EDUARDO
Después de llegar al departamento y enfrentar la histeria de mi madre al verme llegar tarde, le conté lo sucedido con aquella linda extraña. En seguida pasé al baño a ponerme el pijama. Cuando salgo, mamá estaba durmiendo con la televisión encendida, la apago el televisor y salgo al balcón a contemplar a lo lejos la casa de Isabela, que se veía completa a esa distancia.
Sonrío como estúpido al pensarla, suspiro y reconstruyo el momento de cómo es que Isa entró al mar sin darse cuenta. Estaba mirándome a lo lejos, ya la había observado caminar por la orilla, pero desde que se percató de mi presencia, se acercó demasiado al mar. ¿Curiosidad o destino?
¿Tendrá novio? Por qué pienso eso si yo tengo novia, y ¡vaya novia! Una escultural morena que al lado de Isabela es un mujerón, pero, no puedo evitar sentir esta extraña felicidad y pensarla a cada segundo, bueno, quizás sea porque le salvé la vida y le di RCP, probé sus labios y…¡Espera!...
No puede gustarme esa niña, aunque sea tan bonita, como una muñequita de porcelana. Blanca, con ese cabello castaño liso que va perfecto con esa carita de ángel, que te hacen suspirar cuando enrojece y ni que decir cuando está nerviosa perdiendo su mirada en mí. ¡Diablos! Estoy emocionado creyendo que me miraba, cuando quizás solo contemplaba a su salvador.
“¡Dios!” dejo un suspiro y me alejo del balcón, cierro bien las ventanas y me dispongo a dormir. Ya quiero que sean las tres de la tarde para verla otra vez.
Estoy por cubrirme con las sábanas cuando veo el teléfono sobre el velador y recuerdo que no llamé a Casandra, ni siquiera he visto el celular desde hace horas. Espero que no se enoje, sueno hipócrita, estoy pensando en Isa y ahora ruego que mi novia no se enfade por no haberla llamado.
Al abrir el chat solo vi tres mensajes desde la última hora en que dejé de hablar con ella.
“Buenas noches Amor, que descanses mucho y sueñes conmigo. Me harás mucha falta estas vacaciones. Pero estaremos conectados siempre. Si me extrañas mucho, mucho, me avisas y tomo un avión rumbo a Piura para verte. Sería mi locura de amor en verano” Escribió Casandra
Es tierno lo que expresaba, me ama tanto y pensar en otra me hace sentir culpable ¿Cómo decirle que hace un instante ni siquiera figuraba en mis pensamientos? Soy un mal novio. Le marco y espero que conteste no tarda en responder, quizás esperaba desde mucho que lo hiciera.
—Hola, amor, ¿Cómo ha terminado tu día?
—Muy bien, ¿sabes? Sería tierno que hagas esa locura por mí, pero disfruta tu tiempo libre con la familia. De igual forma mamá me pidió pasar tiempo a solas. Sabes que hace muchos años no tomamos vacaciones y no sé porque siento que estas serán inolvidables. Desde ya me sorprendió con la elección de este lugar.
—Debo imaginarlo, diviértete ratoncito.
—odio ese apodo cariñoso, mocosa.
—Yo igual odio este. Te dejo amor, me voy a la cama ya es muy tarde, tengo clases mañana, no soy privilegiada de ausentarme. Te amo.
—Buenas noches, amor.
Esperé un rato despierto ordenando mis alteradas emociones, no puedo dejar de sentirme súper hipócrita al decirle que me haría falta. Si ya estaba pensando de más con esta linda chica. Suplicando que por nada del mundo Casandra se atreva a aparecer en estas vacaciones.
¿Que había de malo en pensar en otra chica? Una princesita de porcelana. No puedo evitar dibujar una sonrisa en mi cara, al pensar en ese adorable apodo. Aunque sería muy largo, quizás solo le diga princesa, o simplemente Isa, no quiero que piense que soy pervertido acosador.
Mañana le daré clases de natación, no sé si pueda soportar estar tan cerca de ella sin sentir que una electricidad me invade con solo rozarla, es tan bonita y demasiado tentativa ¡Qué diablos pienso! tengo novia. ¿Puedo ser posible enamorarse dos veces?
Pensando en eso me quedo dormido. Al despertar mamá ya estaba vestida y lista para irnos a otro lugar al parecer, su maleta estaba sobre la cama y ella mirando por el balcón, dejo la cama para acompañarla y mirar a su lado ese hermoso amanecer.
—Tu maleta este sobre la cama ¿ya nos vamos?
