Partida: Diego.
Capítulo LXVIII.

Carolina tuvo precaución en llevarse comida y bebida para el camino, a la hora del almuerzo se sentaron en unas sillas muy bien talladas baja la sombra de un frondoso árbol. Raúl le comentaba como había fundado la casona he imaginado que fuesen sus jardines.

Comieron bebieron y disfrutaron todo la tarde. Decidieron regresar para que les diese tiempo y estuvieran a punto en la cena, ningún quería hacer enojar a la abuela Rebeca. En algunas oportunidades Raúl y Laura Marina se abrazaron y se besaron de allí no paso nada. Siempre bajo la vigilancia de Esteban.

-Algún día les contare como será la ceremonia después de mi partida.

–Abuelo, por favor no digas nada de eso, faltan muchos años para ese evento. Le dijo Carolina.

-Espero que estén presentes todos ustedes y otras personas más, ya he dispuesto todo lo relacionado con el árbol. Comento Raúl.

-Estaremos todos los que debemos estar. Pero por favor no sigas con eso. Aseguro su nieta.

Raúl se detuvo miro a Laura Marina
Abeporlo

La vida pasa y con ella todas sus bondades y situaciones que se vivieron.

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