Hola, bellas ♥ Perdón por lo perdida, pero no ha sido intencional, pues no sé que pasa con el servicio de internet que tengo en casa, pero llevo desde la semana pasada sin internet y no han valido las quejas ante la empresa. Espero me solucionen pronto, porque se afecta todo mi trabajo. Espero que les haya gustado el capítulo, no olviden comentar. Besos ♥
Charlie, aunque estaba un poco más tranquilo, seguía mirando su hamburguesa con la frente arrugada y las manos en su regazo, como si todo lo que le habían contado aún no acabara de encajar en su mente. Alessia y Noah se miraron comprensivos, sabían que aún necesitaban darle un poco más de seguridad.—¿No te gusta tu hamburguesa, campeón? —preguntó Noah, inclinándose hacia él y sonriendo suavemente.—Sí…, pero, ¿por qué nos mudamos? ¿Es porque Nadia y Oly ya no me quieren? —dijo en voz baja, mientras sus ojos llenos de incertidumbre lo miraban a él y luego a Alessia, en busca de respuestas.Noah sintió un nudo en la garganta y tomó una pausa antes de contestar, tratando de mantener el tono calmado y seguro que sabía que Charlie necesitaba en ese momento.—Nada de eso, hijo. Nadia y Oly te quieren muchísimo, y las vas a ver a diario, pero quiero que tú y yo tengamos un hogar, algo solo nuestro, donde podamos hacer lo que nos guste, con tu propio cuarto, tus juguetes, y donde estés cómodo
Durante el trayecto hasta el Orion, Ale llamó a su melliza. Tras varios timbres, Gia contestó.—Perdón, Ale, estaba acostando a Scotty —explicó por su demora en atender.—Sabes que no tienes que explicarme. Imaginé que estabas con mi pequeño. Dale un beso de mi parte —pidió Ale.—Así será, de hecho, me preguntó que cuándo podrá ir a quedarse contigo, porque ya extraña las tardes de juegos con la tía Lessy —comenta Gia con diversión.—También lo extraño, de hecho, a los tres. Si quieres, este fin de semana me puedes dejar a mi pequeño, así tienes un fin de semana para estar a solas con Stephen, solo no me vuelvan a hacer tía —bromeó y Gia suelta una carcajada.—Eso no pasará, la fábrica de bebés está cerrada, ahora solo nos divertimos sin problema —comenta con picardía.—Ja ja ja. Bueno saberlo. Entonces no se diga más, tráeme a Scotty desde el viernes en la noche y lo recogen el domingo en la noche. Y puede jugar con Charlie, ese par no se aburren juntos —comentó Ale.—Por cierto, ¿qué
El silencio se apoderó del lugar y Ale le dio tiempo a Noah, pues por más callado que estuviera, ella sabía que su mente estaba dándole mil vueltas a la conversación que habían tenido con Georgia.Ale volvió a su silla y se acomodó a la espera de que Noah reaccionara, pero no sucedía y ya estaba un poco ansiosa, además el cansancio del trajín de la mañana y la falta de almuerzo ya estaban haciendo mella en ella.—Estás muy callado —comentó Alessia en un tono suave, acercándose a él.—Solo estoy procesando todo —respondió Noah mientras se pasaba una mano por el cabello—. La idea de que Daniel vuelva a estar involucrado en esto… no sé, me pone un poco incómodo.Alessia colocó una mano sobre su brazo, obligándolo a mirarla.—Entiendo por qué lo sientes así, pero confía en Gia. Ella no tomaría decisiones que no fueran lo mejor para ti y para Charlie, si ella considera que Daniel merece una segunda oportunidad, que así sea, ¿no lo crees? Todos merecemos una segunda oportunidad. Además, ahor
Se quedaron así un rato, en un silencio cómodo, compartiendo bocados del sándwich y turnándose la botella de vino. Alessia no recordaba la última vez que se había sentido tan relajada, tan en paz. Y, aunque no lo dijera en voz alta, sabía que gran parte de esa sensación se debía a la compañía de Noah. —¿Sabes algo? —dijo él de repente. —¿Qué? —Este lugar… este momento… Me hace pensar que quizá, a pesar de todo lo complicado que ha sido este año, no todo está perdido. Alessia lo miró con ternura, leyó en sus ojos algo más profundo de lo que él había dicho. —No, Noah —respondió y acarició suavemente su mano—. No todo está perdido. De hecho, creo que estás encontrando mucho más de lo que crees. El eco de esas palabras quedó suspendido entre ellos, mientras Noah bajaba la mirada hacia ella. Sus ojos se encontraron, y por un momento, el resto del mundo desapareció. No fue necesario decir nada más. Noah inclinó la cabeza y, con delicadeza, depositó un beso en sus labios. Alessia cerr
