Epílogo

Isabela - meses después

Los recién casados volvieron de Brasil y nuestra casa en España los recibía con amor. No fue extraño tenerla en casa ocupando el lugar de mi madre, quizás porque ahora la veo con otros ojos y no como la impostora. Hemos empezado a llevarnos mucho mejor, digamos que podemos convivir bajo el mismo techo sin querer envenenarnos.

Desde el primer día en el país papá inició los trámites de su residencia y en unas semanas dejó de ser un problema. Por otra parte, Eduardo no ha dejado de llamarme un solo día, la diferencia de horario no ha impedido que nos comuniquemos a menudo. Se desvela y todo, pero siempre está para darme el beso de buenas noches y los buenos días muy a su estilo.

Sabe que me acalambra su quechua ¡Es tan lindo!

No estamos pegados en la computadora o el teléfono celular, cada quien tiene
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