Lola entró al salón de Matemáticas. Dejó su mochila de cuero sintético negra con flecos que le colgaban de la tapa, sobre el escritorio. Sacó la Tablet y se dispuso a leer. Poco a poco comenzó a llenarse el aula. Todos la saludaban con alegría, era muy popular en el colegio y conocida por ser buena en todo. Su estilo bohemio la hacía destacar.
Tiene el pelo largo y lacio, teñido de rojo intenso. La piel blanca como el papel y los ojos verdes. Es de estatura media y sus curvas son un poco exuberantes, aunque conserva el vientre totalmente plano. Esa mañana llevaba una falda por los tobillos de color café y una blusa que le caía sobre un hombro dejándolo totalmente descubierto, mientras el otro permanece dentro de la manga contraria. Sus manos están llenas de hermosas pulseras, la mayoría hechas por ella misma, con recuerdos que traen sus padres de los viajes de trabajo. Su preferida es la de conchitas de mar, su madre las recogió especialmente para ella durante el viaje a Hawái que hizo el año pasado.
Los padres de Lola viajaban todo el año. Su padre Alex Bueno nació en España y se mudó a los Estados Unidos cuando tenía 17 años. Iba a la misma clase que Elizabeth Cooper. Se hicieron novios muy rápido y están juntos desde entonces. Alex es pintor y Eli su representante.
Lucen como una familia feliz, viven con poco drama, son bastante permisivos y comprensivos, será por el poco tiempo que pasan juntos. Lola ha pasado la mayor parte de su vida con niñeras. Al cumplir los dieciocho, sus padres acordaron que podía permanecer sola en casa.
Las chicas habían decidido reunirse en la cafetería a la hora del almuerzo. Lola estaba en camino cuando recibió un SMS de su mamá diciendo que había llegado antes de Berlín y que ella y su padre la esperaban en casa. Lo cual le resultó muy extraño. Ellos nunca ponían nada por delante del trabajo, así que supuso que había pasado algo malo. Tenía dos opciones, esperar a que acabase el día y no parar de pensar en ello o correr a casa. Se decidió por la segunda.
─Mis padres lo entenderán. ─pensó
Corrió hacia el parqueo y metió las llaves, arrancó el auto, dio marcha atrás, se incorporó a la carretera y a toda marcha se dirigió a su casa.
Entró sigilosamente por la puerta de atrás con la idea de sorprenderlos, pero quien resultó sorprendida fue ella.
Entró en la casa con una sonrisa en los labios. Corrió hasta la cocina y en cuestiones de segundos la expresión de su rostro cambió de manera radical.
─Papá, ¿qué está pasando? ─preguntó con voz temblorosa.
─Cariño ─contestó su madre─. ¿Qué haces aquí tan pronto? ¿No te buscarás líos en la escuela? Es tu primer día del curso.
─¿Qué pasa? ─dijo esta vez entre sollozos
Sobre la mesa del comedor estaba la sortija de casado de Alex junto a los papeles del divorcio y debajo de esta, cuatro maletas bien cargadas. Elizabeth tenía los ojos llorosos y estaba fumando. Ella solo fumaba cuando estaba triste o muy estresada.
─¿Se van a separar? ─insistió Lola
─Mira cariño hay relaciones que no están destinadas a durar para siempre y no por eso son menos especiales. Yo quiero a tu madre, y sé que ella también a mí.
─¡Ay! Por favor no te victimices, dile a tu hija lo que has hecho. Ya no es una niña dile la verdad. ─dijo Eli enfurecida y dio una fuerte calada al cigarro, mientras la mano que lo sostenía no paraba de temblar.
─¿Qué hiciste papá?
─Bueno cariño, yo cometí un error. ─dijo tartamudeando
─Por favor. ─gritó la madre de Lola.
Se apartó un mechón del largo cabello negro ondulado sobre los ojos color café. Eli es de complexión delgada, aunque con curvas, las mismas que heredó Lola. Es una persona muy carismática y segura de sí misma.
