BustrelAun no puedo creer lo que escuche de los labios de Jaclob, por amor a los dioses. ¿Cómo se le ocurre traicionarnos? Lo veo cerra los ojos y sé que me está dando la autorización de hacer lo que planeo. Quito el seguro de mi arma y disparando con precisión atravieso su cráneo viendo como la sangre salpica por todo la habitación. Dos lágrimas bajan por mis mejillas. Dos muertos una misma noche. La zorra y a quien había considerado mi hermano hasta este momento, pero su traición a Vladlem me hizo entender que él nunca será uno de nosotros. — ¿Qué demonios hiciste? —escucho a Samantha a mi espalda. —Ordena que limpien todo. —doy media vuelta—. Eso es para que veas que no me toco el corazón con los traidores. —escupo antes de irme dejándola allí parada viendo el cuerpo de Jaclob. Camino decidido a buscar un buen abogado para que saque a mi hermano. En la organización hay dos, pero los muy idiotas también fueron apresados. Mi hermano no puede estar más tiempo allí. Cuando al fin c
Mikeila Jarist18 años después-Estoy emocionada. – grito tomando las manos de mi mejor amiga Estillie-. No sabes cuanto soñé con este momento. -Lo sé Miki, hemos luchado por entrar a esta prestigiosa universidad. También estoy emocionada, aunque no tengamos las mismas clases. -suspiro triste es la primera vez que nos vamos a separar. Desde siempre hemos sido muy unidas y eso que ella quiera estudiar para fisiatra y yo economía nos va a separar momentáneamente, porque de seguro encontraremos el tiempo suficiente para juntas como siempre.-Tranquila, lo importante es que vamos a compartir habitación. No estaremos del todo tan lejos. -esta asiente y me abraza fuerte. Escuchamos la puerta de mi habitación. -Chicas, ¿Ya están lista? -escuchamos la voz de mi madre a fuera. Ella siempre nos ha regalado nuestro espacio para que seamos cómplices. Mi madre es la mejor del mundo y mi padre es la luz de mis ojos. Mi hermanito es más apegado a mi mamá, mientras yo a mi papá. -Sí mami, ya bajam
(MINELA)—¡Última parada, pueblo Groundfield! —escucho al chofer gritar, saliendo de mis cavilaciones. Soy la única que queda en este autobús. Miro mi reloj que marca las once y cincuenta de la noche. De seguro el chofer ya está cansado y debe volver a su casa. Tomo mi mochila de mano, es la única pertenencia que traigo conmigo. Mis más preciadas pertenencias se quedaron en donde nunca voy a poder regresar. Camino sin rumbo, busco en mi pequeño bolso viajero la dirección del hotelillo que me dijo un hombre que estuvo sentado a mi lado en el autobús, este bajó algunas paradas antes, en un pueblo cercano llamado Groundgrild. Leo en el papelillo —123 carlie st. –Suspiro cansada, he viajado medio país para llegar aquí. La esperanza llega conmigo, tengo miedo, sí, pero sé que mientras mantenga un perfil bajo ellos no podrán encontrarme. Camino hasta encontrar la tienda de antigüedades que me comentó que encontraría de frente. Ahí doblo a mano izquierda encontrando la calle que este me ha
(Kolen)Despierto temprano, había trabajo que hacer. Es domingo, pero no me importa, no tengo nada mejor que hacer más que trabajar. Soy adicto a mi trabajo y mi vida no es muy interesante que digamos. Estrujo mi rosto con mis manos y estiro mis brazos recordando a la pelinegra que tengo a mi lado. —Romina, despierta. —digo acariciando su cabello. Ella es mi secretaria, ayer estuvimos trabajando hasta tarde, nos pasamos de copas y bueno, despertó en mi cama. No es la primera vez que pasa. Lo importante aquí es que ambos somos solteros y no le debemos explicaciones a nadie. —Kolen es domingo, no trabajes hoy. —La pelinegra hermosa que me acompaña en mi cama se voltea dejándome sus hermosos pechos cerca de mis labios. Yo que soy muy débil no me aguanto y los tomo en mis manos mordiéndolos como sé que le gusta. La escucho gemir de placer y la monto sobre mi cuerpo. Es una abusadora, se mueve estimulando mi deseo, mi amigo responde a su humedad y esta comienza su cabalgata sobre mí. Mi
