BustrelLimpio mis lágrimas, han pasado más de cuatro meses y Vladlem no despierta, los médicos me dicen que no se explican porque, le han hecho estudios y de todos sale muy bien, estoy desesperado, mi hermano es todo para mí, lo único que tengo en la vida. De la maldita de Minela no se ha sabido nada. El imbécil de Fedrek, ni sus empleados han hecho nada para buscarla he interceptado el correo estatal con mis mañas, sus teléfonos, todo lo que tenga que ver con comunicación y nada. Es como si se la hubiera tragado la tierra, esa maldita mujer desapareció sin dejar ningún tipo de rastro. Según pasan los meses me desespero más por hacer justicia. Yo no creo en esa mierda de la justicia divina, la justicia la hago yo acá en la tierra. Si existiera alguna otra seré responsable de pagarla. —Sabía que estarías aquí. —dice Jaclob sacándome de mis pensamientos.— ¿Qué quieres? —pregunto encarando su mirada. — Llegó un cargamento y necesitamos que apruebes su descarga. Sabes que de eso se en
MinelaKolen me ha hecho llegar al cielo con su lengua, nunca pensé que fuera tan placentero hacer el amor. Mi respiración es aún trabajosa, pero quiero saborearlo, devolverle el placer que él medio. Deseo sentirme la mujer ideal para él. La que lo complace en todas su fantasías. Con la que sueñe día y noche. Lo amo, y no creo que pueda volver a vivir sin él. Bajo su pantalón veo su gran polla. Esta es grande y gruesa, la tomo con mis dos manos y aun su glande queda fuera. Por este rueda unas gotas preseminal la cual lamo sin experiencia, pero con muchos deseos de aprender. Lamo todo su glande llevándolo a mi boca para comenzar a succionar. —Mikeila —gime y lo hundo más en mi boca, sé que este no va a caber completo en mi boca, pero al menos si un poco más abajo del glande. El grosor llena por completo mi cavidad bucal y comienzo a subir y bajar apoyada de mis manos. Escucharlo gemir es un deleite para mí. Este toma mi cabello entre sus manos para comenzar a embestir mi boca suave,
MinelaEs la cuarta vez que me miro al espejo, no me canso de verme. Me puse un vestido color turquesa con accesorios plateados. Mis labios color carmín y un maquillaje un poco más elaborado, como me enseñó mi hermanita Lulú. Recordarla me dio nostalgia, pero gracias a Susana he podido entender que mi amiga no murió por mi culpa, si no por los mal nacidos que lo hicieron. Claro tampoco le fui completamente sincera. Solo le cuento eso que siento que debo decir. No he mencionado el nombre de Vladlem y mucho menos el de Bustrel, siento que de hacerlo todos los que aquí me ayudan correrán peligro y no es lo que quiero. Ese engendro del mal puede emprenderla contra los seres que he aprendido a querer y eso no me lo perdonaría nunca. No hay nadie en este mundo más detestable y asqueroso que él. Respiro profundo para calmar mis deseos de llorar. Recordarlos me hace mal, lo sé, pero es algo más fuerte que yo. No he podido cerrar ese ciclo. Susana me dice que debo enfrentar mi pasado para pod
RominaLlego a la gran mansión de los Kersakov. Se ve que es gente de mucho dinero. Tienen guardias desde que empezamos a llegar a su urbanización. Según el taxista al cual me tocó hacerle una francesa para que no me cobrara el pasaje, me dijo que eran personas poderosa y que manejaban el bajo mundo. Ellos eran los dueños y señores de ese pueblo y se lo creo. Su mansión se ve de más de dos plantas, tiene alberca un gran jardín y más de un centenar de hombres a su alrededor.Es la primera vez que me pongo tan nerviosa, pero es que esos hombres son grandes y están todos armados. Me revisaron si tenía armas y me escoltaron hasta la puerta donde me recibió una hermosa chica de ojos verdes. —Señorita, el señor me pidio que la lleve hasta el despacho. —asiento y la sigo. El hombre que me escoltó cerró la puerta principal. Entramos a un gran despacho hay una licorera, muebles, un escritorio grande y algunas sillas. Camino y veo a tres hombres en un cuadro. Hay dos que son hermosos. El de ba
