Se quedó unos minutos viéndolo jugar desde las gradas. Lo animó con muchísima entrega, tanto que la voz que más resaltaba era la suya.
Alexa y Matt eran novios desde pequeños, había sido su primer amor de la infancia, su primer beso de verdad en la adolescencia y su primera relación sexual, recién consumada. Estaban hechos de primeras veces.
Matt es muy apuesto, cabello rubio, piel blanca, ojos azules, justo como Alexa. Parecen hermanos de tan similares que son. No en vano tienen el título a la pareja más popular del colegio.
Matt llegó todo sudoroso a donde Alexa, la levantó en peso y le dio un giro en el aire. La bajó y la besó en los labios, un beso largo y apasionado. Finalmente se separó y le dijo:
─No sabes cómo añoré este momento. Te extrañé tanto Alexa, no había noche que no pensara en ti.
─Yo también cariño. ─le sonrió─. Tienes que contarme todo sobre tus vacaciones. ¿Qué tal el hotel al que fueron? Dicen que la playa de Varadero es de las más bonitas del mundo.
─Sí, es preciosa, pero no disfruté nada la experiencia.
─¿Qué pasó? ─preguntó preocupada.
─Me faltabas tú. ─respondió haciendo el tonto.
Ambos rieron. Matt se fue a los vestuarios a quitarse el uniforme y darse una ducha, mientras Alexa editaba en la Tablet algunas fotos para su portfolio del verano.
De pronto se escucha un estruendo en el baño de los chicos, Alexa corre con desesperación hacia el interior. Al entrar se encuentra frente a las taquillas a Nando, el chico raro de clase con la nariz y el labio rotos. Estaba tendido en el suelo y justo delante de él Matt con el puño ensangrentado.
─Matt, ¿qué has hecho? ─gritó Alexa enfurecida
─Este tío que intentó robarme el móvil.
─Que no lo hice, lo juro. ─dijo Nando
─¿Me estás diciendo mentiroso escoria? –y lanzó un puñetazo en una de las taquillas.
─Basta ─añadió Alexa con determinación.
─Te lo dije Matt, no aguanto tus escenas violentas. Se suponía que este viaje sería para calmar esos instintos. Ahora veo que todo el verano separados por nada, no tienes remedio. Te quiero, con mi vida, pero no puedo pasar mis días al lado de una persona así. Hoy es con este chico, pero mañana ¿cómo sé que no me golpearás a mí también?
─¿Alex de qué hablas? Yo nunca te haría daño −tartamudeó−. Te juro que este chico intentó robarme.
─No me importa lo que haya hecho él. Estoy preocupada por ti. Aunque de verdad te haya robado no es la primera vez que actúas así.
─¿A dónde quieres llegar? –preguntó.
Alexa no podía levantar la vista del suelo.
─Respóndeme. ─le gritó entre llantos
─Se acabó −le respondió llorando también.
─No puedes hacerme esto −le tomó el rostro con sus manos de forma brusca y se lo levantó−. Mírame a los ojos. No puedes terminar conmigo por esta tontería.
─Suéltame, me haces daño.
─Suéltala, ¿o acaso no la escuchas? −intervino Nando.
─No te metas tú, idiota.
─Por favor Matty, vete.
─Sabes que no puedo vivir sin ti.
─Vete −le repitió. Matt negó con la cabeza. Ella volvió a gritarle para que se marchara.
─Como quieras, la soltó y se fue.
─¿Estás bien? – le preguntó Nando
─Si ¿Y tú?
─Si, duele un poco, pero no es la gran cosa. −le sonrió─. Yo… quería decirte que no robé su celular. Iba pasando y se cayó de la taquilla, solo iba a regresarlo. Puedo ser pobre, pero no soy un ladrón. Lo juro.
─No te preocupes. Todo está bien. Ahora, tengo que irme −dijo poniendo fin a la incómoda conversación.
─Claro…Que tengas buen día −le deseó Nando
Ella lo miró confundida, después de lo ocurrido, ¿cómo podía simplemente desearle buen día? Asintió con la cabeza y se largó de ese sitio.