— ¡Si amor!, vamos a desayunar a ese lugar especial que te dije —Sonríe.
— ¿Y es necesario llevar las maletas?
—Sí, porque nos vamos a quedar en ese otro lugar.
—Estas muy misteriosa esta mañana ¿Qué estas tramando?
Las sorpresas de mamá siempre me han gustado, ha planeado este viaje hace meses así que no puedo decir que no.
— Está bien, sorpréndeme viejita linda. — Refiero dándole un beso en la frente.
regreso a la habitación para terminar de acomodar el equipaje y al ver el polo del señor Derek me llega la imagen de Isabela. Sentí un escalofrío al pensarla, las clases empezaban a las tres y ya ansiaba verla.
Mamá deja el balcón unos minutos después y se sienta a la cama para mirar su teléfono, supongo que coordinaba los últimos detalles de la sorpresa. Luego de unos minutos perdida en su lectura me mira sonriendo “¡listo! Ya podemos irnos”.
Salimos del hotel “Loki Máncora”, pensé que tomaríamos un taxi, pero no. La seguí y me pareció raro que se dirija a las casas que rentan “¿Abra rentado una casa? Espero que nos alcance el presupuesto”, pienso mientras la sigo. Mamá se ve tan feliz que no le menciono nada.
Minutos después se detiene frente a la casa que rentaba Isabela, miro a todos lados, buscando la diferencia, no puede ser posible que…
— ¿Qué hacemos aquí? —Digo sorprendido al verla tocar el timbre.
—Venimos a quedarnos, este es el lugar del que te hablé. — Manifestó feliz
— ¿Qué? — Levanto la voz, quedándome inmóvil.
El señor Derek abrió la puerta y ¡sorpresa! Casi me da un ataque. Mira sonriendo a mi madre y le da un beso en los labios, mi cara de horror fue acompañada con un grito de terror. Me miraron sonriendo, como si lo que estaba manifestando fuera tan común. El señor Dereck no tardo en reconocerme y contarle emocionado la manera en cómo nos conocimos apenas unas horas antes.
— ¡Vaya! — dice mamá con una sonrisa, al saber lo pequeño que es el mundo.
Pasamos al interior de la casa y me doy cuenta de que aún tengo su polo en mis manos, a la primera oportunidad se lo devuelvo. No puedo asimilar lo que está pasando, mamá y el señor Derek juntos, ¿Cómo se conocieron?, ¿Isabela lo sabrá? Miles de preguntas inundaron mi cabeza.
“¡Maldito destino!” Me repetí una y otra vez ¿Por qué tiene que ser mi futura hermanastra? ¡Carajo! no entiendo que está pasando. Sé que mamá jamás me comunica sus decisiones, pero esto debió decírmelo. ¡Dios! ¿Por qué?
Isabela
Despierto feliz con el ring, ring, ring del despertador, dejando la cama sin mayor pretexto, quizás porque estoy ansiosa para ver esa gran sorpresa que papá me tiene preparada para el desayuno, aunque lo que reamente quiero es que llegue las tres de la tarde.
Antes de bajar a desayunar echo un vistazo a los mensajes que me envió Priscila. Como siempre, después de quejarse por no contarle nada del misterioso moreno me echó porras animándome a vivir una aventura. Sí que está chiflada.
“Hola loca, espero que te diviertas y espero que te comportes súper mal con el profesor. ¡Por favor! me mandas fotos quiero conocer a ese mango norteño que te robó el corazón. No te olvides de las fotos, quiero restregarle en la cara a Emmanuel que, por fin, eres feliz”
Eso me hace sonreír y bajo a desayunar, ya era casi las ocho, pero antes de llegar al comedor, mi papá aparece, muy radiante y feliz.
—¿ya estas preparada para recibir la Sorpresa?
Lo expresa con una alegría indescriptible, que creí que me regalaría un cachorrito. Siempre he soñado con tener uno y como mamá lo prometió, que llegando a Perú le compraría uno, pienso que es eso, ¿Qué otra cosa, podría ser?
—Prepárate, porque es una doble sorpresa, te va a encantar. —vuelve a decir emocionado.
¿Doble sorpresa? Guao estoy muriendo de intriga. Me toma de la mano y me conduce hasta el comedor. Cuanto me acerco veo a Eduardo “¡Eduardo! ¿Acaso papá preparó un desayuno con Eduardo y su familia?” me digo, bueno, después de lo de anoche, creo que se siente en la obligación de agradecerle.