─¿qué tan difícil es decir a la niña que te acostaste con su niñera mientras yo me dejaba los huesos en esa reunión tratando de conseguirte el contrato de trabajo de tus sueños?
─¿Que… papá hizo qué?
─Toda la vida he vivido para ti Alex, para cumplir tus sueños, los sueños de esta familia y así es como me pagas, con engaños.
─Alex no podía levantar la mirada del piso, intentaba decir algo, pero Elizabeth estaba histérica, no paraba de interrumpirlo.
─Esperen. ─gritó Lola y al instante un absoluto silencio reinó en la habitación.
─¿Están diciendo que papá se acostó con Laurel? ─dijo haciendo un esfuerzo para pronunciar el nombre.
─Si hija, lo siento.
Lola no dio tiempo a que sus padres dijeran una palabra más y corrió como un ciclón por las escaleras que conducen a su habitación.
Enny y Alexa coincidían en casi todas las clases ese curso. Así que entraron juntas al salón de Literatura, luego de dejar a Lola en la puerta del de Mates. Se despidieron con un beso al aire, como solían hacer.En poco tiempo, todos los estudiantes del aula se amontonaron alrededor de las chicas, para escuchar con atención sus historias del verano. Unos minutos después Irrumpió una voz desconocida en la habitación.─Hola soy el señor Méndez, profesor sustituto, estaré aquí mientras la señora Green está de licencia por maternidad ─dijo, y se apresuró a escribir su nombre en la pizarra.─¡Malcome Méndez! ¡Qué guapo! −susurró EnnyAlexa le respondió con una sonrisa pícara. Parecía que habían echado algún tipo de polvo mágico en el aire, por las caras de los
Se quedó unos minutos viéndolo jugar desde las gradas. Lo animó con muchísima entrega, tanto que la voz que más resaltaba era la suya.Alexa y Matt eran novios desde pequeños, había sido su primer amor de la infancia, su primer beso de verdad en la adolescencia y su primera relación sexual, recién consumada. Estaban hechos de primeras veces.Matt es muy apuesto, cabello rubio, piel blanca, ojos azules, justo como Alexa. Parecen hermanos de tan similares que son. No en vano tienen el título a la pareja más popular del colegio.Matt llegó todo sudoroso a donde Alexa, la levantó en peso y le dio un giro en el aire. La bajó y la besó en los labios, un beso largo y apasionado. Finalmente se separó y le dijo:─No sabes cómo añoré este momento. Te extrañé tanto Alexa, no había noche que no pen
–Reunión urgente en mi casa, con fiesta de pijamas incluida. —Advirtió Alexa por el grupo de WhatsApp.–Sí, que a mí me viene genial dormir fuera de casa –escribió Lola.–Yo no sé si me dejen ir, como mañana hay clases… −añadió Enny–Por favor Enny, convence a tus padres, las necesito. He roto con Matty.A las ocho en punto parqueó un BMW rojo en la entrada de casa de Alexa. Lola se bajó del auto, luego de estacionarlo junto al jardín. Llevaba un vestido de flores, muy ancho, con una chaqueta de mezclilla por encima. Calzaba unas botas negras, sin cordones, con un muy bajo tacón cuadrado. El cabello rojo intenso estaba bien acomodado en un chongo alto, en medio de la cabeza.Alexa que sintió el claxon del auto en cuanto llegó, bajó a toda prisa por las escaleras para dar la bien
Iba Lola al volante, cuando le suena el móvil, Alexa que estaba de copiloto lo observa por ella.−¿Quién es Eidan? –preguntó.−Nadie −le arrebató el móvil de las manos.−¡Uh! Lola tiene chico nuevo −se burló Alexa.Enny iba en la parte trasera, enajenada en sus pensamientos, le costaba entender por qué Malcome no salía de su cabeza. Llevaba un pantalón deportivo de color negro, una sudadera blanca con un cartel de empoderamiento femenino, las mismas zapatillas de anoche y el pelo recogido en una coleta.Lola vestía unos vaqueros anchos, al estilo de los años noventa, una blusa de cuello alto ancha y unas sandalias de tiras finas que se amarraban en los tobillos. Llevaba su cabello rojo y lacio, suelto y repartido en dos mechones a cada lado de su cuello.Alexa lucía una saya de mezclilla ajustada, desflec
