Espero que este diciembre esté siendo un mes especial para ustedes, lleno de momentos memorables y rodeados de sus seres queridos. Para mí ha sido un mes lleno de sucesos, pero también de mucha felicidad. Hoy, en esta Nochebuena, quiero desearles una cena llena de alegría, risas y buenos momentos. Que la Navidad les traiga no solo regalos materiales, sino también amor, felicidad y paz en abundancia. Les envío un gran abrazo y mis mejores deseos en estas fechas tan significativas. ¡Feliz Navidad! Con cariño, Julycladel
Noah se paseó de un lado a otro en la oficina, revisó su reloj por tercera vez en el último minuto. Eran casi las diez y Alessia aún no bajaba. No era algo típico de ella. Alessia siempre llegaba temprano, lista para enfrentarse a la montaña de responsabilidades que el hotel-casino implicaba, pero ese día, su ausencia empezaba a inquietarlo.Intentó concentrarse en las órdenes pendientes y los reportes, pero no logró nada. El pensamiento de que algo podía estar mal no dejaba de rondar en su cabeza.«¿Será que amaneció enferma?», pensó, aunque no recordaba haberla visto indispuesta últimamente.Suspiró y tomó su teléfono, marcó su número. La llamada no tardó en ser respondida.—¿Aló? —respondió Alessia al otro lado de la línea, su voz era suave y tranquila, aunque con un ligero toque de sorpresa.—Ale… —dijo Noah, con un tono que mezclaba alivio y preocupación—. ¿Estás bien?Alessia sonrió al escuchar su voz, pero también detectó la angustia detrás de sus palabras.—Sí, todo bien. ¿Por
Noah estaba de pie junto a la ventana de su oficina cuando Alessia llegó. A pesar de la aparente calma que mostraba mientras observaba el tráfico de la ciudad, sus hombros estaban tensos y sus manos descansaban en los bolsillos de su pantalón, como si intentara contener algo. Alessia lo conocía lo suficiente como para notar que la tranquilidad era solo superficial.—¿Todo bien? —preguntó, cerrando la puerta tras ella.Noah se giró al escuchar su voz. Su expresión cambió al instante al verla; por un momento, sus preocupaciones parecieron desvanecerse.—Sí, bueno… —se encogió de hombros y dejó escapar un suspiro—. Más o menos. Gia me llamó hace unos minutos. Me dijo que hay algo nuevo sobre el caso, pero no quiso explicarme todo por teléfono. Me pidió que pasara por su oficina esta tarde.Alessia asintió, sintiendo el peso de la situación. Noah tenía un semblante serio, pero ella podía percibir la ansiedad detrás de sus palabras.—Gia me llamó antes —confesó, avanzando hacia él—. Me dij
Noah se mantuvo en contacto durante toda la semana con Georgia, quien no dudó en mantenerlo al tanto de cada cosa que pasaba con el caso, aunque tampoco era mucho lo que tenía por informar, más allá de lo que ya se sabía. Los abogados de la señora Charlotte habían solicitado mayor plazo, para la presentación de pruebas adicionales y ante eso no había nada que hacer, pues las partes están en todo su derecho y el juez se los otorgó, así que, solo quedaba estar pendientes para actuar en el momento oportuno.Colgó el celular tras recibir la misma información de Gia, del día anterior y fijó su mirada en la fotografía sobre su escritorio. Esa selfie fue tomada en el último cumpleaños de Charlie, ambos un poco serios, con la mirada en la cámara. abrazados y su vestuario informal.«Andrea amaba las camisas de cuadros», pensó Noah y sonrió al imaginarla ver a su hijo en esa foto. Exhaló con fuerza, al mismo tiempo que se abrieron las puertas del ascensor y salió una agotada Alessia, que apenas
La música suave del salón todavía resonaba en los oídos de Alessia mientras cruzaban la puerta del penthouse. Había sido una noche larga, pero verlo a él ahí, en su espacio, hacía que cada minuto valiera la pena. Noah, por su parte, parecía estar mucho más relajado tras sobrevivir a la exposición pública y las interacciones con los empresarios del medio. Las fotografías habían sido algo incómodas, que lo mantuvieron tenso un buen rato, pero ya después se adaptó a la vida social de Alessia.—¿Quieres algo? ¿Un vino? ¿Agua? —preguntó Alessia, dejándose caer en el sofá, mientras desabrochaba sus tacones.Noah negó con una sonrisa, se quitó la chaqueta del esmoquin y aflojó la pajarita.—Lo único que quiero ahora es a ti —respondió con esa voz baja que siempre la desarmaba.Alessia sintió un calor recorrerle el cuerpo al escuchar esas palabras. Durante toda la gala había estado conteniéndose, midió cada gesto, cada mirada, pero ahora no había más barreras. Lo miró con intensidad, y antes d
