Alessia se despertó con un fuerte malestar mañanero, que la obligó a correr hacia el baño, donde vació lo poco que había comido la noche anterior. Apenas había dormido, con los ojos hinchados y una punzada constante en las sienes, pero el malestar no se limitaba a su mente. Se dejó caer en el suelo frío del baño, sosteniéndose la frente con la mano temblorosa. Su cuerpo estaba agotado, y su alma, aún más. Entre los malestares del embarazo y el peso de todo lo que había ocurrido con Noah, no sabía cómo enfrentar el día.Su teléfono vibró en la mesa de noche y mostró una notificación de un mensaje. Pensó en ignorarla, pero cuando se arrastró de vuelta a la cama y la revisó, sintió una punzada en el pecho: era un mensaje de Noah.Noah: ¿Estás bien? Salgo a ver a Gia ahora. No dormí nada, pero estoy decidido a resolver esto, aunque siento la cabeza embotada, que no veo solución a nada.Ella cerró los ojos con fuerza y reprimió las lágrimas. El dolor de su pecho no era solo por la tristez
La reunión no demoró mucho más; Noah ya tenía todos los datos que necesitaba de la mujer que los recibiría en Aurora. Ahora solo quedaba hacer los últimos arreglos y planear el viaje de regreso.Él sabía que en algún momento debían volver a Aurora, solo que nunca imaginó que sería de esa forma. Lo que esperaba fuera un viaje de vacaciones y descanso, para que su hijo volviera al lugar donde había pasado sus primeros años junto a su mamá, se convertía en un regreso amargo, angustioso y preocupante.Noah volvió al apartamento, se lanzó sobre el sofá con su mirada clavada en el techo. Sentía la necesidad de poner su mente en blanco por unos minutos, para poder pensar con claridad, pero fue imposible, en especial, porque sabía que debía hablar con Charlie.¿Cómo tomaría el pequeño la noticia? Eso era algo que lo atormentaba, más cuando por algunos meses habían tenido una estabilidad que estaban por perder. Ahora solo quedaba esperar que sí fuera por poco tiempo y el regreso estuviera más
Charlie y Noah llegaron al apartamento. Abrir esa puerta se volvió algo agridulce, porque ahora debían despedirse del que se había convertido en su hogar, pero no era momento de pensar en eso, entonces el mayor tragó saliva y le sonrió a su hijo.—Ve a lavarte las manos y recoge el desorden de tu habitación, que Ale no debe demorar en llegar —le pidió y el niño corrió entusiasmado.Noah fue directamente a la cocina y mientras se lavaba las manos, no pudo evitar la ansiedad que le daba el pensar en la llegada de Alessia. Se sentía extraño e incómodo con la separación. En el fondo sabía que era mucho más que molestia, pero ahora más que nunca, no se sentía listo para afrontar sus sentimientos por ella.Organizó un poco la cocina y alistó los utensilios que iban a necesitar para la pizza, también sacó algunas cosas de la nevera, para que se fueran aclimatando. Escuchó a Charlie, que jugaba con sus juguetes en la habitación y les contaba del viaje que tendrían que hacer. Una sonrisa, que
Alessia se subió a su auto, no deseaba que el vigilante del edificio le diera una mirada más, cargada de lástima; sin embargo, ponerse en marcha fue algo que le tomó mucho más tiempo del esperado. La imagen del auto alejándose y ese “Te quiero” de Noah, se repetían una y otra vez en su mente.Alessia respiró hondo, con las manos temblorosas sobre el volante. La calle frente a ella permanecía borrosa, distorsionada por las lágrimas que luchaba por contener. Toda su vida había sido controlada bajo sus deseos y preferencias, pero ahora se encontraba como náufrago en una tormenta de emociones que no sabía manejar. Noah se había ido, llevándose consigo una parte de ella que ni siquiera sabía que le pertenecía.Finalmente, puso el auto en marcha y condujo de manera robótica hasta el Orion, tal vez en su penthouse se sentiría un poco más protegida y a salvo del dolor que sentía en ese momento. Las calles de Las Vegas parecían más caóticas que de costumbre, o tal vez era ella quien no lograba