Eran las cuatro de la tarde del miércoles, Enny y el profesor Méndez habían acordado reunirse en el Ginna´s Cofee. Allí estaba él, sentado en una mesa para dos, ubicada justo debajo de uno de los grandes ventanales. Ella lo divisó desde la entrada. Estaba muy nerviosa, se acomodó el cabello, respiró hondo (unas cuantas veces) y caminó hasta la mesa. Cuando estaba casi a punto de tocar la silla, se acerca la camarera y le pregunta a Malcome qué iba a ordenar. −¿Qué deseas Enny? −preguntó a la chica que justo acababa de sentarse. −Un frapuccino. −contestó ella. −Lo mismo para mí. La camarera se alejó con su orden. −Me encanta sentarme en este sitio, desde aquí puedo ver todo el lugar. Y lo mejor, saber también que está pasando fuera. −dijo entusiasmada, poniendo su mochila sobre el suelo. −¿Ves esa señora de allá con el perrito pequinés blanco? –ella asiente con la cabeza−, viene cada tarde al parque, siempre se
Era viernes en la tarde, Alexa se había pasado todo el día en casa, encerrada en su habitación. Alguien tocó la puerta principal, la señora Jones lo atendió. Era Nando, el tutor de año le había orientado traer a Alexa sus apuntes, según él.─No entiendo los castigos de las escuelas hoy en día. ─bufó Taylor.Lo hizo pasar y esperar en el recibidor. Subió las escaleras hasta la habitación de su hija y le informó que un joven la esperaba abajo.─¿Nando? ─dijo Alexa sorprendida cuando lo tuvo de frente.─Me envió el profesor Carlos, para que no te pierdas contenidos importantes mientras estés ausente. ─reaccionó él.Alexa le lanzó una mirada de desconfianza, pero no quiso hablar más delante de su madre. Tenía muchas preguntas que hacerle sobre lo que había ocurrido la m
Eidan regresó a su puesto de trabajo y a Lola, que se dirigía a la salida le sonó el móvil.─Y si… ¿no quiero esperar otro día para volverte a ver? Vira. Espera a que termine mi turno de trabajo y te llevaré a casa. Me gusta tenerte por aquí.─Y yo. ¿Qué gano?─Muchas margaritas gratis. ─Dijo Eidan divertido del otro lado del teléfono.─Está bien, pero solo por las bebidas.Colgó el móvil y fue hasta la barra. Llegó y le plantó un beso en los labios. Él le preparó una margarita y se la sirvió.─Lo prometido es deuda. ─Dijo mientras terminaba de decorar el cóctel con pétalos de rosa que flotaban sobre la bebida.─¿Se comen? ─Bromeó Lola con respecto a los pétalos y los sacó uno a uno de su copa.Luego de cuatro margarita
─¿Por qué no me avisaron antes? ─Preguntó Alexa mientras se adentraba a la habitación de hospital donde se encontraba Lola.─¡Shhh! Habla bajito ─la regañó Enny─. Aun le duele la cabeza.─Lo siento.Alexa arrastró la silla de invitados lo más cerca que pudo a la cama. Enny se hallaba sentada a los pies de Lola, quien había despertado hacía solo unos pocos minutos.─¿Cómo te sientes? ─Preguntó Alexa a Lola.─Estoy bien, me duele la cabeza, pero ya se pasará.─No lo minimices, casi te perdemos tonta. ─le dijo Alexa y la envolvió en un abrazo al que pronto se unió Enny. Cuando se soltaron y cada una volvió a su lugar, Alexa preguntó.─¿Nos vas a decir dónde estabas anoche?─Si y ¿cómo fue que llegaste a ponerte tan borracha? ─añadi&oacut