BustrelLa morena que vino a avisarme que una posible mujer podía se Minela está deliciosa, creo que me la quedaré. Esta necesita dinero y yo deseo su culo experimentado y sabroso, así que puedo comprarla por algunos lulares. Aún recuerdo sus nalgas chocando con mi ingle, por amor al cielo, ese culo delicioso me lo comí de una. Desde que la vi, supe que era una zorra fina, y me lo demostró tragando toda mi leche sin remilgar. Sonrío al recordar como la ahogaba mientras me corría en su boca después de haberme comido su apetecible culo. La puerta se abre sacándome de mis pensamientos. —Vladlem te llama. —dice Jaclob con cara de pocos amigos. Me levanto para ir con mi hermano, solo lleva dos días despierto y ya habla mejor, y come solo. El médico le dice que vaya poco a poco, pero este solo quiere levantarse de la cama. Entro a la habitación y lo veo sentado en la silla de rueda que le compré en lo que habilita sus piernas.— ¿Para qué me necesitas, Vladlem? —pregunto y este voltea.— ¿
Kolen¡Maldición! Olson no me contesta. Camino de lado a lado en mi oficina. Desde el problema con los paparazis Mikeila no ha querido salir de casa si no estoy a su lado, ya puse seguridad en la casa y entiendo que es por eso por lo que no quiere salir. De algo se esconde. Necesito saber si el Vladlem que ha mencionado entre sueños tiene que ver con ese temor. Hablé con algunos amigos en común, pero nadie sabe del hombre. Me estoy empezando a desesperar. —Señor —entra mi nueva secretaria la observo con ira contenida. En realidad, ya no me puedo controlar. — ¿Qué pasa? —escupo, ella baja la mirada. —Tiene una llamada de su novia. —dice algo avergonzada. —Bien, discúlpame, no ha sido un día fácil. Siga intentando comunicarse con Olson. —ella asiente y sale de la oficina. —Amor —contesto. —Kolen ven, por favor, te necesito. —dice y no lo pienso dos veces. Tomo mi saco y mis llaves y salgo al encuentro con Mikeila. No entiendo que es lo que pasa con todos, estamos algo alterados.
KolenEsteban y Milka serán los padrinos de la boda. Estamos muy felices con todo los preparativos. Norma se ha portado a la altura, ya tan solo nos falta un mes para ese emotivo día. Estoy emocionado, no puedo esperar el día de poderla llamar esposa. Ella es mi princesa, mi gran amor. Estoy tratando de dejar todo listo en la empresa para irme tranquilo de luna de miel. Mi princesa merece los mejores quince días de su vida. La voy a llevar a Italia, y luego a Grecia donde cerraremos y volveremos. No quiero admitir frente a ella que estoy nervioso. Nunca pensé que volvería a hacer preparativos de boda. Había jurado que Francesca era la primera y última mujer con la que me casaría. La siento cada día más tranquila, más ella. Mi futura esposa es una caja de pandora. Resultó que es muy buena para los cálculos y el arte. Cuando regresemos quiero que vaya a estudiar. Que se prepare para si algún día le falto ella pueda seguir con la empresa. Seguir innovando, seguir adelante sin mí. No qui
(MINELA)—¡Última parada, pueblo Groundfield! —escucho al chofer gritar, saliendo de mis cavilaciones. Soy la única que queda en este autobús. Miro mi reloj que marca las once y cincuenta de la noche. De seguro el chofer ya está cansado y debe volver a su casa. Tomo mi mochila de mano, es la única pertenencia que traigo conmigo. Mis más preciadas pertenencias se quedaron en donde nunca voy a poder regresar. Camino sin rumbo, busco en mi pequeño bolso viajero la dirección del hotelillo que me dijo un hombre que estuvo sentado a mi lado en el autobús, este bajó algunas paradas antes, en un pueblo cercano llamado Groundgrild. Leo en el papelillo —123 carlie st. –Suspiro cansada, he viajado medio país para llegar aquí. La esperanza llega conmigo, tengo miedo, sí, pero sé que mientras mantenga un perfil bajo ellos no podrán encontrarme. Camino hasta encontrar la tienda de antigüedades que me comentó que encontraría de frente. Ahí doblo a mano izquierda encontrando la calle que este me ha
