El amor.
CAPÍTULO LXXII.

Supo Laura Marina de la partida física de Esteban en una carta que le hizo llegar el abogado de la familia. Lo lloro y admiro por su valentía. A los dos años le toco a ella partir.

Días antes de la partida física de Laura Marina la familia se reunió, su hijo, nuera y nietos la acompañaron y la despidieron tal cual estableció. Su despedida fue serena, calmada, se durmió y procedió la ceremonia intima entre ellos solamente.

Carolina y su nieta Laura Isabel la lavaron con un pañuelo perfumado de rosas, le colocaron el vestido que les indico antes de su partida, colorearon poco su rostro, se le veía hermosa, Laura Marina nunca perdió su encanto, sus lagrimas rodaron y besaron las manos que tanto amor les ofreció a ambas cuando vivía.

Cuando estuvo lista entro Diego José y lloro, la acariciaba y repetía lo mucho que la amaba, así estuvo hasta que llegaron los funcionarios de la funeraria quienes se encargarían de incinerar su cuerpo y entregarles sus cenizas.

Todos se de
Abeporlo

Amor, esperanza para disfrutar todo lo maravilloso que deseo Laura Marina en su larga y perfecta historia.

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