La señora Carter era una mujer de facciones fuertes, gesto serio y mirada intensa, pero cuando se entablaba una conversación con ella, se podía ver que era una mujer con una carisma y amabilidades especiales. Eso fue algo que Charlie y Noah descubrieron al llegar a su casa y ser dirigidos al apartamento en la parte de atrás, mientras que ella les daba un pequeño tour y les contaba historias de su vida y la casa. Es madre de cuatro hijos, pero todos se habían ido de casa hace muchos años a hacer sus vidas en familia; su esposo falleció hace más de veinte años y ella se quedó con la casa y los recuerdos. Ahora alquilaba el apartamento en el jardín trasero y anhelaba las vacaciones, para que sus nietos e hijos fueran a pasarlas con ella.—Bueno, señor Hyde y joven Hyde —le dijo divertida, ganándose una risita por parte de Charlie—, están en su casa. Espero se acomoden pronto, si desean, pueden pasar en la noche a cenar algo en la casa, así descansan un poco después del viaje, sin tener q
Ale se despertó con algo suave y tibio bajo su cabeza, se sentía muy cómoda y sin ganas de levantarse, pero su vejiga tenía una idea muy distinta y la apremiaba para que corriera al baño. Soltó un lamento y enderezó un poco su cuerpo. Lo tibio y suave era uno de los senos de Grace, no pudo evitar la risa, porque no podían estar dormidas en peores posiciones: ella sobre el pecho de su amiga y la pelirroja parecía un desparrame sobre la cama, con media blusa levantada, una pierna hacia cada lado, como una estrella de mar y su cabello rojo decoraba toda la almohada, como si fueran rayos de sol.El dolor de cadera la hizo quejarse en silencio y se fue al baño, con una leve cojera que le fue pasando con cada paso que daba. Vació su vejiga y fue a arreglarse un poco.¡Dios, si el cabello de Grace era un desastre, el de ella no se quedaba atrás!, solo que no eran los rayos de nada, sino el nido de toda una familia de pajaritos. Bajó la mirada al reflejo en el espejo y se encontró con sus ojo
La consulta terminó entre una bruma, Ale solo logró prestar atención a algunas de las recomendaciones que le dio el doctor McGregor, ya del resto se encargaría Gia, porque ella no tenía cabeza ni para seguir las bromas y comentarios alegres del doctor, solo asentía y sonreía, aunque por dentro no dejaba de sentirse confundida.Salieron del consultorio y reclamaron los medicamentos y vitaminas en la farmacia. Georgia notaba que a su hermana parecía costarle asimilar la noticia y no la presionó, porque sabía que todo lo relacionado con Noah era un tema delicado.—¿Quieres que llame a Paul para que se haga cargo del Orion hoy? —propuso Gia, pero Ale negó.—No, necesito ir a trabajar y ocupar mi mente en algo que puedo controlar, porque si me quedo en el penthouse, me voy a enloquecer —admitió Ale, con firmeza.—¿Quieres que me quede contigo? —preguntó, mientras se dirigían a la camioneta.—No, Gia, no te preocupes, voy a estar bien, solo que ha sido una noticia que no esperaba y solo deb
Georgia llamó a Noah, su conversación fue corta, porque sentía que, si se extendía, podía decir algo del embarazo de su hermana y no podía fallarle de esa forma. Le informó a Noah, que la señora Charlotte ya estaba al tanto de su presencia en Aurora y que, por esa razón, había hecho una solicitud para ver a su nieto.Noah respiró profundo, sabía que este momento llegaría, pero no se sentía preparado, aunque nada podía hacer al respecto. Si del juzgado creían que Charlie debía ver a su abuela, él no podía hacer más que obedecer. Evitó tocar el tema “Alessia” y le agradeció a Gia por la información, por lo que quedó atento a una respuesta que no demoraría en llegar.—¡Charlie, debes bañarte! —exclamó, mientras dejaba su celular sobre el mesón de la cocina y caminaba hacia la habitación del pequeño.—Ay, papá… —contestó el niño, con voz perezosa, haciéndolo reír.—Si te quedaras todo el día en casa, no sería problema, pero debemos salir —le informó y Charlie le regaló una mirada entre cu