(Minela)<<—No, por favor, Vladlem, no lo hagas, no me hagas daño. —lloro aterrada, su mirada colérica solo me provoca temor por mi vida. Esta loco, su sonrisa me dice que nada estará bien. Miro a mi alrededor, no tengo a donde ir para poder escapar de sus garras.—Entiéndelo Minela, eres mía, Fedrek no tiene ningún derecho sobre ti. — por más que trato de evitar que se me acerque este me toma por mi cabello para tirarme a la cama con todas sus fuerzas. No pongo resistencia, no puedo luchar contra él. Vladlem es un hombre grande estimo que mide algunos dos metros, piel blanca, su cabello y sus ojos tan negros como la noche. Mis miedos se adueñan de mi cuerpo al sentir como este sube a la cama aprisionándome entre el colchón y su cuerpo.—No hice nada, Vladlem, por favor, no me hagas daño, te lo pido. —cómo puedo me arrastro por la cama hasta quedar lejos de él—. Te prometo que no volveré a dirigirme a él, ni a ningún otro hombre, pero no hagas nada de lo que te puedas arrepentir. —est
KolenEn cuanto se abre el ascensor veo a la mujer que se ha robado mis pensamientos. Noto algo extraño en su cabello, pero me gusta como le queda ese nuevo estilo, aunque ya me había hecho la paja mental tomándola aquí sobre mi escritorio con mi puño enredado en su cabello mientras me hundo entre sus pliegues con fuerza.Pase la peor noche de toda mi vida, todos mis sueños se basaron en ella. Sus hermosos ojos azules me tienen hechizado. Su cuerpecito de sirena me vuelve loco. Me encanta poder tenerla para mi durante mis horas de trabajo. Luego de haberle pedido el café trato de concentrarme en el trabajo, pero este me vuelve a llevar a la pelirroja.Salgo de mis pensamientos al ver a Romina entrar a mi oficina.— ¿Qué se te ofrece Romina? —pregunto volviendo a mi escritorio. No quiero que Mikeila entre y me encuentre en una posición poco decente con mi secretaria.— ¿Por qué tan seco? —pregunta caminando hacia mí de forma provocativa y se sienta en mi regazo poniéndome sus pechos a
KolenNo me gusta verla tan decaída. No sé qué me pasa con ella, pero me nace una necesidad especial de protegerla. Es un sentimiento que me sobrepasa. Su mirada llena de tristeza desgarra mi corazón. No puedo permitir que se vaya de mi vida sin al menos intentar curar sus heridas, mostrarle que la vida es hermosa y aunque haya sufrimientos en el camino, vale la pena vivirla. —Mikeila, tengo heridas en mi alma tan grande como las tuyas. —me mira y veo confusión en su mirada—. Te prometo coser tus heridas para que podamos intentarlo. No te prometo amor de ayer para hoy, pero si una hermosa amistad, comprensión y a la larga quien quita que podamos ser felices. No te vayas del pueblo, si no quieres trabajar en la empresa puedo conseguirte un empleo en otro lugar, pero te lo pido, déjame demostrarte que puedo sanar tus heridas. —suplico sin importarme nada más que mantenerla junto a mí. No me importa nada más que poder verla todo el tiempo con una hermosa sonrisa en sus labios como el dí
Kolen— ¿Me estas escuchando? —pregunta Esteban y niego. Desde la tarde que salí del cuarto del motel donde se estaba hospedando Mikeila no he dejado de pensar en que puede ser lo que le pudo haber pasado para que se ponga si ante mi cercanía. —No, lo siento, mi mente está en otro lugar. ¿Decías? —este niega mientras ríe fuerte. Lo miro serio, no le encuentro lo gracioso cuando yo me estoy muriendo por saber qué es lo que tiene esa mujer que me desestabiliza.—Hermano, no te había visto así desde que eras novio de Francesca. Pareces un chiquillo enamorado. —Niego enojado.—Lo peor es que esa mujer no me da ni los buenos días. No entiendo que es lo que me pasa con ella, no sé si es su mirada dulce o sus labios carnosos los que me llaman y me vuelven loco. —No puedo mentirle a mi amigo, él sabe todo de mí. — ¡Ya! —creo que no eres el único que está enamorado de esa chica. Milka está feliz desde que comenzó el lunes con ella. No hace otra cosas que hablar maravillas de la muchacha. —so