–Reunión urgente en mi casa, con fiesta de pijamas incluida. —Advirtió Alexa por el grupo de WhatsApp.–Sí, que a mí me viene genial dormir fuera de casa –escribió Lola.–Yo no sé si me dejen ir, como mañana hay clases… −añadió Enny–Por favor Enny, convence a tus padres, las necesito. He roto con Matty.A las ocho en punto parqueó un BMW rojo en la entrada de casa de Alexa. Lola se bajó del auto, luego de estacionarlo junto al jardín. Llevaba un vestido de flores, muy ancho, con una chaqueta de mezclilla por encima. Calzaba unas botas negras, sin cordones, con un muy bajo tacón cuadrado. El cabello rojo intenso estaba bien acomodado en un chongo alto, en medio de la cabeza.Alexa que sintió el claxon del auto en cuanto llegó, bajó a toda prisa por las escaleras para dar la bien
Iba Lola al volante, cuando le suena el móvil, Alexa que estaba de copiloto lo observa por ella.−¿Quién es Eidan? –preguntó.−Nadie −le arrebató el móvil de las manos.−¡Uh! Lola tiene chico nuevo −se burló Alexa.Enny iba en la parte trasera, enajenada en sus pensamientos, le costaba entender por qué Malcome no salía de su cabeza. Llevaba un pantalón deportivo de color negro, una sudadera blanca con un cartel de empoderamiento femenino, las mismas zapatillas de anoche y el pelo recogido en una coleta.Lola vestía unos vaqueros anchos, al estilo de los años noventa, una blusa de cuello alto ancha y unas sandalias de tiras finas que se amarraban en los tobillos. Llevaba su cabello rojo y lacio, suelto y repartido en dos mechones a cada lado de su cuello.Alexa lucía una saya de mezclilla ajustada, desflec
Eran las cuatro de la tarde del miércoles, Enny y el profesor Méndez habían acordado reunirse en el Ginna´s Cofee. Allí estaba él, sentado en una mesa para dos, ubicada justo debajo de uno de los grandes ventanales. Ella lo divisó desde la entrada. Estaba muy nerviosa, se acomodó el cabello, respiró hondo (unas cuantas veces) y caminó hasta la mesa. Cuando estaba casi a punto de tocar la silla, se acerca la camarera y le pregunta a Malcome qué iba a ordenar. −¿Qué deseas Enny? −preguntó a la chica que justo acababa de sentarse. −Un frapuccino. −contestó ella. −Lo mismo para mí. La camarera se alejó con su orden. −Me encanta sentarme en este sitio, desde aquí puedo ver todo el lugar. Y lo mejor, saber también que está pasando fuera. −dijo entusiasmada, poniendo su mochila sobre el suelo. −¿Ves esa señora de allá con el perrito pequinés blanco? –ella asiente con la cabeza−, viene cada tarde al parque, siempre se
Era viernes en la tarde, Alexa se había pasado todo el día en casa, encerrada en su habitación. Alguien tocó la puerta principal, la señora Jones lo atendió. Era Nando, el tutor de año le había orientado traer a Alexa sus apuntes, según él.─No entiendo los castigos de las escuelas hoy en día. ─bufó Taylor.Lo hizo pasar y esperar en el recibidor. Subió las escaleras hasta la habitación de su hija y le informó que un joven la esperaba abajo.─¿Nando? ─dijo Alexa sorprendida cuando lo tuvo de frente.─Me envió el profesor Carlos, para que no te pierdas contenidos importantes mientras estés ausente. ─reaccionó él.Alexa le lanzó una mirada de desconfianza, pero no quiso hablar más delante de su madre. Tenía muchas preguntas que hacerle sobre lo que había ocurrido la m
Eidan regresó a su puesto de trabajo y a Lola, que se dirigía a la salida le sonó el móvil.─Y si… ¿no quiero esperar otro día para volverte a ver? Vira. Espera a que termine mi turno de trabajo y te llevaré a casa. Me gusta tenerte por aquí.─Y yo. ¿Qué gano?─Muchas margaritas gratis. ─Dijo Eidan divertido del otro lado del teléfono.─Está bien, pero solo por las bebidas.Colgó el móvil y fue hasta la barra. Llegó y le plantó un beso en los labios. Él le preparó una margarita y se la sirvió.─Lo prometido es deuda. ─Dijo mientras terminaba de decorar el cóctel con pétalos de rosa que flotaban sobre la bebida.─¿Se comen? ─Bromeó Lola con respecto a los pétalos y los sacó uno a uno de su copa.Luego de cuatro margarita
─¿Por qué no me avisaron antes? ─Preguntó Alexa mientras se adentraba a la habitación de hospital donde se encontraba Lola.─¡Shhh! Habla bajito ─la regañó Enny─. Aun le duele la cabeza.─Lo siento.Alexa arrastró la silla de invitados lo más cerca que pudo a la cama. Enny se hallaba sentada a los pies de Lola, quien había despertado hacía solo unos pocos minutos.─¿Cómo te sientes? ─Preguntó Alexa a Lola.─Estoy bien, me duele la cabeza, pero ya se pasará.─No lo minimices, casi te perdemos tonta. ─le dijo Alexa y la envolvió en un abrazo al que pronto se unió Enny. Cuando se soltaron y cada una volvió a su lugar, Alexa preguntó.─¿Nos vas a decir dónde estabas anoche?─Si y ¿cómo fue que llegaste a ponerte tan borracha? ─añadi&oacut
El lunes por la mañana Lola despertó en su casa. Desde que estaba en el hospital sus padres se mantuvieron muy unidos para cuidar de ella. Cada vez veía más probabilidades de que se reconciliaran. Pensó que podría tener algo que ver el deseo que había pedido antes. Y quizás el accidente había sido obra del destino para que lograra su objetivo.Por otra parte, Eidan no paraba de llamarla desde esa noche. Le había enviado también algunos mensajes de texto. Quería saber por qué había desaparecido sin dar explicaciones, estaba realmente preocupado por ella. Por supuesto que no le había contestado en ninguna ocasión.Revisó el móvil y tenía otro mensaje. Lo ignoró como había hecho con el resto. Decidió bloquearlo, estaba tan furiosa y decepcionada al mismo tiempo que prefería no tener noticias de él.&nb
Alexa pintó sus labios de rojo vino y aplicó polvo traslúcido sobre todo el rostro para sellar el bien elaborado maquillaje. Después se sentó en la cama para abrochar en los tobillos las sandalias plateadas, de tacón cuadrado. Se miró al espejo una vez más para comprobar que todo estaba en orden. Llevaba un vestido de tirantes finos negro, tan ajustado que marcaba a la perfección las bien dotadas curvas de su cuerpo. El cabello largo rubio, lacio esta vez, caía sobre su espalda, tapando al ligero escote.Sonó el móvil, era Nando, ya la esperaba en el sitio donde habían acordado. Alexa bajó las escaleras tan rápido como pudo, tratando de hacer el mínimo ruido. Sus padres se habían ido a la cama más temprano de lo normal, lo cual le dio una buena ventaja de tiempo para arreglarse. Ella siempre demoraba bastante haciéndolo.Salió