Desde mucho, la familia Mars ha hecho de las vacaciones de verano una tradición, a la que luego incluyeron a los Aldana y posteriormente a la hermosa Isabela. A pesar de su posición social, la familia Mars; una de las más importantes de España con su cadena de supermercados Mars´center ha sabido mantener la humildad y bondad de sus inicios. Es lo que la diferencia de todos los multimillonarios del mundo. Aman ayudar sin esperar reconocimiento alguno, de manera anónima han ayudado a muchas organizaciones benéficas y ellos mismos han participado en las construcciones de comedores, casa de reposo y albergues, en sus viajes de verano; donde son unos turistas más que disfrutan de las maravillas que ofrece las regiones que visitan. Se pierden entre el montón de risueños viajeros que se bañan bajo una catarata o en un lago, acampan bajo las estrellas o duermen en una posada humilde donde hay buena comida.
Hasta los siete años, para Isabela esos hermosos momentos en familia han sido inolvidables y guarda los mejores recuerdos en fotografías y videos. Una colección exquisita, tan única e invaluable que con el pasar de los años piensa aumentar; hasta que aquel fatídico día llega.Para el verano número ocho, su viaje de destino cambia a Estados Unidos gracias a su insistencia de conocer, Volcano Bay; ubicado en el Universal Orlando Resort. Se dirigían a su destino, caminando por una acera despreocupados como cualquier familia feliz, ansiosa de una aventura acuática; cuando un maldito alcohólico los embiste al perder el control de su vehículo. Lamentablemente su madre muere frente a ella esa mañana llevándose consigo parte de su vida y dejando un sentimiento de culpa eterno.Al regresar a España, todo cambia para la familia, su padre se refugia en el trabajo para no recordar, olvidando que aún tiene a su lado a una hija herida que lo necesita. Por otro lado, la pequeña Isabela pierde algunos años en la soledad, combatiendo con tratamientos psicológicos las culpas de un trágico destino.Las vacaciones simplemente dejaron de tener importancia para toda la familia, que año tras año perdía el entusiasmo de tomar esa agenda de viaje y planear su próxima aventura.Pero como nada dura para siempre, la luz de la esperanza reaparece mágicamente para entregarle a la familia una nueva oportunidad.Diez años después de ese último viaje, a unos días de acercarse el verano, Alejandro coloca sobre la mesa unos folletos de viajero. Isabela desayunaba, mientras escribía muy concentrada frente a su portátil, como alguna de esas mañanas que está presente y ausente al mismo tiempo. Apenas mira de reojo y sus manos se paralizan, al reconocer aquello coloridos papeles, lleva la mirada a su padre que le sonríe como solía recordarlo.—¿Qué significa esto? —pregunta tomando los panfletos con sus manos temblorosas.
—Que debes preparar tus maletas, para el viaje. —Expresa emocionado.—¿Esta es alguna de tus bromas? —su voz se quiebra y sus ojos van dejando asomar las lágrimas.—¡Jamás lo haría! —se acerca para tomar uno de los folletos que quedan en la mesa —llegó el día de cumplir con una promesa.—Entonces… Nosotros vamos a…. —susurra entre lágrimas, mientras su padre se acerca para tomarla entre sus brazos y acurrucarla en su pecho como cuando era pequeña.—¡Si! —fija su mirada en esos ojos verdes, tan tristes, que ahora destellan esperanza—En dos días viajamos a Perú.Perú, el país que su madre deseaba tanto conocer y que agendó para el verano ocho que nunca llegó para Isabela. Ahora estaba a dos días de subir a un avión para vivir esa emocionante travesía que le otorgaba la vida, pero lo que ignora, es que la intención de su padre no es cumplir precisamente esa promesa casi olvidada.
Después de casi dieciocho horas de vuelo desde Madrid, al fin Isabela y su padre lleganalAeropuerto de Piura – CapitánFAPGuillermo Concha Ibérico. A esa hora de la mañana la ciudad se muestra muy calurosa, con un imponente sol a cielo despejado como la mayor parte del año. Lo que puede notar Isabela, es la emoción que su padre transmite, se nota que ha investigado mucho del lugar, está platicando con algunos lugareños, muydivertidomientras esperan el equipaje. Luego como si conociera el lugar se dirige a la salida donde hay una fila de taxis, Toma uno y pide ir aMáncora, saca una pequeña tarjeta del bolsillo de su polo rojo y le dice que siga la dirección. El amable taxista la observa y sonriendo dice que llegarán en lo que canta un gallo.El camino de más de dos horas y media se hizo sofocante, el auto no contaba con aire acondicionado y el calor se sentía fuerte por ratos, aunque luego el viento empieza a sentirse más fresco, sobre
Isabela Cuando Eduardo abandona la casa, lo primero que hago es correr a mi habitación a ponerse algo seco para dormir, ya son las nueve de la noche y el trajín del viaje me tiene molida. Aunque en este instante la emoción de tomar clases de natación con mi nuevo maestro me emociona tanto que no puedo parar de sonreír, el imaginar esta osada aventura me llena de dicha y puede notarlo frente al espejo, mis ojos sonríen y por más que lo intento, no puedo ponerle seriedad a mi rostro, sin contar que mi corazón está latiendo descontrolado. Sigo vistiéndome en el baño, cuando escucho a mi padre, desde hace mucho nuestra relación de padre e hija se ha debilitado, pero siento que ha llegado el momento para empezar a fortalecer esos lazos. Salgo con prontitud y lo veo sentado en mi cama, sonriéndome con ese brillo especial en su mirada, supongo que el ver a su pequeña sonreír después de un traumático suceso le agrada. Sé que ha quedado con algunas in
