Eran las cuatro de la tarde del miércoles, Enny y el profesor Méndez habían acordado reunirse en el Ginna´s Cofee. Allí estaba él, sentado en una mesa para dos, ubicada justo debajo de uno de los grandes ventanales. Ella lo divisó desde la entrada. Estaba muy nerviosa, se acomodó el cabello, respiró hondo (unas cuantas veces) y caminó hasta la mesa.
Cuando estaba casi a punto de tocar la silla, se acerca la camarera y le pregunta a Malcome qué iba a ordenar.
−¿Qué deseas Enny? −preguntó a la chica que justo acababa de sentarse.
−Un frapuccino. −contestó ella.
−Lo mismo para mí.
La camarera se alejó con su orden.
−Me encanta sentarme en este sitio, desde aquí puedo ver todo el lugar. Y lo mejor, saber también que está pasando fuera. −dijo entusiasmada, poniendo su mochila sobre el suelo.
−¿Ves esa señora de allá con el perrito pequinés blanco? –ella asiente con la cabeza−, viene cada tarde al parque, siempre se
Era viernes en la tarde, Alexa se había pasado todo el día en casa, encerrada en su habitación. Alguien tocó la puerta principal, la señora Jones lo atendió. Era Nando, el tutor de año le había orientado traer a Alexa sus apuntes, según él.─No entiendo los castigos de las escuelas hoy en día. ─bufó Taylor.Lo hizo pasar y esperar en el recibidor. Subió las escaleras hasta la habitación de su hija y le informó que un joven la esperaba abajo.─¿Nando? ─dijo Alexa sorprendida cuando lo tuvo de frente.─Me envió el profesor Carlos, para que no te pierdas contenidos importantes mientras estés ausente. ─reaccionó él.Alexa le lanzó una mirada de desconfianza, pero no quiso hablar más delante de su madre. Tenía muchas preguntas que hacerle sobre lo que había ocurrido la m
Eidan regresó a su puesto de trabajo y a Lola, que se dirigía a la salida le sonó el móvil.─Y si… ¿no quiero esperar otro día para volverte a ver? Vira. Espera a que termine mi turno de trabajo y te llevaré a casa. Me gusta tenerte por aquí.─Y yo. ¿Qué gano?─Muchas margaritas gratis. ─Dijo Eidan divertido del otro lado del teléfono.─Está bien, pero solo por las bebidas.Colgó el móvil y fue hasta la barra. Llegó y le plantó un beso en los labios. Él le preparó una margarita y se la sirvió.─Lo prometido es deuda. ─Dijo mientras terminaba de decorar el cóctel con pétalos de rosa que flotaban sobre la bebida.─¿Se comen? ─Bromeó Lola con respecto a los pétalos y los sacó uno a uno de su copa.Luego de cuatro margarita
─¿Por qué no me avisaron antes? ─Preguntó Alexa mientras se adentraba a la habitación de hospital donde se encontraba Lola.─¡Shhh! Habla bajito ─la regañó Enny─. Aun le duele la cabeza.─Lo siento.Alexa arrastró la silla de invitados lo más cerca que pudo a la cama. Enny se hallaba sentada a los pies de Lola, quien había despertado hacía solo unos pocos minutos.─¿Cómo te sientes? ─Preguntó Alexa a Lola.─Estoy bien, me duele la cabeza, pero ya se pasará.─No lo minimices, casi te perdemos tonta. ─le dijo Alexa y la envolvió en un abrazo al que pronto se unió Enny. Cuando se soltaron y cada una volvió a su lugar, Alexa preguntó.─¿Nos vas a decir dónde estabas anoche?─Si y ¿cómo fue que llegaste a ponerte tan borracha? ─añadi&oacut
El lunes por la mañana Lola despertó en su casa. Desde que estaba en el hospital sus padres se mantuvieron muy unidos para cuidar de ella. Cada vez veía más probabilidades de que se reconciliaran. Pensó que podría tener algo que ver el deseo que había pedido antes. Y quizás el accidente había sido obra del destino para que lograra su objetivo.Por otra parte, Eidan no paraba de llamarla desde esa noche. Le había enviado también algunos mensajes de texto. Quería saber por qué había desaparecido sin dar explicaciones, estaba realmente preocupado por ella. Por supuesto que no le había contestado en ninguna ocasión.Revisó el móvil y tenía otro mensaje. Lo ignoró como había hecho con el resto. Decidió bloquearlo, estaba tan furiosa y decepcionada al mismo tiempo que prefería no tener noticias de él.&nb
