nombre como él me comento ayer. —Romina, que no nos interrumpan. Pasa Mikeila, tenemos mucho trabajo. —dice y lo miro extrañada. Romina cae sentada con la boca en O. —Con permiso, señorita Romina. —digo porque ni el apellido sé, no fue digna de presentarse como se supone. —Por favor Mikeila cierra la puerta. —ordena el señor Jarist y corro a hacer lo que me pide—. Ya Hiram te explicó que trabajaras aquí, conmigo. Quiero que sepas que solo yo soy tu jefe. Mi secretaria es eso, mi secretaria, no tu mayor. —asiento—. Tu trabajo es fácil, mantener mis necesidades al día, si deseo café iras y me prepararas café, si entra una llamada y estoy ocupado con una persona tú lo contestas, muchas veces Romina las pasa sin preguntar si quiero o puedo contestar. —Vuelvo a asentir—. ¿Alguna pregunta? —Niego—. Pues bienvenida a mi empresa. —le correspondo con una sonrisa más relajada. No entiendo porque mirada me da paz y tranquilidad. —Gracias señor Jarist no se va a arrepentir por esta oportunidad que me da para trabajar para usted. —camina hasta mí. —Eso espero, no arrepentirme de haber confiado en ti Mikeila, ahora a trabajar. Búscame un café, por favor que sea negro y sin azúcar. —acaricia mi cabello y frunce el ceño—, ¿Te cortaste el cabello? —Sí señor, esta ciudad es caliente y vengo del frio, el cabello me causa calor. —miento, pero no puedo decir la verdad a mi nuevo jefe. —Te queda muy bien, también. —sonrío algo avergonzada, su cercanía, aunque me hace sentir un poco incomoda y hasta nerviosa. Salgo de la oficina para ir directamente la oficina. En cuanto salgo Romina entra a la oficina. Yo no digo nada, de seguro va a decirle algo importante. Sigo con mis labores.KolenEn cuanto se abre el ascensor veo a la mujer que se ha robado mis pensamientos. Noto algo extraño en su cabello, pero me gusta como le queda ese nuevo estilo, aunque ya me había hecho la paja mental tomándola aquí sobre mi escritorio con mi puño enredado en su cabello mientras me hundo entre sus pliegues con fuerza.Pase la peor noche de toda mi vida, todos mis sueños se basaron en ella. Sus hermosos ojos azules me tienen hechizado. Su cuerpecito de sirena me vuelve loco. Me encanta poder tenerla para mi durante mis horas de trabajo. Luego de haberle pedido el café trato de concentrarme en el trabajo, pero este me vuelve a llevar a la pelirroja.Salgo de mis pensamientos al ver a Romina entrar a mi oficina.— ¿Qué se te ofrece Romina? —pregunto volviendo a mi escritorio. No quiero que Mikeila entre y me encuentre en una posición poco decente con mi secretaria.— ¿Por qué tan seco? —pregunta caminando hacia mí de forma provocativa y se sienta en mi regazo poniéndome sus pechos a
KolenNo me gusta verla tan decaída. No sé qué me pasa con ella, pero me nace una necesidad especial de protegerla. Es un sentimiento que me sobrepasa. Su mirada llena de tristeza desgarra mi corazón. No puedo permitir que se vaya de mi vida sin al menos intentar curar sus heridas, mostrarle que la vida es hermosa y aunque haya sufrimientos en el camino, vale la pena vivirla. —Mikeila, tengo heridas en mi alma tan grande como las tuyas. —me mira y veo confusión en su mirada—. Te prometo coser tus heridas para que podamos intentarlo. No te prometo amor de ayer para hoy, pero si una hermosa amistad, comprensión y a la larga quien quita que podamos ser felices. No te vayas del pueblo, si no quieres trabajar en la empresa puedo conseguirte un empleo en otro lugar, pero te lo pido, déjame demostrarte que puedo sanar tus heridas. —suplico sin importarme nada más que mantenerla junto a mí. No me importa nada más que poder verla todo el tiempo con una hermosa sonrisa en sus labios como el dí
Kolen— ¿Me estas escuchando? —pregunta Esteban y niego. Desde la tarde que salí del cuarto del motel donde se estaba hospedando Mikeila no he dejado de pensar en que puede ser lo que le pudo haber pasado para que se ponga si ante mi cercanía. —No, lo siento, mi mente está en otro lugar. ¿Decías? —este niega mientras ríe fuerte. Lo miro serio, no le encuentro lo gracioso cuando yo me estoy muriendo por saber qué es lo que tiene esa mujer que me desestabiliza.—Hermano, no te había visto así desde que eras novio de Francesca. Pareces un chiquillo enamorado. —Niego enojado.—Lo peor es que esa mujer no me da ni los buenos días. No entiendo que es lo que me pasa con ella, no sé si es su mirada dulce o sus labios carnosos los que me llaman y me vuelven loco. —No puedo mentirle a mi amigo, él sabe todo de mí. — ¡Ya! —creo que no eres el único que está enamorado de esa chica. Milka está feliz desde que comenzó el lunes con ella. No hace otra cosas que hablar maravillas de la muchacha. —so