EDUARDO Después de llegar al departamento y enfrentar la histeria de mi madre al verme llegar tarde, le conté lo sucedido con aquella linda extraña. En seguida pasé al baño a ponerme el pijama. Cuando salgo, mamá estaba durmiendo con la televisión encendida, la apago el televisor y salgo al balcón a contemplar a lo lejos la casa de Isabela, que se veía completa a esa distancia. Sonrío como estúpido al pensarla, suspiro y reconstruyo el momento de cómo es que Isa entró al mar sin darse cuenta. Estaba mirándome a lo lejos, ya la había observado caminar por la orilla, pero desde que se percató de mi presencia, se acercó demasiado al mar. ¿Curiosidad o destino? ¿Tendrá novio? Por qué pienso eso si yo tengo novia, y ¡vaya novia! Una escultural morena que al lado de Isabela es un mujerón, pero, no puedo evitar sentir esta extraña felicidad y pensarla a cada segundo, bueno, quizás sea porque le salvé la vida y le di RCP, probé sus la
Isabela Apenas escucho esa frase, salgo sin decir más, sin mirar atrás. ¿A dónde ir? Lejos de mi realidad un momento. Solo puedo oír unos pasos tras de mí mientras me dirijo a la playa. Pienso que es papá, no lo era, para variar mi desgracia Eduardo me sigue. — ¡Isabela! ¡Espera! Lo escucho gritar, sigo caminando sin escucharlo, con la mirada hacia la arena, trataba de que el brillo del sol reflejado en sus fragmentos desviara mi tensión. — ¡Espera! —Corre y me alcanza, se pone frente a mí caminando hacia atrás. — ¿Qué quieres? — respondo fastidiada. —Por lo que veo esto te afectó más que a mí, pero ya no podemos hacer nada. —Ay —grité haciendo mi pataleta. — ¿Te pasa algo? —Deteniéndose un poco. —Tengo coraje, me molesta que no me haya dicho nada. Si quería convertir estas vacaciones en una pesadilla, lo está log
Días después Isabela Estar cerca de Eduardo me descontrola, no puedo evitarlo, cuando siento sus manos sobre mi cuerpo, una electricidad indescriptible acelera mi frecuencia cardiaca. Esos ojos negros de mirada penetrante me envuelven en un sueño imposible, que me olvido del tiempo. No voy a negar que cuando estoy con él, Emmanuel sale de mi cabeza. Eso me inquieta mucho, estoy enamorándome de quien no debo, pero es imposible no llegar a sentir algo por un hombre como Eduardo; no es un Adonis; Emmanuel a su lado es un príncipe azul y no es que intente compararlos y encontrar justificaciones para lo que siento, pero existe ese algo en Eduardo que descontrola mis sentimientos. Su voz es melodía para mis oídos y el roce de sus manos son candela para mi corazón. no he sentido esas cosas con Emmanuel, Priscila dice que lo nuestro es solo rutina, que no nos amamos, que solo hacemos una bonita pareja en
Eduardo ¡Diosito bendito, qué nochecita! No puede gustarme Isa, será mi hermanita dentro de poco. Pero es tan linda, con esa mirada tan dulce e inocente; sería un tonto si no aprecio su belleza. Que debo hacer, tengo novia y no puedo siquiera pensar en algo pasajero con ella, tiene novio y no quiero lastimarla con un juego de amor, no merece algo así. ¿No puedo enamorarme tan pronto? Pero cada vez que estoy con ella, Casandra desaparece. Hasta la conversación más simple me llena de dicha, como esa pequeña charla en el pasillo hace unos momentos.—Gracias, por la velada.—Una de muchas Isa. Espero no te moleste lo de “Isa”—Para nada, es tierno.—Descansa, que mañana saldremos a recorrer los lugares turísticos cercanos a este paraíso.— ¿En serio? ¿A dónde iremos?
EDUARDO ¿Por qué me estaba costando hablar de mi relación con Casandra? estos días ha sido todo un desafío mirar a Isa y pensar en ella. He mentido, estoy traicionando este amor sincero que sentía antes de conocer a Isa. Me siento culpable, sin salida.Tiro mi celular a un lado de la cama para tratar de dormir, cuando llegó un mensaje de Bruno. Él tiene la peculiaridad de molestar con tonterías y chismes de la universidad, hasta cuando se corta un dedo me tiene pegado al celular un buen rato.No tenía ganas de contestarle estaba súper cansado, pero los mensajes entraban y entraban y ya estaba a punto de mandarlo a volar. Hasta que leí uno de ellos, en verdad no era la noticia grata que hubiera deseado.“Eduardo, ¡hermano! Tengo malas noticias. Jamás lo creerás, no sé cómo decirte con tacto, pero&hellip
Isabela Apago el celular no sin antes bloquear su número. Se me corrieron algunas lágrimas que limpio antes que papá se diera cuenta. Verlo tan feliz al lado de Yolanda solo me estruja el corazón. Eduardo casi todo el camino se la pasó mirando por la ventana, después de un rato me mira, trato de respirar hondo para no llorar. Tomando mi mano me mencionó que llegando a nuestro destino hablaríamos, que no estoy sola en esto. Unas horas después, pasando el medio día llegamos a nuestro destino, el Parque Nacional Cerros de Amotape, realmente es un lugar hermoso, lleno de vegetación y aire puro. Empezamos bajando la comida y los tapetes para almorzar. Yolanda todo el camino estuvo diciendo que había preparado unas delicias para nuestro paladar, así que después de acomodar todo para el campamento quedamos listos para probar sus manjares. Aproveché ese instante para caminar, acamparíamos cerca de un rio, así que me alejé con el pret