BustrelLa morena que vino a avisarme que una posible mujer podía se Minela está deliciosa, creo que me la quedaré. Esta necesita dinero y yo deseo su culo experimentado y sabroso, así que puedo comprarla por algunos lulares. Aún recuerdo sus nalgas chocando con mi ingle, por amor al cielo, ese culo delicioso me lo comí de una. Desde que la vi, supe que era una zorra fina, y me lo demostró tragando toda mi leche sin remilgar. Sonrío al recordar como la ahogaba mientras me corría en su boca después de haberme comido su apetecible culo. La puerta se abre sacándome de mis pensamientos. —Vladlem te llama. —dice Jaclob con cara de pocos amigos. Me levanto para ir con mi hermano, solo lleva dos días despierto y ya habla mejor, y come solo. El médico le dice que vaya poco a poco, pero este solo quiere levantarse de la cama. Entro a la habitación y lo veo sentado en la silla de rueda que le compré en lo que habilita sus piernas.— ¿Para qué me necesitas, Vladlem? —pregunto y este voltea.— ¿
Kolen¡Maldición! Olson no me contesta. Camino de lado a lado en mi oficina. Desde el problema con los paparazis Mikeila no ha querido salir de casa si no estoy a su lado, ya puse seguridad en la casa y entiendo que es por eso por lo que no quiere salir. De algo se esconde. Necesito saber si el Vladlem que ha mencionado entre sueños tiene que ver con ese temor. Hablé con algunos amigos en común, pero nadie sabe del hombre. Me estoy empezando a desesperar. —Señor —entra mi nueva secretaria la observo con ira contenida. En realidad, ya no me puedo controlar. — ¿Qué pasa? —escupo, ella baja la mirada. —Tiene una llamada de su novia. —dice algo avergonzada. —Bien, discúlpame, no ha sido un día fácil. Siga intentando comunicarse con Olson. —ella asiente y sale de la oficina. —Amor —contesto. —Kolen ven, por favor, te necesito. —dice y no lo pienso dos veces. Tomo mi saco y mis llaves y salgo al encuentro con Mikeila. No entiendo que es lo que pasa con todos, estamos algo alterados.
KolenEsteban y Milka serán los padrinos de la boda. Estamos muy felices con todo los preparativos. Norma se ha portado a la altura, ya tan solo nos falta un mes para ese emotivo día. Estoy emocionado, no puedo esperar el día de poderla llamar esposa. Ella es mi princesa, mi gran amor. Estoy tratando de dejar todo listo en la empresa para irme tranquilo de luna de miel. Mi princesa merece los mejores quince días de su vida. La voy a llevar a Italia, y luego a Grecia donde cerraremos y volveremos. No quiero admitir frente a ella que estoy nervioso. Nunca pensé que volvería a hacer preparativos de boda. Había jurado que Francesca era la primera y última mujer con la que me casaría. La siento cada día más tranquila, más ella. Mi futura esposa es una caja de pandora. Resultó que es muy buena para los cálculos y el arte. Cuando regresemos quiero que vaya a estudiar. Que se prepare para si algún día le falto ella pueda seguir con la empresa. Seguir innovando, seguir adelante sin mí. No qui
(MINELA)—¡Última parada, pueblo Groundfield! —escucho al chofer gritar, saliendo de mis cavilaciones. Soy la única que queda en este autobús. Miro mi reloj que marca las once y cincuenta de la noche. De seguro el chofer ya está cansado y debe volver a su casa. Tomo mi mochila de mano, es la única pertenencia que traigo conmigo. Mis más preciadas pertenencias se quedaron en donde nunca voy a poder regresar. Camino sin rumbo, busco en mi pequeño bolso viajero la dirección del hotelillo que me dijo un hombre que estuvo sentado a mi lado en el autobús, este bajó algunas paradas antes, en un pueblo cercano llamado Groundgrild. Leo en el papelillo —123 carlie st. –Suspiro cansada, he viajado medio país para llegar aquí. La esperanza llega conmigo, tengo miedo, sí, pero sé que mientras mantenga un perfil bajo ellos no podrán encontrarme. Camino hasta encontrar la tienda de antigüedades que me comentó que encontraría de frente. Ahí doblo a mano izquierda encontrando la calle que este me ha