Minela Despierto de una de mis tantas pesadilla, voy directo a la cocina para prepararme un té de tilo y azahar. No creo que después de ese sueño pueda volver a dormir por buen tiempo. Enciendo el tv. Aun es temprano, está el noticiero nacional nocturno reportando los acontecimientos del momento. No soy de ver ese tipo de programación, pero no encontré más nada. Solo veo los canales local, no tengo internet, ni cable. Soy más de escuchar música. Me gusta la clásica, pero los boleros ochenteros, me encanta. Subo el volumen de la tele cuando leo el titular; Encuentran cadáver de modelo desaparecida en un vagón abandonado. Mi corazón comienza a palpitar fuerte, mis miedos se hacen presentes, solo espero que no tenga nada que ver con Lourdes ni los Kersakov. Estamos reportando en directo desde el lugar de los hechos. Un cuerpo torturado y amordazado de una mujer que fue reconocida como Lourdes Dorotie Herfien. La mujer de treinta años trabajaba como modelo para la compañía … —deje de e
Minela—Lulú no hagas eso. —río al ver a mi amiga imitando a Fedrek. Esta camina como si tuviera diez lagartos tratando de comerse sus partes íntimas. Fedrek es un hombre alto y tosco, de cabellos negros y piel blanca como la leche. Sus ojo verdes y barba abundante. Tiene rasgos guapos, pero no es nuestro tipo. Su caminar es medio extraño y por eso es por lo que mi amiga lo imita. Los tres nos llevamos muy bien, pero nunca le diremos que su andar nos provoca diversión.—Es que se ve tan gracioso cuando lo hace. —dice y ambas reímos fuertes. Mi amiga siempre me saca las mejores sonrisas. Mas que amiga somos hermanas de otra madre. — ¿Qué es eso que las hace reír tanto? —ambas nos miramos cómplices y volvimos a reír al ver a Fedrek entrar caminando como tanto nos burlamos.—Por nada, Lulú que dijo algo sin importancia, ya sabes como es. —digo mientras le doy un codazo para que mi amiga deje de reír como foca desnutrida—. ¿A qué has venido?—Chicas, hoy será un día especial, muchas pers
OlsonEstoy muerto, acabo de llegar de un caso en Greenfield. No puedo dejar de pensar en la mujer que encontraron violada, sodomizada y atada. Pueden otra que en vida era una mujer hermosa. Sus facciones me lo dijeron a pesar de los golpes en su cuerpo y rostro. Es una pena, tengo entendido que tenía que ver con la mafia rusa en ese pueblo. Estuve casi doce horas viajando en auto, buscando más información de la chica de Kolen Jarist. No encuentro nada. A los pueblos que he ido he preguntado por Mikeila Brumint. No ayuda que no tenga ninguna foto de la mujer. Lo más lejos que he llegado es a ese pueblo. No me puedo quejar allí se encuentran los mejores burdeles y antros de prostitución de todo el país. Los rusos lo tienen muy bien repartido. Solo que la trata y las drogas los están hundiendo. Según un amigo agente del FBI los tienen en la mira y ahora con la muerte de esta chica tienen motivos para entrar de lleno al caso. Yo lo lamento por esta chica, solo espero que su muerte haya
MinelaDos semanas despuésVeo a Kolen dormir. Se ve tan tierno, es un gran hombre. Ha pasado todo este tiempo a mi lado. Me da pena verlo dormir algo incomodo, de seguro su cama es muy cómoda y el pasando necesidades por estar aquí junto a mí. Suspiro cansada, voy al baño para darme una ducha. La doctora nos dijo ayer que, si todo sale bien con el estudio que me va a hacer hoy, me da de alta. Y en realidad lo deseo, ya quiero estar en mi apartamento. Necesito buscar la manera de saber de Fedrek, saber que él está bien. Si no fuera por él yo estuviera bajo el yugo de Vladlem. A veces pienso que él lo sabía, porque precisamente tenía un pasaporte falso en su caja fuerte. No sé, pero algo a mí no me cuadra y ahora con eso de la muerte de Lulú, no han dicho nada de él. Siento mis lagrimas recorrer mis mejillas, aun me duele. Cuando recuerdo que mi amiga ya no está entre los vivos me duele, mi corazón se rompe em pedazos de solo recordarla. La doctora ha tratado de que le diga todo, pero
Minela Me siento feliz y tranquila, hoy desperté sin secuelas de mi pesadilla. No puedo negar que despertar entre los brazos de Kolen no ha sido para nada desagradable. Ser lo primero que vea al despertar es una gran fortuna. Me quedé perpleja al ver que no tuve mis acostumbradas pesadillas de eso que me atormenta y, ¿si es como él dice? Entonces encontré la cura a mi condición, sus cálidos brazos. Kolen se antojó de ir a pasar el día en la alberca, fui hasta el huerto y me confesó que le gustaba que la verdura sea fresca y si él tiene el terreno porque no usarlo para cosechar su propia verdura. La idea me pareció genial. Me explicó que solo lo atiende cuando no tiene nada que hacer, que por lo general lo atiende el jardinero Cister. Pasamos un día bonito juntos. A la hora de la cena ya estaba cansada, le pedí ir a la habitación para dormir. Ya nos habíamos refrescado y puesto la pijama. —Ve, te alcanzo en unos minutos, no te duermas sin mí. —dice y asiento. Iba a ir a mi habitació