Eduardo
Volvimos al interior del hotel y subimos a las habitaciones a bajar el equipaje, Al salir la camioneta de Efraín nos esperaba, para llevarnos a nuestro destino.
—Napaykusqay kusichiwan. ¿Imayna kashianki? (Me alegra saludarte ¿Cómo estás?) —Creo que fue lo que dije.— Allinpuni kashani ¡uspalay! (Estoy bien ¡Gracias!) — Dice sonriendo—veo que estás practicando, tu pronunciación va mejorando mucho, eres buen alumno.—Gracias. Me Inspiras a seguir.—Me sorprendes—susurra Isa dejando un beso en mi mejilla. —Cada día te amo más.Efraín nos ayuda a subir el equipaje y antes de subir miro con nostalgia el hotel y sus alrededores.—Es difícil imaginar que no se volverá aún lugar cuando dejaste tantos recuEduardoLa vemos alejarse y subimos a instalarnos, estoy muy casado y lo que quiero es tirarme a la cama y dormir un par de horas.— La vista arriba es más que hermosa, la habitación es amplia, fresca, conTVplasma, cable, wifi, la decoración blanca y dos camas. ¡Un paraíso! —dice emocionada Isa.—¿Sabes? Lo que deseo es probar la delicadeza y suavidad de esa cálida cama que me grita “Ven y conóceme” —Camino hacia ella tirándome boca arriba.—Si quieres dormir unas horas, ¡descansemos! —Se tira a mi lado. —Tienes razón esta cama está muy suave. —Se acurruca bajo mi brazo.—¿Eres Feliz?—Muy feliz.—Este verano ha sido uno de los mejores de mi vida y todo es gracias ti. Desde el primer día que nos conocimos me enseñaste que si es posible cone
YolandaSigo coordinando los detalles de la ceremonia con Paola; mi amiga y testigo de mi boda los últimos detalles, cuando me sorprende al decirme que hay un sujeto extraño y bien vestido junto a la escalera observándonos.—No es por nada, pero ese caballero sexy no nos quita los ojos de encima, ¿será amigo tuyo?—¿Y, cómo es? —pregunto con el corazón agitado y sin atreverme a buscar, algo en el corazón me decía que era Luis Fernando.—Pues es muy guapo, tan varonil, con una encantadora sonrisa, cabellos negros, alto ¡Oh, Dios mío!—¿Qué sucede?—Tiene unos labios tan ricos.—Es él… —digo con un hilo de voz.—¿De quién hablas?—De Luis Fernando.—¡OhmyGod! Te refieres a esa maldita bestia que… &i
Eduardo El sol se asoma muy temprano por mi ventana, había olvidado correr las cortinas antes de tirarme a la cama y los rayos luminosos caen directo a mi cara. Es un amanecer delicioso solo que no tenía ganas de levantarme, anoche no dormí casi nada, con Isa estuvimos charlando hasta muy entrada la mañana presumiéndole lo que aprendí de quechua.— “Tukuysunquywanwaylluyki” (Te adoro con toda mi alma).—¿Seguro que noestásusando traductor?—Te lo juro conuna manoen el pecho. Soy alumno aplicado,Efraínme graduó antes de dejar Cusco.—No lo dudo, amor. Mañana llega Priscila y debo ir a recogerla, salgo muy temprano con papá. Así que debo dormir un poquito. Descansa, hoya las cuatro habrá una gran ceremonia y no podemos estar con cara de zombi.<
EduardoJamás he sentido tanta emoción al grabar los últimos detalles de los preparativos de la boda. Luego de ir de allá para acá me echo en la hamaca que cuelga de las palmeras en el patio para tomar un poco de aire fresco; a pesar de mi ropa veraniega que traigo encima, el calor se siente mucho, no quiero imaginar la sofocación con el traje de gala para la boda.En tanto me maravillo con la espléndida vista del cielo bajo esas verdes palmeras; un auto llega a la casa ¿Serán mis amigos? No hubo necesidad de averiguarlo; la risa escandalosa de Bruno lo comprueba. Me apresuro a ir a las escaleras, es grato saludar a compañeros de travesuras de la universidad después de meses. Lo único desagradable fue ver llegar a Sebastián ¿Qué hace aquí ese caradura? Ignorándolo bajo los escalones para darles un abrazo a mis locos amigos.Risas, a
Eduardo¡Santo cielo! Mamáse ve radiante con su vestido color perla, tan simple, con un toque tan elegante, inspirado en el ambiente playero que lo hacen único. Sin perder un segundo más me acerco para captar su recorrido hacia el altar, camina despacio, sonriente, tan divina. En este día especial verla del brazo del señor, Francisco, tan esplendorosa y llena de vida me emociona hasta las lágrimas. La música sencillamente me toca el corazón y no soy el único. Al llegar al altar me coloco a un lado para hacer las tomas de frente ¡Hermoso! Los novios tomaron asiento y antes de empezar, Paola la mejor amiga de mamá, dio un breve discurso introductorio.—Apreciados invitados, así como ustedes yo también me siento muy emocionada por ser parte de esta solemne unión que se realizará en unos momentos. Y más que nada estoy muy com
EduardoLlegamos a la celebración para vivir unas fuertes emociones; como el lanzamiento del ramo de Novia. Las chicas solteras corren a ponerse en posición, entre ellas Priscila e Isa. Mientras filmo veo la emoción en el rostro de las damiselas y aunque deseo que Isabela tenga la dicha de tomarlo, vamos a ver que propone el destino para hacer más perfecto el momento que planeo.La novia se prepara “tres, dos, uno” lanza al vacío entre las risas de todas, dos intentos más y el ramoparece ir directo a las manos de Priscila.—No pienso casarme tan joven —susurra Bruno bebiendo de su copa de vino, observando el espectáculo.Enseguida llega el baile de los novios.—¿La piel se me pone chinita—me susurra Isabela? Que ya estaba a mi lado, filmando a su padre. —mi corazón se acelera tanto que parece que soy yo la novia.
Isabela Después de una boda de ensueño, con una fiesta hermosa que duró hasta la madrugada, nos quedamos dormidos, despertamos casi al medio día.Papá y Yolanda se preparan para su viaje de luna de miel a Brasil por un par de semanas.—Buen día, Isa —Dice Yolanda al verme.—Buen día, princesa—Sonríe papá colocando losomelettesobre los platos.—Buenos días —me acerco a la mesa y aspiro ese aroma único de la preparación de papá—¡Uhm! Amanecieron muy animados, se nota que tuvieron una noche muy satisfecha. —sonrío.—La mejor—Agrega Yolanda con una sonrisa pícara.—¡Oh! Ya estoy imaginándome de aquí a dos semanas. Creo que puedo ir pensando en pedirte mi auto personal aprovechando ese buen humor.—Quizás
Isabela - meses despuésLos recién casados volvieron de Brasil y nuestra casa en España los recibía con amor. No fue extraño tenerla en casa ocupando el lugar de mi madre, quizás porque ahora la veo con otros ojos y no como la impostora. Hemos empezado a llevarnos mucho mejor, digamos que podemos convivir bajo el mismo techo sin querer envenenarnos.Desde el primer día en el país papá inició los trámites de su residencia y en unas semanas dejó de ser un problema. Por otra parte, Eduardo no ha dejado de llamarme un solo día, la diferencia de horario no ha impedido que nos comuniquemos a menudo. Se desvela y todo, pero siempre está para darme el beso de buenas noches y los buenos días muy a su estilo.Sabe que me acalambra su quechua ¡Es tan lindo!No estamos pegados en la computadora o el teléfono celular, cada quien tiene