Diego, el viaje.

CAPÍTULO IV

Haciendo la maleta de viaje Diego estaba tratando de evitar continuar la discusión con su esposa, la relación de amor se acabo desde el momento de la partida física de su segundo hijo, ella lo culpaba y él a ella. En ese diario convivir se les iba la vida, no recordaba haber sido tan infeliz, toda la felicidad que hubo en el matrimonio se fue, sin tener estrategias para recuperarla, ni siquiera tenia la más minima esperanza de ello.

Las discusiones se volvían el pan nuestro de cada día, si comenzaban al despertarse, finalizaban cuando iba a su trabajo. Al regresar encontraba otra queja.

-Entonces Diego, te irás.

-Si, respondió, Diego, sin mucho ánimo,

-Por qué no puedo ir yo, los niños los dejaremos con tu mamá.

-No es viaje de placer, es laboral, de estudios, no podemos dejar a los niños con mamá porque no es justo, tú puedes tenerlos estas de vacaciones.

-Es tu culpa que yo no pueda asistir, soy educadora, sé que escogieron algunas, porqué tú no quisiste decirle al promotor.

-Sabes que no es mi culpa, la escogencia fue por méritos, otros educadores lo tienen más que tú.

-Ja, soltó una expresión en tono de burla. OK, espero que te vaya muy bien y me recuerdes, a lo mejor cuando vuelvas ya se han solucionado nuestras discordias.

-¡Sí! y ¿Cómo?

-Puede que tú, te enamores en tu viaje, yo también lo haga, aquí.

-OK, si tú lo dices, SERÁ.

Diego, continuo arreglando lo que llevaría, María, su esposa lo tenía harto. Cuando comenzaron a vivir juntos por que ella había quedado embarazada antes de casarse, era puro amor, luego con el paso de los años, más aún después del accidente de…

Interrumpió de nuevo, María:

-¿Te llevaras el carro hasta el aeropuerto? O ¿te irás en un taxi? Para no tener que ir por él.

- Me iré en taxi.

-OK, mejor así los niños te despedirán aquí en la casa.

-Y ¿Tú? -Me pregunte- ¿Me despedirás?- María no contestó.

Continué haciendo las maletas, seguro que disfrutaría lo máximo del viaje, se que irán algunas personas que conozco, otras que serán de seguro interesante conocer, entre ellos los educadores, siempre tenían algo nuevo que dar.

Recordé una educadora que conocí hace algún tiempo, un trabajo asignado desde la empresa, tuve que dirigirme hasta el instituto donde estudiaba, cuando la vi, me fascino, sobre todo su cabello, recuerdo que era muy largo, se lo acariciaba el viento, la expresión que solté en ese momento, fue de agrado.

El mismo día que nos conocimos, había varios participantes, hablábamos, ella llevaba la minuta, de vez en vez nos mirábamos, al fin cuando quedamos solos le dije.

-Si notaste mi exclamación, te habrás dado cuenta que exprese en voz alta lo hermoso de tu cabello, se rió y me dijo:

-Esas gracias me llegaron, me reí, le dije:

-Además de todo lo que eres.

Por su expresión, noté que no había explicado bien.

Repetí.

-Tu cabello y tú son espectaculares. Es una lástima que tú estés casada y yo también.

Volvió a sonreír.

-Que bello sonríe, -me dije-.

-De verdad, hay obstáculos entre los dos, pero bueno, todo se puede…

Me dijo:

-Claro, todo no está escrito, lo importante es reconocerlo, para convivir con ellos…

-Sí, pero recógete el cabello.

Lo hizo.

De allí nos despedimos con un fuerte apretón de manos, hubiese querido darle un abrazo, un beso, pero en ese momento llegó otra compañera, nos interrumpió.

Lo que paso luego, fueron mensajes, algunas llamadas, con la esperanza de vernos, comer algo, yo me hubiese conformado con sus besos, imaginaba, soñaba con ellos, debieron ser tan dulces como la miel.

Todo me gustaba de ella, lo que se veía, lo que se notaba…

Volví a la realidad, era algo tarde, debía estar en la estación del expreso en el cual viajaríamos hasta la capital a la 9:00 p.m. por que al día siguiente saldríamos a la jornada en otro país, lo cual sería un bálsamo para mi vida.

Terminé de hacer las maletas, tres para ser  exactos. Me metí en el baño, me vestí, me despedí y procedí a esperar el taxi.

El taxista me dejó en la Terminal de pasajeros, fui a registrarme, luego los tramites de la espera, arrancamos el viaje, me dormí.

Al amanecer estamos en la capital, de allí tome otro taxi que me llevaría al aeropuerto para llegar a mi destino final. Al llegar había otras personas que viajarían también a la jornada.

Al principio, cuando me dijeron sobre la jornada, pensé ¡para que ir, si no tengo nada que ver con educación! Luego comprendí la verdadera importancia, debemos caminar todos de la mano, para forjar un futuro excelente, no podemos vivir alejados unos de otros, debemos trabajar unidos en pro de salir adelante ser un país  prospero, lleno de grandezas, que de hecho lo éramos.

Ya en el avión la recordé de nuevo, que raro tenía menos de 24 horas pensando en ella, Laura Marina, así se llama. Imagino que si había estado pensando en ella, puede que  haya la posibilidad de volverla a ver, se que había sido una selección para todos los participantes, ella por lo que yo sabía   podía reunir todos los requisitos y más, otra cosa sería que su marido no estuviese de acuerdo para que realizase el viaje.

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