Una vez más nuestras miradas se cruzaron, pero esta vez, él estaba diferente, se veía serio, como triste. Y en el comedor solo estaba una señora súper contenta, era sin duda su madre.
—Hija te presento a Yolanda Dávila, madre de Eduardo
—Mucho gusto —Le dijo mientras observo la confianza de su padre al tomarla de la mano. Hasta aquí la cosa va muy extraña. Algo en el corazón me dice que no sería nada bueno lo que vendría.
—Tú padre me hablando mucho de ti. Eres tan linda como en tus fotos — expresa ella siendo muy amable, mientras deja un beso en la mejilla.
¡Esperen! ¿En qué momento mi padre le mostró mis fotos? Algo no concuerda aquí. Y la mirada de Eduardo es de terror, mi corazón cuestiona la razón y esas dudas serian disueltas en el momento en que mi padre, la toma entre sus brazos, destruyendo mi sueño perfecto de estas vacaciones.
—¡Hija! Yolanda es mi novia — informa sonriendo.
Esa frase perturba mi corazón ¡Es una pesadilla! Mi rostro sufre un cambio brusco antes de gritar el “¿Qué?” más aterrador. De pronto me siento sofocada, triste, con ganas de llorar, las ganas de huir de ese lugar me embargan. No puedo estar ante ellos un segundo más.
—Papá, puedo salir un momento por favor — Expresó mientras junto las manos y cierro los ojos tratando de asimilar mi realidad. No soy capaz de mirarlos otra vez, mi corazón muere de tristeza.
— Quería que desayunáramos juntos — Dice papá con voz de súplica poniendo su mano en mi hombro.
—No hay problema cariño. — interrumpe Yolanda. — Déjala que salga
Isabela Apenas escucho esa frase, salgo sin decir más, sin mirar atrás. ¿A dónde ir? Lejos de mi realidad un momento. Solo puedo oír unos pasos tras de mí mientras me dirijo a la playa. Pienso que es papá, no lo era, para variar mi desgracia Eduardo me sigue. — ¡Isabela! ¡Espera! Lo escucho gritar, sigo caminando sin escucharlo, con la mirada hacia la arena, trataba de que el brillo del sol reflejado en sus fragmentos desviara mi tensión. — ¡Espera! —Corre y me alcanza, se pone frente a mí caminando hacia atrás. — ¿Qué quieres? — respondo fastidiada. —Por lo que veo esto te afectó más que a mí, pero ya no podemos hacer nada. —Ay —grité haciendo mi pataleta. — ¿Te pasa algo? —Deteniéndose un poco. —Tengo coraje, me molesta que no me haya dicho nada. Si quería convertir estas vacaciones en una pesadilla, lo está log
Días después Isabela Estar cerca de Eduardo me descontrola, no puedo evitarlo, cuando siento sus manos sobre mi cuerpo, una electricidad indescriptible acelera mi frecuencia cardiaca. Esos ojos negros de mirada penetrante me envuelven en un sueño imposible, que me olvido del tiempo. No voy a negar que cuando estoy con él, Emmanuel sale de mi cabeza. Eso me inquieta mucho, estoy enamorándome de quien no debo, pero es imposible no llegar a sentir algo por un hombre como Eduardo; no es un Adonis; Emmanuel a su lado es un príncipe azul y no es que intente compararlos y encontrar justificaciones para lo que siento, pero existe ese algo en Eduardo que descontrola mis sentimientos. Su voz es melodía para mis oídos y el roce de sus manos son candela para mi corazón. no he sentido esas cosas con Emmanuel, Priscila dice que lo nuestro es solo rutina, que no nos amamos, que solo hacemos una bonita pareja en
Eduardo ¡Diosito bendito, qué nochecita! No puede gustarme Isa, será mi hermanita dentro de poco. Pero es tan linda, con esa mirada tan dulce e inocente; sería un tonto si no aprecio su belleza. Que debo hacer, tengo novia y no puedo siquiera pensar en algo pasajero con ella, tiene novio y no quiero lastimarla con un juego de amor, no merece algo así. ¿No puedo enamorarme tan pronto? Pero cada vez que estoy con ella, Casandra desaparece. Hasta la conversación más simple me llena de dicha, como esa pequeña charla en el pasillo hace unos momentos.—Gracias, por la velada.—Una de muchas Isa. Espero no te moleste lo de “Isa”—Para nada, es tierno.—Descansa, que mañana saldremos a recorrer los lugares turísticos cercanos a este paraíso.— ¿En serio? ¿A dónde iremos?