Alexa pintó sus labios de rojo vino y aplicó polvo traslúcido sobre todo el rostro para sellar el bien elaborado maquillaje. Después se sentó en la cama para abrochar en los tobillos las sandalias plateadas, de tacón cuadrado. Se miró al espejo una vez más para comprobar que todo estaba en orden. Llevaba un vestido de tirantes finos negro, tan ajustado que marcaba a la perfección las bien dotadas curvas de su cuerpo. El cabello largo rubio, lacio esta vez, caía sobre su espalda, tapando al ligero escote.Sonó el móvil, era Nando, ya la esperaba en el sitio donde habían acordado. Alexa bajó las escaleras tan rápido como pudo, tratando de hacer el mínimo ruido. Sus padres se habían ido a la cama más temprano de lo normal, lo cual le dio una buena ventaja de tiempo para arreglarse. Ella siempre demoraba bastante haciéndolo.Salió
Durante todo el fin de semana Enny y Malcome no volvieron a tener comunicación alguna. Hasta esa mañana en la escuela que prácticamente chocaron en el horario de almuerzo, y solo se regalaron un saludo cordial. En la clase de literatura tampoco cruzaron palabra, de hecho, en todo el turno no mandó a Enny a contestar ninguna pregunta sobre la asignatura. Ella por supuesto lo notó, y pensó en hacer algo al respecto luego.Cuando terminó el entrenamiento de natación. Tenía claro lo que haría: ir al departamento de profesores e intentar hablar con él. Enny había pensado mucho al respecto. No se había sentido atraída de esta forma hacia un chico nunca. Había tenido novios, por ejemplo, Adams Johanson en segundo, un chico de su iglesia con el que había estado saliendo durante unos meses, pero nunca logró que nacieran sentimientos reales, por eso terminó el n
Alexa abrió los ojos y lo primero que hizo fue revisar el teléfono que estaba en la mesita de noche junto a la cama. Tenía un mensaje de Nando:─Tenías razón Alex, fue el mejor cumpleaños que he tenido en mucho tiempo.Sonrió en cuanto lo leyó. Realmente no sabía lo que le pasaba con él. Aseguraba que no le gustaba en lo absoluto, o sí, pero solo como amigos.─Jamás de los jamases podría involucrarme amorosamente con él, aun sigue siendo el raro del colegio ¿no? ─pensó segundos después, acostada boca arriba en su cama con el móvil sobre el pecho.Se quedó así, mirando al techo un buen rato, pensando en las musarañas, ¿o en Nando?─ ¿Por qué me pongo tan nerviosa cuando pienso en la idea de verlo esta tarde? Anoche cuando me dejó en la puerta de la casa, su mi
─¡Corre! −Grita Alexa. ─No te pares, alcánzame ─continua diciendo, sin mirar atrás. Nando carece de fuerzas, será por las drogas que le han puesto en el hospital, aun así, hace lo posible por alcanzarla. Alexa ya no aguanto ─Grita él. Acelera y chocan, se enredan y caen tendidos en el suelo, él sobre ella. Se apoya con una mano en la hierba húmeda, la otra la usa para apartar el pelo de su cara, la besa en los labios. Un beso a ojos cerrados, de los que te hacen olvidar donde estás y bajo qué circunstancias. De los que te sacan el alma del cuerpo y sientes que vuelas a otra dimensión. En este lugar no existe nada, ni vida, ni muerte, ni el peligro, ni siquiera tú existes, solo ella, la otra persona. No puedes ver nada, ni pensar, solo puedes sentir. Sentir sus labios húmedos, su respiración, el latido de su corazón, su sangre navegando por todo su cuerpo. Se reponen, baja a la tierra de la nube en que estaba y la mira, la mira pens