Cuando le conversación ya llevaba algunos minutos, Noah decidió que era el momento de finalizarla, pues escuchaba cada vez más concretas las respuestas de Charlie. No debía ser muy inteligente, para darse cuenta de que la señora Charlotte le hacía preguntas en exceso al pequeño.—Hijo, despídete de tu abuela, ya es hora de cenar —le pidió Noah con una sonrisa calmada en su rostro, asegurándose de que la mujer escuchara. El pequeño asintió.—Chao, abuela —se despidió Charlie y le devolvió el celular a su padre.—Ve con Ale —susurró Noah, asegurándose de cubrir la bocina.Ale le guiñó un ojo al pequeño y le hizo una seña para que fuera con ella hacia la cocina, así podían dejar a Noah solo, para que hablara con su exsuegra.Noah esperó a que Alessia y Charlie salieran de la sala antes de volver a llevarse el teléfono al oído. Respiró profundamente para calmar el nudo que sentía en el pecho.—Señora Charlotte, ¿algo más que quisiera decir? —preguntó, con un tono cordial pero firme.—Noah
Charlie se despertó antes de que su papá fuera a buscarlo. Su vejiga pedía ser vaciada con urgencia, así que salió de la cama y fue directo al baño, moviéndose con cuidado en el silencio de la casa. Mientras se lavaba las manos, vio de reojo el reloj de dinosaurios en el pasillo. En la escuela ya le estaban enseñando a leer la hora, y, aunque aún se equivocaba a veces, logró entender que era más temprano de lo habitual.Una sonrisa se dibujó en su rostro al imaginar lo divertido que sería cambiar los papeles.«Voy a despertarlo», pensó emocionado.El pequeño avanzó con pasos sigilosos hacia la habitación de su papá. La puerta estaba entreabierta, y no pudo evitar asomarse primero. Lo que vio lo hizo fruncir el ceño con curiosidad.Noah estaba en la cama, dormido de lado, pero no estaba solo. Alessia también estaba allí, con una manta cubriéndola hasta los hombros y su rostro girado hacia el lado contrario. Charlie se quedó de pie y observaba en silencio. No entendía completamente lo q
El fin de semana que Scotty pasó con su tía Lessy, se repitió más seguido de lo esperado, pues el pequeño no solo era consentido por Alessia, sino que se divertía sin descanso, por horas, mientras jugaba con Charlie. Se habían hecho muy buenos amigos, confidentes y aprovechaban cada momento que pasaban juntos.En mes y medio, el pequeño Scotty les había dado a sus padres tres fines de semana para ellos solos.—¡Hijo! —gritó Gia al ver a su pequeño en la sala del penthouse.—¡Mami! —contestó el pequeño con la misma efusividad y corrió hacia ella.—¿Cómo la pasaste, mi amor?—Bien —contestó con una gran sonrisa tensa y miró a su tía. Era consciente de que ese día, mientras jugaba con Charlie, rompieron un florero decorativo y solo esperaba que a su tía no se le ocurriera contarles a sus papás.—Una que otra travesura con Charlie, pero todo estuvo bien —dijo Ale y su hermana supo que algo había pasado, pero también era consciente de que no le contarían, pues todos en la familia eran asid
Alessia no dejaba de mover sus piernas de forma errática e intermitente, mientras sus ojos no paraban de escrutar al médico frente a ella, solo que, las facciones estoicas del hombre no le daban ninguna luz sobre el resultado en sus manos. —¿Y, bueno? —se atrevió a preguntar. El médico levantó la mirada y le regaló una sonrisa incómoda, pero que intentó hacer pasar por una tranquila y relajada. —¿Estoy embarazada? Se instaló un silencio entre los dos, que la puso más nerviosa de lo que estaba. Se negaba a dejar avanzar sus pensamientos, solo quería que el médico le contestara. Cuando el hombre negó, ella dejó escapar el aire que estaba reteniendo en sus pulmones. —Lo lamento, señorita Rogers, el tratamiento no ha funcionado —confesó el médico. Alessia se limitó a asentir, pero no dijo ninguna palabra, pues las lágrimas amenazaron con abandonar sus ojos y no deseaba que nadie la viera triste y derrotada. Ella había sido una mujer exitosa a lo largo de su vida, desde hace doce añ