(Kolen)Despierto temprano, había trabajo que hacer. Es domingo, pero no me importa, no tengo nada mejor que hacer más que trabajar. Soy adicto a mi trabajo y mi vida no es muy interesante que digamos. Estrujo mi rosto con mis manos y estiro mis brazos recordando a la pelinegra que tengo a mi lado. —Romina, despierta. —digo acariciando su cabello. Ella es mi secretaria, ayer estuvimos trabajando hasta tarde, nos pasamos de copas y bueno, despertó en mi cama. No es la primera vez que pasa. Lo importante aquí es que ambos somos solteros y no le debemos explicaciones a nadie. —Kolen es domingo, no trabajes hoy. —La pelinegra hermosa que me acompaña en mi cama se voltea dejándome sus hermosos pechos cerca de mis labios. Yo que soy muy débil no me aguanto y los tomo en mis manos mordiéndolos como sé que le gusta. La escucho gemir de placer y la monto sobre mi cuerpo. Es una abusadora, se mueve estimulando mi deseo, mi amigo responde a su humedad y esta comienza su cabalgata sobre mí. Mi
(Minela)<<—No, por favor, Vladlem, no lo hagas, no me hagas daño. —lloro aterrada, su mirada colérica solo me provoca temor por mi vida. Esta loco, su sonrisa me dice que nada estará bien. Miro a mi alrededor, no tengo a donde ir para poder escapar de sus garras.—Entiéndelo Minela, eres mía, Fedrek no tiene ningún derecho sobre ti. — por más que trato de evitar que se me acerque este me toma por mi cabello para tirarme a la cama con todas sus fuerzas. No pongo resistencia, no puedo luchar contra él. Vladlem es un hombre grande estimo que mide algunos dos metros, piel blanca, su cabello y sus ojos tan negros como la noche. Mis miedos se adueñan de mi cuerpo al sentir como este sube a la cama aprisionándome entre el colchón y su cuerpo.—No hice nada, Vladlem, por favor, no me hagas daño, te lo pido. —cómo puedo me arrastro por la cama hasta quedar lejos de él—. Te prometo que no volveré a dirigirme a él, ni a ningún otro hombre, pero no hagas nada de lo que te puedas arrepentir. —est
KolenEn cuanto se abre el ascensor veo a la mujer que se ha robado mis pensamientos. Noto algo extraño en su cabello, pero me gusta como le queda ese nuevo estilo, aunque ya me había hecho la paja mental tomándola aquí sobre mi escritorio con mi puño enredado en su cabello mientras me hundo entre sus pliegues con fuerza.Pase la peor noche de toda mi vida, todos mis sueños se basaron en ella. Sus hermosos ojos azules me tienen hechizado. Su cuerpecito de sirena me vuelve loco. Me encanta poder tenerla para mi durante mis horas de trabajo. Luego de haberle pedido el café trato de concentrarme en el trabajo, pero este me vuelve a llevar a la pelirroja.Salgo de mis pensamientos al ver a Romina entrar a mi oficina.— ¿Qué se te ofrece Romina? —pregunto volviendo a mi escritorio. No quiero que Mikeila entre y me encuentre en una posición poco decente con mi secretaria.— ¿Por qué tan seco? —pregunta caminando hacia mí de forma provocativa y se sienta en mi regazo poniéndome sus pechos a
KolenNo me gusta verla tan decaída. No sé qué me pasa con ella, pero me nace una necesidad especial de protegerla. Es un sentimiento que me sobrepasa. Su mirada llena de tristeza desgarra mi corazón. No puedo permitir que se vaya de mi vida sin al menos intentar curar sus heridas, mostrarle que la vida es hermosa y aunque haya sufrimientos en el camino, vale la pena vivirla. —Mikeila, tengo heridas en mi alma tan grande como las tuyas. —me mira y veo confusión en su mirada—. Te prometo coser tus heridas para que podamos intentarlo. No te prometo amor de ayer para hoy, pero si una hermosa amistad, comprensión y a la larga quien quita que podamos ser felices. No te vayas del pueblo, si no quieres trabajar en la empresa puedo conseguirte un empleo en otro lugar, pero te lo pido, déjame demostrarte que puedo sanar tus heridas. —suplico sin importarme nada más que mantenerla junto a mí. No me importa nada más que poder verla todo el tiempo con una hermosa sonrisa en sus labios como el dí