Alessia no dejaba de mover sus piernas de forma errática e intermitente, mientras sus ojos no paraban de escrutar al médico frente a ella, solo que, las facciones estoicas del hombre no le daban ninguna luz sobre el resultado en sus manos. —¿Y, bueno? —se atrevió a preguntar. El médico levantó la mirada y le regaló una sonrisa incómoda, pero que intentó hacer pasar por una tranquila y relajada. —¿Estoy embarazada? Se instaló un silencio entre los dos, que la puso más nerviosa de lo que estaba. Se negaba a dejar avanzar sus pensamientos, solo quería que el médico le contestara. Cuando el hombre negó, ella dejó escapar el aire que estaba reteniendo en sus pulmones. —Lo lamento, señorita Rogers, el tratamiento no ha funcionado —confesó el médico. Alessia se limitó a asentir, pero no dijo ninguna palabra, pues las lágrimas amenazaron con abandonar sus ojos y no deseaba que nadie la viera triste y derrotada. Ella había sido una mujer exitosa a lo largo de su vida, desde hace doce añ
Noah caminó con pasos lentos hacia la oficina a la que había sido llamado, como si fuera directo al pabellón de fusilamiento. El tono del hombre al que odiaba llamar jefe, que más bien, era un esclavizador, no le había dejado un sentimiento agradable. —Jefe, ¿me mandó a llamar? —preguntó Noah al abrir la puerta de la pequeña y desordenada oficina. —¡Entra! —demandó el hombre y así lo hizo Noah—. No te sientes, que lo que necesito decirte no tomará mucho tiempo. Noah tragó saliva, rogó en su fuero interno, para que no fuera grave lo que tuvieran que decirle, sin embargo, se quedó en blanco al ver cómo el hombre sacaba un sobre del cajón. —Esta es tu liquidación, tómala y vete ya mismo, que tengo que seguir trabajando y no puedo perder el tiempo contigo —pronunció el hombre y se giró en su silla, centrando su mirada en un televisor detrás de él, en el que uno de los tantos realities se reproducía. La ira fluyó por su cuerpo, pero se contuvo, de nada serviría pelear o confrontar al
Los siguientes tres días de la semana se pasaron como un borrón, entre reuniones, trabajo en la oficina y uno que otro recorrido por el Hotel-casino Orion, lo que mantuvo a Alessia con su mente ocupada en sus deberes, dejando así, de lado la tristeza que le acarreaba el no quedar embarazada.—Señorita Alessia, ¿va a salir? —preguntó Silvia, la recepcionista a la entrada del hotel.—Sí. Silvia, por favor, si alguien me llama, guarda la razón, que no quiero saber nada más de trabajo de acá al lunes. Mañana vienen mis sobrinos, por favor avísale al cambio de turno, para que estén pendientes de ellos y los dejen entrar. Ya sabes —le pidió con un leve tono de advertencia en su voz, pues no deseaba que volviera a suceder lo de la vez anterior, pues los habían anunciado como si fueran desconocidos y no parte de la familia dueña del lugar.—No se preocupe, que Bruce aprendió y no se volverá a equivocar —contestó la joven y mantuvo una sonrisa incómoda en su rostro.—Nos vemos, ten buena noche
—Eres una mujer interesante, Alessia —dijo él, mirándola con admiración.—Y tú eres un hombre misterioso, Noah. Quizás por eso hacemos buen equipo —respondió ella, sintiendo que el alcohol empezaba a afectarla un poco.La música, el ambiente y las risas les hicieron perder la noción del tiempo. Alessia notó que se estaban acercando cada vez más, sus risas resonando en la barra y sus miradas entrelazadas.—¿Te gustaría bailar? —preguntó Noah de repente, inclinándose hacia ella.Alessia asintió, dejando su copa vacía en la barra. Noah la tomó de la mano y la guió hacia la pista de baile. La música era vibrante y envolvente, y pronto se encontraron moviéndose al ritmo, sus cuerpos cada vez más cercanos.Las risas y los movimientos se volvieron más íntimos, sus manos se entrelazaron y sus miradas se volvieron más profundas. En un momento de valentía, Alessia se acercó aún más y sus labios se encontraron en un beso apasionado.El mundo a su alrededor se desvaneció mientras se perdían el un