EDUARDO ¿Por qué me estaba costando hablar de mi relación con Casandra? estos días ha sido todo un desafío mirar a Isa y pensar en ella. He mentido, estoy traicionando este amor sincero que sentía antes de conocer a Isa. Me siento culpable, sin salida.Tiro mi celular a un lado de la cama para tratar de dormir, cuando llegó un mensaje de Bruno. Él tiene la peculiaridad de molestar con tonterías y chismes de la universidad, hasta cuando se corta un dedo me tiene pegado al celular un buen rato.No tenía ganas de contestarle estaba súper cansado, pero los mensajes entraban y entraban y ya estaba a punto de mandarlo a volar. Hasta que leí uno de ellos, en verdad no era la noticia grata que hubiera deseado.“Eduardo, ¡hermano! Tengo malas noticias. Jamás lo creerás, no sé cómo decirte con tacto, pero&hellip
Isabela Apago el celular no sin antes bloquear su número. Se me corrieron algunas lágrimas que limpio antes que papá se diera cuenta. Verlo tan feliz al lado de Yolanda solo me estruja el corazón. Eduardo casi todo el camino se la pasó mirando por la ventana, después de un rato me mira, trato de respirar hondo para no llorar. Tomando mi mano me mencionó que llegando a nuestro destino hablaríamos, que no estoy sola en esto. Unas horas después, pasando el medio día llegamos a nuestro destino, el Parque Nacional Cerros de Amotape, realmente es un lugar hermoso, lleno de vegetación y aire puro. Empezamos bajando la comida y los tapetes para almorzar. Yolanda todo el camino estuvo diciendo que había preparado unas delicias para nuestro paladar, así que después de acomodar todo para el campamento quedamos listos para probar sus manjares. Aproveché ese instante para caminar, acamparíamos cerca de un rio, así que me alejé con el pret
Eduardo Seguía despierto pensando en la imprudencia que he provocado, la culpa está apareciendo corroe mi tranquilidad. No debí enviar esa carta, hablarle de mis sentimientos de seguro la espanta, para ella esto es tan presurosos, creer en un amor intenso tan pronto suena a locura.¡Diablos! estoy obligándola a tomar una decisión que no quiere, ¿Todo para qué? Para que vuelva a sufrir porque yo no tengo claro lo que quiero. Por un lado, esta atracción que sigue creciendo, ese beso nació del corazón, por otro lado, ya no sé lo que siento por Casandra, sin embargo, me duele el que me engañe.¡Estoy volviéndome loco! Isa ama a su padre y solo desea verlo feliz y la posibilidad de un romance entre nosotros la tortura demasiado, cree que lo traiciona. Durante todo el campamento estuvo distante, evitó estar a solas conmigo y las pocas veces q
YolandaConDereksalimos a tomar un poco de sol y nos sentamos bajo la ramada que hay frente a la casa y mientras él va por unos helados, contemplo una escena extraña entre Eduardo e Isabela a unos metros más allá, al inicio hablaban amenamente y de pronto ella le tira una bofetada y retorna enojada a casa. Segundos después de hacer unas pataletas élhizolo mismo tras contestar una llamada.Eso me hizo recordar algunas cosas, como que la actitud de estos dos ha ido cambiando conforme pasaron los días. Sus miradas, sus conversaciones a solas, su trato amable, cariñoso y últimamente áspero, me está sembrado una duda en el corazón, ¿será posible que estén enamorándose?Isabela entra a casa sin mirarme, quizá no quiso hacerlo. Ha sido siempre cortante conmigo, hasta indiferente; se nota que no m
Derek Aún no me acostumbro al cambio de horario, las 7 horas de diferencia estaban jugando conmigo desde que llegué. Me despierto en la madrugada y casi siempre me es imposible volver a dormir. Hoy al igual que otras veces me dirijo a la cocina a tomar un vaso de agua, pero me asustó la presencia de Isabela buscando un poco de leche de la nevera. Supongo que ella también padece de estos largos amaneceres. — ¡Hijita! No pensé que estuvieras despierta. —Bueno últimamente se me quita el sueño a esta hora. Luego de bromear un poco sobre el cambio de horario y volver a tener esas charlas amenas de padre e hija disfrutando de nuestras bebidas. Decidimos salir y mirar el amanecer, la brisa fresca de la playa no era tan fría a las 4 de la mañana. La vista panorámica es realmente hermosa. —Yolanda me ha dicho que es hermoso el amanecer, he tratado de verlo cuando se me ha qui